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2009/10/14

Brasil presentará en China avances caña transgénica resistente a sequía

Fuente: Pueblo en Linea.

Brasil presentará esta semana en una conferencia internacional en China los avances que ha logrado en el desarrollo de variedades genéticamente modificadas de caña de azúcar para aumentar la resistencia del cultivo a la sequía, informaron el día 13 fuente oficiales.

La exposición será realizada durante la III Conferencia Internacional de Abordajes Integradas para la Mejoría de la Producción de Culturas en Ambientes Propensos a la Sequía (Interdrought-III), que se realizará en Shanghai (China) hasta el próximo viernes.

Se trata del mayor evento internacional de debates sobre los efectos y los desafíos de la sequía en la agricultura en todo el mundo, que se realiza cada cinco años.

La presentación brasileña será realizada por Hugo Molinari, investigador de la estatal Empresa Brasileña de Pesquisa Agropecuaria (Embrapa) y coordinador de las pesquisas para el desarrollo de variedades de caña tolerantes a la sequía, informó la Embrapa en su página en internet.

De acuerdo con la nota, la Embrapa también presentará en China trabajos que ha realizado para desarrollar variedades transgénicas de soja y maíz para aumentar su tolerancia a la sequía.

Según la Embrapa, el calentamiento global y los cambios climáticos están aumentando el interés y la demanda por cultivares más tolerantes a la sequía.

El estudio que la Embrapa expondrá en China tiene por objetivo colocar en el mercado en aproximadamente siete años una variedad de caña de azúcar genéticamente modificada para ser más resistente a la sequía y que pueda ser una alternativa en medio de los cambios climáticos provocados por el efecto invernadero.

Según Molinari, los científicos brasileños están trabajando con técnicas de modificación genética (transgénicos) para poder introducir en variedades comerciales de caña de azúcar genes típicos de plantas con tolerancia a la sequía.

Para ello los técnicos de la Embrapa trabajan en la selección de genes de interés y de metodologías más eficaces para la introducción de esos genes en plantas de caña de azúcar.

El objetivo es preparar variedades que puedan mantener la productividad ante el avance de la desertificación mundial por causa de los cambios climáticos o que puedan ser aprovechadas en nuevas áreas de expansión en suelos de baja fertilidad, altas temperaturas y pocas lluvias.

Según la Embrapa, hasta ahora no existen variedades comerciales de caña de azúcar transgénica, por lo que el proyecto abre un gran potencial para productores interesados en aumentar la producción tanto de azúcar como de etanol.

El proyecto de la Embrapa, considerado el mayor centro mundial de investigaciones en agricultura tropical, cuenta con el apoyo del Japan Internacional Research Center for Agricultural Sciences (Jircas).

El acuerdo con el centro japonés de investigaciones agrícolas prevé la inserción de genes tolerantes a la sequía en cinco importantes cultivos brasileños: caña de azúcar, soja, maíz, algodón y fríjol.

2009/09/21

"Las críticas a los transgénicos vienen de la mala información"

Fuente: Publico.

La biotecnología se presenta a sí misma como una herramienta contra el hambre. Así se reflejó en el 14º Congreso Europeo de Biotecnología, celebrado la pasada semana en Barcelona bajo los auspicios de Biocat, la entidad que agrupa la biotecnología catalana. El congreso contó con la presencia del biólogo belga Marc van Montagu (Gante, 1933), uno de los padres de la biotecnología aplicada a la mejora de las cosechas, fundador del Instituto de Biotecnología de Plantas para los Países en Desarrollo y actual presidente de la Federación Europea de Biotecnología.

Se le considera a usted el padre de la biotecnología verde en Europa...

Yo no me considero así, porque junto a mí y a Jeff Schell, trabajó todo un equipo. Además, como siempre en ciencia, no hemos empezado de cero.

¿A cuándo se remontan los estudios?

Los indios de América seleccionaron las semillas de maíz mayores para conseguir frutos más grandes. Eso fue una alteración genética. Inconsciente, pero lo fue. En Mesopotamia se hizo lo mismo con el trigo: una fusión de dos hierbas condujo al trigo actual hace 5.000 años, cuando no sabían lo que era la genética.

¿Hasta dónde pueden llegar los beneficios de las plantas modificadas genéticamente?

Por lo menos, se podrá triplicar la producción de una misma especie, pero el tope está abierto. La importancia está en que los transgénicos aumentan la productividad; permiten generar plantas más nutritivas para la alimentación. La urgencia ahora es que haya alimentos para todo el mundo, y la biotecnología puede ser una pieza clave.

¿Tienen otras aplicaciones, además de la alimenticia?

Pueden ser la alternativa al petróleo. Ya se pueden fabricar plásticos biodegradables a partir de plantas.

Remarca que es importante incorporar estos cultivos a los países en desarrollo. ¿Qué beneficio aportan?

No sólo económico, sino también de salud. En el caso del algodón, en África, la semilla clásica se tiene que fumigar hasta 20 veces con un insecticida nocivo para la salud humana (una tarea, además, que realizan niños). Con el algodón transgénico sólo se fumiga dos veces, porque el principal insecto que afectaba a la planta ha dejado de existir.

¿Es difícil traspasar estos cultivos al tercer mundo?

No, pero hay que explicar a la población cómo funciona esta agricultura: las compañías que venden deben formar a los agricultores. El 70% de todo el cultivo mundial de algodón es transgénico; en Burkina Faso, el total; en otros países, como India, la mayor parte también es transgénico.

Hay una fuerte oposición a los transgénicos. Algunos gobiernos no los permiten.

Todo viene de la mala información. Y eso es porque los científicos, tradicionalmente, no explicamos lo que hacemos. Y debemos hacerlo.

Algunos científicos hablan de efectos nocivos por el consumo de estas plantas: infertilidad, daños renales y hepáticos

Es un problema de desinformación absoluta. No es serio, no tiene ningún fundamento científico.

También hay quejas porque los tests previos son confidenciales

No es cierto: son públicos, los gestionan las agencias pertinentes y los puede consultar cualquier científico. Siempre se han hecho cruces para seleccionar genes y se han consumido los productos obtenidos. Entonces no habría razón para hacer tests preventivos. Aún así, los hacemos.

Se denuncian presiones de las multinacionales y un enriquecimiento con las patentes.

Hay patentes, como en otros ámbitos. Ahora están en manos de grandes empresas de cereales, pero existe la posibilidad de que entren empresas más pequeñas.

2009/03/30

Transgénicos, S.A.

Fuente: Publico.

Cuando los agricultores brasileños plantan la soja transgénica resistente al herbicida, echan sólo la cantidad de veneno necesario para acabar con las malas hierbas. De fumigar nueve veces, se ha pasado a sólo una. En su plantación se reduce el aporte de agua, disminuye el consumo de combustible porque hay que echar menos herbicidas y, además, se aplican menos agroquímicos, antes necesarios para proteger la soja frente a los herbicidas. Por eso, los agricultores brasileños apostaron por la soja transgénica desde 1998, aunque entonces fuera ilegal.

Sin embargo, nadie en Brasil piensa que el 100% de los cultivos deban ser de organismos modificados genéticamente, ni siquiera los impulsores de la biotecnología. La independencia de las empresas que venden las semillas modificadas y los herbicidas a los que están adaptadas, junto con la diversidad de mercados, hacen que los productores de semillas cuenten con una mayoría (alrededor del 60%) de sus campos de soja con variedades transgénicas y un 40% no modificadas. Y pretenden mantener estos porcentajes.

Norman Neumaier, investigador en soja del ente público Embrapa, explica: "El equilibrio es importante, porque si se cultivan sólo transgénicos puede haber resistencia a largo plazo al [herbicida] glifosato". Así, los agricultores plantan semillas convencionales en los campos que el verano anterior tenían soja modificada, y en la estación invernal, cultivan trigo o avena convencionales. "Los transgénicos no se crearon como solución final sino para atender una demanda", apunta Rafael, un agricultor brasileño. El mercado es el que impone las condiciones. La soja transgénica es más rentable por su disminución de costes asociados durante la plantación y porque el herbicida cuesta la quinta parte, apuntan los agricultores.

El cultivo de organismos modificados genéticamente fue ilegal en Brasil hasta 2005. La aprobación final se consiguió por las presiones de los agricultores, que comprobaban cómo su vecino Argentina, principal competidor en soja, cultivaba transgénicos desde 1998. Los productores brasileños compraban las semillas en Argentina para producir y ser competentes en el mercado, así que el Gobierno de Lula decidió aprobar en 2005 la ley que autoriza la plantación de transgénicos, ya que, de hecho, el 20% de la producción de soja de Brasil ya era, ese mismo año, transgénica.

Nuevas enfermedades

El problema generado no sólo era una cuestión de precios, sino que las variedades argentinas no siempre se adaptaban bien a los campos brasileños por las diferentes temperaturas y suelos, e incluso reaparecieron algunas enfermedades agrícolas que estaban erradicadas de Brasil. Hoy la soja es el principal cultivo de Brasil, con 22 millones de hectáreas, de las cuales el 90% es transgénica. Las exportaciones de soja se dirigen principalmente a China con 11,8 millones de toneladas el año pasado, y en segundo lugar a España, con 2,6 millones de toneladas. En el mundo se plantaron el año pasado 95 millones de hectáreas de soja, de las que un 70% era modificada.

Gelson Melo de Lina, director de producción de la cooperativa agraria Cotrijal, afirma que Brasil "tiene que competir, y eso pasa por la utilización de tecnología; no se pueden cerrar los ojos y estar al margen del mercado". En los comercios brasileños, todos los productos con organismos genéticamente modificados llevan una etiqueta con un triángulo amarillo y una "T", y los agricultores aseguran que no han caído sus ventas. Pedro Roberto, productor de maíz transgénico y convencional, apunta: "El éxodo rural también es un problema importante en Brasil y hay que dar a los agricultores capacidad para que sus tierras sean rentables y puedan vivir de ellas".

Una de las grandes críticas que reciben los cultivos transgénicos es la polinización cruzada. No se da en el caso de la soja, ya que se recoge antes de que salga la flor, pero sí puede aparecer en las plantaciones de maíz, y por eso la legislación brasileña establece unas restricciones: debe haber 100 metros entre una plantación transgénica y otra convencional de otro propietario y, en caso de que sea del mismo agricultor, habrá separaciones de 20 metros alternativos o de 10 filas de cada. Además, deben crearse zonas de refugio de la plantación convencional en los campos de maíz transgénico, que ocupen al menos el 10% del área plantada con organismos modificados genéticamente.

Costoso proceso

El Ministerio de Agricultura realiza inspecciones periódicas y tiene establecidas sanciones, al igual que si se mezclan los granos a la hora de recogerlos, procesarlos, transportarlos o venderlos. La trazabilidad y etiquetado, de hecho, es uno de los procesos más costosos, especialmente en Brasil: puede suponer hasta un 20% del coste de producción, porque las distancias entre el campo de cultivo y el puerto de exportación son de miles de kilómetros y se tardan en cubrir hasta 30 días con cuatro transportes diferentes.

El maíz modificado genéticamente, del que hay seis variedades aprobadas, se cultiva sólo desde el año pasado en Brasil. Con una superficie cultivada de 14 millones de hectáreas, Brasil es el tercer productor mundial, y se estima que este año el 19% sea transgénico. El primer país que importa maíz brasileño es España, con cerca de un millón de toneladas el año pasado, y uno de sus principales destinos es la alimentación animal.

El tercer cultivo transgénico aprobado en Brasil es el algodón, una planta con seis endemismos en el país, por lo que el cultivo de variedades genéticamente modificadas está prohibido en regiones como el Amazonas. Hay cuatro variedades aprobadas, la última la semana pasada, que pretenden competir con el primer productor mundial: India. Brasil quiere mantener y aumentar su posición mundial de productor de soja, maíz y algodón, y a buen precio, y por eso los agricultores dicen que ya les escuchan hasta en EEUU.