Javier Marín, managing partner de Dialcom, nos explica cómo la colaboración a través de vídeo se conforma como la gran alternativa para el ámbito docente.
Las TIC han transformado radicalmente las formas tradicionales de comunicación de la sociedad, pero también los canales para transmitir el conocimiento.
Internet y las redes telemáticas ofrecen así un sinfín de nuevas posibilidades para democratizar no sólo el acceso a la información, sino también y aún más importante, a la formación, provocando el salto de la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento.
En los últimos diez años, tecnologías como la videoconferencia o webconferencing, los campus virtuales, las bibliotecas electrónicas o las aulas interactivas han facilitado la puesta en marcha de programas de educación a distancia de notable éxito, aplicados tanto a la tele-formación para empresas como para estudiantes de instituciones públicas y privadas.
Estas tecnologías han dado lugar a una comunicación mucho más interactiva,que sienta las bases de la educación a distancia como método eficaz para completar la formación.
Sin embargo, hasta no hace mucho el elevado coste de los equipos y del ancho de banda convertían estos modelos en un lujo poco accesible para
todas los segmentos de población.
Convergencia y ubicuidad
Así, aunque el acceso a Internet de banda ancha aumenta a buen ritmo y sus precios son cada vez más reducidos, la verdadera revolución en la educación a distancia viene de la mano de la Video Colaboración.
Básicamente la tecnología Video Colaboración aprovecha el potencial de Internet -el protocolo IP- para combinar mensajería instantánea, presencia
web, llamadas telefónicas (VoIP, Voz sobre IP) o videoconferencia, de forma que estudiantes y formadores puedan comunicarse y colaborar en tiempo real, a través de una misma interfaz y con independencia del dispositivo, el canal o la red utilizada.
Es decir, no importa el lugar -el hogar, la oficina, las propias aulas…- ni el dispositivo -PC, portátil, teléfono móvil, PDA...- desde el que se establezca la comunicación; basta con tener acceso a Internet de banda ancha, el terminal y el software adecuado.
Las posibilidades educativas son enormes, puesto que las UC permiten una interacción total a tiempo real con imagen y sonido, mensajería, edición de archivos y un largo etcétera que unifica todas las tecnologías antes dispersas en un único y completo paquete, perfecto para la educación a distancia.
Accesible para todos
Mientras en el ámbito empresarial la Video Colaboración es una herramienta fundamental para incrementar la productividad y reducir los costes derivados de los viajes de negocios o del e-learning, sus posibilidades para el sector educativo son enormes.
Tan sólo como ejemplo, señalar que Everonn Systems India, pionero en el terreno de la educación vía satélite, ha alcanzado un acuerdo con Dialcom Networks (España) y Lamhas Satellite Services (Mumbai) para proporcionar contenido educacional sobre todo tipo de plataformas incluyendo teléfonos móviles con tecnología 3G a millones de estudiantes en India.
Todo un envite a las elevadas cifras de absentismo escolar en La India, que alcanzan tasas de alrededor del 40 por ciento.
Desde el punto de vista educativo en países en vías de desarrollo, la Video Colaboración resulta clave en el proceso de formación de las nuevas generaciones, al poder ofrecer clases interactivas con profesores de cualquier parte del mundo como si estuvieran presentes.
Debido a su sencillez de uso y rápido retorno de inversión que proporciona, esta tecnología permite a ONGs y grupos de ayuda maximizar su presupuesto e incrementar exponencialmente la calidad de la enseñanza, garantizando a los más desfavorecidos el acceso a un profesorado de alta cualificación.
Gracias a la Video Colaboración vivimos un proceso de transformación social y cultural que implica nuevas formas de enseñanza. Uno de los retos es la alfabetización tecnológica de los profesores, así como rehacer parte del material docente o diseñar nuevos materiales aptos para este tipo de metodología.