Fuente:
BBC Mundo.
A río revuelto, ganancia de tiburones.
Los Fondos de Alto Riesgo (Hedge Funds) se han beneficiado ampliamente de la posible cesación de pagos de Grecia adquiriendo a bajo precio un seguro altamente especulativo: el Credit Default Swaps (CDS).
En 2007 el costo de asegurar 10 millones de dólares de deuda soberana griega era 5 mil dólares. Este año superó los 400 mil dólares. La diferencia quedó en las arcas de los Hedge Funds.
Wolfgang Munchau, director de la consultora Eurointelligence y editor asociado del Financial Times, señala que estos CDS están en el centro de la especulación contra el euro.
"Hoy los CDS son los instrumentos financieros privilegiados para todos los que están apostando contra los gobiernos europeos y su déficit fiscal, en especial con los llamados "naked CDS", que permiten adquirir un seguro contra el default de un bono sin ser el poseedor de ese bono", señala Munchau.
En otras palabras, especulación pura.
Tortura medieval
Todo esto ocurre cuando el gobierno griego anunció un nuevo paquete de medidas de austeridad, el tercero desde que empezó la crisis.
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En la Unión Europea han tomado nota de esta amenaza sobre el euro. La ministra de finanzas de Francia Christine Lagarde y el gobierno de la canciller Angela Merkel se ha mostrado dispuestos a intervenir si continúa la especulación.
Esta semana el primer ministro de de Luxemburgo y presidente del eurogrupo (ministros de finanzas del euro), Jean Claude Juncker, no dudó en utilizar siniestras imágenes medievales.
"Si Grecia mantiene sus promesas de rectitud fiscal, no permitiremos que los mercados continúen con la especulación. Tenemos en el sótano nuestro equipo de tortura y no dudaremos en utilizarlo", indicó Juncker.
En febrero Grecia anunció un durísimo plan de ajuste que contempla aumentos impositivos, recortes de servicios públicos y la reducción de salarios estatales y jubilaciones.
A pesar de ello no hay ninguna garantía de que consiga atravesar el año, azotada como está por una fuerte crisis económica, un déficit fiscal del 12,7 % y vencimientos de deuda por 20 mil millones de euros entre abril y mayo.
La cuestión se complica porque, según Barclays Research, un 95 % de la deuda de Grecia está en manos de bancos de la eurozona: un default-cesación de pagos- podría tener un impacto sistémico.
Propuestas regulatorias de los CDS no faltan. El director de la AMF, la Agencia Reguladora de los Mercados Financieros en Francia, Jean-Pierre Jouyet propuso la suspensión de las transacciones con CDS durante períodos de turbulencia financiera y se espera que la próxima cumbre del G20 trate el tema.
Algunos Hedge Funds, han decidido aflojar la presión sobre Grecia y concentrarse en la eurozona como bloque, tal como lo admitió el Brevan Howard en una carta a sus clientes publicada por el Financial Times este miércoles.
Este fondo es el más fuerte de Europa con más de 30 mil millones de euros en su cartera. Pero si bien fue acompañado en su decisión por otro gigante, el Paulson and Company, no ha sido suficiente por el momento para revertir la presión del mercado financiero sobre el euro que ayer alcanzó su cotización más baja en nueve meses frente al dólar.
Hagan juego
Los CDS crecieron con la desregulación del sector financiero. En 1998 el mercado era de alrededor de un millón de millón de dólares a nivel mundial: 10 años más tarde superaba los 58 millones de millones.
En este período el sector privado -corporativo o hipotecario- era la porción más jugosa porque se lo consideraba mucho más riesgoso y lucrativo que la deuda pública.
El mecanismo era sencillo. Los CDS ofrecían una complejísima ingeniería financiera que creaba una ilusoria protección contra una cesación de pagos en inversiones de alto riesgo.
En las hipotecas "sub-prime", en manos de gente sin capacidad de repago, se suponía que los CDS neutralizaban el riesgo al dispersarlo por todo el sistema financiero en diferentes paquetes de seguros contra el default. Cuando los que no podían pagar, no pagaron, la onda expansiva se sintió por todo el sector financiero.
Con la crisis económica y la gigantesca estatización de la deuda privada que ha ocurrido a nivel mundial, el riesgo vinculado a la deuda soberana ha aumentado y, con ello, la posibilidad de negocios de fondos especulativos.
En la Unión Europea, Grecia es el primero en la línea de fuego, pero España, Portugal, Italia y el Reino Unido ya están sintiendo la presión de los mercados.
Más allá, la onda de la especulación apunta a naciones del este europeo como Ucrania o Letonia y principados del Medio Oriente como Dubai.
La gran ironía es que el Estado, que rescató al sector financiero para evitar un colapso internacional, hoy es su rehén.