En abril de 2002, medios de todo el mundo, incluidos grandes diarios de EEUU, se hicieron eco de la noticia de que, en una remota región de España, el Gobierno autonómico había decidido abandonar Windows por el software libre. Buscaba aprovecharse de las ventajas de este tipo de software: ahorro económico por el pago de licencias, independencia tecnológica por el acceso al código del programa y desarrollo de la industria local por la libertad para modificarlo. Lo llamaron Linex, el Linux de Extremadura.
Casi diez años después, los niños extremeños estudian con más de 70.000 ordenadores que funcionan con Linex. Los 15.000 equipos de la sanidad pública también son libres, según datos suministrados por la Junta. Se ha creado asimismo un ecosistema de empresas alrededor de esta distribución. Sin embargo, los servidores siguen funcionando con software propietario y apenas el 1% de los puestos de la Administración general autonómica funciona con código abierto. Linex se ha estancado.
"Localismo"
"Linex fue una apuesta valiente en su día", dice el director general de Administración Electrónica y Evaluación de la Junta de Extremadura, Teodomiro Cayetano. "Pero han pasado diez años y hay que plantearse si hay que seguir apostando por este localismo cuando hay distribuciones como Debian o Ubuntu con mucha gente detrás", añade. Para este ingeniero informático, no hay dinero para mantenerlo todo y hay que tomar "decisiones duras y valientes".Una de ellas es la de transferir el Cesje (Centro de Excelencia de Software José de Espronceda), el organismo encargado de desarrollar Linex. El proyecto concluye el día 31 y los 14 programadores que lo componen acaban su contrato también ese día. Desde el lunes, se iniciará un proceso por el que la fundación estatal Cenatic (Centro Nacional de Referencia de Aplicación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación) se hará cargo del Cesje. Este órgano, en cuyo patronato participan el Gobierno central, ocho gobiernos autonómicos y Telefónica, tiene entre sus misiones la de promocionar el software libre. Ahora también tendrá que mantener Linex.
"Linex no se creó para el mundo, era un proyecto muy concreto", recuerda Francisco Huertas, responsable de promoción del Cesje hasta hoy y creador del proyecto Linex, junto al profesor Jesús Rubio. "Fue creciendo y sirvió para que Extremadura fuese conocida fuera de nuestras fronteras por su tecnología", rememora. Reconoce que temió que el cambio político tras las pasadas elecciones autonómicas dejara de lado las tecnologías abiertas, "pero han calado tan hondo que en Extremadura no se entiende la informática sin el software libre", añade.
En efecto, puede que el nuevo Gobierno del PP deje de lado Linex, pero no el software libre. Los planes de la Junta son migrar todos los ordenadores de la Administración autonómica, unos 40.000, a una distribución abierta, en concreto Debian. En el estado "en que hoy día se encuentran tanto la tecnología en general como el software libre en particular, Linex ya no aporta nada frente a distribuciones soportadas por la comunidad, como Debian o Fedora, u otras detrás de las cuales se encuentran empresas, como Ubuntu o Suse. Y ni unas ni otras cuestan un euro al bolsillo de los extremeños", sostiene Cayetano. "El software libre no se limita a Linex", añade.
De dar ese paso, Extremadura sería la primera Administración española en uso del software libre. Después la seguirían la andaluza (gobernada por el PSOE) y las del País Valencià y Madrid (ambas del PP). Esto demostraría que el software libre no es una cuestión de ideología y sí de argumentos tecnológicos.