Peter Sunde ( Uddevalla, Suecia, 1978) es mucho más que uno de los tres fundadores de la principal página de enlaces P2P,
The Pirate Bay (TPB), que espera la sentencia de un juez sobre su futuro. Sunde es un activista de esta era, tecnólogo, político y emprendedor a partes iguales. Creador también del Piratbyran, un colectivo que dotó de ideología y argumentos al Partido Pirata sueco, lanzó en agosto el proyecto
Flattr , un sistema de micropagos sociales con el que no se comparten películas o música, sino dinero para mantener la cultura. Ha visitado el
Foro para la Cultura Libre de Barcelona para demostrar que se puede sustentar la creación cultural sin tener que respetar el
copyright.
Pronto se sabrá la sentencia del caso contra TPB. ¿Qué resultado espera?
Una gran victoria. Ganaremos. En nuestra defensa hemos usado como argumento la sentencia del caso español de Telecinco contra YouTube [el juez dictaminó que el portal de vídeos no era responsable de lo que suben sus usuarios, siendo un mero intermediario].
¿Y si no ganan?
Vamos a ganar. En todo caso, ya lo decidiríamos. Pero seguro que volveríamos a apelar una y otra vez.
El último año ha sido difícil para TPB: una compra frustrada por una compañía de videojuegos, el acoso judicial a ninguno de sus fundadores sigue a la cabeza del proyecto. ¿Cuál es el futuro de la página?
A pesar de todo, sigue creciendo. No se muere nunca. Debería hacerlo, en serio, debería morirse para que empezara algo nuevo. Tendría que surgir una nueva tecnología que superara las debilidades de la actual, pero lamentablemente sigue creciendo.
En el FCForum va a participar en la sesión sobre cómo financiar la cultura en la era digital. ¿Qué hacer para que los artistas sigan trabajando en la era P2P?
La cultura no trata sobre beneficios. Pero es cierto, a diferencia de un coche, los bienes digitales pueden copiarse mejor. Por eso deben establecerse modelos de cooperación entre las personas. La cultura no se compra, se comparte.
¿Pero en este nuevo juego no pierde nadie?
El modelo ha cambiado; ahora es colaborativo. Son los que no quieren esto, los que antes controlaban la cultura, los que están perdiendo.
¿Su proyecto Flattr sería un buen ejemplo de cómo sostener la cultura hoy?
Es sólo una de las maneras. En Flattr pagas una cantidad al mes, navegas y vas haciendo clic en nuestro botón en cada una de las páginas que visitas y te gusta. Ya sean 1.000 o 10, al final el dinero que has pagado se reparte entre todas las webs. Todo tiene el mismo valor, desafiando el precio que la industria ha determinado poner a las cosas.
¿Funciona?
Ya se han apuntado medio millón de servicios, entre páginas, blogs..., y unos 50.000 usuarios, 2.000 españoles.
Una de los que ya tiene el botón de Flattr es la página Wikileaks. ¿Qué le parece el acoso que está sufriendo esta página y su fundador, Julian Assange, por publicar información confidencial?
En primer lugar, no diferencian, y deberían, entre Assange y Wikileaks. Pero sería bueno que él perdiera protagonismo y que otros pongan la cara para no distorsionar la misión de Wikileaks.
¿Wikileaks ha hecho lo que deberían haber hecho los medios tradicionales?
Los grandes medios aprovecharon enseguida internet. Pero la digitalización ha permitido el acceso a todos. Wikileaks es la mejor plataforma del mundo para filtrar informes, pero no hace periodismo, del que no se puede prescindir. Wikileaks ofrece información, pero no análisis. Es tecnología, no periodismo.
¿Que le parecen los recientes asaltos que han sufrido varias páginas de la industria cultural, entre ellas la de la SGAE y el Ministerio de Cultura español?
No me han parecido algo bueno. Pero hay razones. Es lo que ocurre cuando no dejas de presionar y arrinconar a la gente. Antiguamente la gente protestaba encadenándose ante un edificio; hoy eso ya no hace falta. En vez de quejarse de estos ataques, deberíamos preguntarnos por qué lo hacen.
Entonces, ¿no es legal pero sí legítimo?
Es una protesta válida cuando la gente siente que tiene que defenderse.
¿Qué opina sobre que sea un órgano administrativo y no los jueces los que puedan cerrar un sitio de enlaces?
No se deben cerrar webs de enlaces, ni por jueces ni por otro órgano. Son 100% legales.
Piratbyran se ha disuelto, el Partido Pirata no ha conseguido entrar en el Parlamento sueco y ni usted ni los otros cofundadores siguen en TPB. ¿Ya no están vigentes las ideas piratas?
Piratbyran ya había conseguido los objetivos que se había propuesto y dejó de funcionar tras morir su fundador. Pero muchos de nosotros estamos trabajando en cosas diferentes: sistemas antifiltrado, defensa de la neutralidad de la red... Las ideas siguen vigentes. Por otro lado, los partidos políticos, desde los verdes hasta los socialdemócratas, se apropiaron de las demandas del Partido Pirata, así que no había motivos para votarlos.
Está preparando un libro. ¿De qué trata?
De la locura de estos últimos seis años: TPB, el Partido Pirata y un montón de cosas locas que me pasaron. Tengo la entrada prohibida en EEUU y un país africano me ofreció inmunidad diplomática.
¿Qué país?
Habrá que esperar al libro.
Al mirar atrás, ¿con qué se queda?
Con la locura y la diversión. El Gobierno de EEUU presionó al sueco para que nos persiguiera al mismo tiempo que éramos recibidos por el presidente de Brasil, Lula da Silva. También me quedo con los viajes continuos, los infinitos intentos de cierre de TPB y cómo ha conseguido seguir abierto.
