En las escuelas, en los medios, en las tribunas de todo tipo se nos dice continuamente que vivimos en un estado social donde se reconocen todos los derechos que una persona puede ejercer en libertad, entre ellos, el de opinión. Sin embargo cada día podemos comprobar cómo, algo tan simple y normal como exponer los pensamientos en público, no está garantizado si abriendo la boca molestas a quien tiene poder y dinero.
En un mundo derrotado, donde la incomunicación y la insolidaridad campan a sus anchas, donde la vecindad, la plaza, el barrio han sido desmontados o están en proceso, internet ha supuesto una vía para recuperar, quizá de manera superflua y con grandes carencias, canales y espacios de comunicación y afinidades, de opinión y debate. No pueden vigilarnos constantemente en la calle y hacernos callar… aún. Pero si pueden hacerlo a través de otros medios como la prensa escrita, radiofónica y en este caso internet.
El portal de información de Alasbarricadas.org ha sido demandada por comentarios inferidos acerca de la imagen y la reputación del señor Jose Ramón Julio Márquez Martínez (más conocido como “Ramoncín”). Supuestamente se ha violado “el derecho al honor” de esta persona, mediante infamias, comentarios injuriosos y difamaciones (“graves expresiones atentatorias contra el honor del demandante”, lo llaman).
A lo largo del escrito de la demanda podemos encontrar citado textualmente por el abogado demandante el párrafo en que se declara que cada usuario tendrá la responsabilidad sobre lo que escriba y que Alasbarricadas.org declina la responsabilidad sobre los contenidos no firmados por la administración. Y sin embargo, la demanda arremete contra la administración de esta página.
Se menciona en diversas ocasiones la palabra dignidad, incluso en negrita, y la palabra honor, pero ¿dónde están esa dignidad y ese honor para las personas no afamadas o no pertenecientes a la SGAE, para las personas que a diario se dejan el lomo en un trabajo, cobrando míseros sueldos y pagando con su tiempo y su vida por esa “dignidad”? La SGAE ha conseguido mediante el apoyo del Estado que se aprueben leyes a favor del pago de un canon por la compra de una serie de productos (CD’s vírgenes, material informático) para prevenir la piratería, y del cual, esta entidad se lleva el total del impuesto añadido. Adquieren ganancias, también, mediante un impuesto marcado a los bares en los que se ponga música para defender “los derechos de autor”, en conciertos de grupos que nada tienen que ver con la SGAE se pagan impuestos indirectos destinados, cómo no, a esta entidad… Y ahora además pretenden sacarcase 6.000€ de la gorra mediante esta demanda.
Queremos añadir que, además, en ningún momento ningún abogado ni ninguna entidad se ha puesto en contacto con la administración de la página hasta hace escasos 10 días con la llegada de la demanda, que no se ha intentado resolver el problema sin tener que ir a juicio, y reiteramos que esta demanda constituye un atentado contra la libertad de expresión. Estas difamaciones de las que se quejan no son tales, sólo hace falta reflexionar un poco en torno a los hechos: se quejan de que se atenta contra su honor por burlas derivadas del hecho de ser un personaje de la “farándula” y por su militancia en una asociación con muy poca consideración hacia la población y los consumidores en general, y en vez de poner una queja para la retirada del post o para pedir una disculpa, piden 6.000€.
Con la SGAE como excusa hay quienes, en los sótanos y engranajes del sistema policial y judicial, pretenden socavar cualquier medio crítico que contradiga sus principios. Hoy ha sido Alasbarricadas.org que desde hace ya seis años viene siendo un punto de encuentro de las gentes libertarias, con miles de visitas, ayudando a la coordinación, denunciando lo que otros callan, fortaleciendo un movimiento al que temen por encima de cualquier otra cosa, ya que saben que no nos vendemos ni callamos. Ayer fue la frikipedia, y mañana puede ser cualquiera. Nos quieren callar, pero tienen que saber que ante las agresiones no cejaremos en la defensa de nuestros medios de comunicación y debate.
Por ello, y ante el inminente conflicto que se presenta, hacemos un llamamiento a la solidaridad, a las compañeras y compañeros que nos hemos encontrado por el camino: atacan nuestra libertad de expresión, nos explotan, nos manejan, nos controlan y encima… ¡nos denuncian por no pensar como ellos! La imposición de un pensamiento único está cada día más presente, y tenemos que afrontarla.
Si nos tocan a unx, nos tocan a todxs.