"Los diamantes son el mejor amigo de Nueva York", afirma el director ejecutivo del distrito de diamantes de la ciudad, Michael Grumet. Los ingresos anuales de los vendedores de diamantes de la calle 47 de Nueva York son iguales a los de la multinacional McDonald's, que cuenta con 31.000 restaurantes de comida rápida en 119 países del mundo.
Los vendedores del Diamond District -un tramo de calle de apenas 300 metros, y que limita con la Quinta y la Sexta Avenida- mueven US$24.200 millones anuales y han creado 30.000 puestos de trabajo en la ciudad.El precio de los diamantes ha subido más de un 20% en los dos últimos años. "En el contexto económico actual, muchos inversores ya no compran acciones u oro, cuyo precio ha caído; compran gemas de gran tamaño y calidad", afirma Grumet.
"Cada vez son más las personas que invierten en gemas porque les da una seguridad física, a diferencia de las acciones, que son más volátiles", añade.
Irónicamente el distrito de diamantes estaba situado en Wall Street antes de que la llegada masiva de entidades financieras le obligara a cambiar de calle en el año 1920.
Los beneficios anuales por la venta de diamantes en la calle 47 superan el Producto Interno Bruto de países como El Salvador o Barbados.
Una industria "discreta"
"Se habla mucho del sector financiero o de la moda de Nueva York, y poco de nosotros. Hemos sido bastante discretos cuando realmente somos la joya de la economía de la ciudad", indica Grumet.Los diamantes son el producto que más se exporta en el estado de Nueva York y supera a la industria farmacéutica, a la química y al sector impreso. Concretamente el año pasado el valor de las exportaciones de diamantes superó los US$9.100 millones. El principal comprador de joyas de diamantes neoyorquinas es Hong Kong, seguido de Canadá, Reino Unido y Japón.
En una reciente mañana de agosto un joven de Brooklyn miraba el escaparate de una joyería de la calle 47. El joven, que quería comprar un anillo de compromiso, explicó a BBC Mundo que estaba comparando modelos y precios pero que probablemente terminaría comprando el anillo en la joyería Tiffany de la Quinta Avenida, que debe su fama mundial a una novela de Truman Capote.
"Sé que a mi novia le hará más ilusión porque siempre ha querido tener una joya de allí", afirmó.
Los joyeros de la calle 47 son conscientes de que la imagen que proyectan no hace justicia con su volumen de ventas y que deben mejorar la decoración de sus establecimientos.
Aunque el alquiler de un escaparate en esta calle puede llegar a US$20.000 mensuales, los escaparates de las joyerías de la Quinta Avenida, situadas unas diez calles más al norte, son mucho más atractivas.
Muchas joyerías sin escaparate, situadas en los sótanos o los niveles superiores de los edificios de la calle, contratan vendedores callejeros para que capten posibles compradores, que se sienten acosados. Y como consecuencia de la recesión económica, son muchos los que diariamente acuden hasta la calle 47 para vender sus joyas de oro al peso.
India, nuevo competidor
Un factor que no preocupa a los joyeros de la calle 47, en cambio, es el hecho de que India haya entrado fuerte en el mercado de corte y pulido de diamantes.
"En la India las distintas fases del proceso de elaboración de una joya de diamantes se hacen en ciudades separadas por cientos de kilómetros", explica Steven Grauer, un joyero de la calle 47.
El distrito de diamantes cuenta con diseñadores, talladores, pulidores y vendedores. "Y aunque el precio de la mano de obra es más caro, esta diferencia es insignificante cuando estamos hablando de gemas de elevado valor", puntualiza.
Un nuevo edificio podría dar un nuevo aire a la calle. Se trata de la Internacional Gem Tower, que tendrá 34 pisos y estará ocupado por joyerías.
Grumet ve el futuro con optimismo: "A diferencia de otros distritos de Manhattan, como el distrito de las flores, que no pudo pagar los elevados alquileres de la ciudad y prácticamente ha desaparecido, nosotros vinimos aquí para quedarnos".
"En la India las distintas fases del proceso de elaboración de una joya de diamantes se hacen en ciudades separadas por cientos de kilómetros", explica Steven Grauer, un joyero de la calle 47.
El distrito de diamantes cuenta con diseñadores, talladores, pulidores y vendedores. "Y aunque el precio de la mano de obra es más caro, esta diferencia es insignificante cuando estamos hablando de gemas de elevado valor", puntualiza.
Un nuevo edificio podría dar un nuevo aire a la calle. Se trata de la Internacional Gem Tower, que tendrá 34 pisos y estará ocupado por joyerías.
Grumet ve el futuro con optimismo: "A diferencia de otros distritos de Manhattan, como el distrito de las flores, que no pudo pagar los elevados alquileres de la ciudad y prácticamente ha desaparecido, nosotros vinimos aquí para quedarnos".