"Nuestro proyecto incluye la opción nuclear, pero sólo como último recurso", explica a este diario Alan Harris, científico de la Agencia Espacial Alemana, que coordina el proyecto. "En este caso sólo exploraremos de forma teórica cuáles serían los efectos de un impacto nuclear cerca de un asteroide o en su superficie", detalla.
Los objetos más grandes no son la prioridad. El meteorito que acabó con los dinosaurios hace 65 millones de años tenía unos 12 kilómetros de diámetro. "Si cayese algo así estaríamos condenados, pero ni siquiera hemos detectado que existan objetos así en el entorno de la Tierra", apunta Harris. Según las estadísticas basadas en impactos pasados, un cataclismo así sólo sucede cada 10 millones de años.
El escudo europeo se centra en asteroides mucho más pequeños y frecuentes. Se trata de cuerpos de unos 100 metros de diámetro o más y que serían capaces de destruir poblaciones del tamaño de Londres, explica el experto. "Es muy improbable" que el impacto sucediese en una ciudad, ya que la mayor parte del globo está deshabitada o cubierta por mar, aunque "el rápido crecimiento de la población hace que cada vez cubramos más partes del planeta", argumenta Harris.
"La frecuencia de impacto contra la Tierra de un asteroide de alrededor de 1 kilómetro de diámetro es en torno a un millón de años tal y como se ha derivado de los diferentes programas de seguimiento de NEOs", explica Josep Maria Trigo, investigador del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC-IEEC) .
Don Quijote
No es la primera vez que Europa planea misiones así. Su intento más reciente fue el proyecto Don Quijote, impulsado por el Agencia Espacial Europea y desarrollado, entre otras, por la empresa española Deimos. Su objetivo era mandar un satélite de reconocimiento llamado Sancho y luego otro de impacto para desviar la roca que se llamaba Hidalgo. El proyecto quedó olvidado en el desván por falta de fondos, aunque podría resucitar en parte, ya que Deimos es una de las 12 instituciones de España, Francia, Alemania, Reino Unido, EEUU y Rusia que desarrollarán NEOShield.El programa no construirá ningún dispositivo de defensa aún , pero sí estudiará impactos con aire comprimido a velocidades "muy superiores a las de una bala", explica Harris. Estas prácticas de tiro se realizarán en centros de Alemania y Reino Unido y usarán los diferentes minerales que componen los distintos tipos de asteroides. "Después los resultados se aumentarán de escala con ordenadores que simularán el comportamiento del asteroide durante un impacto real", concluye Harris.
Los fondos dedicados a NEOShield no permiten desarrollar un futuro escudo, solo planearlo. Sin embargo, la apuesta de la UE ha sido muy bien recibida por las empresas del sector, ya que es "la primera vez que se aportan fondos para un proyecto así", explicaron ayer fuentes de Astrium. La compañía aeroespacial europea será una de las 12 entidades públicas y privadas que lleven a cabo el proyecto. Para poner en marcha un escudo real hará falta una nueva inversión"de unos 300 millones de euros", según fuentes de la compañía.