Fuente:
La Nacion.
Se populariza la cámara digital (106 millones de equipos vendidos en todo el mundo en 2009); crece la venta de las videograbadoras convencionales, y de nuevos equipos como la Flip Mino, que simplifican la grabación de películas caseras; y los celulares mejoran cada vez más las cámaras que incluyen en sus equipos, incluso permitiendo grabar videos de alta definición.
Así, la posibilidad de registrar los momentos más triviales de nuestra realidad cotidiana sin costo (más allá del hardware, claro) hace que acumulemos horas y horas de videos de diversa calidad.
Cualquiera que haya pasado por esa suerte de purgatorio doméstico que es ver, en la casa de algún familiar, la grabación de una hora (sin cortes) del tráfico en el Camino del Desierto y el paisaje circundante, con el ruido del viento saturando el micrófono; un acto escolar con discursos incluidos, o los intentos infructuosos por lograr que el perro haga su gracia sabe que la mejor amiga de un video atractivo es la edición. A veces no es necesaria, pero en la mayoría de los casos permite aprovechar realmente la magia de la imagen en movimiento.
Para hacer una edición mínima no se necesita ser un director de cine galardonado ni tener un estudio con equipos valuados en millones de dólares (aunque eso seguramente ayuda). Cualquier PC moderna tiene la capacidad suficiente para realizar la edición. Obviamente, un hardware poderoso es mejor, sobre todo en el chip central (lo ideal es que sea de dos o más núcleos), en la memoria RAM (2 GB mínimo) y en el disco rígido, que almacenará no sólo los videos originales, sino también los audio que los acompañan, los archivos temporales que irá creando la aplicación de edición y más. Se podrá editar con un equipo más modesto, pero todo el proceso será notablemente más lento.
Por suerte, en lo que se refiere al software no es necesario invertir dinero para montar una isla de edición en casa. Hay, también, herramientas profesionales comerciales disponibles en el mercado.
Hitchcock en potencia Una alternativa sencilla y amigable es Windows Live Movie Maker, de Microsoft; es gratis, se descarga de
http://download.live.com/moviemaker y progresó bastante de las versiones que estaban para Windows XP y Vista (ver recuadro). Y la recientemente lanzada versión 10.04 de la distribución de Linux Ubuntu (
www.ubuntu.com ) incluye, como novedad, la aplicación Pitivi (
www.pitivi.org ), para hacer edición de video en Linux.
No son las únicas alternativas: por ejemplo, es posible usar los freeware VirtualDub (
www.virtualdub.org , para Windows), Free Video Cutter (www.freevideocutter.com, para Windows) o Avidemux (
http://avidemux.sourceforge.net , para Windows, Linux y OS X).
Entre las aplicaciones pagas se destacan, para las Mac, iMovie (parte del paquete iLife; tiene un costo de $ 499) y Final Cut Express HD 4 ($ 1399), ambos desarrollados por Apple.
Otro estándar industrial es el Adobe Premiere, que en su versión CS5 (recientemente llegado al mercado) tiene un precio local sugerido de 5860 pesos. Al igual que la familia de productos para edición de video de Autodesk, cuyos títulos rondan los 11.700 pesos, probablemente serán demasiado complejos para hacer un compilado de los videos registrados durante las últimas vacaciones. En este sentido, es preferible el Premiere Elements, con un precio de 620 pesos.
En un punto intermedio se ubica la oferta local de Pinnacle, que incluye hardware para digitalizar video (de una cámara VHS o MiniDV, por ejemplo, o incluso de la televisión); por ejemplo, la Studio Moviebox
($ 590, hay versiones USB y PCI), que incluye el software de edición Pinnacle Studio.Si se cuenta con una cámara MiniDV, sólo hace falta un puerto FireWire en la PC para transferir el video, usando aplicaciones gratis como WinDV (
http://windv.mourek.cz ) o Exsate DV Capture Live (
www.exsate.com/products/dvcapture /).
Cómo editar Aunque la práctica hace al maestro, y estas aplicaciones pueden parecer incomprensibles al principio, lograr una edición sencilla no es algo complejo. Todos los programas usan la misma premisa básica: muestran, en la pantalla principal, la línea de tiempo de nuestro video (por lo general, en la base de la ventana). Ahí será posible ubicar los videos y la música; suele alcanzar con arrastrar y soltar los íconos de los videos y los audios que tenemos en la carpeta de trabajo, que se genera cuando importamos los originales.
Dependiendo de la aplicación, cada video importado será dividido automáticamente en fragmentos (en general, cuando hay un cambio brusco en la escena) para facilitar su manipulación. Al arrastrarlo sobre la línea de tiempo mostrará cuánto tiempo ocupa; luego se podrá acortar su duración, agregar un segundo video, e incluso superponer una imagen con otra, usando una herramienta que permita el fundido encadenado de los videos. En general no es más complejo que seleccionar el fragmento y moverlo a la ubicación deseada.
Se puede usar el audio original, subir o bajar su volumen, o agregar música de fondo o efectos especiales. Incluso es posible silenciar el audio original por completo para reemplazarlo por otra banda de sonido.
Las aplicaciones más avanzadas permiten, además, cambiar el color del video, rotarlo, aclarar la imagen, cambiar la velocidad a la que transcurre, agregar texto en pantalla, transiciones, filtros para envejecer la imagen, etcétera.
A medida que se va trabajando se puede hacer una previsualización de baja calidad para ver cómo está quedando nuestra obra, y guardar el proyecto para poder continuarlo en otro momento sin perder el trabajo realizado. Cuando esté finalizado habrá que renderizar el video, eligiendo el formato y la resolución en la que se generará (DivX, MPEG2 para verse en un DVD convencional, Flash Video para subir a YouTube, etcétera). Dependiendo de la computadora y de la longitud y complejidad del video, este proceso puede llevar un rato largo, incluso horas. Será crucial, también, tener varios gigabytes de espacio libre en el disco para que el programa pueda trabajar sin limitaciones.
Una mezcla de sonidos En el caso de la edición de audio, el proceso general es similar, aunque es por supuesto más sencillo. Lo que sí permiten en general los programas de audio es trabajar con múltiples pistas simultáneamente, para superponer los sonidos deseados.
Aunque todos los editores de video permiten crear nuevo sonido, es preferible trabajar con programas especializados. Entre las aplicaciones más populares están los freeware Audacity (
audacity.sourceforge.net , para Windows, OS X y Linux), Free Audio Editor (
www.free-audio-editor.com , para Windows), Wavosaur (www.wavosaur.com) o Mp3DirectCut (
http://mpesch3.de1.cc/mp3dc.html , para Windows, admite sólo MP3, pero no necesita convertirlos). Los usuarios de Mac pueden apelar a GarageBand, incluido en el ya mencionado paquete iLife.
Con estas aplicaciones se pueden grabar pistas de audio, mezclarlas, modificar cada segundo de ellas y luego convertir todo el proyecto en un único archivo de sonido del formato y la calidad deseados (Wav, MP3, MP4, etcétera).
Un párrafo aparte merecen dos aplicaciones, sorprendentes por lo que ofrecen y lo que permiten lograr. Son, en rigor, dos sitios que reemplazan las aplicaciones instaladas en la PC por herramientas que corren dentro del navegador; y por lo que pudimos probar no tienen nada que envidiarles a sus contrapartes tradicionales. Y son de uso gratis; sólo requieren registrarse usando una dirección de e-mail válida. Realmente vale la pena probarlos por sus interfaces, porque funcionan bien y porque permiten experimentar algo de lo que venimos hablando hace tiempo: la idea de la Nube, en la que las aplicaciones funcionan desde un servidor remoto y las cargamos sólo cuando necesitamos una herramienta específica.
En el caso del audio se trata de Myna (
http://aviary.com/tools/myna ); en el del video es Jaycut (
http://jaycut.com ). Su principal elemento en contra es el tiempo que tardan en subir al servidor los archivos que queremos editar. A su favor está el hecho de que funcionan con cualquier navegador moderno, en cualquier sistema operativo.
Así, se puede comenzar la edición en una computadora y terminarla en otra del otro lado del mundo sin tener que transportar archivos o pensar en hardware, versiones de aplicaciones y demás, y concentrarse sólo en el audio o el video que queremos lograr.
Ricardo Sametband
Windows Live Movie Maker
Para quienes estaban habituados al tradicional Movie Maker, saltar al Live Movie Maker puede ser chocante por los notables cambios en la interfaz. Pero es una sensación que desaparece pronto. Es muy intuitivo y brinda herramientas para unir videos e imágenes, colocar pistas de audio, separar filmaciones y agregar títulos, créditos, animaciones y efectos visuales. Entre sus nuevas funciones están rotar los videos o guardar automáticamente para su publicación en la Web.
Cuando abrimos el programa, en la etiqueta Principal, cliqueamos en el botón Agregar videos y fotos. Al instante aparecerán a la derecha, en el llamado Guión gráfico, los archivos que vayamos importando al proyecto. Su orden puede alterarse arrastrando el objeto con el puntero del mouse. Una barra vertical negra es la que mostrará en el guión gráfico dónde se encuentra la reproducción, y servirá para indicar, además, que allí se puede colocar una transición entre videos e imágenes, por ejemplo.
En Principal encontramos las funciones para agregar música de fondo, títulos, leyenda y créditos. También las de rotado a la izquierda o a la derecha y para los distintos tipos de guardado, así como el comando Auto. Este ayuda al usuario a sistematizar procesos de edición.
Algunas de las extensiones que reconoce el Live Movie Maker son el WMV, MOV, QT, AVI, MP4, MPEG, VOB, JPG, TIF, BMP, MP3 y WMA, por ejemplo.