Entre ellas, algunas de las más grandes empresas de tecnología.
Frente al desastre, firmas como Sony, Sharp, Panasonic y otras debieron cerrar las fábricas afectadas. Sony tuvo pérdidas por US$ 190 millones en el trimestre que siguió al desastre.
Fue el comienzo de un año lleno de desafíos. Apenas unos meses después, el sector tecnológico fue golpeado por otro desastre: las inundaciones en Tailandia, las peores en más de 50 años.
El impacto de ambos eventos todavía se siente en las compañías y en los consumidores por la escasez de algunos componentes y el aumento de los precios.
Western Digital, el productor de discos duros más grande del mundo, vio cómo el 50% de su proceso de producción fue casi literalmente barrido por el desastre de Tailandia.
"Lo vimos venir", dice Ian Keene, director de ventas de la compañía. "La gente de la fábrica intentó detener el agua. Desafortunadamente no lo logramos", recuerda. "El agua se metió por debajo de la puerta del frente, y empezó a entrar".
"Vinieron efectivos de la marina tailandesa, para ayudar a destornillar y desempotrar muchos equipos, para así poder sacarlos antes de que llegara el agua", relata.
"Nosotros, y la industria, todavía estamos con problemas de escasez, en forma significativa. Habitualmente, tenemos una demanda de entre 170 y 175 millones de unidades por trimestre. En el trimestre de navidad sacamos 110 millones", señala Keene.
Como con cualquier producto con alta demanda, esto desembocó en drásticos incrementos de precios para los consumidores.
"Tomamos algunas decisiones bastante difíciles de aumentar los precios para poder recuperar los costos. Gastamos muchos millones de dólares reemplazando y reparando equipos", le dice Keene a la BBC.
Descentralización
La solución obvia, para el que mira desde fuera, sería simplemente cambiar la ubicación y dirigirse a una zona menos susceptible de sufrir un desastre.No es tan simple, explica Robert Scoble, un renombrado bloguero de tecnología que siguió de cerca los impactos de la inundación.
"No estoy seguro de qué pueden realmente hacer acerca de eso", le dice a la BBC. "Las cadenas de producción sólo son posibles en determinados lugares".
"Unas 10.000 personas construyen los discos duros que usamos en una sola fábrica. Ese tipo de grupos de trabajo y ese tipo de equipo sólo está disponible en unos pocos lugares", comenta.
"Unas 10.000 personas construyen los discos duros que usamos en una sola fábrica. Ese tipo de grupos de trabajo y ese tipo de equipo sólo está disponible en unos pocos lugares."
Western Digital le dice a la BBC que como resultado de las inundaciones de Tailandia "se aceleraron" los planes de duplicar algunas instalaciones en diversas plantas. Antes de la inundación, la compañía sólo tenía espacios libres -utilizados para productos de alta sensibilidad- en Tailandia.
Las empresas también han tomado medidas para proteger sus cadenas de suministro en caso de eventos similares, tomando el ejemplo la industria automotriz que tuvo una rápida recuperación.
Los productores unieron fuerzas para compartir componentes y otros recursos, asegurándose de que la escasez no fuese letal. Sin embargo, aún las aparentemente pequeñas interrupciones de la cadena resultaron problemáticas. La falta de un tipo particular de pintura que sólo se fabrica en Japón detuvo la producción hasta que hubo inventario.
Un vocero de la Sociedad de Fabricantes y Comerciantes de Motores del Reino Unido dice que, después de un mes la producción estuvo totalmente operativa a niveles normales.
"Es, por supuesto, imposible estar completam
"No puedes simplemente darte vuelta y construir una de estas en un día. A largo plazo, quizás se considere aun modelo un poco más descentralizado, quizás construyendo tres plantas más pequeñas en diferentes ciudades. Si una es destruida sólo afectaría un tercio de la producción", considera.
Western Digital le dice a la BBC que como resultado de las inundaciones de Tailandia "se aceleraron" los planes de duplicar algunas instalaciones en diversas plantas. Antes de la inundación, la compañía sólo tenía espacios libres -utilizados para productos de alta sensibilidad- en Tailandia.
Las empresas también han tomado medidas para proteger sus cadenas de suministro en caso de eventos similares, tomando el ejemplo la industria automotriz que tuvo una rápida recuperación.
Los productores unieron fuerzas para compartir componentes y otros recursos, asegurándose de que la escasez no fuese letal. Sin embargo, aún las aparentemente pequeñas interrupciones de la cadena resultaron problemáticas. La falta de un tipo particular de pintura que sólo se fabrica en Japón detuvo la producción hasta que hubo inventario.
Un vocero de la Sociedad de Fabricantes y Comerciantes de Motores del Reino Unido dice que, después de un mes la producción estuvo totalmente operativa a niveles normales.
"Es, por supuesto, imposible estar completamente preparado para todos los desastres naturales pero los eventos en Japón resaltaron la importancia de tener una producción en cadena aceitada y efectiva, así los problemas pueden ser identificados rápida y eficientemente", añade.
Más allá de la falta de suministros, algunos expertos advierten que internet podría ser la que se lleve la peor parte en el próximo desastre natural de envergadura.
"Iinternet corre fundamentalmente a través de cables que están debajo de la tierra o sumergidos en el mar", explica Matthew Finnie, jefe de tecnología de Interoute, una compañía de telecomunicaciones con sede en Londres que se dedica a manejar grandes porciones de las redes de alta velocidad en todo el mundo.
"Globalmente tenemos un abanico de puntos críticos donde los desastres naturales pueden tener un efecto serio", explica.
Cables
Uno de ellos es la costa de Japón, donde existen varias conexiones entre Asia y la costa oeste de Estados Unidos que pasan por el fondo del mar."Si el terremoto que causó el tsunami hubiese tenido lugar 200 kilómetros al sur, hubiese sido terrible para las telecomunicaciones globales", dice Jonathan Wright, vicepresidente de Interoute.
"Apenas al sur de Tokio, llegan muchos cables. Una ruptura en el suelo marino hubiese sido suficiente para cortarlos", señala.
"Prácticamente todos los cables marinos pan-Pacíficos hubiesen quedado fuera de servicio, lo que hubiese significado enviar el tráfico desde Japón vía India hacia Europa y América por ese camino", comenta.
Como ocurre en una red de metro atestada, se pueden encontrar rutas alternativas para el tráfico on line si determinadas líneas tienen problemas.
Así como viajar por tren puede volverse más lento si las líneas que funcionan se ven desbordadas, lo mismo pasaría con internet si se enviaran más datos por cada cable.
La clave de la fiabilidad de internet está en una red diversa, explica, que ofrezca la mayor cantidad posible de opciones de enrutamiento.
Esto significa ubicar los cables a través de algunas de las zonas políticamente más volátiles del mundo, como Siria o Irak.
Cooperación inesperada
Hay signos de cooperación en áreas quizás inesperadas. La semana pasada, el especialista en redes de fibra óptica Infinera anunció que se asociará con la firma Cable and Wireless para tender un cable de 10.000 km. de largo desde Frankfurt a Omán, pasando por Irán.La compañía explica que brindará a una alternativa rápida por tierra en caso de que los puntos críticos ubicados por debajo del agua enfrenten problemas mayores.
Geoff Bennet, el director soluciones y tecnología de la compañía, dice que el mejor método de prevención es estar preparado para lo peor.
"No hay forma, o al menos ninguna que yo conozca, de proteger un cable contra un desastre natural", explica."Sería físicamente imposible protegerse contra todo"
"Si hablamos de un terremoto, o un desplazamiento de la plataforma oceánica, ningún cable sobreviviría", admite.
Con muchos de los centros tecnológicos descansando cerca de las fallas terrestres, la táctica adoptada por la mayoría de las compañías de tecnología será simplemente asegurarse sobrevivir cuando lo inevitable suceda.
En San Francisco, hogar del Silicon Valley y de algunas de las mentes más influyentes en la industria de la tecnología, los frecuentes temblores hacen que los residentes nunca olviden la amenaza de que un desastre está cerca.
Desde lo ocurrido en Japón hay un debate sobre si debería haber un aumento del gasto en sistemas de alerta temprana para la costa oeste estadounidense. De dos a tres minutos pueden hacer la diferencia. Aun con lo devastador que fue el tsunami japonés, los expertos creen que la planificación anticipada fue lo que previno que el número de muertos fue mucho mayor.