- Prácticamente cualquier dispositivo electrónico puede utilizarse hoy en día a modo de chuleta de última generación.
- Las universidades comienzan a responder con la misma moneda.
Hace tiempo que los “estudiantes” más avispados sustituyeron las chuletas de toda la vida por minúsculos dispositivos electrónicos que desempeñan la misma función: aprobar sin dar palo al agua.
Sin embargo, las denominadas chuletas electrónicas se han popularizado en los dos últimos años. La bajada de precio de estos aparatos y el cada vez mayor conocimiento informático de los los jóvenes han dejado sin recursos al profesorado.
De hecho, algunas facultades españolas ya han hecho saltar la alarma durante los temidos exámenes de septiembre.
Es el caso de la Universidad Carlos III de Madrid, donde se remitió un correo electrónico recomendando una vigilancia extrema ante el posible uso en los exámenes de medios electrónicos, como teléfonos móviles o micrófonos receptores auxiliares.
Las más comunes
Al parecer les llegaron noticias de la actual reina de las chuletas: el audífono inalámbrico, popularmente conocido como “pinganillo”.
Se trata de diminutos auriculares prácticamente invisibles que se colocan en el oído y permiten mantener el contacto con una persona a kilómetros de distancia.
Un invento cuyo uso exclusivo fue de espías, escoltas y policías, que con el paso de los años empezó a ser aprovechado por algunos actores e incluso hombres de negocios y que ahora, gracias a Internet, está al alcance de cualquier chavalito de instituto.
Su venta en foros y tiendas virtuales se ha disparado en muy poco tiempo. La oferta actualmente es infinita (basta con poner simplemente “chuleta” en Google para comprobar la cantidad de formas y modalidades), pero el precio difícilmente baja todavía de los 100 euros.
Por eso, hay quien se conforma con su propio teléfono móvil. Obtener la respuesta deseada es tan fácil como fotografiar la pregunta o escribir un mensaje de texto.
Los cada vez más evolucinados MP3 y MP4 también han servido para aprobar a más de uno. La opción más fácil es descargar la información deseada en la memoria, aunque hay quien se atreve a grabarla y escuchar con cascos a través del reproductor musical.
Actualmente casi cualquier dispositivo electrónico puede convertirse en chuleta. Un reloj de pulsera con función de agenda es ideal para recordar letras y números.
Sin ir más lejos, el editor de textos del PC mejora las chuletas clásicas al permitir escribir con letras muy pequeñas.
La “uni” contraataca
Dada la dificultad de su detección, la responsabilidad no puede recaer en los pobres profesores... Por eso las universidades ya se han puesto manos a la obra para tratar de impedirlo.
En EEUU más de un vigilante ha detectado el uso del móvil gracias a una radio portátil que descubre las interferencias, y ya son varios los centros que cuentan con inhibidores que consiguen inutilizar estos aparatos.
En España todo parece indicar que sólo es cuestión de tiempo. La Universidad Carlos III ha informado a su personal docente de que está “estudiando la implantación de medios electrónicos para evitar este tipo de prácticas”. La batalla tecnológica no ha hecho más que comenzar...