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2014/06/02

Google quiere invertir 1.000 millones en satélites de comunicaciones

Internet donde no llega nadie. Casi parece el lema de un operador especializado en barrios de los “afuerarradios” o en conectivodad rural pero muy bien podría definir el proyecto que se han propuesto en Mountain View con el que hacer llegar la Red a parajes remotos infradotados tecnológicamente.

El proyecto de Google de poner en órbita su propia red de satélites con cobertura de Internet global permitiría que regiones del planeta sin tendidos de comunicaciones pudieran por fin acceder a la Red.

Este ambicioso proyecto no es la primera vez que se plantea desde el seno de la empresa fundada por Sergey Brin y Larry Page pero ahora sería la primera vez que podrían haber quedado atrás dificultades tanto técnicas como financieras para ponerlo en marcha. En una primera fase se trataría de situar en órbita de baja altitud hasta 180 pequeños satélites de unos 125 kilos de peso y con alta capacidad de transmisión de datos. Estos inicios harían necesaria la mencionada inversión de 1.000 millones de dólares pero en posteriores etapas podría alcanzar hasta los 3.000 millones de dólares en función del diseño de las siguientes fases así como del número de satélites de que constase la red en estadios más avanzados.

Google lleva ya algún tiempo contratando diversos ingenieros de telecomunicaciones especializados en comunicaciones vía satélite además de aliarse con empresas del sector como O3b Networks así como Space Systems/Loral LLC. También apuntaba en esa dirección Project Loon, un sistema similar basado en globos aerostáticos especiales capaces de subir a gran altitud para ofrecer este mismo servicio de telecomunicaciones y que también tenía en estudio Google.

No hace mucho te informamos aquí en The Inquirer de la adquisición del fabricante de drones solares Titan Aerospace por parte de Google, otro método similar de conseguir el mismo resultado, un esfuerzo que por su parte también están realizando desde Facebook. La idea sería complementar la cobertura local mediante drones que se conectarían entre sí y con las bases terrestres mediante esta red de satélites en baja órbita.

La idea en ambos casos es ampliar en centenares de millones los usuarios de Internet proveyendo de acceso a aquellas áreas remotas, en vías de desarrollo o deficientemente dotadas. Recordemos que dos terceras partes de la población mundial carecen de cualquier acceso a Internet.

Un smartphone es el arma principal en Watch Dogs

El protagonista de Watch Dogs, un esperado videojuego que hoy sale a la venta, tiene a su disposición un completo un arsenal de armas, pero si hay una que destaque entre todas las demás esta es su smartphone. Con su teléfono inteligente Aiden Pierce puede ver donde vive cualquier transeúnte que se cruce en su camino, consultar su saldo bancario, desactivar cámaras de seguridad, cambiar la luz de los semáforos, o incluso dejar a oscuras media ciudad.

Internet ha hecho que todo esté conectado y esta es, precisamente, la premisa de este título que hoy llega a las tiendas para PC, PS4, PS3, Xbox One y Xbox 360. Después de que su lanzamiento se postergara unos meses y de que se perdiera el estreno de las nuevas consolas, Ubisoft publica este juego ambientado en una Chicago que no dista mucho de la actual y que se convierte en el escenario de un intenso juego de acción.

Watch Dogs ofrece al jugador un mundo abierto en el que llevar a cabo todo tipo de actividades al estilo Grand Theft Auto o Assassin's Creed. El juego combina elementos de sigilo, con partes de acción y conducción, pero si por algo destaca entre los demás títulos de este género es por las ventajas que ofrece el sistema de hackeo. El hecho de que la ciudad de Chicago de Watch Dogs esté controlada por un software centralizado que vigila todo lo que pasa en ella —incluido a su población— es el arma que los desarrolladores del juego, Ubisoft Montreal, ponen en las manos del jugador.

Gracias a esta particularidad Watch Logs logra diferenciarse de los títulos de acción más tradicionales. Por ejemplo, en una persecución en coche el jugador no tan solo puede valerse de su habilidad al volante, sino también de otros trucos como levantar pivotes del suelo para acabar con sus perseguidores, o bien activar un puente levadizo para librarse de ellos. Al mismo tiempo, poder acceder a las cámaras de seguridad le permite evitar la acción directa, y no hace falta decir lo mucho que puede ganar sustrayendo el dinero de otras personas.

En este sentido Watch Dogs utiliza los temores de la sociedad de la información y de la privacidad en Internet para dar forma a unas mecánicas de juego originales, pero en ningún momento entra en cuestionamientos o decide hacer cualquier tipo de crítica social. Este el principal punto negativo de un título que a pesar de su original premisa no logra ir más allá de los clichés de cualquier blockbuster de acción ni tampoco consigue cautivar al jugador con una historia y unos personajes realmente carismáticos.

Centrado únicamente en ser un juego y nada más que eso, Watch Dogs ofrece más de 30 horas de contenidos de entre sus misiones principales y sus numerosas misiones secundarias. Además, incluye modalidades multijugador, entra las que destaca una muy original consistente en que un jugador se cuele en la partida de otro de incógnito para intentar hackearlo sin que éste advierta su presencia. Como Ubisoft suele hacer con sus lanzamientos, el juego está completamente localizado al castellano (voces y subtítulos).

El lado oscuro del Big Data

Cuando se habla de Big Data a menudo surge el debate en torno a la privacidad de los datos personales y financieros de los ciudadanos. Mientras que para los negocios, el análisis de los datos extraídos de internet o de los dispositivos móviles supone una oportunidad, para los internautas significa una pérdida de control de la información personal. En la segunda jornada del congreso The Big Digital Bang, expertos en protección de datos han aconsejado a las empresas y administraciones públicas más transparencia sobre dichas informaciones.

Las solicitudes de consulta sobre datos personales –estipuladas como un derecho del ciudadano– se incumplen un 70% en las administraciones públicas y un 60% en las empresas, según afirma la Directora de Investigación en la Universidad de Barcelona, Gemma Galdon, haciendo referencia a un estudio en el que ha participado Eticas Research and Consulting, empresa que analiza el impacto social y ético de las nuevas tecnologías. “Se incumplen por desconocimiento de lo que se entiende por datos personales”, argumentaba la doctora durante la ponencia.

La experta ha partido de la paradoja de que “el fin de la era de la privacidad”, promulgada por Mark Zuckerberg en 2010, ha conllevado, precisamente, que las personas sean más conscientes de que “compartir los datos les pone en una situación de vulnerabilidad”. Por su parte, el Coordinador de Tecnologías y Seguridad de la Infromación en la Autoridad Catalana de Protección de Datos (APDCAT), Ramón M. Miralles, pronosticaba que pronto van a aparecer movimientos de objetores de conciencia digitales, es decir, personas que no querrán que se usen sus datos.

Galdon considera que los errores o accidentes en términos de protección de datos por parte de empresas se propagan más que antes. Los casos más recientes han ocurrido en los últimos días: la semana pasada, el ciberataque sufrido por eBay; hace apenas un par de días, la menos grave brecha de seguridad descubierta en Spotify. Estos incidentes repercuten en el prestigio e incluso el valor de la firma: “Una empresa víctima de un ataque de seguridad y datos comprometidos pierde el 30% de su valor bursátil”, añadía la Directora de Servicios de Seguridad de TI en HP, Karen Gaines.

Discriminación de perfiles

“El Big Data representa el progreso y la prosperidad, pero cada vez se toman más decisiones sobres nuestras vidas sin que nosotros tengamos ningún control”, afirmaba el abogado experto en protección de datos, Eduardo Ustaran. De hecho, la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos alerta de que los perfiles que se elaboran sobre los internautas mediante sus datos pueden perjudicarlos y discriminarlos. Por ejemplo, si una persona está categorizada como aficionada a las motos recibirá anuncios sobre este sector, pero es posible que tenga que pagar más caro su seguro de vida porque las aseguradoras la consideran una persona con conductas de riesgo.

La agencia llegaba a estas conclusiones a partir de un reciente estudio (pdf) en el que ha analizado la actividad de nueve de los más importantes ‘data brokers’ estadounidenses: Acxiom, CoreLogic, Datalogix, eBureau, ID Analytics, Intelius, PeekYou, Rapleaf y Recorded Future. Estas empresas analizan y venden enormes cantidades de información del consumidor para propósitos de marketing. Un ‘data broker’, recogido en el informe, tenía hasta 3.000 categorías de casi todos los consumidores americanos, según reporta The New York Times.

La reforma del Reglamento Europeo de Protección de Datos que se aprobó a principios de marzo contempla la posibilidad de que los usuarios se opongan a la elaboración de perfiles y se prohíbe esta práctica cuando tenga como objeto discriminar a las personas, según expone el responsable de APDCAT.

No obstante, tanto la institución estadounidense como los ponentes en el congreso insistían en que la solución pasa por la transparencia. La clave, según el responsable de Big Data Innovation en Telefónica, José Luís Agúndez, está en que los consumidores decidan “a quién confían los datos y para qué uso”. “Simplemente con informar a las personas sobre cómo se van a usar los datos ya te cubres las espaldas”, añadía Galdon.

Ustaran, por su parte, ha insistido en la necesidad de crear un marco legal que permita el progreso tecnológico y proteja la privacidad de los ciudadanos. También ha defendido que no hay que regular la tecnología (poniendo como ejemplo la reciente Sentencia del Tribunal de Justicia de la UE penalizando el rol de Google como buscador) sino que hay que incentivar buenas prácticas de comportamiento. Más en concreto, crear una legislación que motive a las empresas económicamente a hacer buen uso de los datos.

Léase de la propuesta del abogado que si las empresas entienden de dinero la legislación debe hablarles en términos de negocio. En esta línea también se inscriben las cooperativas de datos, donde los ciudadanos pueden comerciar con su propia información. “Los datos se deben considerar como un factor de producción del que nosotros somos propietarios”, afirmaba el Director de Good Data Cooperative, una de estas entidades con sede en el Reino Unido, Marcos Menéndez.

Mario Kart regresa en alta definición y sin gravedad

A pesar de que han pasado más de veinte años desde que Nintendo sorprendiera a los jugadores con un título de carreras protagonizado por Super Mario, aquella fórmula sigue hoy tan vigente como entonces. Este viernes llega a las tiendas de todo el mundo Mario Kart 8 para Wii U, un octava entrega que supone el salto de la franquicia a la alta definición y que incorpora por primera vez circuitos antigravedad.

Para los jugadores supone una nueva oportunidad de volver a reunirse con los amigos y echarse unas partidas al Mario Kart; para el gigante nipón del videojuego se trata lanzamiento más importante que este año recibirá su consola de sobremesa Wii U, una máquina que está teniendo muy malas ventas y que espera que Mario Kart 8 ayude a remontar la situación. Sin ir más lejos, con 35 millones de unidades vendidas, su predecesor para la Wii original es el tercer juego más vendido de todos los tiempos.

La de Mario Kart es una fórmula que no necesita presentación entre aquellos que alguna vez han tenido la oportunidad de jugar a alguna de sus entregas. De hecho, la propia saga ha dado lugar a un género en sí mismo, el de esos alocados juegos carreras protagonizados por personajes de videojuego en los que tan importante es la pericia del jugador al volante como el componente aleatorio de los objetos y los trampas que los rivales pueden lanzarse entre sí —como en la conocida serie de dibujos animados los Autos Locos.

El componente social y las partidas entre para varios jugadores son otro elemento característico de la saga. En Mario Kart 8 vuelve a estar disponible la posibilidad de que hasta cuatro personas compitan en una misma carrera mediante la clásica pantalla partida, pero donde pone especial énfasis esta octava entrega es en las opciones online, donde el jugador puede correr con jugadores de todo el mundo, organizar torneos entre amigos o incluso compartir sus mejores momentos en el juego.

Más allá de los retoques para adaptar el juego los tiempos actuales, como el lavado de cara a nivel visual o los nuevos modos online, los llamados circuitos antigravedad son la novedad más aparente del título que hoy llega a las tiendas. Se trata de un añadido similar a lo que significaron los tramos acuáticos o de planeo en su predecesor para la portátil 3DS. Estas secciones gravitacionales dan lugar a los circuitos más retorcidos que se hayan visto en toda la saga; cada uno de los 32 disponibles es un derroche de imaginación, atajos y pequeños detalles que lucen de manera espectacular con los nuevos gráficos en alta definición.

La prensa especializada ha coincidido en alabar esta nueva entrega de Mario Kart como una de las mejores hasta la fecha. Quizá los únicos puntos negativos son que no acabe de sacar provecho del mando con pantalla táctil de Wii U y que el popular "Modo Batalla" no haya acabado estando tan bien resuelto como en anteriores entregas. De todas maneras, se trata de dos detalles muy pequeñas frente a las muchas virtudes de un juego que sabe conectar con todo tipo de jugadores y que ofrece diversión sin tapujos, tanto para aquellos que lleguen a la saga por primera vez, como para aquellos veteranos que llevan más de veinte años dejando pelas de plátano y otras trampas en medio de la pista.

Samsung presenta el primer 'smartphone' con sistema operativo Tizen

Samsung Electronics ofreció hoy las primeras imágenes y datos técnicos de su nuevo 'smartphone' Samsung Z, que será el primero del mundo en incorporar el nuevo sistema operativo de código abierto Tizen tras desmarcarse de Android.

El Samsung Z, que se exhibirá por primera vez al público en la Conferencia de Desarrolladores del Tizen en San Francisco, cuyo inicio está previsto para mañana, llegará en el tercer trimestre del año al mercado de Rusia antes de salir a la venta en otros países, indicó la multinacional en un comunicado.

Así, será "el primer teléfono inteligente disponible en el mercado que incorpora Tizen", una plataforma que según Samsung aporta al dispositivo un rendimiento más rápido y potente en cuanto a software.

El sistema operativo de código abierto Tizen, desarrollado por un conglomerado de 12 compañías lideradas por el gigante surcoreano Samsung Electronics y el estadounidense Intel, está pensado para funcionar tanto en tabletas como en teléfonos inteligentes y numerosos dispositivos electrónicos.

Basado en un lenguaje de programación web HTML5, el sistema, diseñado para competir con los actuales líderes iOS de Apple y Android de Google, ofrece mayor libertad para crear y desarrollar aplicaciones y contenidos en el navegador.

El Samsung Z se comercializará en los colores negro y dorado, y es con 136 gramos aún más ligero que el 'smartphone' insignia de la compañía, el Galaxy S5, que pesa 145 gramos.

El nuevo dispositivo cuenta con una pantalla de alta definición HD AMOLED de 4,8 pulgadas, procesador Quad Core de 2,3 GHz, batería de 2.600 mAh y lector de huellas digitales, según adelantó hoy la firma surcoreana.

Una galaxia fallida vuela hacia nosotros a gran velocidad

Como una bala envuelta en una coraza metálica, una nube de hidrógeno se dirige hacia la Vía Láctea encerrada en una cáscara de materia oscura, según un nuevo análisis de datos realizado con el telescopio estadounidense GBT (Green Bank Telescope).

Los astrónomos creen que sin esa capa protectora, esta nube de alta velocidad (HVC) conocida como la Nube de Smith se habría desintegrado hace mucho tiempo cuando por primera vez chocó con el disco de nuestra galaxia.

Si es confirmado por otras observaciones, el hallazgo podría significar que la Nube de Smith es en realidad una galaxia enana fracasada, un objeto que tiene todo el material adecuado para formar una verdadera galaxia, pero que no basta para producir estrellas.
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"La nube de Smith es única en su clase. Es rápida, bastante extensa, y queda lo suficientemente cerca como para estudiarla en detalle", dijo Matthew Nichols, del Observatorio Sauverny en Suiza y autor principal de un artículo aceptado para su publicación en la revista Monthly Notices de la Royal Astronomical Society. "También es un poco un misterioso, ya que un objeto como este no debería sobrevivir a un viaje a través de la Vía Láctea, pero todo apunta a que lo hizo".

Estudios anteriores de la Nube de Smith revelan que pasó primero a través de nuestra galaxia hace muchos millones de años. Tras un examen de la nube, los astrónomos creen ahora que está envuelta en un "halo" de materia oscura, la materia invisible que constituye aproximadamente el 80 por ciento de toda la materia en el Universo .

La Vía Láctea está rodeada por centenares de nubes de alta velocidad, que se componen principalmente de hidrógeno demasiado enrarecido para formar estrellas en cualquier cantidad detectable. La única manera de observar estos objetos es con radiotelescopios exquisitamente sensibles como el GBT. Si fuera visible a simple vista, la Nube de Smith cubriría casi tanto cielo como la constelación de Orión.

La mayoría de las nubes de alta velocidad comparten un origen común con la Vía Láctea, ya sea como bloques de construcción sobrantes de la formación de galaxias o cúmulos de materiales lanzados por las supernovas en el disco de la galaxia. Algunos, sin embargo, son intrusos que vienen desde más lejos. La Nube de Smith y el halo que la recubre es una de esas raras excepciones.

Actualmente, la Nube de Smith está a cerca de 8.000 años luz de distancia del disco de nuestra galaxia. Se está moviendo hacia la Vía Láctea a más de 150 kilómetros por segundo.
El momento del impacto

"Uno de los extremos de la nube está ya en contacto con gas de nuestra galaxia", afirma Felix J. Lockman, del equipo del National Radio Astronomy Observatory que está estudiando la nube y que acaba de presentar sus resultados.

La nube tomó su nombre de su descubridor, en 1963, y según el instituto tiene suficiente materia como para crear un millón de estrellas como el Sol. Sus dimensiones son inabarcables: 11.000 años luz de longitud y una anchura de 2.500 de años luz.

Los científicos afirman que la nube impactará con la Vía Láctea en un ángulo de 45 grados y estiman que cuando eso ocurra, se producirá una enorme explosión que creará miles de estrellas. Una especie de fuegos artificiales estelares, según cuentan sus autores. Sin embargo, falta mucho para que ocurra: estiman que el impacto ocurrirá dentro de unos 40 millones de años.

El suicidio, la gran epidemia silenciosa

Imaginemos que una enfermedad o un fenómeno social matase en España a más de 3.500 personas al año, más de 2,5 veces que los accidentes de tráfico. E imaginemos también que el Gobierno no tuviese ningún plan para tratar de combatir ese problema y afirmase que no prevé tener uno en un futuro próximo. La situación, por desgracia, no es imaginaria y el fenómeno tiene un nombre: suicidio.

Acabar con la propia vida es mucho más frecuente que matar a otro (en España, en 2012, hubo diez veces más suicidios que homicidios), pero ese acto resulta tan difícil de aceptar que la forma de reaccionar ante él suele ser un silencio estupefacto. Esta respuesta ante un problema de grandes dimensiones hace que, tal y como recuerda un artículo de opinión publicado la semana pasada en la revista Nature, "pese a su gran impacto social se haya avanzado muy poco en la comprensión científica y en el tratamiento del comportamiento suicida".

Los autores del artículo, André Aleman y Damiaan Denys, profesores de las universidades de Groninga y Ámsterdam, piden que se tomen cuatro medidas para comenzar a mitigar el problema: reconocer la tendencia al suicidio como un trastorno separado de otras enfermedades mentales, investigar sobre sus mecanismos biológicos y psicológicos, aportar financiación específica para combatir el suicidio y poner en marcha programas de prevención basados en la evidencia. Además, reclaman un esfuerzo coordinado de las autoridades sanitarias, los médicos y los investigadores.
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Hasta ahora, en España "no hay ningún plan nacional para prevenir el suicidio ni se ha creado un observatorio, como hay en otras materias, pese a la insistencia de algunas sociedades como la nuestra", afirma Lucas Giner, portavoz de la Sociedad Española de Psiquiatría. "Hay alguna mención sobre prevención del suicidio en el libro verde de sanidad y algún programa específico de prevención a nivel muy local, pero se ha tenido poco en cuenta", añade.

Entre el 50% y el 90% de los casos de suicidio (la amplitud de la horquilla es una muestra de la falta de conocimiento) están relacionados con distintas dolencias psiquiátricas como la depresión o el alcoholismo, y combatirlas reduce las tasas de suicidio. Sin embargo, apenas existen estudios que traten de detectar factores de riesgo de la conducta suicida, separados de otras enfermedades, a través de herramientas como los marcadores genéticos o identificando el papel de problemas como la dificultad para regular las emociones.

Para cambiar esta situación, los autores reclaman que se incluya un apartado de financiación específica para este problema en grandes programas de apoyo a la ciencia como el europeo Horizonte 2020. Hasta ahora, una de las instituciones que más en serio se han tomado este problema es el ejército de EEUU, que en las últimas guerras ha perdido a más soldados por suicidio que en combate. En 2009, lanzó el proyecto STARRS, de 65 millones de dólares, para recopilar información genómica, médica, psicológica y de estilo de vida de más de 100.000 soldados. El objetivo era tratar de identificar factores de riesgo y medidas preventivas, además de biomarcadores que ayudasen a determinar los factores que hacen más o menos resistente a un individuo o la forma en que funcionan sus conexiones cerebrales.

En este ámbito ha sido posible identificar factores de riesgo específicos para el suicidio independientemente de otras enfermedades a las que suele ir asociado. Según cuentan Aleman y Denys, un equipo de investigadores del Sistema de Salud para Veteranos de San Diego, en California comparó la actividad cerebral de varios individuos que habían luchado en la guerra y a los que se consideraba en riesgo de suicidio con otros que también habían entrado en combate, pero no estaban en riesgo. Los soldados de ambos grupos tenían niveles similares de depresión y estrés postraumático.

En su análisis, los investigadores observaron que los miembros del grupo "suicida" tenían una activación más intensa en el córtex del cíngulo anterior y el prefrontal cuando cometían errores en tareas que requerían concentración. Estas zonas del cerebro están relacionadas con el control cognitivo y la vigilancia de las propias acciones y los autores plantean que ese esfuerzo extra en tareas de autocontrol podía ser muestra de una debilidad a la hora de superar el estrés.

Pese al fatalismo con que se lo toman las administraciones, los expertos creen que comprender mejor este complejo fenómeno puede ayudar a reducir el número de víctimas y a entender por qué, por ejemplo, el fuerte aumento del uso de antidepresivos en la última década no ha ido asociado a un descenso general de los suicidios. Otras medidas que sí han tenido éxito, según explica Giner, es el acceso a armas o las protecciones en algunos sitios como viaductos o monumentos altos. En EEUU, la mitad de los suicidios se consuman con las omnipresentes armas de fuego y modelos informáticos indican que restringir su acceso reduciría las muertes por esta causa hasta en un 10%.

En la misma línea de dificultar que quienes tienen tendencias suicidas sucumban a un impulso que no tiene por qué ser permanente, los resultados del informe STARRS sugieren que una pequeña modificación en los automóviles podría salvar cientos de vidas. En 2010, en EEUU, 735 personas se quitaron la vida en el interior de sus coches asfixiados por el monóxido de carbono de sus tubos de escape. Según el informe del ejército, 600 de esas muertes se podrían prevenir si los fabricantes instalasen un sensor en el interior de los vehículos que apagase el motor a partir de cierta acumulación de gases tóxicos.

Desde el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad se reconoce que no existe ningún plan específico para tratar de atajar este problema ni se prevé poner en marcha uno en un futuro próximo. Por el momento, pese a que los investigadores sugieren que las políticas activas para afrontar el problema pueden ayudar a reducirlo, mirar para otro lado es lo más frecuente cuando se trata del suicidio. En 2012 se quitaron la vida en España 3.539 personas, hombres en el 77% de los casos.