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2011/06/17

Harry, el loro que vomitaba por amor

Los ojos le brillaban y sus plumas resplandecían, pero sus vómitos confundían a su dueño. "¿Estará enfermo?", se preguntaba David. Hasta que un veterinario dio con la respuesta: Harry estaba enamorado.
El objeto de su amor es lo que más sorprende de esta historia.

Harry es un yaco o loro gris africano (Psittacus erithacus) que vive en Irlanda del norte.
Sus vómitos, la mayoría de ellos cuando su dueño se acercaba, sólo generaban confusión, pues Harry lucía saludable.
David no encontró otra opción que llevarlo al veterinario Dan Flynn, cuyo consultorio queda en Belfast.
El primer diagnóstico fue más confuso aún: Harry no estaba enfermo.
¿Qué le pasaba entonces?
Flynn descubrió que Harry sufría de mal de amores y que su corazón tenía nombre: David.

Tratamiento radical

Lamentablemente para David, esta especie expresa el amor hacia el ser adorado por medio un pequeño vómito.
"Estos animales, sobre todo el macho, cuando va a cortejar a la hembra lo que hace es vomitar semillas del buche y se las ofrece. Es como si le estuviera ofreciendo un alimento. Es como decir: 'Estoy tratando de enamorarte' en su lenguaje", le dijo a BBC Mundo David Perpiñán, veterinario especialista en animales exóticos del Hospital Zoològic Badalona Veterinària de Barcelona.
De acuerdo con Flynn, es común que el padre vomite por sus críos cuando son recién nacidos.
Pero, el caso de Harry era diferente. Su ser amado no tenía ni una pluma.
"Hemos tenido casos de loros y periquitos que le vomitan al dueño cuando tienen una relación muy intensa, cuando piensan que el dueño es de su misma especie porque se ha criado desde muy pequeño con humanos", indicó Perpiñán.

Ante esa explicación tan natural ¿cómo se iba a resolver el dilema de Harry?
Un divorcio fue lo primero que pensó el Flynn, pero pronto se descartó porque no era lo que nadie quería. Así que surgió otra alternativa menos drástica.
"Sugerimos que le consiguiéramos una pareja a Harry para distraer su atención de David".
Felizmente, el remedio funcionó.
Harry halló una nueva amiga con plumas y David ya no tiene que lavar sus camisas todos los días.

BBC Mundo

2011/02/03

Los loros también pueden ser zurdos

Hasta ahora se pensaba que ser zurdo o diestro era una característica exclusivamente de los seres humanos.
Pero investigadores en Australia aseguran que los loros también prefieren usar un lado de su cuerpo más que otro.
Casi todos los loros usan predominantemente ya sea su ojo y su pata izquierda, o bien su ojo y su pata derecha, según un estudio publicado en la revista Biology Letters.
Las aves se especializan en el uso de un lado de su cuerpo para ser más eficientes a la hora de agarrar o inspeccionar posibles fuentes de comida, explican los investigadores.

Mejor coordinación para comer

Científicos de la Universidad Macquarie, en Sydney, estudiaron las preferencias de 322 aves de 16 especies de loro australiano.
"Determinamos qué ojo utilizaba más cada ave", dijo a la BBC el Dr. Culum Brown, jefe del equipo investigador.
"En el caso de todas las especies menos una, encontramos una fuerte correlación entre el ojo con que el ave miraba la comida y la pata que utilizaba para agarrarla".
La excepción fue el llamado cockatiel, una de las especies de menor tamaño de loro australiano.
Los científicos creen que esta diferencia se explica porque el cockatiel tuvo una evolución diferente y se alimenta de pequeñas semillas de pastos naturales, lo que requeriría menos coordinación entre ojos y patas.

Hemisferio dominante

Los resultados de la investigación son interesantes porque "hay muy pocos ejemplos de preferencias de este tipo en animales, a excepción de los seres humanos", dijo Brown a la BBC.
En el caso de los seres humanos, se estima que cerca de un 10% de la población es zurda. Preferir el uso de la mano izquierda o derecha refleja el mayor uso de un determinado hemisferio del cerebro, un fenómeno conocido como "lateralidad".
En el caso de los loros, los científicos creen que el hemisferio responsable de la selección de alimentos también controla la preferencia por el uso de la pata izquierda o derecha.
"Lo que sucede es que hay un hemisferio dominante que es el que analiza la información sobre una posible fuente de alimento y determina el uso de un lado del cuerpo”, señala Brown.
Pero los loros no necesariamente nacen con ciertas preferencias.
Al igual los niños, los loros jóvenes tienden a experimentar con ambos lados antes de preferir uno u otro".

BBC Mundo

2010/09/17

Colombia: capturan a un loro que alertaba a delincuentes

BBC Mundo

La policía de la ciudad colombiana de Barranquilla capturó en un procedimiento a Lorenzo, un loro hablador que alertaba a los delincuentes de la presencia de los uniformados.
"Corre, corre, que te coge el gato", comenzaba a gritar el ave cuando se le acercaba un efectivo policial.
Igual comportamiento exhibió cuando era trasladado en un patrullero. En ese trayecto el loro se la pasó repitiendo la frase y llamando a una mujer, según el diario local El Heraldo.
Tras el procedimiento, Lorenzo fue presentado ante la prensa, causando gran revuelo entre los periodistas.

Entrenado

El comandante de la policía de Barranquilla, Freddy Veloza, indicó que el loro era mantenido por bandas dedicadas al "microtráfico" de drogas y habría sido entrenado para que diera las alertas del caso.
Además de Lorenzo, en el operativo fueron detenidas al menos cuatro personas y se incautaron más de dos centenares de armas blancas, motocicletas robadas y grandes cantidades de marihuana.
Otras dos aves también fueron incautadas en el marco de la misma operación policial.
El loro será puesto a disposición de las autoridades ambientales que serán las encargadas de decidir qué destino se le da.
Este no es el primer caso en el que delincuentes usan de forma "creativa" a algún animal.
En agosto pasado, la policía italiana capturó en Milán a los integrantes de una red de narcotraficantes que empleaban a una serpiente pitón para proteger un alijo de droga.
El reptil, de más de tres metros de largo, requirió de la movilización de un equipo especial.
Y los traficantes no sólo fueron acusados por tráfico de cocaína, sino también por posesión ilegal de una especie protegida.

2010/06/09

El animal más inteligente del planeta es... ¿un loro?

Fuente: ABC.

Si como nosotros, hasta hace un momento, pensabas que los chimpancés, los delfines o los elefantes eran los animales que más se acercaban al poder de raciocinio del ser humano, estás bastante equivocado. Los científicos están realmente impresionados con las habilidades mentales y sociales del kea, un ave de la familia de los loros que habita en las regiones montañosas de Nueva Zelanda y que ha demostrado tener la capacidad de aprender y actuar en equipo, como ningún otro animal. Para que te hagas una idea, su cociente intelectual es superior al de los simpáticos chimpancés.
Para muestra, un botón. El vídeo que acompaña estas líneas corresponde a un reportaje emitido por el canal Odisea y en él podemos comprobar como este animal es capaz de superar todo tipo de complejas pruebas que certifican su ingenio, capacidad de aprendizaje, deducción, creación de mapas mentales y trabajo en equipo, por encima del tradicional sistema animal para la resolución de problemas (prueba-error).
Con unos amigos tan inquietos y superdotados, los cuidadores de los zoológicos y centros de investigación que tienen algún ejemplar en sus jaulas, tratan de reducir su aburrimiento y frustración con curiosos y complicados rompecabezas que casi siempre terminan resolviendo. Pero, ¿qué ocurre si hay algún problema al que no consiguen dar solución individualmente? Tal y como refleja el vídeo, los keas echan mano a su instinto de cooperación. ¿Alucinante verdad?
Para terminar, estos loritos no se conforman con ser los más solidarios y listos de la clase, sino que les encanta divertirse y hacer payasadas. El ruido que hacen con las garras al arañar el metal les suena a música celestial. Les gusta tanto, que chillan de alegría mientras bajan. Entonces, batiendo las alas, trepan con dificultad hasta el punto de partida y repiten el ruidoso ritual. Sin embargo, para unos amantes de la diversión como los keas, hasta este juego puede llegar a ser aburrido, así que enseguida idean otra forma de entretenerse. Dejan caer piedras por el techo y bajan tras ellas emitiendo agudos gritos. Para ver la reacción de los ocupantes del refugio, se cuelgan cabeza abajo y miran por la ventana. Parecen esperar que los cansados excursionistas disfruten del espectáculo. En fin, que si alguna vez nos cruzamos con algunos de ellos, mucho cuidado, que puede ser más listo que nosotros.

2010/06/02

Lluvia de loros 'borrachos' en el norte de Australia

Fuente: EITB.

Decenas de loros aparentemente borrachos están cayendo del cielo y los árboles de la localidad de Palmerton, en el norte de Australia, mientras los veterinarios que tratan a las aves investigan la causa del fenómeno. El extraño suceso ocurre cada año en elestado australiano del Territorio del Norte, pero hasta ahora nunca en tal cantidad.
La prensa local ha informado de que los animales pierden la coordinación, se quedan dormidos y tras ser recogidos, pasan en sus jaulas algo similar a una "resaca".
Los expertos no se ponen de acuerdo sobre qué tipo de intoxicación se trata, pues algunos piensan que debe ser una planta y otros creen que se trata de un virus.
Lisa Hansen, una cirujana del hospital veterinario de Palmerton ha explicado que los "loros borrachos" están cayendo a jardines y carreteras, y en algunos casos pasan varios días en cuidados intensivos antes de que hayan recuperado la facultad de volar.

2008/12/26

La increíble historia de Alex, el loro más inteligente del mundo

Fuente: El Mundo.

No era un loro cualquiera. Se llamaba Alex (acrónimo de 'Avian Learning Experiment') y llegó a desarrollar la inteligencia de un niño de cinco años. Podía idenficar objetos, números, colores y formas, y distinguir entre «grande» y «pequeño», «igual» y «diferente». Manejaba un vocabulario propio de 150 palabras. Decía «lo siento» si se equivocaba y pedía «quiero volver» (a la jaula) cuando estaba cansado. En el momento de la despedida, le preguntaba a su amiga y profesora Irene Pepperberg: «¿Vendrás mañana?»
Ésas fueron precisamente las últimas palabras del loro, antes de morir repentinamente de un infarto o una arritmia en mitad de la noche. Su necrológica fue la más leída en 2007 en periódicos como The Guardian: «Alex, el loro africano gris que era más listo que la media de los presidentes norteamericanos, ha fallecido a la edad de 31 años».
Un año después de su despedida del mundo de los mortales, la psicóloga y científica Irene Pepperberg rinde homenaje a su incomparable alumno en 'Alex y yo', el libro donde recoge las tres décadas de aprendizaje mutuo, que se ha convertido en un gran éxito de ventas. «Un simple pájaro nos hizo cambiar el modo en el que pensamos sobre el pensamiento de los animales», sostiene Pepperberg.
«Desde el punto de vista científico, Alex nos enseñó que las mentes de otros seres vivos se parecen mucho más a las mentes humanas de lo que estábamos dispuestos a admitir».
Según Pepperberg, esa capacidad para «pensar y ser consciente» (atribuible a los primates a partir de los estudios de Jane Goodall, y también a los delfines y otros mamíferos superiores) es hasta cierto punto aplicable a las aves, aunque tengan un cerebro del tamaño de una nuez.
Todo lo que aprendió Alex y lo que le faltaba por aprender -estaba empezando a identificar las letras y a trabajar con los fonemas en inglés- demuestra en opinión de Pepperberg que los loros son capaces no sólo de imitar, sino de «razonar a un nivel básico y usar palabras creativamente».

Un Napoleón con plumas

Alex era capaz de mantener una conversación intermitente como si fuera un niño de dos años, aunque «su inteligencia equivalía realmente a la de un chaval de cinco años», en opinión de la que fue su profesora. Siguiendo el método de «modelo rival», Alex competía con un alumno humano e intentaba ponerse a su nivel. Tanta destreza adquirió que se convirtió en maestro ocasional de otros loros y les reprimía cuando se equivocaban: «¡Puedes hacerlo mejor!».
«Alex tenía la personalidad de un pequeño Napoleón con plumas», asegura Pepperberg. «En cuanto adquiría un conocimiento, manipulaba a todos los que estaban a su alrededor. Mis estudiantes solían llamarse a sí mismos los 'esclavos' de Alex. 'Quiero maíz', les decía. 'Quiero subir al hombro, quiero hacer gimnasia'». En sus momentos más sentimentales, el loro agachaba la cabeza y pedía: «Quiero cosquillas».
«Su propia conducta en el momento del aprendizaje nos reveló lo mucho que nos queda por descubrir en el campo de la inteligencia de los animales», escribe Pepperberg en Alex y yo. «Estoy hablando de asuntos con profundas implicaciones filosóficas, sociológicas y prácticas. Su ejemplo ha servido para plantearnos incluso el lugar del hombre en la naturaleza».
Pepperberg admite que siente una conexión especial con las aves desde niña y, gracias a Alex, se ha convertido en ardiente defensora de los derechos de los animales. Criticada por una parte de la clase científica -que pone en duda sus logros y asegura que el loro hablaba siguiendo el «condicionante operativo» y las instrucciones cifradas de su instructora-, la científica asegura que la «capacidad intelectual» de Alex ha sido probada con creces y que lo único que no pudo demostrar fue su «nivel de conciencia».
Pese al tiempo discurrido, la muerte del loro más listo del mundo ha dejado en ella un vacío que ningún otro ser alado ha podido llenar. «Sé buena, te quiero», fueron las penúltimas palabras de Alex antes de preguntarla si habría un mañana.