Los precios de las viviendas en Estados Unidos están disminuyendo porque cada vez menos personas pueden darse el lujo de comprarlas.
¿Y también porque prefieren no hacerlo?David Guarino, portavoz de la agencia de clasificación de riesgo Standard & Poor's (S&P), explicó a BBC Mundo que el índice nacional de precios de viviendas cayó 4,2% en los primeros cuatro meses de 2011, luego de haber disminuido 5,1% en el año 2010.
Los costos de las propiedades han bajado tanto, que ya se encuentran en el mismo nivel del año 2002.
"El mercado se recuperó en 2006 y esto es lo más bajo que ha caído desde entonces", señaló Guarino.
Aunque pareciera que estas cifras revelan que se trata del momento propicio para invertir y comprar, desde ese año unas 200.000 familias dejaron de comprar casas.
Al contrario, según los datos publicados por la Oficina del Censo de Estados Unidos, unas 700.000 familias más están rentando anualmente desde 2006.
Inversión
Distintos analistas coinciden en que la razón fundamental es macroeconómica: el índice de desempleo permanece alto y los salarios bajos, por lo que mucha gente simplemente no puede darse el lujo de pagar una casa.
En una entrevista televisiva para el programa Fox Business Network, el economista de la Universidad de Yale, Robert Shiller, apuntó otra explicación: "la gente, cada vez menos, está pensando en adquirir una vivienda como inversión. Nadie quiere tener que correr el riesgo de vender en un mercado que se encuentra a la baja", dijo.
"Probablemente fuimos un país de propietarios por mucho tiempo, pero eso está cambiando", añadió Shiller.
Sin embargo, también hay indicadores de que la gente está dejando de comprar no sólo porque no puede, sino también porque no quiere.
"Porque no lo considera un buen negocio", dice Shiller.
En una monografía titulada clic "Sueño americano u obsesión americana", los economistas Wenli Li y Fang Yang aseguran que -luego de restar el costo de depreciación y los impuestos de propiedad- la taza de rendimiento de una casa propia es prácticamente inexistente.
El profesor de la Universidad de Pensilvania, Thomas J. Sugrue, hace alusión a una frase del poeta estadounidense Walt Whitman -fallecido en 1892- en un artículo publicado en el diario The Wall Street Journal en agosto de 2009.
"Un hombre no es un hombre íntegro y completo hasta que no se convierte en el propietario de una casa y del terreno sobre la que está construida", escribió Whitman.
"A pesar del tiempo transcurrido", explica Sugrue, "esa frase encierra una filosofía que aún persiste en este país: poseer una casa es ser estadounidense, alquilar es ser algo menor".
Según el profesor, hoy en día es lógico que los ciudadanos sientan que ser dueños de una casa les otorga estabilidad, seguridad y confort.
"Esa es una idea que no va a cambiar en el corto plazo", asegura.
"Sin embargo, para los casi cuatro millones de estadounidenses que se encuentran en riesgo de ejecución hipotecaria, sus casas se han convertido en una fuente de pánico y desesperación".
Y ese es el tipo de fenómenos que ha provocado que más gente decida guardar el dinero de su inicial, invertirlo y rentar.
BBC Mundo
En una entrevista televisiva para el programa Fox Business Network, el economista de la Universidad de Yale, Robert Shiller, apuntó otra explicación: "la gente, cada vez menos, está pensando en adquirir una vivienda como inversión. Nadie quiere tener que correr el riesgo de vender en un mercado que se encuentra a la baja", dijo.
"Probablemente fuimos un país de propietarios por mucho tiempo, pero eso está cambiando", añadió Shiller.
Sin embargo, también hay indicadores de que la gente está dejando de comprar no sólo porque no puede, sino también porque no quiere.
"Porque no lo considera un buen negocio", dice Shiller.
En una monografía titulada clic "Sueño americano u obsesión americana", los economistas Wenli Li y Fang Yang aseguran que -luego de restar el costo de depreciación y los impuestos de propiedad- la taza de rendimiento de una casa propia es prácticamente inexistente.
Propiedad = ¿tranquilidad?
La idea de rentar, sin embargo, no es cónsona con el concepto del "sueño americano" -acuñado por el historiador James Truslow Adams- que sugiere que con esfuerzo y determinación, cualquiera puede lograr lo que se proponga.El profesor de la Universidad de Pensilvania, Thomas J. Sugrue, hace alusión a una frase del poeta estadounidense Walt Whitman -fallecido en 1892- en un artículo publicado en el diario The Wall Street Journal en agosto de 2009.
"Un hombre no es un hombre íntegro y completo hasta que no se convierte en el propietario de una casa y del terreno sobre la que está construida", escribió Whitman.
"A pesar del tiempo transcurrido", explica Sugrue, "esa frase encierra una filosofía que aún persiste en este país: poseer una casa es ser estadounidense, alquilar es ser algo menor".
Según el profesor, hoy en día es lógico que los ciudadanos sientan que ser dueños de una casa les otorga estabilidad, seguridad y confort.
"Esa es una idea que no va a cambiar en el corto plazo", asegura.
"Sin embargo, para los casi cuatro millones de estadounidenses que se encuentran en riesgo de ejecución hipotecaria, sus casas se han convertido en una fuente de pánico y desesperación".
Y ese es el tipo de fenómenos que ha provocado que más gente decida guardar el dinero de su inicial, invertirlo y rentar.
BBC Mundo