El pasado mes de agosto,
34 mineros sudafricanos morían por disparos de la policía cuando se manifestaban en protesta por sus condiciones laborales.
Esta misma semana, al menos un millar de mineros paralizaron varios
pozos en los yacimientos de platino, reproduciéndose los altercados.
Sudáfrica posee el 80% de las reservas mundiales de este metal, siendo
responsable de las tres cuartas partes de su producción global.
El destino comercial del platino es la joyería
y la industria del motor, aunque también podemos encontrar su presencia
en los discos duros de nuestros ordenadores o, incluso, en los
teléfonos móviles (0,34 mg).
El auge de su utilización en la
fabricación de catalizadores para vehículos que reduzcan la emisión de
gases invernaderos a la atmósfera ha sido lo que, en buena parte, ha
disparado la demanda de platino en los últimos años. Sin embargo, el
impacto medio ambiental y social de estas minas en Sudáfrica genera un
círculo vicioso en el que primero se contamina en los lugares de
extracción para, después y ya al volante, reducir las emisiones
contaminantes.
Mark Maboeta, profesor de Ecotoxicología en la
Universidad sudafricana de North West, lleva años denunciando, no sólo
los efectos nocivos de la minería de platino en el medio ambiente, sino
"la opacidad,
especialmente acusada en Sudáfrica,
sobre la contaminación que produce,". En un estudio realizado hace seis
años, el científico determinaba que "la minería de platino tiene
efectos negativos en el medio ambiente en un radio de 5 kilómetros. Para
establecer sus consecuencias en un radio mayor, de 5 a 15 kilómetros,
que parece ser el límite de los efectos, sería necesario realizar más
estudios".
Dos años después, la profesora Carin Bosman, por
encargo de la ONG Ayuda en Acción, llevaba a cabo un exhaustivo estudio
cuya conclusión principal no dejaba lugar a dudas: la minería de platino
estaba causando graves perjuicios a las comunidades donde llegaban las
explotaciones. Bosman aseguró que "el estándar establecido en Sudáfrica
para el agua de uso doméstico es de 6 miligramos de Nitrato-N por litro.
Valores entre 6 y 20 podrían derivar
en los bebés en metahemoglobinemia
[enfermedad que dificulta el transporte de oxígeno en la sangre],
mientras que por encima de 20 provocaría esta enfermedad en los niños y,
en los adultos, irritaciones en las membranas mucosas". Los resultados
revelaron que en algunas zonas se alcanzaban hasta los 78 mg/l.
Ayuda
en Acción señala que "contrariamente a los que afirma Anglo Platinum en
su página web, los niveles altos de nitrato hallados plantean serias
preocupaciones con respecto a los riesgos para la salud,
incluyendo el riesgo de cáncer".
Todo sigue igual
En
la actualidad, las condiciones de vida que traen consigo las minas no
parecen haber mejorado respecto a lo dibujado por Ayuda en Acción hace
cuatro años. Un reciente informe de la Fundación religiosa Bench Marks
sobre el estado de los pueblos mineros resulta desalentador: en la
región de Marinaka, donde se produjo la matanza de mineros hace un mes,
continúa la
polución en el aire, arroyos y pozos debido a las detonaciones que, por otro lado, han agrietado buena parte de las casas de adobe.
John
Cope, director de esta fundación, es uno de los activistas más
beligerantes contra las multinacionales mineras y las condiciones
laborales que imponen a sus trabajadores, los cuales "bajan a las
entrañas de la tierra con 25 kilogramos encima de material de
perforación a cambio de un sueldo de apenas 400 euros al mes". Una
miseria que, sin embargo, no lo parece tanto si, tal y como denuncia
Ayuda en Acción, dos terceras partes de la provincia de Limpopo, donde
se concentra buena parte de las minas, vive en la pobreza, con
un 40% en la ultra pobreza con ingresos anuales inferiores a los 255 euros.
Cope
se lamenta de que "seguimos sin poder ver qué beneficio suponen las
minas para estas comunidades. Las minas parecen no preocuparse por los
efectos del agua contaminada en la salud y en el ecosistema, por los
problemas de calidad del aire que provocan trastornos respiratorios o
por el desarrollo integral de las comunidades en cuyas tierras operan".
Impacto social desastroso
Tanto
Ayuda en Acción como la Fundación Bench Marks alarman sobre cómo la
llegada de estas grandes multinacionales mineras ha obligado a miles de
personas ha perder las tierras que labraban, única fuente de
subsistencia con que contaban, a cambio de indemnizaciones
insignificantes. En algunos casos, dando lugar a expropiaciones forzosas
tras cortar el suministro de agua hasta que los habitantes abandonan la
villa. Según expone el estudio de la ONG, "
comunidades enteras han perdido el acceso a agua potable".
La principal minera del país es Anglo American Platinum, que acapara
el 40% de la producción mundial, controlando el 60% de todas las
reservas minerales conocidas hasta el momento. A pesar de que son muchos
los expertos que aseguran que esta industria se ha contraído como
consecuencia de la crisis, la realidad es que Anglo American Platinum
aumentó un 10% los beneficios netos en 2011, superando los 760 millones
de euros. Y ello a pesar de que en el último año el precio de la onza
(unos 28 gramos) de platino ha pasado de los 2.000 dólares a 1.400, al
tiempo que los costes de energía en Sudáfrica prácticamente se han
duplicado desde 2010, consecuencia de la extensión del tendido eléctrico
que está llevando a cabo la compañía nacional Eskom.
Cifras
astronómicas que, tal y como denuncia Ayuda en Acción, no se revierten
en el desarrollo local, pues Anglo American Platinum únicamente estaría
destinando un 1% de sus ganancias a este propósito. Entretanto, se
acumulan las denuncias de
corrupción policial y desidia por parte del Gobierno,
que mientras por un lado engorda sus arcas con los impuestos a las
mineras, por el otro, ignora el incremento de la demanda de servicios
sociales en muchos de estos pueblos, desbordados ante la llegada masiva
de mineros. Como consecuencia de la falta de viviendas o servicios
sanitarios que generan las minas, el incremento de la criminalidad, la
prostitución y del contagio de sida se han multiplicado
exponencialmente.
Algunos informes rebajan
el salario de los mineros, incluso, a los 76 euros al mes,
sometidos, además, a duras represiones policiales y legales por parte
de las compañías ante cualquier intento de reivindicación de mejora de
sus condiciones de vida. Ya en junio de 2006, al menos una decena de
personas fueron heridas, incluido un bebé de un año, cuando la policía
reprimió con escopetas de perdigones a una multitud que protestaba
contra las minas.
La alternativa al platino
Para
muchos, una de las posibles soluciones que se vislumbran en el
horizonte para estos pueblos sudafricanos pasa por reducir la demanda
mundial de platino y, con ello, el cierre de estas explotaciones. En
este sentido, investigadores de la Universidad de Texas (Dallas) han
dado con
un material que podría hacer que el platino tuviera los días contados
en la industria de los catalizadores. Se trata de una sustancia
sintética de óxido de mullita, un material cerámico muy resistente a las
altas temperaturas y que ya se emplea en campos como el aeroespacial,
el energético o la biomedicina.
El físico Kyeongjae Cho, doctor
por el prestigioso MIT, asegura que este nuevo material es capaz de
reducir las emisiones de efecto invernadero de los motores diésel hasta
en un 45% respecto a los catalizadores producidos con platino. Las
pruebas realizadas por los científicos de Texas así lo ratifican,
destacando la reducción significativa en la emisión de óxidos de
nitrógeno.
Paralelamente, el hallazgo trae consigo otra ventaja y, por tanto, una nueva amenaza a la industria del platino:
la síntesis de óxido de mullita es mucho más barata
que la extracción y refinado del platino. No en vano, se estima que por
cada tonelada de mineral únicamente se obtienen entre 4 y 7 gramos de
platino, con un coste aproximado, según Cho, de unos 1.500 dólares por
onza.
A ello se suma, además y como precisa el científico, el
hecho de que "buena parte de las aplicaciones de control de la
contaminación y energías renovables precisan de metales precios que son
muy limitados; no hay suficiente platino para responder a los millones
de vehículos que se conducen en todo el mundo".
Cho afirma que
"la mullita es mucho más sencilla de producir que el platino, se trata
de un material óxido que podemos fabricar muy fácilmente en el
laboratorio con procesos químicos". Además, la cantidad de residuo
químico resultante de esta síntesis es mínima, afirma.
El físico estima que
aún se tardarán entre uno y dos años para su introducción comercial
en el mercado, esto es, el tiempo necesario para realizar las pruebas
industriales y de cualificación. Cho se muestra convencido de que
"Sudáfrica, como principal productor de platino, no podrá activar ningún
lobby de manera efectiva para limitar el uso de la mullita en
el mercado global". Habrá que ver entonces qué presiones se ejercen
desde las multinacionales mineras.