Dentro de unas horas se anunciarán los ganadores del segundo concurso mundial organizado por Google para promocionar su sistema operativo para móviles, Android. Como todo lo que se relaciona con Google, es previsible que este hecho acapare las portadas y titulares de la gran mayoría de medios digitales y, quizás, de los tradicionales.
Creo que es bueno que existan concursos de este tipo, sirven para descubrir talentos y nuevas ideas, algo que, al final, nos beneficia a todos. Pero también pienso que conviene saber los aspectos menos conocidos de Android, y, en realidad, de cualquier sistema.
GigaOM publicaba ayer un artículo basado en un estudio realizado por Skyhook Wireless entre treinta desarrolladores de aplicaciones para Android. La mayoría se quejan del bajo número de descargas, la dificultad de cobrar mediante Google Checkout, de la propia aplicación de Android Market que les resta visibilidad y, ya, de la fragmentación. Digo ya, porque por ahora mismo no hay demasiados móviles Android en el mercado. Pero el próximo año 2010, con la llegada al mercado de todos los nuevos móviles con Android que están previstos, el problema de la fragmentación y las aplicaciones incompatibles entre distintos modelos o diferentes versiones del sistema va a convertirse en una autentica pesadilla. Es un problema para los usuarios que instalan o compran una aplicación que ofrece errores o, simplemente, no funciona. Pero esto es algo terrorífico para el desarrollador que quiere satisfacer a sus clientes. El coste en tiempo y dedicación para solventar las incompatibilidades es inasumible para una pequeña empresa, o incluso para una grande.
El problema de la fragmentación no es nuevo. Ya se ha dado en otras plataformas antes y algunas compañías han sabido aprender a vivir con el. Como ya contaba hace tiempo, Android nació fragmentado y mucho tendría que cambiar el panorama para que este problema se resolviera. Hay cosas que Google podría hacer para ayudar a los desarrolladores de Android. Por ejemplo, Apple y Microsoft facilitan a los programadores una versión beta previa de sus sistemas operativos antes de que estos se publiquen, a cambio de firmar un contrato de no revelación de secretos (NDA). Antes de que se publicase la versión 3.0 para iPhone, los programadores tuvieron tiempo de modificar y adaptar sus programas al nuevo sistema. Sin embargo, Google no hace lo mismo con Android. La última actualización del sistema, la versión 2.0 Eclair, se publicó apenas una semana antes de que se lanzase comercialmente en el nuevo Motorola Droid. Los primeros compradores del Droid no tardaron mucho en apreciar los problemas de algunos programas, lo que desemboca en reviews negativas en Android Market.
Android se publicita como open source, como sistema operativo basado en Linux. Pero la realidad es que su desarrollo es totalmente cerrado y controlado por Google y otros miembros de la OHA, es decir, operadoras y fabricantes. Los terceros programadores solo conocen rumores sobre las futuras actualizaciones, no disponen de una hoja de ruta que informe de cuando se van a producir y con que contenidos, aunque solo fuesen los puntos más básicos. Esta es la hoja de ruta de Android.
Aparte de estas cuestiones, hay un hecho innegable: el 2010 va a ser el año de Android, todos los grandes fabricantes, y muchos pequeños, van a tener en la calle sus smartphones con Android. ¿A que se debe este éxito?
Los primeros móviles Android han tenido buena acogida entre los llamados early adopters, amantes de la tecnología que gustan de estar siempre a la última. Pero los más fieles seguidores de Android son, sin duda, los programadores de Java. Aunque Android se basa en Linux, las aplicaciones de terceros funcionan sobre una maquina virtual, llamada Dalvik, que comparte mucha similitud con J2ME. Si sabes programar en Java, crear para Android es un paso lógico, es tremendamente sencillo. De hecho, la primera versión de Opera Mini para Android, era exactamente la misma que se instalaba en un móvil que admita Java, y utilizaba un wrapper, un adaptador llamado MicroEmulator para funcionar sobre Dalvik. Los móviles con Android son una nueva plataforma, además de aplicaciones novedosas, se necesitan volver a crear todas las aplicaciones que muchos ya están usando con otros móviles. Es natural que muchos programadores apuesten por Android como nueva vía de ingresos.
Entre los fabricantes de móviles, la preferencia por Android tiene motivaciones distintas. Los cinco grandes fabricantes (Nokia, Samsung, LG, Sony-Ericsson y Motorola) controlan el 80% del mercado. Además, Nokia casi dobla en cuota de mercado a su inmediato seguidor, Samsung, que también esta bastante distanciado del resto, por lo que se puede afirmar que hay dos lideres claros. Todos los grandes, salvo Nokia, y muchos de los pequeños, como HTC, están trabajando con Android. Las ventajas que el sistema ofrece son muchas: no hay que pagar licencias (como con Windows Mobile), se puede diferenciar la interfaz fácilmente (es más complejo en Symbian) y el coste principal del desarrollo lo afronta Google. De hecho, solo el nombre de Google ya es un buen argumento de venta, muchos feature phone incluyen las herramientas de Google. Esta claro que Android es una buena vía para arañar cuotas de mercado, sobre todo, si tu competencia no lo esta usando.
También hay inconvenientes. Al llevar Google la iniciativa, los fabricantes pasan a una posición de dependencia. Además Google cuenta con una serie de servicios (correo, noticias, mapas) que se solapan o podrían entrar en competición con la estrategia de los fabricantes (y de las operadoras). Tanto Nokia como Samsung ya se han dado cuenta que cada vez es mas difícil diferenciar su oferta solo con el hardware y un interfaz personalizado. Es necesario poner en el mercado, móviles con servicios añadidos que los distingan de la competencia y además, generen ingresos. Por eso Nokia ya se está reconvirtiendo en una empresa de Internet con Ovi, por eso Samsung, que siempre ha trabajado con todos los sistemas, está a punto de lanzar Bada.
Para los fabricantes, Android es por ahora un mal menor que tiene más ventajas que inconvenientes. No confían en Google, pero lo utilizan y se dejan utilizar, entre otras cosas, porque las ventas están casi totalmente aseguradas: a las operadoras les gusta.
Al contrario de lo que pueda parecer, a ninguna operadora le gusta el iPhone. El dispositivo de Apple las ha puesto en ridículo y las deja en una posición muy incomoda. El iPhone es especialmente apto para navegar por Internet, y las redes actuales de telefonía móvil no están preparadas para soportar este tráfico, especialmente en USA. Pero lo peor, es que Apple se ha saltado a la torera el dominio que las operadoras creían tener sobre sus suscriptores. Apple no permite la personalización de sus iPhone, las operadoras no pueden incluir los iconos de acceso a sus servicios en la pantalla principal de un dispositivo que están subvencionando muy fuertemente. Además, Apple no solamente vende aplicaciones, vende música, libros y servicios desde su App Store e iTunes. Y no solo lo está haciendo sin contar con las operadoras, además lo hace mejor que ellas, creando una fuente de ingresos importantes. Eso convierte a las operadoras en simples redes, los tubos tontos por donde navegan los datos de otros, un papel inaceptable para ellas. Android y sus aplicaciones también implican esta amenaza para los operadores, pero hay un elemento diferente, se llama dinero.
Efectivamente, de cada aplicación que se compra en Android Market, el 70% del precio es para el desarrollador, y el 30% es para gastos del cobro y para las operadoras. Google pone la tienda, Android Market, el medio de pago, Google CheckOut, y parte del beneficio, a disposición de la operadora. No hay datos claros sobre este extremo, pero aunque solo se ofrezca un porcentaje a las operadoras que faciliten un sistema de cobro (las compras se cargan contra el contrato-saldo del cliente), como hace Nokia con Ovi Store, es una fuente de ingresos que no obtienen de Apple.
Otra vía de ingresos más impresionante son las búsquedas de los usuarios. En los Android with Google, las operadoras reciben una parte de los ingresos publicitarios de Google. No se sabe si se paga por la impresión o por los clicks, pero dada la ubicuidad de Google en la red, cada vez que buscas en Internet desde un móvil Android with Google muy posiblemente estas generando ingresos a tu operadora.
Lo cierto es que las operadoras tampoco confían en Android totalmente, pero al menos su capacidad de personalización les permite volver a estar en la pantalla de inicio de los clientes. Si algún día la estrategia de Google se volviese en su contra, siempre pueden acudir a un Android without Google para obtener terminales adaptados a sus ofertas. Si alguien necesita mas pruebas de esta desconfianza solo tiene que ver el ejemplo de Vodafone con su nuevo Vodafone 360: un smartphone con LiMo que mezcla servicios propios y de terceros.
En mi opinión, Android es una patata caliente a la que todos quieren hincar el diente, pero con la que temen quemarse. Las operadoras buscan una forma de contrarrestar el efecto iPhone, que les permita seguir controlando al usuario, y por tanto, el negocio. Los fabricantes, especialmente los pequeños, tratan de hacerse un mayor hueco en el mercado. Android puede ser ese camino para ambos sectores, pero el miedo a lo que pueda hacer Google también es palpable.
Creo que para los usuarios es bueno que exista Android. Ha modificado muchos comportamientos en la industria y, en general, la competencia siempre es buena para los que somos simples consumidores. El futuro de Android como sistema sigue estando por ahora en manos de Google, según como se comporte con sus socios en la OHA. El de los usuarios es bastante más sencillo, solo tenemos que decidir cual va a ser nuestro móvil los próximos 18 meses.