Camile Félix Linhares, una abogada brasileña del programa de protección al consumidor en Río de Janeiro, afirma que buena parte de las quejas que recibe su oficina en estos días está vinculada a problemas de créditos.
El fenómeno radica en la velocidad con que se ha desarrollado el mercado brasileño de préstamos al consumo y, explica Linhares, el consiguiente riesgo de que la gente se enrede en deudas impagables.
"La facilidad en la obtención de créditos, junto con tasas e intereses exorbitantes, puede llevar rápidamente al consumidor a la insolvencia, transformando el sueño del consumo en un tremendo dolor de cabeza", señaló la abogada a BBC Mundo.
En mayor o menor medida, este fenómeno se repite en otras partes de América Latina, donde el auge del crédito privado en los últimos años ha sido uno de los motores claves del crecimiento económico.
Sin embargo, la amenaza de un nuevo terremoto financiero global plantea ahora a los gobiernos regionales (y no sólo a los consumidores) el reto de evitar que ese auge crediticio derive en una crisis local, como ocurrió recientemente en Estados Unidos y Europa.
"Nuestra preocupación, basados en experiencias pasadas de
boom del crédito en varios países alrededor del mundo, es que esto no se salga de control", dijo Charlie Kramer, jefe de la división de estudios regionales para las Américas del FMI, en diálogo con BBC Mundo.
Un salto llamativo
Kramer desestimó la posibilidad de un estrés financiero "a corto plazo" en América Latina y sostuvo que los índices de préstamos con problemas para ser recuperados están en "buenos niveles".
Además, señaló que las autoridades en la región "están muy conscientes de este tema" y "han dado pasos para tener el crecimiento del crédito bajo control y mantener la solidez del sistema bancario".
Por ejemplo, Brasil aumentó en diciembre los encajes obligatorios de los bancos y requerimientos de capital para otorgar préstamos al consumo de más de 24 meses.
Pero la velocidad con que ha aumentado el crédito privado en América Latina en los últimos tiempos sugiere el desafío que enfrentan los gobiernos para vigilar de cerca el fenómeno, y empiezan a surgir advertencias.
Un estudio de la entidad francesa de crédito Sofinco divulgado en julio indicó que América del Sur fue en 2010 la región del mundo con el mayor aumento de créditos al consumo respecto al año anterior: 22%.
Un salto que contrasta con el magro aumento de 2,5% en los créditos al consumo a nivel global en el mismo período y con el retroceso registrado en Europa y en el mayor mercado mundial, América del Norte.
Dólares y materias primas
En base a datos oficiales de cada país, el estudio de Sofinco indicó que el monto de créditos al consumo en América del Sur y Centroamérica alcanzó el año pasado el equivalente a unos US$321.000 millones.
El promedio de créditos por habitante fue de US$670.
Esta media es mayor que la registrada en Asia y Medio Oriente, pero casi 10 veces menor que en Norteamérica, donde los ingresos familiares también son superiores que en el sur del hemisferio.
El reciente auge del crédito en América Latina responde al alza de los precios de las materias primas y a la llegada de grandes flujos de capital a la región, en busca de más ganancias que en Europa y Estados Unidos, donde las tasas de interés han estado excepcionalmente bajas.
"En términos generales, los países exportadores de materias primas más integrados financieramente como Brasil, Colombia, Chile, Perú y Uruguay están viendo un aumento del crédito privado", indicó Kramer.
Gastar en vez de ahorrar
De acuerdo a datos obtenidos por la red de corresponsales de BBC Mundo en América Latina, el fenómeno se manifiesta de diversas formas.
Chile, el país de la región donde el volumen de crédito medido en porcentaje de PIB es mayor (66%), registró en la última década un fuerte crecimiento de préstamos al consumo otorgados por la banca no tradicional, indicó Mario Morales, profesor de Economía de la Universidad de Chile.
Ese fenómeno, conocido como "
retail financiero", también ha comenzado a verse en otros países de la región y habría llevado a más del 15% de la población chilena a endeudarse.
En Argentina, el crecimiento del crédito fue de 42% el último año, para sumar una masa de capital equivalente a 19% del PIB.
La economista Belén Olaiz, de la consultora Abeceb.com, explicó que este incremento tuvo que ver con la decisión de muchos argentinos de gastar en productos en vez de ahorrar, ante una inflación de cerca del 25%.
En Colombia el volumen de crédito equivale a 31% del PIB, según Felipe Toro, analista principal de la agencia InterBolsa.
Tarjetas fáciles
Como en otros países, en Colombia las tarjetas son la forma más fácil de acceso al crédito y su número ha aumentado debido a que cada vez hay más comercios que las ofrecen a sus clientes par granjearse su lealtad.
En Perú, los créditos volvieron a subir en agosto a un ritmo anual superior a 20%. Según la Asociación de Bancos de este país, el nivel de préstamos otorgados equivale a 27% del PIB.
Y en México varios analistas expresan su preocupación por el aumento del crédito al consumo, especialmente préstamos personales y el número de tarjetas bancarias que se han emitido.
Datos del Banco de México indican que en sólo un año aumentó en un millón el número de plásticos asignados, que a junio pasado era de 13,7 millones.
El problema es que muchas de estas tarjetas se entregaron sin autorización de los beneficiarios, o bien a personas que no tienen capacidad para liquidar sus consumos, según la gubernamental Comisión Nacional para la Protección y Defensa de Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).
Al mismo tiempo, el ingreso promedio de los mexicanos bajó 12% entre 2008 y 2010, de acuerdo al gubernamental Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía.
¿Y si viene otra crisis?
Los expertos consultados coinciden en afirmar que hasta ahora los índices de créditos y endeudamiento están en márgenes manejables.
También apuntan que los niveles de préstamos hipotecarios están bastante por debajo de los que tenía en Estados Unidos en 2008, que hicieron estallar la crisis financiera internacional.
Pero algunos advierten que si la economía global vuelve a entrar en un torbellino, su impacto en la región podría complicar la capacidad de pago de deudas de muchos latinoamericanos.
"Si en el corto o mediano plazo hay un deterioro muy grande de la economía mundial, el riesgo (de un impago de deudas) aumenta", dijo en Brasil Wermeson França, especialista de LCA Consultores, en referencia a Brasil.
Las últimas cifras que publicó el Banco Central brasileño indican que el crédito en este país supone casi 48% del PIB, tras un aumento de 19,4% en 12 meses hasta agosto, pese a los esfuerzos de esa institución por contenerlo.
El pago de principal e intereses en Brasil demanda 21% de la renta mensual de las personas y el incumplimiento de pagos llegó a 5,3% en agosto, el mayor desde enero de 2010.
Hace unos días, el Banco Central brasileño advirtió que la tasa de incumplimiento de las personas físicas podría aumentar en un escenario de crisis internacional, ante el “creciente endeudamiento de las familias”.
"Ser cautos"
Sectores de bajos recursos en América Latina, que en los últimos años accedieron al crédito con más facilidad que nunca, son a menudo los más expuestos a abusos de prestamistas.
"Las empresas se equivocan al no informar a los clientes sobre los riesgos que pueden enfrentar y cometer abusos de varios tipos, como abordajes intimidatorios, ventas atadas, publicidad engañosa (o) cobros indebidos", dijo la abogada Linhares, en Río de Janeiro.
Para las autoridades de la región, un reto es evitar la experiencia de otros países donde un aumento rápido del crédito derivó en mayores préstamos problemáticos que afectaron al sistema financiero.
"El asunto es asegurar que esto no alcance un nivel en el que empecemos a ver problemas en los balances de los bancos que podrían ser perjudiciales para el crecimiento y la estabilidad de los sistemas financieros", advirtió Kramer desde el FMI.
"No vemos esos problemas aparecer ahora", agregó. "Pero existe un clima internacional muy riesgoso y es necesario ser cautos, no sólo en política financiera sino en general".