No habían pasado ni diez días desde que el nuevo acelerador LHC dio sus primeros pasos con un éxito clamoroso, al circular los primeros haces de partículas, cuando, el pasado 19 de septiembre, sufrió una avería grave y aparatosa en el túnel que lo aloja, en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), junto a Ginebra. La evaluación de los daños ha mostrado que la reparación será complicada y no se podrá volver a poner en marcha hasta el próximo mayo, como pronto. Miles de físicos en todo el mundo que estaban a punto de obtener los primeros datos científicos del colosal experimento, han visto frenadas en seco sus expectativas. Ahora hay que seguir esperando, así que no tienen más remedio que reorganizarse para aprovechar al máximo estos meses con el acelerador parado.
"Desde luego el incidente ha provocado una gran desilusión, también porque la operación con los primeros haces de partículas el 10 de septiembre y los días sucesivos ha demostrado que nuestro detector Atlas funciona bien y está listo para producir resultados", ha declarado a EL PAÍS Fabiola Gianotti, responsable adjunta del equipo de Atlas. "Ahora hay que tener paciencia durante algunos meses en este proyecto, en el que se ha trabajado durante 15 años y que producirá resultados científicos de altísimo nivel otros 15".
Los grupos de científicos del LHC son auténticos batallones de especialistas, veteranos y jóvenes, con un organigrama de responsabilidades y subgrupos muy poco habitual en la ciencia. También el nuevo acelerador y sus detectores gigantescos son muy poco habituales. En Atlas suman casi 3.000 físicos e ingenieros de decenas de países; en el de CMS, otros tantos. Los equipos de Alice y de LHC son más reducidos, pero no bajan de 1.000 expertos cada uno, y las exigencias de gestión no son menores. Hay que ocuparse de subsistemas, del masivo registro de partículas, de ordenadores, sensores diferentes, electrónica... Y todo perfectamente coordinado.
"Ahora tenemos reuniones continuamente: hay que adelantar planes, reorganizar de nuevo los equipos de trabajo, redefinir las actividades de la puesta en marcha del detector, del software y del análisis de datos. Hay que frenar o redirigir el impulso que teníamos y adaptar este grupo de miles de personas al nuevo e imprevisto período de espera, porque trabajo no falta, pero hay que hacerlo eficaz en esta nueva situación", comenta Teresa Rodrigo, de CMS.
El plan para este otoño en el CERN era lograr las primeras colisiones de partículas en el LHC, colisiones en que se generan nuevas partículas y se investigan las leyes profundas de la materia y la energía. Después, desde diciembre hasta marzo, se apagaría el acelerador (para dar tiempo de hacer reajustes en unos meses en los que se ahorra energía) y los físicos e ingenieros, con las primeras colisiones de partículas registradas, aprovecharían ese tiempo para completar, calibrar y mejorar los grandes detectores.
Pero el LHC se ha parado antes de lo previsto sin haber hecho las primeras colisiones. Aún así, los detectores no están apagados. "El CMS está funcionando entero desde hace dos semanas y estamos registrando rayos cósmicos muy penetrantes para comprobar cómo trabaja", comenta Tejinder Virdee, líder -o portavoz, como se les llama en el CERN- de CMS. "Desde luego los rayos cósmicos no son un sustituto de las colisiones pero nos permiten medir la eficacia, resolución, etcétera, de los elementos que componen el CMS. Lo mantendremos funcionando otras dos semanas y todo indica que los sistemas funcionan bien, lo que es muy estimulante".
Los de Atlas han decidido ya meter mano al detector. "Acabamos de abrirlo, tenemos acceso a su interior y estamos haciendo algunas mejoras que estaban previstas para el periodo de apagado invernal", explica Cristóbal Padilla. "Pero si no se hubiera producido la avería y el LHC estuviera funcionando estaríamos mucho más estresados".
¿El incidente no ha desmoralizado a los equipos? "No puedo negar que el fallo ha sido un gran disgusto", reconoció el director del CERN, Robert Aymar, en la reciente inauguración oficial del LHC. "Pero la comunidad del CERN ha reaccionado como acostumbra: remangándose para encontrar el origen del problema, hacer las reparaciones y asegurar que no puede repetirse".
Virdee dice que las pruebas con rayos cósmicos han ayudado a mantener la moral alta: "Yo creo que se está recuperando el ánimo entre la gente después de la avería", comenta Guillelmo Gómez-Ceballos, de CMS. Hay que tener en cuenta que aunque no hubiera habido ningún contratiempo, no se esperaban hallazgos científicos para estos primeros meses. "De los descubrimientos se habría hablado en 2009", señala Gianotti.
Trabajo hay, y mucho, en estos macroequipos científicos, mientras los ingenieros y técnicos del CERN se ocupan de la complicada reparación del acelerador. La buena noticia es que hay piezas de recambio disponibles y, sobre todo, que el sector del LHC afectado por la avería era el último que se estaba probando y que en los otros siete no se habían producido incidentes.
Pero para miles de físicos de partículas en el mundo el parón ha sido un imprevisto frustrante, como si nada más entreabrirse una puerta por la que iban a asomarse a los secretos del universo, ésta hubiese dado un portazo, para encontrarse con un cartel de Cerrado por avería.