Sube a bordo de la montaña rusa más rápida del mundo y experimenta una sensación similar a la de un conductor de Fórmula 1.
Éste es el lema de Ferrari World Abu Dhabi, el parque temático más grande del mundo que recientemente abrió sus puertas.
La montaña rusa "Formula Rossa" cuenta con una aceleración de 0 a 97 km/h en dos segundos y alcanza una velocidad de 240 km/h, lo que le roba el título a la Kingda Ka en New Jersey, US, que "solo" llega a velocidades de 205 km/h.
Pero, ¿aguantará su estómago todo eso? ¿Por qué algunas personas tienen tanta aversión al riesgo, mientras otras buscan la actividad que haga secretar más adrenalina?
Gen de "la emoción"
"Todos estamos predispuestos, en alguna manera, a buscar emociones", dice Brendan Walker, ingeniero aeronáutico y experto en emociones.
"La emoción está en la mayoría de las cosas de la vida. Es lo que nos motiva a mantenernos vivos y nos recompensa para evadir el peligro, o tener sexo fantástico, y nos premia cuando nos sentimos extremadamente hambrientos y sedientos".
La respuesta es una serie de reacciones químicas en el cuerpo, nos dice Brendan, en los que "la emoción" esencialmente es la liberación de adrenalina y dopamina.
"La sustancia artificial más cercana es la cocaína, razón por la cual es tan adictiva", nos explica Brendan.
Algunas personas, nos cuenta, están genéticamente más predispuestas a los efectos de la dopamina, un vínculo descubierto por los científicos en la década de los '90, cuando descubrieron el gen D4DR.
La diferencia está en el número de repeticiones del gen D4DR: a mayor número de repeticiones, menos receptiva es una persona a la dopamina.
La emoción del riesgo
Aunque la popularidad de los parques temáticos se ha disparado en los últimos años, el concepto de "buscador de sensaciones de alto riesgo" no es nada nuevo.
La montaña rusa ha existido durante siglos, se cree que sus raíces se encuentran en los toboganes de hielo en Rusia, un dispositivo de entretenimiento desarrollado en el siglo XVII, en los que se empujaban carretas por laderas.
Se dice que fueron esos toboganes los que inspiraron la primera montaña rusa en 1884, en Coney Island, EE.UU., una atracción que pasó a la historia como un gran éxito.
Los avances tecnológicos trajeron el desarrollo de las montañas rusas de acero, que reemplazó a la madera, aunque algunos entusiastas señalaron que las de madera tenían una ventaja extra, por ser imprevisible.
"Buscador de sensaciones"
Algunos, como el Profesor Marvin Zuckerman, aseguran que hay una particular personalidad que va con el disfrute de los parques temáticos.
En un renombrado estudio de 1971, el Profesor Zuckerman concluye que el ser un "Buscador de sensaciones" -como él denomina-, significa que uno es mucho más propenso a tomar riegos en experiencias noveles.
Son el tipo de personas que disfrutan de música rock intensa, ven películas de sexo y terror, viajan a países exóticos y participan en actividades de aventuras o deportes extremos.
Pero, ¿hasta dónde podemos llegar? La montaña rusa puede crear una sensación de peligro, pero ¿cuán rápido y extremo puedes ir sin estar expuesto a una lesión?
Fuerza G
Estudios demuestran que la gravedad extrema puede causar un impacto en el flujo sanguíneo del cerebro y ojos. Pero pruebas de diseño de las montañas rusas aseguran que se mantengan dentro de los límites de seguridad.
Alberto Minetti, un profesor de fisiología de la universidad de Milán, Italia, declara que la gente sin problemas de salud, pueden soportar una fuerza-G (fuerza gravitacional) de nivel 3.
Para la atracción "Formula Rossa", la fuerza G, en otras palabras, su aceleración con respecto a la caída libre, es de 1.7Gs.
"Todo el mundo sabe que es una experiencia aterradora, pero también segura", dice el profesor Minetti.
Para proteger los ojos, dice Ferrari World, los pasajeros deben usar gafas. Algo que el profesor Minetti considera importante.
"Cuando uno está viajando a 240km/h, incluso el polvo que normalmente no es dañino, es como una bala en cierto modo", dice Minetti.
Además, la velocidad no puede ser constante pues no tendría el mismo efecto fisiológico en el cuerpo que el movimiento variado.
"La velocidad no es excitante por si misma, es la manera en que uno llega a esa velocidad lo que la hace excitante. Si la montaña rusa va de 0 a 100km/h en dos segundos, se crea la emoción", dice Minetti.
"Espectáculo visual"
Mientras la alta velocidad de Ferrari World y Kingda Ka atraen los titulares, ¿son las montañas rusas más rápidas del mundo realmente lo mejor para los "buscadores de emociones"?
Andy Hine, Presidente del Club de Montañas Rusas de Gran Bretaña (RCCGB), señala que "la velocidad es importante, pero no lo es todo en el diseño de las montañas rusas".
"Tienen que empezar a ser más creativas", opina.
Cita como ejemplo Nemesis, una atracción del parque de diversiones inglés Alton Tower, donde "uno está a sólo unos centímetros de las rocas, y da la impresión de que te van a arrancar las piernas".
Walker apunta que a los seres humanos nos gusta la variedad.
Se puede atar a alguien al final de un cuerda y balancearlo muy rápido durante mucho tiempo, pero es muy posible que la persona sólo se divertirá durante los primeros tres segundos, apunta Walker: la clave es la creatividad en el diseño de la montaña rusa, no la altura o la velocidad.
"La coreografía de la montaña rusa es como un músico o conductor de orquesta que guía el trayecto a través de sus notas".
"La sensación del trayecto es solo una parte, también está el espectáculo visual".
En su opinión, el futuro se plantea algo más teatral, algo que sea capaz de entretener tanto la mente como el cuerpo.
Pero para los "buscadores de sensaciones", ¿será alguna vez algo suficiente?
BBC Mundo