Un operador desconectó los circuitos en una secuencia equivocada, indicó Hernán Martínez. El corte de energía afectó a 98 por ciento del territorio nacional.
El daño ocurrió a las 9:58 de la mañana, y como en un efecto dominó, el país se fue quedando sin luz desde la Costa Atlántica hasta el sur. A las 10:10 de la mañana Colombia estaba apagada.
Uno de los interruptores de esa subestación Torca, al norte de Bogotá, que pertenece a ISA, a donde llegan líneas de alta tensión que distribuyen energía a Bogotá y parte del centro del país, "no abrió bien".
Personas atrapadas en ascensores, caos vehicular en la mayoría de las capitales, el mercado de valores sin negociar, almuerzos fríos en unos lugares y sudor a chorros en oficinas de tierra caliente por falta de aire acondicionado, fueron apenas algunas de las escenas en medio de un apagón de cuatro horas y media que puso sobre el tapete la confiabilidad del sistema interconectado.
El 7 de diciembre del año pasado, un día después de que una cuarta parte del país se apagó casi por una hora, la firma XM, encargada de administrar el sistema nacional de redes eléctricas, argumentó un problema técnico y prometió que se trabajaría para que una situación como esa no se volviera a repetir.
Pero ayer, solo cuatro meses después, el apagón volvió a repetirse en plena jornada laboral.
"Este es un campanazo de alerta para los encargados de planear y fortalecer el sistema de transmisión eléctrica", dijo una fuente del sector eléctrico que prefirió mantener su nombre en reserva.
El referente más inmediato de un gran apagón, el del 2003 en Estados Unidos y Canadá, que dejó sin luz a 20 millones de personas, evidenció la vejez de la red estadounidense.
En Colombia, una emergencia como la de ayer, que provocó hasta un ataque de pánico en Cali no se registraba desde 1985.
En algunos sectores de Bogotá el corte de luz duró casi tres horas y alcanzó a preocupar a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado, pues de haber durado un poco más se habrían presentado también restricciones en el servicio de agua, especialmente en el sur, donde hay zonas que se abastecen por bombeo eléctrico.
Lo más paradójico es que el apagón se produjo apenas unos días después de que entró en operación una nueva línea de alta tensión que interconecta la Costa Atlántica con el interior del país, construida por ISA justamente para 'blindar' al sistema.
A las 2:30 de la tarde el servicio de luz se había restablecido completamente, pero quedaron la preocupación por la vulnerabilidad del sistema y las dudas sobre el mantenimiento y seguimiento que le hacen.
Lo que implicó el apagón para algunas empresas
Sofasa, en Medellín, dejó de producir al menos 37 vehículos por la falta de luz en sus plantas ensambladoras. Estuvieron sin energía eléctrica desde las 10 de la mañana hasta la 1 de la tarde.
En Cementos Argos, tres de sus 11 plantas de producción debieron detener sus operaciones porque no tienen sistemas de autorregulación de energía. Aún no hay un cálculo de pérdidas.
En EL TIEMPO, 600 mil unidades de sus productos en papel sufrieron un retraso como consecuencia de la falta de energía para el funcionamiento de las rotativas.
1. Ataque de pánico en Cali por rumor de terrorismo
El rumor se extendió tan rápido como el apagón: "El agua está envenenada", era el mensaje que corría por los celulares y que asociaban con los cortes simultáneos de energía y agua, antecedidos por la noticia de la quema de dos buses.
A Gloria Morales, una ama de casa del norte, la alertó un vecino y ella llamó a su hija para decirle que cuidara a los nietos. El rumor estaba apoyado en el trasteo temporal a Cali del despacho del presidente Álvaro Uribe, tras el carrobomba contra la Policía.
El apagón se produjo justo cuando Uribe presidía una junta de Empresas Municipales. El Presidente se retiró y la reunión quedó reducida a la confusión y al timbre inmisericorde de celulares.
Aunque a las 11:00 a.m. el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, dijo que era una falla técnica, seguían las conjeturas. El Centro Administrativo Municipal fue virtualmente evacuado en la mañana. Los bomberos rescataron a cinco personas en ascensores de la clínica Rey David. Esa espera duró 41 minutos.
Pero el drama fue por el supuesto envenenamiento, al punto que el gerente de Acueducto y Alcantarillado, Ignacio Restrepo, criticó "la irresponsabilidad de algunas personas" y dijo que el Código Penal fija sanciones por pánico económico. Explicó que el apagón afectó las dos plantas del río Cauca, que cubren el 70 por ciento de la ciudad, cerca de 1'600.000 habitantes.
Cuando Emcali y la Empresa de Energía del Pacífico restablecieron el servicio de energía y volvió el agua, a cientos de caleños, como a Gloria Martínez, ya se les había pasado la hora del almuerzo, pero no el susto.
2. 7.780 policías en vez de semáforos
Un hombre con una gorra verde, estilo Chavo del Ocho, decidió dirigir el tráfico en la calle 100 una cuadra arriba de la Avenida Suba.
Cuidador de carros en ese sector de Bogotá, cumplió su labor hasta que llegaron dos policías de tránsito.
El héroe de turno desapareció y la ciudad, un poco más organizada después del inicio del apagón, no colapsó.
Sin embargo, que hayan dejado de funcionar casi al mismo tiempo cerca de 11.000 semáforos implicó trancones de hasta media hora en el centro (sobre la calle 19 y las carreras 4a., 5a., 7a. y 10a.), y en algunos puntos de la calle 100 y las avenidas 68 y Boyacá.
Para que TransMilenio no tuviera retrasos y no se parara el tráfico por las vías por las que transita, los policías bachilleres que cuidan las estaciones fueron puestos en la calle (unos 900).
Los sitios más congestionados fueron la Autopista Norte con calles 183 y 100; la Av. Ciudad de Cali con 92; la Av. 26, en varias intersecciones; la carrera 30 con calle 92; la carrera 15 y la calle 100 con Av. 19.
Patricia González, secretaria de Movilidad, informó que desde que se conoció la información del apagón se determinó que 1.200 profesionales de tránsito salieran a las calles con 280 auxiliares bachilleres. "También tuvimos apoyo de la Policía Metropolitana (con unos 5.000 hombres) y los conductores mostraron una gran cultura ciudadana". Solo hubo dos choques simples.
En la línea 119, de Bomberos, se recibieron 1.200 llamadas durante el apagón, siete para emergencias (seis de personas atrapadas en ascensores y otra de una sucursal bancaria de Kennedy, donde siete personas resultaron afectadas por la emanación de gases de la planta eléctrica de la sede). El resto, según Mauricio Toro, director de Bomberos, fueron para preguntar por qué no había luz.
El comercio, que en Bogotá abre, en su mayoría, a las 10 a.m., se vio afectado en los sectores de ropa, zapatos, peluquerías, fotocopias, estaciones de servicio de gas vehicular y algunos restaurantes.
Según Carolina Nieto, del Área Económica de Fenalco, las estaciones de servicio que no pudieron vender gas vehicular dejaron de percibir unos 800 millones de pesos.
"En el resto del comercio se habrían dejado de percibir alrededor de 8.000 millones de pesos. Estamos hablando de que hubo sectores que estuvieron el 40 por ciento de su jornada sin luz".
3. Pareja rescatada de ascensor
César Augusto Giraldo es celador y ayer, además, se convirtió en héroe en Manizales.
Sucedió segundos después de que una pareja madura se subió a un ascensor en el edificio Guacaica, en el centro de la ciudad.
El reloj marcaba las 10 de la mañana cuando el aparato quedó suspendido cuando apenas empezaba a subir.
Previendo una emergencia, dada las edades del hombre y de la mujer que habían quedado atrapados, Giraldo cerró el edificio con llave y corrió al cuarto de los trastos para buscar una herramienta con la que pudiera efectuar un rescate.
No llamó a los organismos de socorro porque dedujo que la demora podía ser fatal.
Giraldo, de 39 años, casado y con cuatro hijos, abrió con un improvisado gancho las puertas del elevador y sacó a la pareja, que apenas empezaban a asustarse. "Lo hice rápido. Me demore solo unos 10 segundos", dijo orgulloso.
Giraldo es vigilante desde hace 18 años y hace 11 trabaja en el edificio. Entre aplausos, el administrador afirmó que celebra la actuación del vigilante, pero que piensa seriamente en comprar una planta de energía.
MANIZALES
4. Donantes de sangre pasaron susto en Bucaramanga
A las 9:59 de la mañana, en pleno centro de Bucaramanga, tres donantes de sangre vieron que en el procedimiento algo estaba saliendo mal.
Minutos antes los había abordado personal médico en la calle y los había convencido de que donar sangre era sencillo, seguro y que salvarían vidas.
Por eso accedieron a entrar a la carpa inflable, de tres metros de alta y que pertenece a la campaña que recolecta al menos el 65 por ciento de la sangre con la que se provee hospitales y centros de salud de la capital santandereana.
Allí conectarían a los donantes a unos aparatos que agitan la sangre recolectada. Entonces se fue la luz y la carpa, aunque lento, se les vino encima.
La bacterióloga Linda Angélica Blanco y su equipo de cuatro profesionales adscritos al laboratorio clínico Higuera Escalante, debieron convertirse en improvisados rescatistas. Lo primero, sacar a los donantes; y lo segundo, salvaguardar los costosos equipos.
Frente a la mirada impávida y sorprendida de las decenas de personas que a esa hora transitan por el centro de la ciudad, la carpa de color azul y con una gota de sangre pintada a un costado se desinfló lentamente. Los semáforos alrededor también dejaron de funcionar y el caos reinó por minutos.
"Afortunadamente nosotros no estábamos en pleno proceso de donación sino que los estábamos alistando (a los donantes)", precisó Isabel Arboleda.
Una lección
"La lección que deja este evento es que una vez determinadas las causas reales del apagón se deben tomar los correctivos, necesarios para que en adelante no se repita, porque un apagón tiene profundas repercusiones".
José C. Manzur, Pte de Asociación de Distribuidores de Energía.
Manhattan se paralizó en el 2003
Una falla que al parecer se produjo en la central del Niágara causó pánico en varias ciudades de Estados Unidos y Canadá. Fue la noche del 14 de agosto del 2003.
Nueva York quedó paralizada mientras cientos de personas permanecían atrapadas en ascensores, el metro y los trenes.
El pánico se apoderó de decenas de personas que tenían vivas aún en su memoria las imágenes del derrumbe de las torres gemelas en Manhattan.
Los neoyorkinos optaron por refugiarse en las calles y alumbrarse con antorchas mientras más de 40 mil policías controlaban la seguridad y el tráfico.
El apagón afectó también a Boston y Cleveland así como a Toronto y Ottawa (Canadá). El 9 de noviembre de 1965, la costa este de E.U. había soportado 14 horas de oscuridad.
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