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elEconomista.es.
El precio del crudo ha retrocedido un 14,1% en las nueve últimas sesiones y ha llegado a tocar niveles que no se veían desde el 5 de junio. Hoy, se ha conocido que los precios de la gasolina y del gasóleo en España han bajado casi un 1% la última semana, pero ¿por qué el descenso de los carburantes no es tan acusado como el de la materia prima?
Si no ha hecho ya su equipaje, deje un hueco al petróleo . En un ejercicio en el que la cotización del crudo no ha dejado de enlazar un récord tras otro, ahora da la sensación de que también quiere tomarse unas vacaciones. Su precio, al menos, así lo indica. En las nueve últimas jornadas, el barril Brent, de referencia en Europa, ha acumulado un descenso del 14,1%, hasta los 126,7 dólares. Ayer, incluso cayó hasta los 124,1, su nivel más bajo desde el pasado 5 de junio, pero en ese momento detuvo sus recortes.
Dos son los principales motivos que laten tras el reciente frenazo del oro negro. Por un lado, la moderación de la especulación en torno al crudo. Desde órganos supervisores o legislativos, como el Congreso de Estados Unidos, hasta inversores como el gurú George Soros o políticos como el candidato demócrata Barack Obama, han denunciado lo lejos que había ido la práctica especulativa en los mercados en relación al petróleo y el claro impacto que dicha operativa había provocado sobre los precios.
Si estas palabras ya habían generado una creciente opinión en contra de dicha forma de invertir en petróleo , las cosas se han puesto más serias, algo que ha enfriado los ánimos especulativos. Sin ir más lejos, la estadounidense Comisión de Negociación de Futuros de Materias Primas (CFTC, en sus siglas en inglés) anunció ayer que está tramitando una demanda contra el fondo de inversiones Optiver, al que acusa de manipular el precio del petróleo .
El segundo factor que ha contenido la ascensión del crudo ha sido el dólar. Si su debilidad ha alimentado el encarecimiento del crudo, la subida que ha protagonizado el billete verde en las últimas semanas ha servido para frenar su cotización. Desde el 11 de julio, sesión en la que el Brent elevó su máximo histórico hasta los 147,5 dólares, la divisa norteamericana se ha apreciado un 1,9% frente al euro, hasta los 1,564 dólares, una reacción que ha actuado como antídoto contra la escalada del oro negro.
Distinta velocidad
Ahora bien, una cosa es que el precio del crudo caiga en los mercados y otra muy distinta que el de los combustibles siga sus pasos. Y más aún cuando el petróleo cae. En este sentido, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) siempre ha denunciado la diferente velocidad de reacción que las compañías demuestran en este sentido. O lo que es lo mismo, no se puede esperar que el recorte experimentado por la cotización del crudo se traslade de forma inmediata y en la misma proporción en los precios de los combustibles.
En este sentido, sin embargo, también conviene tener presente que el comportamiento del precio del petróleo en los mercados financieros y el del combustible en las gasolineras no es exacto en las bajadas... pero tampoco en las subidas. Así, por ejemplo, la cotización media mensual del Brent se disparó un 36% entre diciembre de 2007 y mayo de 2008, mientras que en el mismo periodo el precio del litro de gasolina se encareció un 8,3%, según los datos oficiales del Ministerio de Industria -que no dispone de cifras más actuales-.
Eso sí, la llegada del verano había calentado la mano de las gasolineras. En la actualidad, y a falta de cifras medias oficiales, los precios de la gasolina oscilan entre los 1,25 y los 1,35 euros por litro -sin considerar las ofertas puntuales de determinadas marcas o centros comerciales-, es decir, unos precios superiores entre un 13,4 y un 22,5 por ciento por encima de los niveles a los que concluyó en 2007.
Por tanto, y aunque llegue con retardo y con una intensidad menor, la reciente caída del petróleo supone una buena noticia en uno de los momentos del año en que se producen más desplazamientos de vehículos. Primero, porque el descenso del oro negro impedirá que las gasolineras emprendan una campaña veraniega de subidas de los precios. Si la materia prima no lo hace, sería difícilmente justificable que las compañías lo hicieran. Y segundo, porque se venía de una situación en la que nada permitía presagiar que el crudo acabara superando los 150 dólares por barril, lo que hacía temer un nuevo encarecimiento de la gasolina.