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Un atardecer de hace 6.000 años, la tribu salió del bosque para ir al cine. Una roca lisa como la piel sirvió de pantalla en la que los maestros habían picado
decenas de figuras humanas, animales y otras cuya identidad aún es un misterio. Los rayos oblicuos del sol incidieron en los grabados y ante ellos apareció una película épica con duelos, dioses y sexo.
Esta tradición de los camunis, antiguos habitantes del valle de Valcamonica (Italia),
continuó hasta el siglo I a. C. Fue entonces cuando llegaron los romanos y cesaron los grabados rupestres en este rincón de los Alpes. La película se detuvo y decenas de miles de figuras grabadas hasta entonces quedaron congeladas. Ahora, un equipo de arqueólogos y cineastas quiere volver a ponerlas en movimiento.
"La gente que habitó estos valles
contaba historias con estas imágenes", explica a
Público el arqueólogo y cineasta
Frederick Baker. Es uno de los directores del Prehistoric Picture Project, en el que participan varias universidades europeas. "Estaban haciendo películas sobre su vida", añade.
Los grabados de Valcamonica se agrupan en grandes paredes de piedra que comenzaron a estudiarse en la década de los treinta. Desde entonces, las inscripciones,
Patrimonio de la Humanidad desde 1979, han desconcertado a innumerables expertos, que han formulado las teorías más peregrinas para explicarlos.
Tras la ascensión de Adolf Hitler al poder en 1933, varios arqueólogos alemanes viajaron a Italia para analizar los grabados. Dijeron que eran muy similares a otros encontrados en Escandinavia y que ambos fueron realizados por el pueblo ario del que descendía el pueblo germano. Bajo el influjo de Mussolini, el antropólogo Giovanni Marro, que llevaba casi una década estudiando el yacimiento, opinó que eran testimonio de la "raza itálica".
Los petroglifos de Valcamonica abarcan desde el final del Paleolítico hace unos 10.000 años a la llegada de los romanos. "El significado del arte rupestre de Valcamonica depende de la época en la que se llevó a cabo cada grabado", explica Angelo Fossati, de la Cooperativa Arqueológica Las Huellas del Hombre, centrada en el estudio del arte rupestre de los Alpes italianos. "En la Edad del Cobre querían representar a sus dioses y en la del Hierro nos querían contar
cuáles eran sus ritos de paso a la edad adulta", cuenta. Otros autores han interpretado algunos grabados como mapas que delimitaban de quién era cada tierra o una legitimación de las diferentes clases sociales de los camunis.
Hasta ahora, nadie se había atrevido a decir que estos pueblos alpinos tenían
cine. "Es una nueva teoría que hemos comentado con los expertos italianos y que no todos aceptan", reconoce Baker. La parte científica está sustentada por el equipo de Christopher Chippindale, el otro director del proyecto y uno de los mayores expertos en arte rupestre de la Universidad de Cambridge (Reino Unido).
Sesión doble
Los investigadores señalan que los camunis hacían dos sesiones al día,
una al amanecer y otra al atardecer, cuando los relieves se llenan de sombras y generan "un efecto cinemático". Era entonces cuando podían verse las escenas con toda claridad: danzas chamánicas, rituales de guerra, hombres arando los campos con carros y otros orando ante un dios de talla descomunal y cuernos de ciervo en la cabeza. "A mediodía, cuando el sol cae de plano, los grabados son casi invisibles", detalla Baker.
Los camunis podían saber dónde había sesión a simple vista. "Un estudio de geolocalización en el valle ha demostrado que, desde cualquiera de las rocas donde hay grabados, se divisan otras en las que también los hay", explica Baker.
Para ir al cine había que subir a media ladera, a una altura algo inferior a los 1.500 metros, donde se encontraban las paredes grabadas. Aunque nadie podrá nunca probarlo, Baker y su equipo creen que las sesiones también tenían sonido y narración. "Los lugares donde se encuentra el arte rupestre tienen muy buena acústica, mucho mejor que otras zonas del valle donde no hay grabados", asegura.
"Es como si en la prehistoria un director hubiese gritado corten y ahora otro gritase de nuevo acción", expone la documentación del proyecto, en el que también participan la Universidad Bauhaus y la St. Pölten, ambas en Alemania. Ahora, el equipo quiere recuperar aquellas películas prehistóricas para proyectarlas por Europa.
Las figuras de cada mural
serán reanimadas con técnicas de 3D para componer las secuencias. La cinta se emitirá en 2011 en la televisión austriaca y en la británica BBC, explica Baker. Una exposición en el Museo de Arqueología y Antropología de Londres, que también patrocina el proyecto, proyectará una versión ambiental, es decir, en una gran pantalla curva que rodea al visitante. "Esta va a ser
la película con el tiempo de producción más largo de la historia, pues comenzó en torno al año 4.000 antes de Cristo", celebra Baker. Tal vez no cuente con el apoyo de los expertos italianos. "En un sentido estos grabados son narraciones", concede Fossati. "Pero no hay una historia propiamente dicha, sino más bien una repetición de, por ejemplo, los rituales de iniciación", concluye.