BBC Mundo
Las bacterias son mucho más solidarias de lo que se cree y por eso se han vuelto tan resistentes a los antibióticos.
Ésa es la conclusión de científicos en Estados Unidos que encontraron que estos microorganismos son capaces de sacrificarse a sí mismos para mejorar las posibilidades de supervivencia de su propio grupo.
Los investigadores descubrieron que dentro de una colonia de bacterias, las más resistentes pueden producir un compuesto que pasan a los miembros más débiles del grupo para que, juntos, puedan luchar contra el ataque del medicamento.
Esto revela, dicen los científicos de la Universidad de Boston y del Instituto Médico Howard Hughes, que las bacterias tienen una conducta "altamente altruista".
El hallazgo, afirman los investigadores, podría explicar porqué ha sido tan difícil combatir la creciente resistencia a antibióticos de las bacterias.
Fuerza de grupo
Tal como señalan los investigadores en la revista
Nature se creía que la resistencia de las bacterias a los antibióticos funcionaba a un nivel individual.
Es decir, que el microorganismo adquiría una mutación genética que le daba protección contra el fármaco permitiéndole sobrevivir y reproducirse.
Se pensaba que eventualmente las bacterias más vulnerables morían y los descendientes de las bacterias más fuertes -las que habían mutado- podían repoblar a la colonia.
Sin embargo, los científicos no habían logrado explicar porqué en años recientes se han incrementado las poblaciones de las llamadas "superbacterias" -como el estafilococo dorado resistente a la meticilina (EDRM)- que han causado graves problemas en hospitales en todo el mundo.
La explicación, dicen los expertos, podría estar en un compuesto, llamado indol, que producen las bacterias que tienen más resistencia para ayudar a sus compañeras más débiles.
"No esperábamos encontrar esto" dice el doctor James Collins, quien dirigió el estudio en la Universidad de Boston.
"Por lo general, esperaríamos que con el antibiótico sólo puedan sobrevivir las cepas más resistentes y que las más susceptibles mueran con el ataque del fármaco".
"Pero nos quedamos verdaderamente sorprendidos al descubrir que las cepas más débiles no sólo pueden también sobrevivir sino son capaces de prosperar en ese ambiente", expresa el investigador.
Los investigadores estudiaron cómo poblaciones de bacteria
E. coli desarrollaban resistencia al antibiótico norfloxacin.
Durante el estudio incrementaron gradualmente la exposición del medicamento y a la vez medían la resistencia que habían desarrollado al fármaco.
Descubrieron que las poblaciones más capaces de soportar las dosis de antibióticos son aquéllas en las que unas cuantas bacterias, las que mostraban más resistencia, se sacrifican a sí mismas para producir la molécula indol para ayudar a sus compañeras.
Como un "esteroide"
Según el doctor Collins, el indol actúa como una especie de esteroide que ayuda a fortalecer a las bacterias más vulnerables.
Pero esta producción tiene un precio para el individuo que elabora la molécula.
"Debido a que estas bacterias están produciendo indol para los demás, no crecen al mismo ritmo que lo harían normalmente" dice el doctor Collins.
El hallazgo, dicen los autores, quizás provoque un debate entre la comunidad de biólogos evolutivos.
"Esta conducta altruista -que se ve en todas las especies del reino animal, incluido el ser humano- presenta una conocida paradoja para los biólogos evolutivos: si la evolución favorece a los más fuertes, ¿por qué un individuo debe sacrificar su propio bienestar por el resto del grupo?", plantean los autores.
Aunque el estudio quizás no responda a esta pregunta, sí podrá tener implicaciones en el campo de la salud pública donde en años recientes la resistencia a antibióticos ha causado graves problemas de salud.
Como muchos tipos de bacteria pueden producir indol, los investigadores creen que futuras investigaciones se podrían centrar en el desarrollo de nuevos antibióticos capaces de bloquear ese mecanismo de producción.
"Existen altas probabilidades de que surjan nuevas superbacterias más peligrosas, y me preocupa que se está agotando nuestro arsenal de antibióticos" expresa el doctor Collins.
"Tenemos tiempo ahora de responder, pero necesitamos voluntad política para ampliar la investigación y desarrollo de nuevos antibióticos", agrega el investigador.