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2012/03/23

Nintendo 3DS suma su primer millón de 2012 en Japón

Media Create ha publicado los datos de ventas de consolas en Japón para la semana del 12 al 18 de marzo, periodo en el que Nintendo 3DS ha sumado su primer millón de 2012, por lo que el total de consolas vendidas es ya de 5,3 millones desde su lanzamiento.

PlayStation 3, que consigue mantener su segunda posición en la tabla, por su parte, supera la barrera de los 8 millones de consolas vendidas desde su lanzamiento.

Nintendo 3DS: 64.017 (total del año: 1.024.513; total acumulado: 5.306.656)
PlayStation 3: 27.900 (371.101; 8.007.486)
PSP: 18.633 (239.743; 18.969.127)
PlayStation Vita: 10.021 (180.097; 620.083)
Wii: 8.127 (141.605; 12.304.826)
Nintendo DS: 1.470 (24.945; 32.833.431)
PlayStation 2: 1.165 (12.032; 21.786.139)
Xbox 360: 1.1145 (15.775; 1.551.820)

Pinterest quiere ser rentable

Pinterest, el servicio que más tráfico deriva después de Facebook y Twitter, ha anunciado la contratación de Tim Kendall, anteriormente en Facebook donde tuvo un papel clave para encontrar el modelo de negocio de la red social.
Kendall trabajó entre 2006 y 2012 como director de monetización. Cuando dejó la empresa de Mark Zuckerberg, su jefe, el vicepresidente de publicidad, David Fischer le despidió con un elogioso correo interno. Según Michael Arrington, cuando todavía estaba en TechCrunch, tanto Twitter como Zynga, expertos en videojuegos para redes sociales, intentaron hacerse con sus servicios.
Su gran mérito consistió en darse cuenta antes de nadie del gran valor que podría tener la publicidad social. De su mente salieron, por ejemplo, las historias patrocinadas. Ahora le toca encontrar la manera de convertir los tablones con fotografías en dinero.  

¿Es posible leer mucho rato en una tableta, con tanta distracción?

El lector de libros electrónicos en tabletas se está dando cuenta de que, mientras un libro impreso o electrónico, en blanco y negro, es directo e invita a sumergirse en la lectura, una tableta ofrece un menú de distracciones que pueden fragmentar la experiencia o incluso frenarla en seco.
El correo electrónico está al acecho provocadoramente cerca. Averiguar el significado de una palabra difícil o un hecho desconocido es fácil haciendo una búsqueda rápida en Google. Y si un libro empieza a hacerse pesado, renunciar a él para descargarse una película o mirar los mensajes de Twitter está a solo unos clics de distancia.
Algunos de los millones de consumidores que han comprado tabletas y probado libros electrónicos en aplicaciones de Amazon, Apple y Barnes and Noble han llegado a esta conclusión: sentarse y centrarse en la lectura es más difícil que nunca. “Es como intentar cocinar cuando hay niños pequeños a tu alrededor”, dice David Myers, de 53 años, administrador de sistemas en Atlanta, que en diciembre compró una tableta Kindle Fire. “Si un niño hace alguna tontería, tienes que dejar de cocinar y arreglar el problema, y luego seguir cocinando”.
Para las editoriales, existe un peligro en potencia: que los clientes se pasen a las tabletas y luego comprueben que no invitan mucho a la lectura. ¿Dejarán entonces esos lectores que las películas o Internet ocupen su tiempo libre?

Maja Thomas, vicepresidenta primera de Hachette Digital, del grupo Hachette Libros, no cree que eso vaya a suceder. “Alguien que no tienen el hábito de la lectura y se compra una tableta verá que se le ofrecen muchas oportunidades para leer”, opina, y añade que las tabletas tienden a incluir aplicaciones para libros electrónicos. “Nuestra esperanza es que harán que aumente el número de personas que leen”.
Las ventas de lectores electrónicos se dispararon durante la temporada navideña, según el Pew Research Center. Pero es posible que las editoriales estén perdiendo el entusiasmo por las tabletas como aparatos de lectura electrónicos. Un estudio reciente de Forrester Research muestra que el 31% de las editoriales creen que los iPads y otras tabletas parecidas son la plataforma ideal para la lectura electrónica; hace un año, pensaba así el 46%.
“La tableta es tentadora”, señala James McQuivey, el analista de Forrester Research que dirigió el estudio. “No para de decirte que ahora podrías estar en YouTube. O de enviarte alertas constantes que aparecen en la pantalla y te dicen que acabas de recibir un correo electrónico. El acto de leer se convierte en una competición”.

En efecto, el menú básico del Kindle Fire ofrece enlaces a vídeos, aplicaciones, Internet, música, periódicos y libros, convirtiendo el libro en otra opción del menú. Lo mismo sucede con el polifacético iPad, que Allison Kutz, una estudiante de 21 años en su último curso de la Universidad de Carolina del Norte, compró en 2010. Tiene que controlar constantemente las ganas de echar un vistazo a otros medios. Dice que el único momento en que es capaz de centrarse en la lectura de un libro es en un avión, porque no tiene acceso a Internet.
El problema de cambiar los hábitos de los lectores ha sido ampliamente debatido por los ejecutivos de Amazon, fabricante del Kindle y del Kindle Fire. Russ Grandinetti, vicepresidente de contenidos de Kindle, explica que una de las razones por las que el Kindle original, que salió a la venta en 2007 por 399 dólares, no fue concebido como un aparato multiuso era que la gente pudiera sumergirse en la lectura sin interrupciones. Ahora, el nuevo Kindle Fire, que cuesta 199 dólares, se ha ideado como complemento del primer Kindle.
Muchas editoriales creen que el mercado de libros impresos y de aparatos exclusivamente para la lectura de libros electrónicos no va a desaparecer. Los lectores voraces fueron los primeros en engancharse a los libros electrónicos, porque valoraban su comodidad, su portabilidad y las aplicaciones que permiten hojear textos. Ahora esos libros electrónicos son más ligeros, más elegantes, y cuestan menos de 100 dólares, de modo que las personas que recelan de la tecnología y lo único que quieren es un aparato exclusivamente para leer tienen pocos incentivos para pasarse a otro mejor.

Mientras los lectores electrónicos sigan siendo considerablemente más baratos que las tabletas, puede que haya mercado para ellos. Pero McQuivey opina que estas seguramente acabarán desplazando a los libros electrónicos en blanco y negro.
Para Erin Faulk, asesora legal de 29 años y lectora voraz de Los Ángeles, la era de los lectores electrónicos ha tenido una consecuencia importante: le ha hecho acumular muchos más libros de los que ella define como “ST” (sin terminar). Pero añade que también está comprando más títulos. “Últimamente me inclino por los libros que me hacen olvidar que tengo un mundo de ocio al alcance de los dedos”, dice. “Si el libro no es lo bastante bueno para conseguirlo, tengo formas de emplear mejor mi tiempo”.

Spotify estrena aplicaciones

Al igual que hizo Facebook, Spotify se ha convertido en una plataforma que alberga aplicaciones de terceros. Sten Garmark, director de plataforma, considera que el verdadero valor de Spotify está en la combinación del amplio catálogo musical con estos nuevos programas que explotan al máximo las posibilidad.
La plataforma de creación, según el directivo se basa en HTML 5 y Javascript, dos de los estándares web más comunes. “Tenemos 10 millones de personas probando programas para usar nuestra base de datos como karaoke o hilo musical, según los gustos”, añade.
Garmark recomienda usar el App Finder para descubrir las ventajas de estos complementos. Soundrop, por ejemplo, permite escuchar música en ‘salas’, como si fuera una sesión compartida con otros contactos. Tunewiki, al más puro estilo SingStar, convierte el programa en un karaoke, la letra aparece sincronizada con la canción.
MoodAgent es todavía más personal, adapta las listas de canciones al estado de ánimo del usuario. Es una de las más populares con sus modos “happy quick”, que intenta alegrarnos al instante o “angry”, para desatar la furia interior. SpotOn Radio es una aplicación para iPhone, construida a partir de Spotify. Sexta en popularidad en su fuero, Suecia, sirve como cadena de radio fórmula a partir del gusto de cada cual.
El servicio de música por suscripción cuenta con más de 10 millones activos, aunque solo tres son de pago. Spotify no concreta cuáles son Premium, con acceso ilimitado por 9,95 euros mensuales, y cuáles unlimited, por la mitad de precio pero solo disponible en ordenadores. La cantidad de canciones de Spotify sigue creciendo, son 16 millones, y ya funciona en 13 países. Destaca especialmente que en Suecia, de dónde es originario este almacén musical, lo tiene un tercio de la población. En Europa es el segundo en su categoría, solo por detrás de iTunes, el escaparate de Apple.
Spotify se ganó el favor de las discográficas al presentarse como una interesante alternativa a la piratería. Desde su lanzamiento en 2008 ha pagado 250 millones de dólares a los titulares de derechos. Solo en 2011 pagaron 180 millones.

Una web para denunciar sobornos

¿Coste de reclamar una devolución legítima del impuesto sobre la renta en Hyderabad, India? 10.000 rupias.
¿Tarifa para que un niño que ya ha superado los requisitos de entrada pueda estudiar en el instituto en Nairobi, Kenia? 20.000 chelines.
¿Desembolso para obtener un permiso de conducir después de haber aprobado el examen en Karachi, Pakistán? 3.000 rupias.
Esos son los precios de lo que Swati Ramanathan llama “corrupción al por menor”, pequeños sobornos, en comparación con otros a gran escala, que contaminan la vida cotidiana en tantas partes del mundo.

Ramanathan y su marido, Ramesh, junto con Sridar Iyengar, se propusieron cambiar todo esto en agosto de 2010, cuando crearon un sitio bajo el nombre I Paid a Bribe [Yo Pagué un Soborno], que recoge denuncias anónimas de pagos de sobornos, de exigencias que no se pagaron y de peticiones esperadas pero que no se produjeron.
Cerca del 80% de las más de 400.000 denuncias en el sitio cuentan historias como las anteriores, de burócratas que piden pagos ilícitos para proporcionar servicios rutinarios o tramitar el papeleo y formularios.
“Me pidieron que pagara un soborno para obtener un certificado de nacimiento para mi hija”, escribió alguien en Bangalore, India, el 29 de febrero, tras pagar 120 rupias. “El tipo encargado lo llamaba ‘tasas’, salvo que no se cobran tasas por los certificados de nacimiento”, explica Ramanathan.
Hoy en día, se están extendiendo sitios similares por todo el mundo, lo que irrita a los burócratas de todos los países. Ramanathan asegura que organizaciones no gubernamentales y agencias de Gobiernos de al menos 17 naciones se han puesto en contacto con Janaa-graha, la organización sin ánimo de lucro de Bangalore que lleva Yo Pagué un Soborno, para pedir que les cree un sitio propio.
El pasado año, la Comisión Anticorrupción del Reino de Bután creó un formulario en Internet para permitir las denuncias de corrupción anónimas y se creó un sitio en Pakistán, ipaidbribe, que calcula que la economía del país ha perdido unos 94.000 millones de dólares, a lo largo de los cuatro últimos años por la corrupción, la evasión fiscal y un sistema de Gobierno débil.

Ben Elers, director de programa de la ONG Transparencia Internacional, afirma que los medios sociales han proporcionado al ciudadano nuevas y poderosas herramientas para luchar contra la corrupción endémica. “En el pasado, tendíamos a considerar la corrupción como un enorme y monolítico problema ante el que la gente corriente no podía hacer nada”, señala Elers. “Pero hoy en día disponemos de nuevas herramientas para identificarla”.
Dado que no se facilitan nombres en los sitios, en parte para evitar posibles casos de calumnia y difamación, resulta imposible comprobar las denuncias, pero Elers y otras personas experimentadas en destapar la corrupción dicen que la mayoría parecen ciertas. Son lo suficientemente amenazadoras para que, cuando apareció una multitud de sitios similares en China el pasado verano, el Gobierno acabara con ellos en un par de semanas, aduciendo que no se habían registrado oficialmente.
Sin embargo, solo son un mecanismo de denuncia. “Por sí solos, no cambian nada”, dice Elers. “Lo fundamental es que haya mecanismos para convertir esta actividad en Internet en un cambio en el mundo real”.
En Bangalore, Bhaskar Rao, comisionado de Transportes del Estado de Karnataka, usó los datos recabados en Yo Pagué un Soborno para introducir reformas en el departamento de vehículos de motor. Los permisos se solicitan ahora en Internet. Y el año pasado, Bangalore se convirtió en la sede de los primeros recorridos automatizados del mundo para realizar exámenes de conducir, controlados por sensores electrónicos.
“Esto eliminó totalmente los caprichos y los antojos de los inspectores”, explica Rao, que ahora es inspector general de la policía para la seguridad interna. “Se graba para que todo el mundo pueda ver los resultados y todo es muy transparente”. Añade que no podría haber realizado los cambios sin Yo Pagué un Soborno: “Fue mi portavoz no oficial para hacer que se entendiera el mensaje de que la gente está realmente molesta con tanta corrupción”.

Adiós definitivo a Google Wave

Hace un año Google anunció el cese del servicio. Este miércoles el buscador ha enviado un correo a los clientes de Wave dando una fecha concreta de la muerte. El 30 de abril será el último día para consultar los hilos de conversación generados.
Con intención de no dejar colgados a los que confiaron en ellos, Google aporta varias alternativas entre las que destaca Walkaround para exportar a otro servidor todo el contenido.
Wave, que se estrenó en mayo de 2009, no ha llegado a celebrar su tercer cumpleaños.

Apple pierde en los tribunales italianos

Los tribunales de justicia italianos han condenado a Apple a pagar 900.000 euros y a recordar en el empaquetado de sus productos que la ley del país obliga a que los fabricantes cubran con dos años de garantía la venta de sus productos. El litigio tiene su origen en AppleCare, el seguro que vende la empresa a sus clientes y que también tiene una cobertura de dos años, igual al que obliga la ley, pero pagando el consumidor. Es decir, que no informaba de que no necesitaba pagar el consumidor.
En España, la OCU también ha denunciado a Apple, al igual que otras organizaciones de defensa del consumidor de diez países de la Unión Europea, por la venta de este seguro y sus años de garantía.