Una coproducción greco-alemana retrata la crisis de la deuda griega y se centra en las tensiones que genera en Alemania el más reciente rescate (ver video, arriba). Mientras tanto, en la capital griega se dibujan caricaturas protagonizadas por un creciente sentimiento antialemán.
En una sala de prensa llena de humo en Atenas, el popular Stathis Stavropoulos garabatea su más reciente trabajo. Se trata de una de sus escenas típicas: un soldado alemán, una cámara de gas y una leyenda acerca de que empleos griegos fueron quemados."Alemania ya ha intentado que Europa se vuelva alemana en dos ocasiones", dice. "Esta vez lo ha hecho a través de la economía, pero nosotros debemos resistir. No tenemos malos sentimientos hacia el pueblo alemán, pero sí hacia el gobierno y los bancos europeos".
La brecha entre ambos países se ha ido profundizando sin remedio. Hay un resentimiento cada vez mayor entre los alemanes, que están en gran medida pagando la factura de los rescates griegos.
Los medios alemanes han descrito a los griegos como perezosos e improductivos. El año pasado, la portada de la revista alemana Focus mostró una fotografía de la estatua de la Venus de Milo envuelta en una bandera griega rota, con el titular: "Los fraudes de la Unión Europea".
La tensión alcanzó su punto álgido en los días previos a la aprobación del nuevo rescate a Grecia cuando el ministro de Finanzas de Alemania, Wolfgang Schaeuble, comparó a Grecia con un "pozo sin fondo". Lo que para el presidente griego, Karolos Papoulias, significó un insulto a su país.
Días antes, durante una protesta contra la austeridad, una bandera alemana fue quemada en las afueras del Parlamento.
Imágenes de la era nazi
La retórica que una vez se hubiera considerado inaceptable es ahora cada vez más habitual. Una reciente manifestación en Atenas incluyó a un actor vestido de Hitler y a otros oficiales nazis que pretendían violar una mujer.La mujer era Grecia.
Un diario publicó una foto de la canciller alemana, Angela Merkel, con una esvástica alrededor de su brazo. Se temió que la imagen pudiera empañar la buena reputación de Grecia en lo que se refiere al turismo y la hospitalidad.
En la televisión, también, las referencias son claras. Giorgos Trangas presenta un popular programa diario donde arremete contra Alemania. Los créditos de apertura incluyen videos de guerra de 1930 y en el set hay fotos de los oficiales nazis. Las autoridades griegas de radiodifusión permiten que el programa permanezca al aire, a pesar de que la estación en la que presenta su programa de radio fue multada recientemente con 25.000 euros después de que Trangas usara un término peyorativo para referirse a Merkel.
Cuando le sugiero que está avivando los sentimientos antialemanes, Trangas se pone a la defensiva. "Yo no soy el responsable, yo repito lo que dice la población. Todos los días Berlín nos manda a recortar. Primero las pensiones, luego los salarios. Mientras tanto en algunos países del norte como Alemania, Holanda o Finlandia dicen que tienen solidaridad con el pueblo griego. No, no es solidaridad. Esto es una barbarie para Grecia".
Las relaciones entre estos dos países nunca han sido fáciles. Grecia sufrió enormemente bajo la ocupación germana de la Segunda Guerra Mundial que Atenas se vio forzada a financiar. Se estima que 300.000 griegos murieron de hambre.
En un congestionado ayuntamiento en las afueras de la capital, ha sido convocada una reunión para discutir cómo Alemania nunca le pagó a Grecia la totalidad de las reparaciones de la guerra. El anfitrión es el excombatiente de la resistencia Manolis Glezos, célebre por haber echado abajo la bandera alemana en la Acrópolis, en 1941.
"La manera como Alemania está tratando a los griegos es intolerable", dice. "Somos esclavos de los extranjeros. Los jóvenes me preguntan cuál bandera debe ser derribada ahora. Yo les digo que la bandera de la esclavitud. Y debemos enarbolar el pabellón de la soberanía y la libertad".
Fuera de la reunión, la conversación aún arde entre los congregados. "Yo he tenido siempre amigos alemanes", me dice una mujer. "Yo no tengo peleas con los alemanes. La política es el problema".
"Sentimos que estamos otra vez bajo la ocupación", dice Georgia, una maestra.
"Ahora se trata de una ocupación diferente, una ocupación económica y humana. No podemos vivir así, no es humano".
Trabajos en Alemania
Pero más allá del calor de las emociones, hay otro lado de la historia: a medida que los problemas económicos de Grecia se profundizan, muchos griegos ven a Alemania más atractiva que nunca.
El número de personas aprendiendo alemán en el Instituto Goethe -el centro cultural germano- se ha disparado durante los últimos meses en Atenas. Y las estadísticas oficiales de Alemania del último año muestran un crecimiento del 80%, con respecto al año 2010, en la cantidad de griegos que se han mudado a Alemania.
Christos Papathenisiou es un de esos que han emigrado para trabajar en la potencia económica de Europa. Lo encontré en la mañana de su partida Hamburgo, en el último minuto en que empacaba sus maletas.
"Me gusta el pueblo alemán", dice, "son amigables y amables. No podemos culpar a Alemania por lo que está ocurriendo ahora en Grecia. Tenemos que culpar a nuestros políticos. Ellos han arruinado a Grecia. Se han bebido nuestra sangre y ahora el pueblo griego está pagando el precio. Entonces, no es culpa de Alemania, es nuestra culpa porque sabíamos qué estaba pasando aquí y sobre todo, es culpa de nuestros políticos".
Grecia es, tradicionalmente, una nación pro europea; un miembro orgulloso de la Unión Europea por más de 30 años.
Pero en tiempos duros, esos, quienes sufren, con frecuencia enfocan su rabia en el extranjero. Y en la medida que este país se hunde más en la desesperación económica y social, las actitudes están empezando a endurecerse de una manera profunda y preocupante.
El número de personas aprendiendo alemán en el Instituto Goethe -el centro cultural germano- se ha disparado durante los últimos meses en Atenas. Y las estadísticas oficiales de Alemania del último año muestran un crecimiento del 80%, con respecto al año 2010, en la cantidad de griegos que se han mudado a Alemania.
Christos Papathenisiou es un de esos que han emigrado para trabajar en la potencia económica de Europa. Lo encontré en la mañana de su partida Hamburgo, en el último minuto en que empacaba sus maletas.
"Me gusta el pueblo alemán", dice, "son amigables y amables. No podemos culpar a Alemania por lo que está ocurriendo ahora en Grecia. Tenemos que culpar a nuestros políticos. Ellos han arruinado a Grecia. Se han bebido nuestra sangre y ahora el pueblo griego está pagando el precio. Entonces, no es culpa de Alemania, es nuestra culpa porque sabíamos qué estaba pasando aquí y sobre todo, es culpa de nuestros políticos".
Grecia es, tradicionalmente, una nación pro europea; un miembro orgulloso de la Unión Europea por más de 30 años.
Pero en tiempos duros, esos, quienes sufren, con frecuencia enfocan su rabia en el extranjero. Y en la medida que este país se hunde más en la desesperación económica y social, las actitudes están empezando a endurecerse de una manera profunda y preocupante.