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2012/04/30

Apple consideró la inserción del teclado físico para el primer iPhone


Tony Fadell, ex ingeniero de Apple, ha dicho que una de las propuestas planteadas para el iPhone de Apple fue un teclado físico… como las Blackberry.

En una entrevista con The Verge, Fadell ha revelado que había tres propuestas de diseño para el smartphone y que se debatió seriamente la inserción de un teclado QWERTY. Finalmente, y como todos sabemos, Apple hizo una apuesta cien por cien táctil. Y no le ha ido nada mal.
Las propuestas que se consideraron “muy seriamente” por el equipo fueron un terminal híbrido entre iPod, un terminal ligeramente parecido al iPhone y teléfono que se lanzó en 2007 y abrió la puerta a la iPhonemanía.
Una pequeña decisión que cambiaría de raíz la concepción de la industria móvil.

Opera Mini: 169 millones de usuarios, 56% a través de móvil


En la industria de navegadores, Opera Mini puede parecer actor minoritario; pero un reciente estudio que analiza a usuarios a nivel mundial pone de relieve que no debe subestimarse la importancia del navegador… sobre todo en países en vías de desarrollo.

El 56% de los usuarios de Opera acceden a internet a través de sus dispositivos móviles. En algunas regiones como Egipto (72%), Bangladesh (69%), Brasil (65%) y Sudáfrica (61%), el uso es aún mayor.
El estudio apunta como razones principales a la limitación de la conexión por cable y en el uso del móvil como sustitutivo; como forma más fácil y barata de acceder a la red para muchos de los usuarios consultados.
Los usuarios de Opera son más propensos a comprar música y a jugar a través de sus dispositivos que los que usan otro navegador. En la mayoría de regiones el usuario medio de este navegador es más joven y están muy satisfechos con su experiencia móvil.
En noviembre de 2011 (el estudio toma un período de un año), había 169 millones de usuarios de Opera Mini, una cifra que creció hasta un 64% desde marzo de 2011. Los usuarios del navegador web generaron más de 1.910 millones de MB en datos por todo el mundo.

Orange calienta la guerra del internet móvil y lanza un tablet con marca propia


La guerra de los tablets se calienta. Y las operadoras no parecen querer perder presencia. Así, Orange ha anunciado hoy el lanzamiento de Orange Tahití, su primer tablet con marca propia.
La filial de France Télécom ha explicado que el dispositivo cuenta con un procesador de 1,2 GHz Dual Core, el sistema operativo Android Honeycomb 3.2 y GPS. El tablet pesa 390 gramos y tiene pantalla de alta definición con un tamaño de siete pulgadas. Además, tiene una cámara fotográfica trasera de cinco megapíxeles y una frontal que ofrece una calidad de 1,3 megapíxeles.
La operadora señaló sus clientes pueden adquirir Orange Tahití desde un precio de 69 euros, si contratan la tarifa Internet Everywhere 39, o por 209 euros, si está asociado a la tarifa a Internet Everywhere 23. En ambos casos, se incluye un compromiso de permanencia de 24 meses.
A su vez, según explicño la compañía, la oferta sin subvención es de 329 euros. Orange señaló también que el tablet está disponible en su programa de puntos a partir de 119 euros.

Steve Wozniak alaba Windows Phone


Steve Wozniak, que fundó Apple junto a Steve Jobs, nunca ha tenido problemas para alabar los productos de los rivales de la compañía para la que trabajó. Así, en el pasado se le ha visto utilizar productos de la competencia, como teléfonos Android y recientemente un Nokia Lumia, cuyo sistema operativo describe como "estar con un amigo, no una herramienta".
No obstante, Wozniak, que también considera que Android tiene algunas ventajas respecto a iOS, asegura que su sistema operativo preferido todavía es el de la compañía de la manzana.
De hecho, en el momento de hacer estas declaraciones al programa The Report, de la BBC, el informático llevaba consigo dos iPhone 4S, además de un Motorola DROID RAZR y un Nokia Lumia con Windows Phone 7.5.
Respecto a este último, aseguró que "sólo por el aspecto y la belleza" lo escogería sin dudarlo antes que un terminal Android, pues le encanta el sistema operativo de Microsoft. "Simplemente me encanta la experiencia y llevaré el Windows Phone a todos sitios", añadió.
El motivo de esto, según explicó el propio Wozniak, es la interfaz de usuario. "Estoy algo sorprendido. Cada pantalla es mucho más bonita que las mismas aplicaciones en Android y iPhone".
Todo esto hace que la experiencia de utilizar un Windows Phone sea más como estar "con un amigo" que con "una herramienta". No obstante, aunque concede que en ocasiones las interacciones con un dispositivo iOS son "más incómodas", el iPhone es su teléfono preferido.

Polémica en EEUU por las prácticas fiscales de Apple y otras tecnológicas


Apple como ejemplo de empresa que consigue reducir de forma espectacular el pago de impuestos en EEUU. Un extenso reportaje en el diario The New York Times describe a la compañía como pionera entre los gigantes tecnológicos que se aprovechan de unas legislaciones tributarias mal adaptadas a la actual economía digital, que no entiende de fronteras. La historia ha tenido eco en prácticamente todos los rincones de la Red, también ELMUNDO.es.
Lo cierto es que la compañía tecnológica, la más valiosa del planeta, ha sido y es protagonista de titulares gracias a sus muchas innovaciones, que han sacudido mercados enteros como el de la música, los ordenadores y la telefonía móvil.
Ahora soporta el escrutinio mediático por unas prácticas cuando menos curiosas, que la llevan a buscar el mejor tratamiento fiscal para minimizar el pago de impuestos. Por ejemplo, cuenta el diario neoyorkino que la compañía, aunque tiene su sede en Cupertino (California), mantiene una pequeña oficina en Reno (Nevada) exclusivamente para recaudar e invertir sus ganancias. El impuesto de sociedades de California es 8,84%. En Nevada es cero.

'Double Irish with a Dutch Sandwich'

Fuera de EEUU, la compañía fue pionera en una táctica contable conocida como 'Double Irish with a Dutch Sandwich', que prácticamente elimina la obligación de pagar impuestos en Europa al facturar a través de filiales irlandesas, redirigir el dinero a los Países Bajos y más tarde al Caribe. Otras empresas, como Google, Facebook o Twitter, calcan este comportamiento.
El reportaje también cuenta cómo la compañía factura las descargas de iTunes de toda Europa, África y Oriente Medio a través de su filial de Luxemburgo, cuyo Gobierno promete bajos impuestos si las transacciones pasan por el país.
Sin estas tácticas, de un ex responsable del departamento del Tesoro de EEUU calcula (PDF) que la compañía hubiera pagado en el país 2.400 millones de dólares más en impuestos. La empresa pagó 3.300 millones de dólares en todo el mundo por unos beneficios globales de 34.200 millones de dólares (la compañía no especifica qué se paga en cada país), recuerda el reportaje.
Apple ha estado en el centro de otras polémicas recientemente, como las reclacionadas con las condiciones de trabajo de las fábricas chinas en donde se producen sus populares dispositivos, con críticas (no exentas de polémica), respuestas a las críticas y compromisos de mejora de dichas condiciones.

Respuesta de Apple

La compañía ha reaccionado de forma contundente mediante un comunicado (que ha publicado íntegramente también The New York Times) en el que, entre otras cosas, subraya que es una de las empresas que más impuestos paga.
"En los últimos años hemos creado un increible número de puestos de trabajo en Estados Unidos", afirma el comicado. "La gran mayoría de nuestra fuerza de trabajo se mantiene en EEUU, con más de 47.000 empleados a tiempo completo en 50 estados", añade, y reclama su papel como "uno de los mejores creadores de empleos en Estados Unidos en los últimos años", con medio millón de puestos de trabajo indirectos.
En cuanto al pago de impuestos, la compañía subraya que "paga una enorme cantidad de impuestos" locales, estatales y federales. "En la primera mitad del año fiscal 2012", añade "nuestras operaciones en Estados Unidos han generado casi 5.000 millones en impuestos sobre la renta, incluidos las retenciones sobre las ganancias de las acciones de los empleados, lo que les convierte entre los que más impuestos sobre la renta pagan EEUU".
Asimismo, Apple remarca sus contribuciones a causas caritativas (algo en lo que el propio Steve Jobs, fallecido el pasado año, no creía especialmente), aunque no hace publicidad del asunto. "Apple lleva a cabo todos sus negocios con los más altos estándares éticos, cumpliendo con las leyes y las normas contables", concluye el comunicado. "Estamos muy orgullosos de todas las contribuciones de Apple".

El gobierno argentino investiga a Google por prácticas monopolísticas


La Comisión Nacional de Defensa de la Competencia argentina (CNDC) ha abierto una investigación contra la filial argentina de Google para dictaminar si la firma abusó de su posición dominante en los segmentos de búsquedas por internet y publicidad digital perjudicando la libre competencia. La agencia gubernamental, que depende del polémico secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, podría inquirir también si Google aceptó pagos a cambio de obtener mejores posiciones en los resultados de búsqueda.
Aunque la investigación arrancó en noviembre de 2010, la noticia salió a la luz este viernes, después de que Google tuviese que informar sobre el caso al organismo que regula los mercados de valores en Estados Unidos, la SEC, y medios como 'Bloomberg' y la revista 'Business Week' se hicieran eco de la noticia. Sin embargo, en enero de 2011 el diario 'El Cronista' publicó que la agencia antimonopolio estaba en la etapa inicial de investigación de la filial argentina de Google, así como de Microsoft, por supuestas conductas anticompetitivas. Ya entonces, 'El Cronista', sin detallar la fuente de sus informaciones, explicaba que la investigación contra Google era de oficio y que la CNDC sospechaba que los resultados de las búsquedas privilegiaban a páginas que pagan, perjudicando así a las que no lo hacen.
Según publicó este viernes el diario 'Clarín', la portavoz de Google en Argentina, Florencia Bianco, aseguró que la investigación fue iniciada de oficio por la agencia antimonopolio y que, si bien el expediente es confidencial, "Google no infringió ninguna ley". La firma intentó tomar la iniciativa ante la prensa y se mostró dispuesta a colaborar con la CNDC.

Investigados en Corea del Sur, Europa y EEUU

Argentina no es el único país donde los servicios de búsqueda de Google están siendo investigados. En Corea del Sur se les acusa de bloquear injustamente a los competidores para hacerse con el mercado de las búsquedas móviles.
Google ya ha sido investigado por supuestas conductas monopolísticas que impiden la libre competencia en Estados Unidos y en Europa. En el contexto de su lucha con Microsoft por el dominio del mercado de los nuevos negocios digitales, la empresa de Bill Gates ha denunciado que Google margina en sus búsquedas ciertos productos para privilegiar los suyos, cuando, por ejemplo, posiciona mejor los videos de su portal, YouTube. Google argumenta que se trata de un servicio gratuito y que nada impide al usuario utilizar otros portales de búsqueda.
En el trasfondo está el jugoso pastel de la publicidad digital. En Argentina, la propaganda en internet pasó del 4% al 7% del gasto total en sólo un año, según los datos de 'Clarín', y las expectativas son de crecimiento.

Microsoft invierte en Barnes&Noble


Microsoft  ha confirmado a través de un comunicado una inversión de 300 millones de dólares (226 millones de euros) en la cadena de librerías estadounidense Barnes & Noble. Esta alianza entre el gigante tecnológico y la librería, que ya ofrece un libro digital, el Nook, con su respectivo escaparate en Internet, les sirve para hacer frente en el campo de la edición digital a Apple y Amazon.
Con este movimiento Microsoft se hace con el 17,6% de la librería, pero lo más importante es que se deja ver el interés de la empresa de creada por Bill Gates en dotar a su próximo sistema operativo, Windows 8, que verá la luz en otoño, de contenido y aplicaciones de su nacimiento.

El 'conseguidor' de chollos


“Desde que tengo nariz soy el rey de los chollos. Nunca me he comprado nada si no era al mejor precio”. Jesús Lamberto (Pamplona, 1972) encuentra las mejores ofertas para sí mismo, para su familia y amigos y, desde diciembre, para cualquier persona a través de Internet, cuando puso en marcha con su socio, Nacho Hernández, la web Yaysi.com, donde dice que también consigue para sus clientes el mejor precio en cualquier producto.
“Cuando el comprador ha tomado la decisión de adquirir un producto, por valor superior a los 400 euros, se lo conseguimos a un precio inferior y se lo enviamos a casa en un máximo de 72 horas”, explica este pamplonés de 40 años, treinta veces campeón de España en patinaje de velocidad, cinturón negro en varias artes marciales, experto jugador de billar americano y apasionado de las motocicletas.
Yaysi.com no es un comparador de artículos. Es un “conseguidor personal de productos al mejor precio”, asegura Lamberto. Imagine que anda detrás de la X-City de Yamaha, que cuesta 3.749 euros en un concesionario oficial. Cuando accede a este servicio, de registro gratuito, debe indicar en el formulario de pedido el nombre, modelo, marca, precio y lugar de compra. Entonces se activa la maquinaria tecnológica de Yaysi.com para localizar “dentro y fuera de la red” una opción más barata de la X-City en un máximo de tres días.
Si lo consigue, Lamberto asegura que su tasa de éxito supera el 95%, el comprador sale ganando seguro, porque ahorra tiempo y dinero, mientras la empresa gana “un porcentaje sobre lo que él ahorra”. De paso, “generamos confianza en el comercio electrónico español, porque también llevamos el producto a casa. En España solo compran a través de Internet el 17% de los internautas, según los informes que elabora Red.es. En Gran Bretaña el porcentaje aumenta al 60%”.
Si Lamberto es el conseguidor de chollos y negocios “tengo 2.900 contactos en el móvil”, el cerebro tecnológico de Yaysi.com reposa sobre la cabeza de su socio, Nacho Hernández, también creador de la aplicación Papyrefb2, que permite descargar libros electrónicos en los aparatos Android y que acumula más de 49.952 descargas en la tienda de Google, Play.
Junto a la Universidad Pública de Navarra, Hernández ha desarrollado una herramienta basada en la tecnología semántica de filtraje por productos, tiendas, pedidos… Además, cuentan con una red de colaboradores “que también ganan dinero si nos aportan información valiosa sobre productos y proveedores para nuestros clientes”, explica Lamberto.
El que consigue mejorar una oferta, se lleva el 1%. Y si facilita un buen proveedor, cobrará un porcentaje de por vida sobre la facturación que obtenga Yaysi con ese distribuidor en concreto, mientras sigan trabajando codo con codo. “Si obtenemos beneficios, te recompensamos".
Desde diciembre, cuando lanzaron la página web en fase beta, más de 700 internautas se han registrado en el servicio. Cada día les “entran pedidos” y han conseguido todo tipo de productos para sus clientes, desde un sónar marítimo que consiguieron 400 euros más barato hasta coches, bicicletas, electrodomésticos, ventanas de carpintería de aluminio y, obviamente electrónica de consumo, desde los clásicos ordenadores a las actuales tabletas.
El cliente puede adquirir uno o 20 productos iguales. El único requisito para poner en marcha al conseguidor es que el artículo solicitado “cueste más de 400 euros y tenga una referencia. Es decir nos indiquen nombre, precio y punto de venta”.
Lamberto se ha ahorrado 700 euros en unos neumáticos a través de Yaysi y otro cliente consiguió un coche Audi Q5, el coche de gama más alta de los todoterrenos del fabricante alemán, por 11.000 euros menos”.
Solo en la sección de megachollos de yaysi.com, que se anuncian cada semana en la página, se encuentran productos por menos de 400 euros. Por ejemplo, el aspirador Roomba 451, un 21% más económico que en otros sitios, según Yaysi.
Con una inversión propia de capital “que nos ha dado oxígeno para vivir estos primeros meses”, ambos emprendedores ya han seducido a un grupo de inversores. Su aportación les permitirá “centrarse en la expansión por España”, pero también soñar con abrir sus puertas virtuales en el extranjero para codearse con monstruos como eBay, Pixmania o Redcoon.

Por favor, ¿podrían #dejarmedesconectar?


El mundo de los gurús de Internet empieza a parecerse al de los profetas de la dietética, que el lunes aconsejan no probar jamás el aceite de oliva y el sábado beber una garrafa diaria para llegar a los 100 años. La trayectoria de Sherry Turkle representa estos volantazos. Fue una de las grandes visionarias de las redes sociales y hoy recomienda alejarse de las pantallas. Lo único que no ha cambiado es que, emita una opinión o la contraria, siempre es recibida con vítores. Para eso es toda una gurú.
 En los años noventa, Turkle, psicóloga del Massachusetts Institute of Technology, defendía los juegos online y los chats porque permitían romper el aislamiento, probar roles y conocer a gente con intereses comunes. Ahora, en una reciente entrevista con este diario, proponía enfriar nuestras relaciones con las tecnologías de la comunicación para evitar distorsiones afectivas. “Nos sentimos solos, pero nos asusta la intimidad”, razonaba. “Estamos conectados constantemente. Nos da la sensación de estar en compañía sin tener que someternos a las exigencias de la amistad, pero lo cierto es que pese a nuestro miedo a estar solos, sobre todo alimentamos relaciones que podemos controlar, las digitales”.
Lo que explica el cambio de parecer es que Turkle esperaba que las habilidades adquiridas en la web se aplicaran en la calle; y sin embargo, a su entender, la gente que hace 15 años vivía encerrada continúa psicológicamente enclaustrada, mientras que quienes tenían relaciones normales viven crecientemente encadenados a un smartphone. Turkle opina que la hiperconexión supone sumergirse en una ficción distorsionadora: sus devotos no solo creen que están acompañados mientras van aislándose, sino que, además, cuando piensan que producen, lo que hacen es perder el tiempo con tuits y emails prescindibles. Ahora, a la psicóloga no se le caen los anillos al plantear que en su primer diagnóstico pecó de optimismo: “Me equivoqué”, dice. Reconocerlo está muy bien (lo hacen hasta los reyes), pero plantea un debate sobre la finura de su nueva teoría. ¿La conexión total aporta más de lo que nos quita?
La pregunta se lleva repitiendo con diferentes matices en los últimos años. ¿Google nos hace estúpidos?, se interrogó Nicholas Carr en 2008, lanzando por primera vez el debate de forma seria. En concreto, lo que Carr planteaba es que con el uso de Internet dejamos de entrenar ciertas facultades (concentración, retentiva) para convertirnos en multitareas de tendencias superficiales. Le respondió Nick Bilton (además de tecnogurú, el diseñador arrepentido de la primera muñeca de Britney Spears) con su libro Vivo en el futuro y esto es lo que veo. Y lo que Bilton ve es un campo fértil para nuestros cerebros, además de que a lo largo de la Historia han abundado las reacciones hostiles al cambio tecnológico. Para ilustrarlo, dirige a la portada de The New York Times, donde trabaja, correspondiente al día de la invención del teléfono, cuando el periódico anunció que ya nadie volvería a salir de su casa.

Así planteada, esta parece una nueva entrega de la eterna disputa entre innovadores y tradicionalistas, luditas y futuristas, los apocalípticos y los integrados, en la terminología con la que Umberto Eco clasificaba a los intelectuales según su receptividad a los avances de la sociedad de masas. ¿Pero con qué evidencias cuenta cada bando para defender su postura?
Deric Bownds, profesor de Biología Molecular y Zoología al que varios de los gurús citados en este artículo fijan como referencia, explica por correo electrónico que aún no hay pruebas concluyentes de nada. “Parece muy improbable que el cerebro de un adulto cambie permanentemente por el uso de Internet”, asegura. Según Bownds, los cambios son reversibles “como el incremento del área del córtex asociada a los dedos cuando se estudia piano”. Sin embargo, respecto al cerebro en desarrollo de los niños es otro cantar: si antes de los 10 años son educados para adquirir ciertas habilidades, puede que las conexiones neuronales se organicen de una forma definitiva.

Estos argumentos de nuevo dan pábulo a dos interpretaciones: la catastrofista y la optimista. La primera entiende que los posibles cambios en el cerebro de los nativos digitales contribuirán a diseñar un mundo de sociópatas hiperactivos; la segunda, que los cerebros de los niños sabrán amueblarse para que Internet no los vuelva oligofrénicos.
En el bando de los que exigen prudencia al usar Internet, Turkle se preocupa especialmente por los aspectos emocionales de la transformación, planteando que los usuarios extremos de la Red empiezan a recurrir a ella para experimentar sentimientos en lugar de para comunicarlos, y que desechan la complejidad de las relaciones para quedarse solo con las risas y lo superficial. Son muchos más los autores que ponen el acento en la pérdida intelectual que puede suponer el recurso incontrolable a la Red. Su discurso parte de la idea de que la atención es un recurso limitado. Según el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi, el cerebro humano procesa 173.000 millones de bits de información en su vida, cuando una conversación genera ya 120 por segundo. Si lo llenas de porquería, se gripa. La multitarea es el otro hombre del saco: la consultora Linda Stone, que acuñó el concepto de apnea del email para describir la suspensión de la respiración motivada por la ansiedad que produce revisar el correo, mantiene que el 30% de los menores de 45 encuentra cada vez más difícil concentrarse. Sus estudios contemplan que cada trabajador en EE UU tiene ocho ventanas abiertas simultáneamente en la pantalla y saltan de una a otra cada 20 segundos. Reponerse de estas interrupciones conlleva un tercio de la jornada laboral. Está de acuerdo con ella David Meyer, que investiga cómo se malgastan recursos al hacer demasiadas cosas al mismo tiempo. Meyer asegura que “el mundo vive una crisis de atención que va a peor”. Para él se trata de “una plaga cognitiva que tiene el potencial de borrar la concentración y el pensamiento productivo de una generación”.

Una de las soluciones más populares planteadas para taponar esta filtración de recursos personales y colectivos la plantea Clay Johnson, no solo una figura influyente en Internet, sino también en la Casa Blanca en su papel de asesor en asuntos como la transparencia gubernamental en la Red. Johnson promueve una vida informativa más centrada abandonando la información basura. La iniciativa pasa por la disciplina y también por trillar entre las fuentes interesantes y las fútiles (mediante el uso de software pero, sobre todo, de sentido crítico y disciplina).
Johnson cuenta con que parte del esfuerzo tiene que ser compartido, como ocurre con cualquier adicción o hábito nocivo. Así, dentro de lo razonable, conviene que los allegados también se alejen del mal para no recaer. Sin embargo, cada día resulta más difícil establecer un cordón sanitario: la tecnología ha invadido demasiados ámbitos. Si alguien no entra en Facebook no se entera de los cumpleaños de sus amigos, si no está en Twitter ignora de qué hablan, y si no usa la aplicación de mensajería Whatsapp ya nadie lo contacta. Con la vida laboral la cosa se complica aún más, poniendo de relieve que lo que es bueno para el trabajo no siempre lo es para el trabajador. Por eso, si los colegas envían constantemente emails, dejar de leerlos para sentirse más sano informativamente puede significar el suicidio profesional.

Alguien que se desenchufa los fines de semana por sistema es Nacho Palou, del blog Microsiervos, un hiperconectado por definición. “No fue una decisión meditada, simplemente empecé a hacerlo así”, cuenta. Lo motivaron una suma de factores: “Mantener cierto orden, desarrollar actividades o hobbies offline, necesidad de desconectar y, sobre todo, cuestiones personales y de vida familiar”.
Abundan las opiniones de que la adicción tecnológica es otra prueba de la incapacidad humana para estar en soledad. La Red crea la posibilidad (ficticia o real, según la óptica del intérprete) de tener compañía perpetua. El reverso es que eso implica menos tiempo para reflexionar. Y si a eso se le añade la legítima voluntad de no aburrirse, la posibilidad de que en nuestros cerebros pase algo imprevisto se diluye. Con el teléfono se puede matar el aburrimiento en la parada de autobús consultando el correo, leyendo las noticias o desintegrando marcianitos pero, si se eliminan los tiempos muertos, el cerebro ni vuela ni se encienden las bombillas apagadas. Jonah Lehrer, otro de los gurús del asunto, encabeza a los defensores de dejar espacio a la cabeza para que divague.
A pesar de estas visiones apocalípticas no abundan los casos de gente que reduzca su actividad en Internet debido a que perciba que está comenzando a pasarle factura. Es cierto que los cazatendencias apuntan que la próxima temporada será la de los Twitter quitters (los desertores de Twitter), pero de momento las motivaciones de quienes han ido dando el paso parecen distintas del bienestar cerebral. Los casos más sonados de apóstatas son famosos espantados por los trazos que dejan sus meteduras de pata. Ahí están el músico Andrés Calamaro (inolvidable su despedida de Twitter: “140 caracteres pueden metérselos profundo en el medio del ojete”) y, el mes pasado, el actor Ashton Kutcher, caído del caballo del microblogging después de que le pillaran hablando sin conocimiento de causa sobre las injusticias sufridas por un entrenador de fútbol americano pedófilo.
De momento, sin investigaciones neuronales concluyentes, ante las riñas de las ciberdivas parece que solo cabe actuar como ante las de los dietistas. ¿De verdad es bueno desayunar con vino? ¿Prescindo del pescado azul? Vaya usted a saber pero, ante la ausencia de certezas, coma lo que le apetezca. Eso, aplicándose el latiguillo inevitable: siempre con moderación.
En esta línea de pensamiento, Bownds remite a un artículo del científico y lingüista Steven Pinker para ilustrar la posición que le parece más razonable sobre el asunto. Pinker, un acerado defensor de las posibilidades de la web para generar conocimiento, plantea que la solución no es tanto lamentarse de la tecnología como dominar sus aspectos negativos mediante la educación y el autocontrol, igual que sucede con el resto de tentaciones. Pero para no dejar lugar a la duda, Pinker avisa: “Si lo que usted busca es profundidad intelectual, no recurra a un Powerpoint o a Google”.




LG reinventa las televisiones de plasma con la tecnología PLED


  PLED significa Pixel Light Emitting Display y es más que nada un término de marketing creado por LG para una nueva gama de televisores de plasma que mejoran muchas de sus características, pero que poco tienen que ver con LED. No obstante, en LG parecen pensar que de este modo el comprador pensará que es una televisión LED, que son las que venden ahora.
Pero si olvidamos este término nos encontramos con un plasma muy mejorado, al menos sobre el papel. Las pantallas de plasma suelen ser las preferidas por calidad de imagen –sobre todo por los negros, que las LCD son más bien grises oscuros– y, en el caso del 3D, por las pocas interferencias que se producen entre las imágenes que se envían a los ojos izquierdo y derecho, el temido crosstalk. Sin embargo no existen a pequeños tamaños de pantalla, tienen problemas de reflejos y consumen mucha más electricidad.
Para solucionar estos problemas LG ha reducido el tamaño de cada subpíxel y aumentar la concentración de gases. Esto reduce la energía necesaria para encenderlos y eleva su vida útil, que LG ha estimado en unas 160.000 horas de uso normal en el hogar, frente a las 100.000 de un plasma tradicional. Además, de esta forma la pantalla puede disponer de un acabado mate, como las LCD. De estas televisiones también incorpora el procesado electrónico de imagen, para eliminar la sensación de que la imagen se mueve a saltos.
Eso sí, la tecnología sólo está disponible en aparatos de 50 y 60 pulgadas, y sigue sufriendo del problema de las "sombras" que dejan en la pantalla las imágenes fijas, problema que se intenta evitar con salvapantallas. No deja de ser un plasma.
En cualquier caso, tanto esta técnica como el Crystal LED de Sony no son más que formas de hacer una transición hacia la tecnología que todos consideran que será el futuro: OLED. Pero mientras no se abaraten los precios de fabricación tendremos que conformarnos con mejoras tanto del plasma como del LCD.