Las cooperativas de telecomunicaciones quieren diversificar sus ingresos tradicionales, provenientes de la telefonía fija y los accesos a Internet, y apuntan a ofrecer servicios de telefonía móvil y televisión paga.
Mientras que en el caso de la TV están autorizadas por ley a hacerlo, y están dando los pasos para competir a los cable operadores tradicionales, en la telefonía móvil dependen de un vital elemento: las frecuencias radioeléctricas que administra el Estado.
Las cooperativas no podrán participar en la licitación del espectro que quedó remanente luego de la fusión de Unifón y Movicom que derivó en 2005 en Movistar.
Esta licitación, postergada en varias ocasiones por el Gobierno, se concretará en febrero de este año, y las cooperativas no pueden participar debido a las exigencias de cobertura nacional y patrimonial exigidas por el Poder Ejecutivo.
Sin embargo, estas organizaciones apuntan a otras frecuencias que el Estado tiene disponibles: las de 1700 y 2100 Mhz, y las que quedarán libres luego del apagón de la TV analógica a fines de esta década.
Para demostrar que está en condiciones de ofrecer estos servicios, la Cámara de Cooperativas de Telecomunicaciones (Catel) presentó este martes los lineamientos de su proyecto de telefonía móvil basado en un sistema experimental GSM (sigla por Sistema Global para las Comunicaciones Móviles) y realizó una prueba funcional en tiempo real sobre una red de testeo montada en el Hotel Playas en la ciudad bonaerense de Pinamar.
Se trató de un hecho inédito en el sector de las telecomunicaciones ya que fue la primera vez que se puso a prueba una red GSM cooperativa de telefonía celular.
La demostración, donde estuvo presente iProfesional.com, se realizó con equipos de redes importados especialmente por la cámara y con teléfonos móviles comunes y líneas fijas.
Se utilizó una frecuencia habilitada por la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC) y la prueba tuvo resultados satisfactorios, porque se realizaron comunicaciones entre celulares de la misma red cooperativa, entre uno de esos móviles y otro de Movistar, entre el móvil "cooperativo" y un teléfono fijo, y entre el celular y un "softphone", una variante de teléfono en la computadora.
Darlo Oliver, presidente de Catel y gerente general de Telpin, la cooperativa telefónica de Pinamar, fue explícito: "No tiene sentido ser un Movistarcito o un Clarito".
El objetivo de estas organizaciones no es crear otro proveedor como los cuatro existentes (Movistar, Claro, Personal y Nextel) con una red de alcance nacional, o convertirse en un OMV (Operador Móvil Virtual), al estilo de la británica Virgin, que planea desembarcar este año en la Argentina contratando un alquiler a uno de esos proveedores mencionados.
Según explicó Oliver, la idea es que cada cooperativa telefónica pueda crear y gestionar su propia red móvil dentro de su ámbito de influencia y establecer desde el Estado sistemas claros de roaming para que el cliente de una cooperativa pueda tener el servicio cuando ingrese en la red de otro prestador cooperativo.
"Creemos en la libre competencia y en la dinámica de un mercado en el que cuantos más actores participan, mejor será el servicio que se le brinde al usuario en términos de precio y calidad", afirmó el ejecutivo de Telpin.
"La participación de las cooperativas de telecomunicaciones como operadores locales o regionales de telefonía celular puede contribuir al desarrollo de las localidades donde operan porque fomentarían la generación de valor a través de más y mejores servicios de comunicación y mayores puestos de trabajo, dado que los servicios móviles repercuten directamente en la productividad de las economías locales", agregó Oliver
Con la prueba, Catel, que nuclea a 19 cooperativas, formalizó su voluntad de prestar servicios de telefonía celular de manera competitiva en pequeñas y medianas localidades de la Argentina, en la medida en que puedan acceder a los requisitos formales de autorización y asignación de frecuencia por parte del Estado.
Razones¿Por qué las cooperativas se quieren meter en este negocio? Desde hace unos 4 años registraron que la facturación de sus servicios de telefonía fija descendían a manos de la móvil, siguiendo una tendencia mundial.
Hoy la banda ancha son el motor de sustentabilidad de estas empresas sociales, pero tiene una gran competencia por los servicios 3G de las redes de los operadores móviles.
Desde Catel buscaron entonces alternativas que buscan "sustentabilizar" a las cooperativas con nuevos servicios y negocios de televisión y de telefonía móvil.
Mientras hoy 12 de estas organizaciones pueden dar TV por cable, dependen del Estado para avanzar con los celulares.
"Los celulares no son un cuco y las cooperativas podemos dar telefonía móvil", afirmaron desde Catel. "Los asociados demandan servicios móviles a las cooperativas porque les tienen confianza, es una demanda real", agregó por su lado Oliver
La meta es replicar lo que ya existe entre algunas cooperativas en materia de TV, donde comparten contenidos pero se diferencian por la gestión comercial.
Existe un antecedente en septiembre de 2010, cuando comenzó a operar una empresa de Fecosur, una federación de cooperativas del interior, llamada Nuestro, que usa la red de Personal para dar servicio.
¿Y si consiguen la aprobación del Estado y obtienen frecuencias, cómo se diferenciarán de los operadores actuales? "Con planes comerciales e innovadores, lo diferente viene por el lado comercial, con sistemas claros", respondió el presidente de Catel, entidad que en su conjunto tiene unos 140 mil abonados de telefonía fija.
Si el sistema en el que se montó en la prueba de Pinamar, que incluye una versión del sistema operativo Linux, logra replicarse en otras ciudades, les permitirá a las cooperativas tener costos de operación similares a los de telefonía fija, expresó el ejecutivo.
Las inversiones necesarias para montar la infraestructura para dar estos servicios móviles a nivel local ascienden a "decenas de miles de dolares o según la envergadura, hasta centenas de miles de dólares", dijo Oliver Por ejemplo, en el caso de Pinamar, la estimó entre 500 mil y 600 mil dólares. A estos costos hay que agregar los de la compra de la frecuencia.
"Podemos afrontar este tipo de inversiones", aseguró Oliver, quien recordó que al año Telpin invierte más de un millón de dólares en sus redes de telefonía fija e Internet.
"Con esta prueba tratamos que en las futuras licitaciones de frecuencias, el Estado tenga en cuenta a estas empresas" sociales. "Nuestra esperanza en el corto plazo es que se liciten las frecuencias de 1700 Mhz y participar en ese espectro", dijo el presidente de Catel.
Seis cooperativas de Catel están finalizando el armado de los expedientes para solicitar formalmente en los próximos días a la Secretaría de Comunicaciones el otorgamiento de licencia de telefonía móvil.
Se trata de Energía Eléctrica de Huinca Renancó (Córdoba), Telpin (Pinamar), TelViso (Del Viso, Buenos Aires), Popular de Electricidad Obras y Servicios Públicos de Santa Rosa (La Pampa), Eléctrica de Monte (Buenos Aires) y Villa Gobernador Gálvez (Santa Fe).
Para la licitación de nuevas frecuencias, desde Catel proponen una división y segmentación geográfica de una porción del espectro, teniendo en cuenta regiones más pequeñas, corredores viales o conjuntos de localidades para que el precio por Mhz sea menor.
Así, se facilitaría la participación de las cooperativas, con requisitos de capital acordes a su capacidad.