Fuente:
El Mañana.
Realizar un par de búsquedas en Google puede generar casi la misma cantidad de dióxido de carbono que cuando calentamos el agua necesaria para preparar una taza de té.
Esta es una de las conclusiones a la que llega el físico Alex Wissner-Gross, según
times on line. Alex desarrolla su investigación en la universidad de Harvard dentro del campo del impacto climático de la computación.
Comenta que Google utiliza gigantescos centros de datos por todo el mundo que consumen una gran cantidad de energía.
Aun siendo expertos en ayudarnos a encontrar información, Google mantiene en total secreto su consumo energético y producción de CO2. No obstante, se estima que diariamente se realizan alrededor de 200 millones de búsquedas en todo el mundo, y el consumo de electricidad y de gases de efecto invernadero causados por los ordenadores e internet esta empezando a llamar la atención.
Un informe reciente de Gartner, analistas industriales, dijo que la industria de las telecomunicaciones generó la misma cantidad de gases de efecti invernadero que todas las aerolíneas del mundo, alrededor del 2% de las emisiones globales de CO2.
Evan Mills, científico del laboratorio nacional Lawrence Berkeley en California. Es obvio señalar también que los servidores donde están alojadas billones de páginas web necesitan energía para poder funcionar.
Aunque Google afirma que están a la vanguardia de la computación ecológica o “verde”, su portal de búsquedas genera grandes cantidades de CO2 debido al modo en el que opera.
Cuando se introducen términos de búsqueda como por ejemplo “consejos para ahorrar energía”, la petición no va a un solo servidor si no a varios, los cuales compiten entre sí por obtener los mejores resultados.
Podría incluso ser enviada a servidores separados miles de kilómetros entre sí. La infraestructura de Google envía al usuario del servidor que produce la respuesta más rápida.
El sistema procura minimizar el retraso de la respuesta, pero con ello incrementa el consumo energético. Google posee servidores en los Estados Unidos, Europa, Japón y China.
Wissner-Gross ha enviado los resultados de su investigación al instituto americano de ingenieros eléctricos y electrónicos y ha creado incluso una página web www.CO2stats.com. Comenta “Google puede ser muy eficiente para proporcionar resultados pero su primer objetivo es proporcionar unos resultados de búsqueda de la manera más rápida posible y esto implica una gran demanda energética”.
Google afirma: “Nos encontramos entre los proveedores de búsqueda en internet más eficientes”.
Wissner-Gross ha calculado también las emisiones de CO2 causadas por el uso individual de internet. Su investigación indica que el mero hecho de ver una página web general alrededor de 0.02 gramos de CO2 por segundo.
Esto puede incrementarse unas diez veces cuando el sitio web contiene detalles adicionales tales como animaciones, imágenes complejas o vídeos.
En otra estimación realizada por John Buckley, director de carbonfootprint.com, consultores medioambientales del Reino Unido, pone las emisiones de CO2 de las búsquedas de Google entre 1 y 10 gramos dependiendo de si es necesario arrancar previamente el ordenador o no. Cuando un PC está funcionando general entre 40 y 80 gramos de CO2 por hora.
Chris Goodall, autor del libro “10 tecnologías para salvar al planeta” estima las emisiones entre 7 y 10 gramos (suponiendo un uso del PC de unos 15 minutos).
Nichols Carr, autor del libro “El gran interruptor, reinstalar el mundo”, ha calculado que mantener un personaje en el juego de realidad virtual Second Life requiere 1752 kilovatios hora de electricidad al año.
Esto es aproximadamente el consumo medio por persona en Brasil.
“No es una comparación descabellada”, dice Liam Newcombe, experto en centros de datos de la sociedad de computación británica. “Estos resultados muestran la cantidad de energía que se consume en paises desarrollados para simple entretenimiento, frente a la pobreza energética de muchos paises subdesarrollados”.
Aunque el consumo energético de los ordenadores está creciendo (e incluso la velocidad a la que lo hace), Newcombe argumenta que lo realmente importante es el tipo de uso que hacemos.
Si se usa internet para evitar actividades que consumen energía, como utilizar el coche para ir de tiendas, entonces es efectivo. Pero si se utiliza simplemente para actividades innecesarias, el consumo energético puede plantear problemas.
Newcombe cita a Secon Life y Twitter, sitio web que ha crecido considerablemente y que cuenta con alrededor de 3 millones de usuarios que “postean” millones de mensajes cada mez.
El presentador británico de televisión Stephen Fry, estaba posteando “tweets” desde Nueva Zelanda con informaciones tan relevantes como “He llegado a Queenstown, hurra.
Aqui se puede hacer “puenting” y hay muchas tiendas de activewear ” y “Honestamente, el clima de NZ hace que un británico parezca féliz”.
Jonathan Ross usa Twitter de una manera mucho más intensa, con “posts” tales como “Voy a limpiar la mierda de los cerdos. Hará frío, pero no soy el tipo de persona que renuncia a hacer cosas” y “Ya he vuelto y me he puesto una chaqueta y un par de calcetines”.
Ross también escribió varios “tweets” intentando aclarar si Jeremy Clarkson era usuario de Twitter o no. Un dia más tarde resumió el problema mediante “Yo no soy un twit, pero Jonathan Ross si”.
Semejantes fenómenos de internet no son sencillamente divertidos. Newcombe avisa; el boom de estos servicios implica un “pago” en CO2 elevado.