La cuenta atrás para la mayor revolución de internet desde que se creó ha empezado. Las direcciones IP (que identifican a una máquina en la red) están a punto de agotarse. Hoy, las máximas autoridades de internet repartirán las últimas que quedan. Los cálculos más pesimistas hablan de que en algunas zonas, como en Asia, no se podrán entregar más direcciones este verano. El crecimiento explosivo del número de internautas y de nuevos dispositivos, y el acaparamiento de direcciones por parte de varias empresas de EEUU, son las principales causas.
Cada máquina, desde un ordenador hasta un servidor web,
necesita una dirección IP para poder moverse por la red. Aunque los humanos recuerdan mejor los nombres (como www.publico.es), las máquinas entienden más los números (la dirección de este periódico es 178.249.14.9). De la misma forma que pasó con los coches, cuando la red empezó a poblarse de máquinas se instauró un sistema para dotarlas de una matrícula, el IPv4, que ofrece casi 4.300 millones de combinaciones. Parecen muchas, pero se han acabado.
En una reunión que mantendrán la ICANN (el Gobierno de internet) con otros organismos hoy en Miami (EEUU), se repartirán los últimos cinco lotes que quedan libres. Según la política diseñada por la ICANN hace años para cuando llegara este momento, cada uno de los cinco registradores regionales de internet tendrá su último lote. A estos registradores es donde deben acudir los operadores y los gobiernos para pedir nuevas direcciones IP. Así,
las direcciones que empiezan por 178.0.0.0 fueron asignadas al RIPE, el registrador europeo, y este, a su vez, las repartió entre operadores españoles.
"Este agotamiento de la reserva mundial de direcciones IPv4 sin asignar es un hito en la historia de internet", asegura Nigel Titley, presidente de RIPE. A este organismo, dependiente de la Organización para la Asignación de Números de Internet (IANA), le tocará un lote. En teoría, son unos 16 millones de direcciones IP. En la práctica, la estructura jerárquica del sistema reduce mucho la cantidad. Cuando un operador consigue un abanico de direcciones, como de la 178.01.0.0 a la 178.256.0.0, las combinaciones que entran en este abanico no pueden ser asignadas a otra compañía para evitar la inestabilidad del sistema. La primera se las queda todas, las use o no.
Aunque se habla del agotamiento desde hace años, el problema se ha acelerado en el último bienio. "Hasta entonces, los ordenadores de sobremesa
eran la principal puerta de entrada a internet para la mayoría de nosotros", explica Titley. Ni siquiera los portátiles solían tener conexión. Sin embargo, ya hay unos 2.000 millones de internautas y 1.000 millones de ellos se conectarán desde un dispositivo móvil en los próximos meses. "Como resultado, estamos consumiendo las direcciones IP más rápido de lo que podría haberse esperado hace diez o incluso cinco años", añade.
El boom de Asia
El problema es más crítico en Asia, donde se estima que residirá la mitad de la población mundial de internautas en 2015. De hecho, la APNIC, el registrador para Asia y Pacífico, recibió dos lotes de direcciones el lunes, provocando la activación del protocolo diseñado por la ICANN para cuando sólo quedaran los últimos cinco que se reparten hoy. En un comunicado, aseguraron que tendrían para ir atendiendo la demanda entre tres y seis meses. Después necesitarán usar las direcciones del nuevo sistema, el IPv6, capaz de dar muchas más matrículas.
Pero el problema no es sólo de Asia.
El IPv6 y el IPv4 no son compatibles entre sí. Una máquina con una dirección de la versión antigua no puede comunicarse con otra con la moderna. Tampoco se podrán ver páginas web entre distintas versiones, ni comunicar routers y redes. "Es vital que los actores de internet den prioridad al despliegue de IPv6. Retrasarlo no sólo significará mayores costos en el futuro, sino que pondrá en riesgo el crecimiento de internet en esa zona", sostiene el presidente del RIPE.
Sin embargo, según los últimos datos, no llegan al 1% las páginas que ya tienen su versión para IPv6. Un reciente estudio de la Comisión Europea reveló que, a pesar de haber aumentado la conciencia sobre el agotamiento de IPv4, la mayoría de las organizaciones todavía están en la fase de debatir si adoptan IPv6 en sus redes.
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