El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, dijo recientemente que quiere que niños menores de 13 años puedan usar su red social, algo hoy vedado por la legislación estadounidense. Aseguró que va a dar pelea para cambiar la ley, porque no quiere privar a los más jóvenes de los beneficios educativos que considera que el sitio puede ofrecer.
Tampoco es una porción del mercado que un sitio quiera despreciar. De hecho, es una parte bastante atractiva.
Mientras el líder de las redes sociales para adultos ofrece un marco relativamente sobrio donde conversar, intercambiar fotos, invitarse a eventos, etc., en las redes sociales para niños se encuentran planetas de fantasía habitados por monstruos, muñecos o animalitos imaginarios que en sus aventuras son adoptados por los pequeños, para jugar y aprender.
No son pocas y están en guerra por transformarse en el Facebook de los niños. De momento, los jugadores mejor establecidos son Moshi Monsters, Poptropica, Club Penguin (que Disney compró por US$700 millones en 2007) y Neopets.
Pero otros empujan para ocupar un lugar, como la multinacional Lego, que invirtió fuerte en su propia plataforma (My Lego Network), Boaki o la española Baobab Planet.
El denominador común de estos sitios es que la interacción entre los participantes es a través del elemento lúdico: en general invitan a los usuarios a coleccionar objetos o mascotas virtuales, y cuidarlos o intercambiarlos con otros niños.
"Es un mundo de monstruos-mascota adoptables, pero también como un Facebook para niños. Pueden tener amigos, enviarse mensajes en el contexto de un mundo virtual", así describe el sitio Michael Smith, presidente de Mind Candy, responsable de Moshi Monsters.
Todos estos sitios son también muy cuidadosos a la hora de vigilar la seguridad e identidad de los usuarios, y buscan involucrar a los padres, a través de áreas de los sitios específicamente diseñadas para ellos.
Pero tal vez lo que en esencia mejor define a estos emprendimientos es su modelo de negocio.
Gratis pero también de pago
Jugar es gratis: basta registrarse para adoptar un monstruo en Moshi Monsters o conseguir un "pasaporte" en el planeta Baobab. Pero también está abierta la posibilidad de abrir una cuenta "premium" de pago: más diversión por unos US$50 al año.
En Moshi Monsters, por ejemplo, en la isla imaginaria en la que viven los monstruos también existe el comercio y allí manejan su propia moneda, "la roca".
Las rocas se consiguen superando juegos de lógica, aritmética, anagramas, en un entorno eminentemente educativo.
Con las rocas, los monstruos acuden a tiendas imaginarias en las que los niños pueden comprar o cambiar y mejorar su aspecto, como por ejemplo darles un baño de color.
Ahora bien, también las rocas están a la venta pues se pueden comprar con dinero real.
"Los padres se sienten bien pagando por un sitio que perciben como divertido, seguro y educativo", dijo Smith en entrevista con la agencia Reuters.
Pero el negocio no se limita a las suscripciones o las compras virtuales, sino a promover juguetes y productos que los niños puedan pedir a sus padres que compren en tiendas del mundo real.
Lego y Disney ya los vendían antes de montar sus operaciones en línea, Moshi Monsters empezó a fabricarlos como negocio asociado.
¿Es seguro?
Nada es 100% seguro. Sólo en el Reino Unido, el 18% de los niños ha llegado a tener contacto con contenidos peligrosos.
El gobierno británico obliga ahora a los maestros a que estén al tanto de redes sociales, mensajería y demás herramientas tecnológicas. Además, decretó que sea obligatorio que los niños asistan a clases formales de seguridad en internet.
Las redes sociales que tienen como público a los niños se cuidan de mantener filtros y control de contenidos, moderadores automáticos o humanos, de dar recomendaciones claras y precisas a los padres, y de establecer desde el inicio un contacto con ellos.
Tienen claro que las personas en mejor posición de ayudar a los niños a no tener malas experiencias en internet son los adultos que se encargan de su cuidado y desarrollo.
No es una tarea fácil. De acuerdo con un reciente estudio del entre regulador de la radiotelevisión británica, Ofcom, un 27% de niños británicos de 8 a 11 años que saben de la existencia de redes sociales para mayores de 13 o 14 años, como Facebook, Bebo o MySpace, obtuvieron una cuenta en alguna de ellas dando información falsa sobre su edad al registrarse.
BBC Mundo