El premio Nobel de Medicina en 1993, Richard Roberts, aconseja a los ganaderos que "limiten" la utilización de antibióticos y que no los suministren a animales sanos. "Los emplean con la idea de mejorar la productividad de sus animales, pero un uso indiscriminado contribuye a aumentar la resistencia de las bacterias y los fragmentos de ADN que llevan esa información resistente terminan distribuyéndose por todas partes". El investigador cree que esta medida es más importante que nunca a la luz del brote de E. coli que tiene en jaque a las autoridades sanitarias europeas.
Roberts, que imparte hoy la conferencia ¿Por qué me gustan las bacterias?, en el marco del Programa ConCiencia de divulgación científica organizado por la Universidad de Santiago de Compostela y el Consorcio, dijo ayer sobre el objeto de su charla: "Cuando la preparé, no podía imaginarme que el tema iba a estar de tanta actualidad".
Nacido en Inglaterra y químico de formación, Richard Roberts ha desarrollado el grueso de su actividad docente e investigadora en EEUU. Galardonado con el Nobel por descubrir la existencia de unos espaciadores de ADN en los genes, los llamados intrones, Roberts desarrolla su trabajo en la empresa privada, lo que no le impide arremeter contra los laboratorios farmacéuticos. "El único objetivo de la industria farmacéutica es el de ganar dinero con los medicamentos. A los laboratorios no les interesa desarrollar fármacos que curen porque en ese momento dejarán de obtener beneficios; les conviene mucho más hacer medicinas para tratamientos crónicos o productos como la viagra", advirtió sin ambages. "Lo peor que le puede pasar a una farmacéutica es que se descubra la cura de una enfermedad cuyo tratamiento farmacológico comercializa", añadió.
Por ese motivo, el científico británico alertó de que "no se puede confiar en la industria", sino que "si se quiere dar con remedios efectivos, será necesario recurrir a otras medidas". La esperanza está, a su juicio, en las pequeñas compañías biotecnológicas: "El futuro está en las pequeñas empresas, pero lo malo es que tarde o temprano acaban siendo engullidas por las grandes", se lamentó Roberts.
Publico
Roberts, que imparte hoy la conferencia ¿Por qué me gustan las bacterias?, en el marco del Programa ConCiencia de divulgación científica organizado por la Universidad de Santiago de Compostela y el Consorcio, dijo ayer sobre el objeto de su charla: "Cuando la preparé, no podía imaginarme que el tema iba a estar de tanta actualidad".
Nacido en Inglaterra y químico de formación, Richard Roberts ha desarrollado el grueso de su actividad docente e investigadora en EEUU. Galardonado con el Nobel por descubrir la existencia de unos espaciadores de ADN en los genes, los llamados intrones, Roberts desarrolla su trabajo en la empresa privada, lo que no le impide arremeter contra los laboratorios farmacéuticos. "El único objetivo de la industria farmacéutica es el de ganar dinero con los medicamentos. A los laboratorios no les interesa desarrollar fármacos que curen porque en ese momento dejarán de obtener beneficios; les conviene mucho más hacer medicinas para tratamientos crónicos o productos como la viagra", advirtió sin ambages. "Lo peor que le puede pasar a una farmacéutica es que se descubra la cura de una enfermedad cuyo tratamiento farmacológico comercializa", añadió.
Por ese motivo, el científico británico alertó de que "no se puede confiar en la industria", sino que "si se quiere dar con remedios efectivos, será necesario recurrir a otras medidas". La esperanza está, a su juicio, en las pequeñas compañías biotecnológicas: "El futuro está en las pequeñas empresas, pero lo malo es que tarde o temprano acaban siendo engullidas por las grandes", se lamentó Roberts.
Publico