Fuente: El Mundo.
Llevo una semana en Los Ángeles aprendiendo como se filma, produce, edita y disfruta de las tres dimensiones en todos sus sabores y colores. Para algo que es en principio tan natural –por si no lo sabe usted ve el mundo en 3D, ¡y sin necesidad de gafas!- resulta sorprendente lo complicado que es domesticarlo y ponerlo en una pantalla, sobre todo en el caso del cine.
Empecemos por la propia grabación de una película. Se puede usar una cámara tridimensional, pero no todas son iguales. Grabar en 3D es muy sencillo, basta con usar dos cámaras, en teoría, y se ha hecho desde principios de siglo XX, aunque con poco éxito comercial. Pero grabar buen 3D es muy complejo. Por ejemplo, es interesante que la separación entre las cámaras pueda variar para generar diferentes efectos de profundidad, es decir, para que los objetos destaquen más o menos en la pantalla, y que puedan converger en diferentes puntos de la escena. No resulta fácil y hay que usar soportes especiales que permiten acercar las cámaras lo suficiente sin que las lentes choquen –normalmente mediante espejos-.
Los directores tienen también la posibilidad de grabar en 2D y añadir la sensación de profundidad en un proceso de postproducción, lo que tiene sentido en algunos tipos de película y ahorra algo de tiempo y dinero. En general, hacer una película 3D cuesta entre un 5 y un 20% más que hacer la misma película en 2D.
Pero no todos los problemas son tecnológicos o económicos. El cine, durante los últimos 100 años, ha consistido en el arte de llevar una historia tridimensional a una pantalla bidimensional. Los directores han desarrollado técnicas específicas para ello, por ejemplo el control de la profundidad de campo o el desenfoque selectivo de ciertas zonas de la imagen. Todas esas técnicas valen en 3D lo mismo que la habilidad de herrar un caballo en un taller de coches. Hay que aprender un nuevo lenguaje visual, hay posiciones de cámara que no funcionan y escenas que grabadas como se ha hecho toda la vida quedan de espanto y sólo generan dolor de cabeza.
Para educar a los directores varios estudios han empezado a crear centros de enseñanza de tecnología 3D. Yo he estado visitando y atendiendo a algunas clases en el Sony 3D Technology Center en los estudios de Sony Pictures en Culver City, inaugurado hace unas semanas. El curso, por cierto, es gratis aunque sospecho que debes ser alguien en Hollywood para acceder, sobre todo teniendo en cuenta el nivel del profesorado. La velocidad con la que se está intentando educar a la nueva generación de cineastas, y el hecho de que los grandes estudios estén haciéndolo gratis deja claro que a estas alturas la apuesta ya esta hecha y el 3D va a quedarse, incluso aunque las primeras aplicaciones no tengan la recepción esperada.
Avatar ha dado cierta esperanza a la industria, sin duda, pero sigue habiendo gente que considera las 3D como una floritura prescindible, fuegos artificiales para atraer la atención de una generación que prefiere quedarse en casa antes que ir al cine.
Lo que, en cierto modo, es lo que se decía del color en los años 50 y de cualquier otro cambio en la industria cinematográfica (¿Quién quiere escuchar a los actores? ¡Qué locura! La música del piano que tenemos es fantástica y estos cartelones con los diálogos escritos entre escena y escena quedan majísimos).
De esta semana, que aún estoy digiriendo, me quedo con algunos detalles:
- Hay demasiadas técnicas de grabación, demasiados nuevas posibilidades, mucha confusión y cierto aire de estar navegando por terreno desconocido. Esto quiere decir que las primeras experiencias van a ser muy variables y que se harán muchos experimentos que merecerá la pena olvidar.
- No todo tiene que acabar convertido en 3D. La idea es que será utilizado como una herramienta más en cierto tipo de películas o eventos. En Hollywood nadie está pensando en un futuro sin cine tradicional en 2D. Si hay un cambio será muy gradual. Aún hay muchos directores, por ejemplo, que se niegan a grabar en digital y siguen usando película. Cuando uno aprende una técnica es difícil cambiar, sobre todo si los resultados son buenos.
- Para el consumidor la experiencia va a ser diferente en casa y en el cine. Vamos a convivir con sistemas pasivos y activos, es decir, gafas polarizadas, que pueden servir en la gran pantalla y gafas activas de cristal líquido que son las que llegarán a los hogares. No es un capricho. Las gafas activas son la única forma, hoy por hoy, de conseguir que cada ojo reciba la señal Full HD con la velocidad de refresco adecuada.
- Se ha cometido un crimen y el asesinado, como de costumbre, es el sentido común. La primera generación de televisores 3D para el hogar usará gafas activas con formato propietario. Es decir, no servirán unas gafas Samsung en un televisor 3D Sony o viceversa. No creo que sea únicamente un truco para ganar dinero vendiendo estas gafas –se van a tratar de vender a casi a coste para atraer al público-. Las diferentes marcas están trabajando, de hecho, para conseguir un estándar en la transmisión de señales a las gafas activas que podría llegar al mercado en 2011.
Su blog tiene una media de 37.597 suscriptores; su perfil en Twitter, más de 93.700 seguidores; y en Facebook, Dans tiene más de 4.900 amigos y una página de fans. Pero, ¿cómo se puede llegar a aglutinar tan alto nivel de notoriedad en la red? Sin duda, Enrique Dans, autor de uno de los blogs de referencia en tecnología y empresa, sabe cuál es la respuesta. Ahora acaba de publicar Todo va a cambiar.
-¿Qué es lo que va a cambiar?
- Cambia todo, la manera de relacionarnos, vivir, trabajar, recibir información… En nuestra sociedad conviven personas para las que nada a cambiado y personas para las que todo ya ha cambiado; hacen cosas que antes eran inimaginables como enterarse al instante de lo que hace un amigo a través de Twitter o comunicarse con gente con la que normalmente no hablan. También se ha invertido el sentido de la educación: ahora son los hijos los que enseñan a los padres cómo utilizar determinadas herramientas.
- ¿Existe el peligro de vivir una vida virtual?
- No, salvo casos muy especiales, lo normal es que Internet complemente nuestra vida, no la sustituya. Por ejemplo, yo puedo trabajar dos días a la semana desde casa, lo que me permite hacer mejor la parte creativa de mi trabajo; mi hija está una serie de horas chateando con sus amigos, pero eso no es malo, al contrario, quiere decir que extiende su vida social en la red.
- Pero, es posible que Internet fomente el aislamiento social.
- No, es todo lo contrario. Si tú ves a un niño utilizando una red social muchas horas al día, lo normal es que esté más conectado, no menos. No está solo porque al otro lado hay un montón de gente. Los niños no usan Internet para encontrar nuevas relaciones, sino para prolongar sus contactos de fuera de la red. Hoy en día si tu hijo no está en una red social, tiene un problema de relación, claramente.
- El peligro sería, pues, quedarse al margen de Internet.
- Estamos viviendo una netocracia, es decir, si antes las capas sociales dependían del dinero y la familia en la que habías nacido, hoy se establecen en función del acceso a la información a través de Internet y de quién es capaz de utilizar esta herramienta con mayor destreza. El netócrata es aquél que es capaz de relacionarse con la tecnología de una manera armónica, sencilla y de ser más visible en la red.
- Internet mejora la eficacia personal.
- Bien utilizado sí, aunque hay gente que comete errores, que no tiene un buen control de su imagen a través de Internet. El egosearch – buscarse a uno mismo en la red- es fundamental y no quiere decir ser ególatra. Tienes que saber lo que la red dice de ti. Por ejemplo, un empleador lo primero que va hacer al recibir un currículum es buscar el nombre del candidato en Google, un proyecto de novio que alguien te presentó va a hacer lo mismo cuando llegue a casa…
- Iré corriendo a Facebook a descolgar mis fotos…
- También hay fotos que han subido amigos tuyos. Entonces, te recomiendo que elimines la etiqueta con tu nombre, pero si te parece humillante o perjudicial para tu imagen, lo mejor será que la reportes y que la quiten.
- Hay que controlar nuestra imagen en la red.
- Es parecido a cuando vivíamos en pueblos pequeños y nuestros vecinos lo sabían todo de nosotros. Empezamos a tener privacidad cuando emigramos a las ciudades. Nos volvimos anónimos. Ahora las nuevas generaciones viven en un entorno donde las redes sociales e Internet tienen tanto peso que la privacidad no existe para ellos ni les interesa.
- ¿Cómo?
- Si tú quieres saber algo de tu vecinos, mira en el buzón su nombre y, luego, tecléalo en Google o en alguna red social… puedes llegar a saberlo todo de él.
- Me recuerda un poco a la película The Net.
- La encuentro un poco tremendista. Existe la suplantación de identidad, sí, pero se puede evitar usando correctamente la red, donde hay la misma probabilidad de ser víctima de un delito o fraude que en la calle.
- Internet también tiene cosas buenas, por ejemplo, el consumidor se convierte en productor de contenidos.
- Cierto. Antes un particular no podía elaborar contenido a través de un medio de comunicación convencional, pero con Internet esto ha cambiado. Sobre todo a partir del 2003 con el surgimiento de los blogs, que permiten a los usuarios tener presencia en la red sin tener conocimientos de html, dreamweaver o servidores. Cualquiera puede ser un productor de información y, además, con un cierto nivel de visibilidad.
- Es más fácil comunicarse.
- Y además las empresas tienen que tener cuidado. Antes, un cliente insatisfecho podía hacer mala publicidad a través de sus amigos y conocidos; ahora, el alcance es mayor, lo puede colgar en su blog.
- ¿Internet es el quinto poder?
- Sí. Cada vez hay más empresas que buscan profesionales que dominen Internet porque se están dando cuenta del valor que tiene. Muestra de ellos es que van al alza ofertas de empleo como el de analista de contenidos. Otro ejemplo es la reacción a través de Internet que originó el anteproyecto de ley sostenible que promulgó el Gobierno. A las pocas horas circulaban por la red 30.000 copias de un manifiesto crítico con la norma.
- Los políticos que tiemblen.
- Los ciudadanos empiezan a exigir a los políticos algo más de lo que se les exigía en una democracia convencional donde se delegaba votando una vez cada cuatro años. Internet choca con la estructura de los partidos políticos, que nunca ha sido especialmente democrática en este sentido. Hay muy pocos políticos que lo estén entendiendo bien porque ven Internet más como una herramienta de marketing de producto. Un ejemplo es la campaña ZP, que formaría parte del marketing del siglo pasado. Hoy en día se busca que el político dé explicaciones sobre sus decisiones y se comunique de una manera constante con los ciudadanos
- Pero, a lo mejor no tiene tiempo.
- No, lo que el político no tiene son prioridades.
- Otro de los problemas que plantea la red es el tema de la propiedad intelectual, ¿se debería de legislar más al respecto?
- No, el Gobierno se debería de limitar a aplicar las leyes que ya existen. La propiedad intelectual se define como la manera de proteger al creador de cualquier uso lucrativo que un tercero haga de su obra. Lo que se tiene que redefinir es el papel de los intermediarios, que hasta hace poco se llevaban márgenes de beneficio del 90% de la obra. Ahora el artista tiene la oportunidad de comunicarse directamente con su público. No hay que poner las leyes al servicio de un negocio que no es viable.
- Usted se posiciona a favor de una reforma que evite la criminalización de determinados actos de los usuarios de Internet como bajarse música gratis.
- Es imposible detener el uso de las redes P2P porque forma parte del entorno. ¿Se puede competir con lo gratis? Sí, una muestra es que, a pesar de que hay agua en el grifo, mucha gente la prefiere comprar embotellada. Con el tema de la música ocurre lo mismo, hay que aprender a competir con lo que el entorno ofrece.
- ¿Qué papel juega la SGAE?
- Esta sociedad se ha convertido en la más odiada de España, sin duda, ya que tiene a mucha gente al borde de la alarma social. Se debería desmontar este monopolio porque los artistas sólo tienen la opción de aceptar sus condiciones. Tendrían que haber unas cuantas sociedades de gestión de los derechos de la propiedad intelectual cada una de ellas con una especialidad diferente. Por ejemplo, al cantante que empieza no le interesa que haya restricciones de distribución de su música porque necesita darse a conocer.
- ¿Adaptarse a Internet o morir?
- El problema es el periodo transitorio. No es fácil adaptarse desde dentro de un sector determinado porque, cuando lo intentas, puedes caer en el error de olvidar lo antiguo, que continúa siendo tu mayor fuente de ingresos. Normalmente, es alguien de fuera quien se atreve a dinamizar un determinado mercado a través de la red. Es el caso de Apple con la tienda de música iTunes. Apostó fuertemente, mientras que las discográficas no se atrevieron a dar el paso por miedo a perder el mercado de los puntos de venta tradicionales.
- Cambia todo, la manera de relacionarnos, vivir, trabajar, recibir información… En nuestra sociedad conviven personas para las que nada a cambiado y personas para las que todo ya ha cambiado; hacen cosas que antes eran inimaginables como enterarse al instante de lo que hace un amigo a través de Twitter o comunicarse con gente con la que normalmente no hablan. También se ha invertido el sentido de la educación: ahora son los hijos los que enseñan a los padres cómo utilizar determinadas herramientas.
- ¿Existe el peligro de vivir una vida virtual?
- No, salvo casos muy especiales, lo normal es que Internet complemente nuestra vida, no la sustituya. Por ejemplo, yo puedo trabajar dos días a la semana desde casa, lo que me permite hacer mejor la parte creativa de mi trabajo; mi hija está una serie de horas chateando con sus amigos, pero eso no es malo, al contrario, quiere decir que extiende su vida social en la red.
- Pero, es posible que Internet fomente el aislamiento social.
- No, es todo lo contrario. Si tú ves a un niño utilizando una red social muchas horas al día, lo normal es que esté más conectado, no menos. No está solo porque al otro lado hay un montón de gente. Los niños no usan Internet para encontrar nuevas relaciones, sino para prolongar sus contactos de fuera de la red. Hoy en día si tu hijo no está en una red social, tiene un problema de relación, claramente.
- El peligro sería, pues, quedarse al margen de Internet.
- Estamos viviendo una netocracia, es decir, si antes las capas sociales dependían del dinero y la familia en la que habías nacido, hoy se establecen en función del acceso a la información a través de Internet y de quién es capaz de utilizar esta herramienta con mayor destreza. El netócrata es aquél que es capaz de relacionarse con la tecnología de una manera armónica, sencilla y de ser más visible en la red.
- Internet mejora la eficacia personal.
- Bien utilizado sí, aunque hay gente que comete errores, que no tiene un buen control de su imagen a través de Internet. El egosearch – buscarse a uno mismo en la red- es fundamental y no quiere decir ser ególatra. Tienes que saber lo que la red dice de ti. Por ejemplo, un empleador lo primero que va hacer al recibir un currículum es buscar el nombre del candidato en Google, un proyecto de novio que alguien te presentó va a hacer lo mismo cuando llegue a casa…
- Iré corriendo a Facebook a descolgar mis fotos…
- También hay fotos que han subido amigos tuyos. Entonces, te recomiendo que elimines la etiqueta con tu nombre, pero si te parece humillante o perjudicial para tu imagen, lo mejor será que la reportes y que la quiten.
- Hay que controlar nuestra imagen en la red.
- Es parecido a cuando vivíamos en pueblos pequeños y nuestros vecinos lo sabían todo de nosotros. Empezamos a tener privacidad cuando emigramos a las ciudades. Nos volvimos anónimos. Ahora las nuevas generaciones viven en un entorno donde las redes sociales e Internet tienen tanto peso que la privacidad no existe para ellos ni les interesa.
- ¿Cómo?
- Si tú quieres saber algo de tu vecinos, mira en el buzón su nombre y, luego, tecléalo en Google o en alguna red social… puedes llegar a saberlo todo de él.
- Me recuerda un poco a la película The Net.
- La encuentro un poco tremendista. Existe la suplantación de identidad, sí, pero se puede evitar usando correctamente la red, donde hay la misma probabilidad de ser víctima de un delito o fraude que en la calle.
- Internet también tiene cosas buenas, por ejemplo, el consumidor se convierte en productor de contenidos.
- Cierto. Antes un particular no podía elaborar contenido a través de un medio de comunicación convencional, pero con Internet esto ha cambiado. Sobre todo a partir del 2003 con el surgimiento de los blogs, que permiten a los usuarios tener presencia en la red sin tener conocimientos de html, dreamweaver o servidores. Cualquiera puede ser un productor de información y, además, con un cierto nivel de visibilidad.
- Es más fácil comunicarse.
- Y además las empresas tienen que tener cuidado. Antes, un cliente insatisfecho podía hacer mala publicidad a través de sus amigos y conocidos; ahora, el alcance es mayor, lo puede colgar en su blog.
- ¿Internet es el quinto poder?
- Sí. Cada vez hay más empresas que buscan profesionales que dominen Internet porque se están dando cuenta del valor que tiene. Muestra de ellos es que van al alza ofertas de empleo como el de analista de contenidos. Otro ejemplo es la reacción a través de Internet que originó el anteproyecto de ley sostenible que promulgó el Gobierno. A las pocas horas circulaban por la red 30.000 copias de un manifiesto crítico con la norma.
- Los políticos que tiemblen.
- Los ciudadanos empiezan a exigir a los políticos algo más de lo que se les exigía en una democracia convencional donde se delegaba votando una vez cada cuatro años. Internet choca con la estructura de los partidos políticos, que nunca ha sido especialmente democrática en este sentido. Hay muy pocos políticos que lo estén entendiendo bien porque ven Internet más como una herramienta de marketing de producto. Un ejemplo es la campaña ZP, que formaría parte del marketing del siglo pasado. Hoy en día se busca que el político dé explicaciones sobre sus decisiones y se comunique de una manera constante con los ciudadanos
- Pero, a lo mejor no tiene tiempo.
- No, lo que el político no tiene son prioridades.
- Otro de los problemas que plantea la red es el tema de la propiedad intelectual, ¿se debería de legislar más al respecto?
- No, el Gobierno se debería de limitar a aplicar las leyes que ya existen. La propiedad intelectual se define como la manera de proteger al creador de cualquier uso lucrativo que un tercero haga de su obra. Lo que se tiene que redefinir es el papel de los intermediarios, que hasta hace poco se llevaban márgenes de beneficio del 90% de la obra. Ahora el artista tiene la oportunidad de comunicarse directamente con su público. No hay que poner las leyes al servicio de un negocio que no es viable.
- Usted se posiciona a favor de una reforma que evite la criminalización de determinados actos de los usuarios de Internet como bajarse música gratis.
- Es imposible detener el uso de las redes P2P porque forma parte del entorno. ¿Se puede competir con lo gratis? Sí, una muestra es que, a pesar de que hay agua en el grifo, mucha gente la prefiere comprar embotellada. Con el tema de la música ocurre lo mismo, hay que aprender a competir con lo que el entorno ofrece.
- ¿Qué papel juega la SGAE?
- Esta sociedad se ha convertido en la más odiada de España, sin duda, ya que tiene a mucha gente al borde de la alarma social. Se debería desmontar este monopolio porque los artistas sólo tienen la opción de aceptar sus condiciones. Tendrían que haber unas cuantas sociedades de gestión de los derechos de la propiedad intelectual cada una de ellas con una especialidad diferente. Por ejemplo, al cantante que empieza no le interesa que haya restricciones de distribución de su música porque necesita darse a conocer.
- ¿Adaptarse a Internet o morir?
- El problema es el periodo transitorio. No es fácil adaptarse desde dentro de un sector determinado porque, cuando lo intentas, puedes caer en el error de olvidar lo antiguo, que continúa siendo tu mayor fuente de ingresos. Normalmente, es alguien de fuera quien se atreve a dinamizar un determinado mercado a través de la red. Es el caso de Apple con la tienda de música iTunes. Apostó fuertemente, mientras que las discográficas no se atrevieron a dar el paso por miedo a perder el mercado de los puntos de venta tradicionales.