BBC Mundo
En medio de la selva colombiana, con un mapa y unas directrices, un técnico encuestador intenta llegar a un cultivo de coca. Según las imágenes satelitales, está a 800 metros del río X. No tiene GPS ni ningún artilugio tecnológico que lo ayude a llegar a la zona indicada. De lo que encuentre dependerán las conclusiones del informe anual sobre drogas de Naciones Unidas.
A miles de kilómetros de distancia, en Europa, europarlamentarios tienen la tarea de revisar las políticas de inmigración irregular. Para ello, buscan qué informes se han hecho al respecto. Hay dos, uno que estima en unos cinco millones los inmigrantes sin permiso de trabajo y otro que sube la cifra a ocho millones. Se toma como válida la segunda.
¿De donde salieron esas cifras? ¿Qué metodología se utilizó para realizar los informes? ¿Cuál es el margen de error de las estimaciones?
Casi a diario, organizaciones y agencias internacionales publican todo tipo de informes. Se trata de cientos de cifras, que repercuten en la toma de decisiones de políticas que afectan a millones de personas.
Son reportes, como el de droga, que se utilizan para dar más o menos ayudas a un país; o, como el de la inmigración, para decidir si se refuerzan o no algunas políticas.
Y, sin embargo, son trabajos de investigación que pueden no ser tan precisos como a simple vista pareciera.
Cien interpretaciones
Por ejemplo, la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (ONUDD) publica cada año un informes con cifras sobre el cultivo de coca en el mundo en general y en Colombia en particular. Para realizar sus estimaciones utiliza imágenes satelitales que refuerza con encuestas en el terreno.
"Desarrollamos guías para los entrevistadores, los entrenamos de una forma estandarizada para que todos tengan la misma metodología y usen los mismos cuestionarios y definiciones", le dijo a BBC Mundo Angela Me, jefa de estadística y encuestas de la ONU.
El problema radica en que la teoría no puede ser aplicada con la misma rigurosidad en la práctica. Según Sergio Uribe, investigador de campo y consultor sobre cultivos ilícitos de droga en Colombia, para hacer las proyecciones, la ONU utiliza un sistema común en la agricultura legal. "Pero la metodología no sólo es un cuestionario. Uno tiene que tomar una medidas en el campo".
Cuando se trata de cultivos ilegales, el terreno es irregular, el cultivo es mezclado y las medidas se toman a paso calibrado.
"Si usted tiene 100 individuos y no es claro en la metodología, lo que pasa es que los individuos tienen 100 interpretaciones de cómo tomar las medidas en el terreno, lo que significa que las encuestas no se pueden comparar", le explica Uribe a BBC Mundo.
Para evitar esta variedad de interpretaciones, la ONU tiene la figura del supervisor que "algunas veces hacen una segunda entrevista a los cultivadores (de coca) para asegurarse que el primer cuestionario estuvo bien realizado", aclaró Me.
No obstante, para Uribe, los estudios de campo que hizo la ONU en Colombia hasta 2008 son, a su juicio técnico, inválidos. "Porque nadie los supervisó".
Mentira repetida = verdad
Otro de los problemas en que coinciden los consultores entrevistados por BBC Mundo radica en los datos. Esos números rimbombantes que resaltan en los artículos de prensa. "Cinco millones de infectados", "80.000 hectáreas de drogas", "600 detenciones de inmigrantes"... cifras redondas que si se escarba un poco pierden su valor.
Anna Triandafyllidou, coordinadora del proyecto Clandestino, una base de datos de inmigrantes irregulares en la Unión Europea, se sorprendió cuando al principio de la investigación descubrió que las cifras citadas en documentos oficiales de la Comisión Europea "vinieron de ninguna parte".
"Había un estimado que fue tomado de la revista alemana
Der Spiegel, que lo había tomado de otro periódico suizo, que básicamente tomó esa cifra de ninguna parte. Al parecer, durante un taller de expertos alguien mencionó la cifra de cuántos inmigrantes irregulares había (en Europa)", le cuenta a BBC Mundo Triandafyllidou.
"El problema es que ese número se empezó a citar y a citar hasta que se convirtió en una verdad científica", agregó.
El investigador y economista colombiano, Francisco Thuomi, considera que los números, presentados como hechos irrefutables es lo que más daño hace a informes como estos.
"Yo he insistido que se le debe exigir a la ONU que no den cifras, sino que den un rango", le explicó a BBC Mundo.
Rango en vez de cifras
Thuomi considera que la "presión" por presentar datos viene de los medios de comunicación y de los políticos. "Después de todo, la ONU es un organismo político, no científico, y el argumento de ellos es que muchas veces lo que quieren los políticos -y la prensa- son cifras".
La jefa de estadística y encuestas de Naciones Unidas desestima la postura de Thuomi, pues aclara que el objetivo de la organización es producir datos "completamente independientes", basados en una metodología científica.
"El gobierno puede estar bajo presión, pero nosotros no tenemos interés en mostrar que los números han subido o bajado", aseguró Angela Me.
Sin embargo, Sergio Uribe cree que es muy difícil ser imparcial cuando es el gobierno el que corre con los gastos de tales informes. "El gobierno colombiano básicamente les entrega US$100 millones anuales para su funcionamiento y para hacer los trabajos".
En el caso del proyecto Clandestino, financiado con dinero de la Comisión Europea, a los investigadores les tocó refutar la cifra de 8 millones de inmigrantes que manejaba la UE. Su conclusión es que hay entre 1,8 millones y 3,2 millones.
"Es verdad que cuando produjimos un estimado, que es claramente menor que los que se usaron en el pasado (para redactar las directrices en política migratoria), fue un poco difícil de digerir para la Oficina de Asuntos Internos", concedió Triandafyllidou.
Ante esta situación, ¿cuánto hay que creer a los informes estadísticos? Risas, fue la respuesta de los expertos.