Según el famoso “Índice Big Mac” que compila la revista británica The Economist para comparar el poder adquisitivo en diversas partes del mundo, Argentina es en 2012 el séptimo país más caro del mundo.
Se trata de un ranking informal: la publicación
basa su índice en la teoría de la paridad del poder adquisitivo y estima
cuánto cuesta en dólares la más famosa hamburguesa del mundo en los 120
países donde es vendida.
Así, su última medición, elaborada en enero pasado, muestra que en
Argentina un Big Mac cuesta US$4.64, más de lo que vale en Estados
Unidos (US$4.20) y la eurozona (US$4.43).
El dato seguramente no sorprenda a los miles de
turistas extranjeros que visitan Argentina y se asombran por lo caro que
está todo.
Pero lo curioso del índice es que muestra apenas
la punta de un iceberg: lo cierto es que el precio de la hamburguesa
que cita la revista se mantiene artificialmente bajo, lo que desvirtúa
su valor comparativo.
Si bien McDonald’s niega haber recibido
presiones del gobierno, hace unos años que la casa de comidas rápidas
mantiene a un precio llamativamente bajo su más emblemática hamburguesa.
El Big Mac es actualmente uno de sus sandwiches
más baratos y cuesta casi la mitad de las versiones “premium”. El combo
con papas fritas y gaseosa cuesta un tercio menos de lo que vale el menú
infantil (la “Cajita Feliz” o “
Happy Meal”).
En tanto, el producto estrella de McDonald’s no
es promocionado en ninguna de las publicidades de los locales y ni
siquiera puede ser hallado entre los productos destacados arriba de la
línea de cajas.
Si el Big Mac no tuviera un precio regulado,
Argentina seguramente competiría con Suiza como el país que encabeza el
famoso índice.
Creatividad económica
La mayoría de los observadores cree que este
curioso hecho hace parte de la estrategia de control de precios que
mantiene el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner con la intención
de “esconder” la inflación real en el país, que oscila entre el 22-24%
(una de las más altas del mundo).
Hace poco el propio
The Economist anunció que
clic
dejaría de publicar las estadísticas oficiales que brinda el país, por considerar que no son creíbles.
“Estamos cansados de ser parte de lo que parece
ser un deliberado intento de engañar a votantes y estafar a
inversionistas”, señaló el medio, en un duro artículo titulado “No me
mientas, Argentina”.
Desde 2007 que el gobierno mantiene intervenido
al principal órgano de medición del país, el Instituto Nacional de
Estadísticas y Censos (INDEC).
El año pasado empezó a
clic
multar con cifras de hasta US$120.000 a las consultoras privadas que publicaban los datos de la inflación.
En tanto, el gobierno comenzó a aplicar una serie de medidas poco ortodoxas para tratar de resolver los problemas económicos.
Por un lado, en un intento por mantener su
balance comercial, obligó a las empresas a exportar por igual cantidad
de lo que importan, algo que ha generado
clic
situaciones insólitas.
Además, a través de la figura del polémico
secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, ha presionado a las
compañías para que bajen el precio de sus productos más populares.
¿Por qué siguen los aumentos?
Pero a pesar de estas presiones, los precios
siguen subiendo. Sandra González, presidenta de la Asociación de Defensa
de los Consumidores y Usuarios de la Argentina (Adecua), dijo a BBC
Mundo que los aumentos son especialmente notorios en alimentos e
indumentaria.
Según los datos recogidos por Adecua, muchos de
los productos básicos consumidos por los argentinos aumentaron por
encima de los índices de inflación.
En el último año, por ejemplo, la leche se
encareció en un 26%, la manteca en un 64%, la yerba mate (la bebida más
popular en el país) en un 28% y el shampoo en un 32%.
En 2011 estos productos ya habían experimentado alzas similares.
Según Jorge Colina, del Instituto para el
Desarrollo Social Argentino (Idesa), el aumento de los precios se debe a
que la demanda agregada (el consumo, la inversión y el gasto público)
crece por encima del 30%, mientras que el Producto Interno Bruto (PIB)
del país, aumenta un 8% por año, aproximadamente.
“Ese crecimiento no alcanza para satisfacer el incremento de la demanda de bienes y servicios”, explicó.
Por su parte, Mariano Lamothe, economista jefe
de la consultora económica Abeceb.com, dijo a BBC Mundo que el país
tiene una de las inflaciones en dólares más altas del mundo (15% anual)
porque mantiene una política monetaria expansiva.
Especulación
Según el gobierno –que hasta hace poco se negaba
a reconocer el problema de la inflación- el aumento de los precios se
da en gran medida por la especulación de muchos comerciantes que suben
sus precios injustificadamente.
En más de una ocasión la presidenta Fernández
instó a sus compatriotas a que recorran diversos negocios y comparen
precios para evitar pagar más de lo debido.
BBC Mundo pudo constatar que existen precios muy
dispares entre diversos negocios. En algunas ocasiones el costo de
ciertos productos difiere en casi un 100% entre un comercio y otro
ubicado a pocas cuadras.
Sandra González coincidió en que la especulación es un elemento importante para explicar el alza de precios.
Además remarcó una particularidad: los
consumidores no son los únicos afectados por el sistema vigente. También
los productores son grandes perdedores.
Según Confederaciones Rurales Argentinas (CRA),
los consumidores de alimentos agrarios pagan 700% más que el valor
percibido por los productores.
La situación es particularmente crítica en el
clic
sector lácteo.
A puertas cerradas
Según González, el principal problema es la falta de competencia.
“En Argentina hay muchos monopolios y
oligopolios, especialmente en el sector de alimentos, perfumería y
productos de limpieza”, señaló.
En ese sentido, muchos ven con preocupación las recientes
clic
restricciones a la importación impuestas por el gobierno.
El economista Nicolás Bridger, director de la
asesora financiera Prefinex, dijo a BBC Mundo que los frenos a la
importación podrían llevar a un encarecimiento de los productos
argentinos, lo que, a su vez, los tornaría menos competitivos para su
exportación.