Fuente:
ABC.es.
El ajedrecista norteamericano Bobby Fischer ha
fallecido hoy en su casa de Reikiavik (Islandia) a los 64 años tras una larga enfermedad, según ha informado la radio nacional islandesa.
El excéntrico y genial jugador, considerado por muchos expertos como el mejor de todos los tiempos, nació en Chicago en 1943 y pronto se convirtió en un niño prodigio del ajedrez. Con sólo 14 años ganó el Campeonato de Ajedrez de su país, y a los 15 se convirtió en el maestro internacional más joven del mundo.
Su progresión fue meteórica hasta que se proclamó campeón mundial en 1972, cuando derrotó al soviético Boris Spassky en la denominado
'partida del siglo', y que fue considerada como una prolongación de la 'Guerra Fría' entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
Caída a los infiernos
Este momento, que debía haber supuesto su explosión como personaje mediático y estrella del deporte, se convirtió en el comienzo de su caída a los infiernos. Desde entonces, su carácter excéntrico le retiró casi de forma fulminante de los tableros. Abandonó la práctica del ajedrez y desapareció del mapa.
En 1975, cuando tuvo que defender el título frente al aspirante Anatoly Karpov, planteó exigencias inaceptables para la FIDE, que lo despojó del título por incomparecencia.
Ya en 1992, volvió a jugar, de nuevo contra Spassky, al que derrotó otra vez, en una partida conmemorativa. Sin embargo, su participación en este duelo -a cambio de 3 millones de dólares-, celebrado en Belgrado, en una Yugoslavia embargada por los Estados Unidos, le costó la reprobación del gobierno de su país, que le incluyó en la lista de fugitivos.
Retiro islandés
Esa misma razón le llevó a ser detenido en Japón en 2004 durante 8 meses en un centro para inmigrantes ilegales. Durante su cautiverio en Tokio, Fischer calificó la retención de "secuestro" organizado por el presidente de EEUU, George Bush, y su "títere", el entonces primer ministro nipón, Junichiro Koizumi.
Islandia intervino entonces para concederle asilo político, ante las presiones de Estados Unidos. A su llegada a Reikiavik, se despachó con unas declaraciones antisemitas y contrarias a su país de origen.
En Islandia, en donde logró el título en el 72, fue tratado como un héroe y recibió la nacionalidad. En los últimos años, Fischer, que consideraba "muerto" el ajedrez para él, mantuvo un perfil bajo, aunque había trascendido que sufría probemas de tipo psicológico.