Fuente:
BBC Mundo.
A sus 49 años y después de haber tenido ocho hijos, doña Gregoria Aduviri sabe de amarguras en la vida. Al extremo que en más de una ocasión pensó si valía la pena seguir viviendo.
Ella es una mujer boliviana que, como otras miles, sacó un microcrédito de una entidad financiera de El Alto y, cuando no pudo pagar las cuotas, supo que su deuda se agrandaba sin control.
El acoso a su casa aumentaba al mismo ritmo que el tamaño de la deuda. "Me llamaban al teléfono, venían a mi casa, colaban carteles (de deudora morosa) en mis paredes, venían en auto, en moto, a veces a la madrugada venían", le cuenta doña Aduviri a BBC Mundo.
Esta mujer dice haberse sentido "como muerta" y asegura que "quería hacerme cualquier cosa" para acabar con su sufrimiento.
El drama de doña Aduviri se multiplica por miles, porque la mayoría de las deudoras de las microfinancieras son mujeres que, a su vez, son víctimas de la usura, según un estudio elaborado por la economista y socióloga Graciela Toro.
En entrevista con BBC Mundo, Toro indica que las microfinancieras en Bolivia mueven aproximadamente el 30% del mercado de los créditos, los que fueron dirigidos a 700.000 prestatarios. De ese total, entre el 78% y 80% son mujeres.
De un crédito a otro
Esas mujeres prestatarias, por lo general, son trabajadoras informales (vendedoras y prestadoras de servicios) que buscaron un crédito para sobrevivir y que, en muchos casos, al no poder pagar las cuotas, tuvieron que recurrir a otro crédito, lo que generó un círculo vicioso del que les fue difícil escapar.
La economista Toro recuerda que las microfinancieras nacieron con el apoyo del estado para otorgar créditos a sectores desprotegidos que no podían acceder a la banca comercial.
Sin embargo, dice que estas entidades se han convertido en empresas privadas "que sólo buscan la rentabilidad y que cada vez atienden menos a los pobres y, cuando lo hacen, cobran elevados costos con mecanismos confiscatorios y abusivos". En suma, Toro cree que estas entidades nacidas para ayudar a los pobres, paradójicamente, "han reproducido la pobreza en el país".
¿Y por qué las más afectadas son las mujeres? Julieta Ojeda, del movimiento feminista Mujeres Creando, considera que esto se debe a que los microcréditos están orientados al sector informal -comercio y servicios-, donde las mujeres son mayoría.
"Las mujeres asumen un rol protagónico en la estrategia de sobrevivencia", explica Toro.
Tasas de interés altas
Los créditos que obtienen estas mujeres son ínfimos, en comparación a los que se mueven en la banca comercial. Por ejemplo, doña Aduviri consiguió un préstamo de poco más de US$1.000 hace tres años, pero cuando no pudo pagar las cuotas, su deuda prácticamente se duplicó.
Toro dice que, hace ocho o nueve años, las tasas de interés activas rondaban el 49%. Ahora esas tasas han bajado a un promedio del 25%, pero no dejan de ser altas para la pobreza de las mujeres.
Incluso, las financieras en el último tiempo han sido beneficiadas con créditos estatales para subvencionar la reducción de tasas de interés. Eso ha permitido bajar los intereses a 7%, 8% ó 9%.
Sin embargo, Toro dice que habitualmente, a estas tasas las entidades financieras le cargan al prestatario otro 10% por gastos administrativos, de seguros y garantías. Es más, algunas de esas entidades obligan a sus prestamistas a depositar cierta cantidad de ahorros que, finalmente, son una garantía de pago.
El cambio sin cambio
Toro fue ministra de Planificación del gobierno de Evo Morales y ahora, desde fuera del Poder Ejecutivo, dice que el cambio que propugna el presidente no se ha reflejado en el sistema financiero.
Lo único que ha hecho el gobierno, según Toro, es subvencionar las tasas de interés de las microfinancieras, las que están ganando tanto o más que la banca comercial.
"El tema del sistema microfinanciero en particular y el sistema financiero en general no ha sido tocado, se sigue trabajando con el mismo enfoque del pasado, con los mismos mecanismos, con los mismos instrumentos", señala.
Sin embargo, el viceministro de Microempresa, Ramiro Lizondo, le dice a BBC Mundo que el gobierno tiene un plan para ingresar al mercado de las microfinanzas con tasas de interés más bajas, es decir, instalar un banco de primer piso para que los pequeños productores accedan a los créditos directamente.
"El objetivo final es influir en el sistema privado para que puedan bajar sus tasas de interés", señala Lizondo, quien espera que la competencia obligue a las financieras a bajar sus tasas.
Por ahora, reconoce que el Banco de Desarrollo Productivo (BDP) sólo es de segundo piso, es decir, les otorga dinero a las microfinancieras para que éstas lo presten a los pobres.
Historias de drama
Toro hizo el estudio a pedido de la organización Mujeres Creando que, entre sus actividades, abrió una oficina para luchar contra la usura de las microfinanzas.
Por esa oficina pasaron historias cargadas de drama y todas esas historias tenían rostro femenino.
Incluso, cuenta Toro, se recibieron denuncias de gente que llegó al suicidio ante las deudas impagas y casos de otras personas que tuvieron que hacerse otros créditos para pagar las deudas retrasadas.
Doña Gregoria Aduviri es una de esas mujeres que acudió a la oficina de Mujeres Creando y logró asesoramiento para rebajar su deuda y pagar en cuotas que estén a su alcance.
Ella trabaja haciendo limpieza y con lo que gana mantiene a cuatro de sus ocho hijos y, cada mes, destina US$42 al pago de su cuota bancaria. Su esposo es ayudante de un sastre y sus ingresos también son ínfimos.