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2011/05/14

Una guía de restaurantes aprende del gusto de los usuarios y les propone dónde ir


La Guía Oleo, la plataforma web de restaurantes más consultada, relanzó su sitio para agilizar la interacción con plataformas móviles y redes sociales.
El cambio más radical es que el sitio aprende el gusto de sus usuarios y les propone restaurantes que le podrían gustar, basándose en un algoritmo que analiza la actividad del sitio.
Diego Alonso, Socio y Director de Operaciones de la guía, explicó que esta web "creada en el año 2003, necesitaba un cambio radical para afrontar los nuevos requerimientos de nuestra creciente comunidad de usuarios. La integración con las redes sociales y plataformas móviles, el motor de búsqueda mejorado y navegabilidad intuitiva, requerían una re-ingeniería profunda de la plataforma tecnológica” sostuvo el ejecutivo.
“El sitio aprende el gusto de cada usuario y le propone restaurantes que le podrían gustar, basándose en un algoritmo que analiza la actividad en el sitio” agrega Esteban Brenman, fundador de la guía.
En la nueva Web los usuarios podrán profundizar los filtros de selección de restaurantes, también tendrán nuevos parámetros para votarlos y sus recomendaciones serán personalizadas a partir de las experiencias gastronómicas de cada uno. 
“Aprovechamos el cambio en la experiencia del usuario para efectuar un rediseño completo de la plataforma Oleo, lo cual nos permitió incorporar las nuevas funcionalidades y facilitará la culminación de las que ya estamos desarrollando para futuras implementaciones. Queremos lograr una dinámica de crecimiento y mejora constante que sea percibida y valorada por nuestros usuarios y anunciantes” declaró Alonso.
En la nueva Home se puede encontrar además un feed interactivo, con información de la actividad realizada por los usuarios tales como recomendaciones, comentarios o calificaciones, que permiten aprovechar las ventajas de la Comunidad Oleo. A su vez, el usuario encontrará contenidos como notas relacionadas al sector, información del medio, recetas, lanzamientos y videos.
“Este nuevo sitio no solo apunta a mejorar la experiencia del usuario sino que también nos permitirá incrementar nuestro tráfico y la calidad de los espacios de difusión” comentó Ricardo Alcoba López, director Comercial de Guía Oleo.

iProfesional

2011/03/11

El peor restaurante del mundo

Uno de los aspectos más estudiados en cualquier escuela de márketing y negocios es la calidad. Se define como la percepción que tiene el consumidor sobre un producto o servicio y por tanto, en un principio, puede resultar un concepto eminentemente subjetivo.
Sin embargo, muchos eruditos en la materia no dudan en afirmar que la calidad debe y puede objetivizarse y para ello es necesario relacionarla con otro concepto cuantificable como es el precio. De esta manera, un producto o servicio puede ser de precio alto, pero tener una excelente calidad porque sus condiciones de uso son superiores a las que el cliente espera recibir por ese precio. De igual modo, un producto de precio bajo, no siempre es sinónimo de baja calidad y puede llegar a sorprendernos.
Conviene hacer estas matizaciones para entrar de lleno en la historia que recuperamos hoy de la red gracias al agregador de noticias Menéame. Se trata de una afilada reseña firmada por Adrian Anthony Gill en la prestigiosa revista Vanity Fair sobre L'Ami Louis, un establecimiento parisino, muy popular entre americanos e ingleses, en el que almorzó y pagó una cuenta de 290 euros. Su percepción de calidad no fue precisamente la mejor: acabó calificándolo como «el peor restaurante del mundo».
Quizá el origen escocés de este crítico gastronómico, explique en parte la especial acidez con la que comienza su texto: «Desde Bill Clinton hasta Woody Allen, parece que todos los americanos (o británicos) que visitan París, tienen una cuenta cara en este lugar favorito».
Entre las lindezas que el autor dedica al restaurante en su prolífica crónica, encontramos algunas como:
- «Te da la sensación de ir en un ferrocarril de segunda clase en los Balcanes. Está pintado en un brillante y angustioso marrón estiércol. Al fondo del comedor está la pequeña cocina y el bar, aún más pequeño, donde se esconden los camareros como extras de una versión gala de Los Soprano».
- «La bodega está detrás de los lavabos, en una cripta que huele a vertido fétido de vejiga».
- «En todos los años que llevo comiendo de forma profesional, nunca, nunca, un camarero se había compadecido de mí porque no me habían servido».
- «Los riñones en brocheta se habían fundido hasta formar una especie de ladrillo renal».
- «El hígado se deshace bajo el cuchillo como si fuera masilla de plomero y sabe ligeramente a mantequilla con aroma intestinal o al resultado de una liposucción».
- «Veinte minutos después, probablemente por sus propios medios, llegan los caracoles». «Veinte minutos después, nos quitan los platos». «Veinte minutos después, llegan los platos principales, o más bien, el de mi acompañante: una chuleta demasiado hecha por un lado y demasiado poco por el otro», por lo que ella «no sabe de qué lado quejarse».
- «El aperitivo de foie-gras costaba 58 euros; una copa de vino de la casa, 13,5 euros. Y la cuenta final para dos personas, 290 euros. No es la comida más cara de París, pero en términos de calidad, servicio, atmósfera y todo el valor de lo que se come en general, está muy lejos del peor lado de la escalera».
Dicho todo esto, parece que no es el sitio más indicado para encontrar las «bes» sagradas que buscamos los turistas que llegan a una ciudad. Ni bueno, ni bonito, ni barato.

2011/02/01

Los restaurantes se meten de lleno en las redes sociales

Los restaurantes y bares se benefician con que los clientes vuelvan, pero estos esperan cada vez más cosas, aparte de buen servicio, comida y bebida. Desean relacionarse y ser entretenidos y algunos establecimientos están recurriendo a medios sociales locales para ayudar a tener a los visitantes contentos y que vuelvan.
Buffalo Wild Wings, una cadena nacional de restaurantes que ofrece comidas y deportes por televisión, está embarcando en una campaña llamada "Ventaja de Localía" para involucrar a los clientes más allá del registro vía smartphone que usan para dar señal de su llegada al local, usualmente denominado en la jerga "check-in".
La cadena que tiene 730 negocios en todo el país, es conocida por sus concursos de comida de pollo frito. A partir de este mes está trabajando con Scvngr una red de medios con bases locales, para organizar competencias con premios para sus clientes. Su principal blanco son los fanáticos del basket que tengan un manejo avanzado de dispositivos electrónicos, lo que es un sector demográfico importante para la cadena.
Al igual que las compañías de medios sociales Gowalla, Foursquare y Loopt, Scvngr se dirige en gran medida a gente entre los 20 y los 40, que usa frecuentemente sus celulares para anunciar su presencia en un lugar y avisar a sus amigos donde se encuentran. Aunque millones de personas se han conectado con estos sitios, se estima que solo el 4 por ciento de los usuarios de teléfonos inteligentes en Estados Unidos han probado estos servicios, con apenas un 1 por ciento usándolos más de una vez por semana, según el estudio más reciente de Forrester Research. La mayoría de los usuarios son hombres y alrededor del 70 por ciento tiene entre 19 y 35 años, y ese es el perfil ideal para un cliente de Buffalo Wild Wings.
"Buscamos relaciones sociales" dijo Jeremy Burke, gerente de marca para Buffalo Wild Wings. "Queremos que puedan contar a otros lo que les gustó, una cerveza, un sandwich. Nuestro objetivo es aumentar la frecuencia".
Al igual que Buffalo Wild Wings, algunos establecimientos están experimentando con atraer clientes y aumentar las ventas con enfoques digitales, que pueden ser más baratos que los cupones de papel y la publicidad impresa. Este mes, por ejemplo, Fatburger, una cadena con sede en California, se unió con el servicio de medios sociales Loopt y Fox Televisión para promover la nueva serie animada de la red "Bob's Burgers", sobre una empresa familiar de hamburguesas.
Como parte de su marketing, la empresa redecoró cuatro de sus más de 60 negocios para parecerse a la tienda de Bob's Burgers. Algunos de sus negocios sirven hamburguesas Bob's Burgers gratis por un día y la compañía envío su "Fatmobile" a distribuir hamburguesas gratis durante un día en Los Ángeles.
"Hizo que la gente se ponga en movimiento" dijo Alice Lankester, vicepresidente para marketing de Loopt, con sede en Mountain View, California. "Unas 1300 personas pasaron a lo largo de un periodo de cuatro horas" dijo en referencia a una promoción de Virgin America.
"Esta conducta de los usuarios está determinado la manera en que las empresas interactúan con los medios sociales" dijo Lankester. Por ejemplo dijo que en una asociación con la aerolínea Virgin America, Loopt temporariamente cambió la marca en dos camiones que venden tacos en California con ofertas especiales para promocionar los nuevos vuelos de la aerolínea a México.
Buffalo Wild Wings no está yendo a las calles, pero está tratando de agregar una nueva capa a lo que se le regala a los clientes que usan el teléfono inteligente, dijo Burke. Los clientes pueden ganar premios como alas de pollo o gaseosas gratis en cada una de sus primeras tres visitas. Después de eso, la cadena ofrece a los clientes la posibilidad de ganar con concursos como subir a internet una foto de la reacción del público a una jugada en un partido importante.
Los clientes pueden crear también sus propios desafíos -en el local o desde sus dispositivos- y ganar puntos para premios, que incluyen un viaje a las finales de la NBA con Scottie Pippen.
En la primera semana los nuevos concursos del restorán atrajeron 10000 jugadores que compitieron en 33000 concursos. Los participantes ganaron 5000 premios. "Es muy social, casi como los encuentros que celebran grupos de fanáticos de equipos antes de los partidos, pero en un restaurant" dijo Christopher Mahl, vicepresidente para marcas de Scvngr.
La compañía, con sede en Cambridge, Massachusetts, recientemente trabajó para expandir ofertas a menor escala con Finale, que tiene tres tiendas de postres en la zona de Boston. "Probamos el conocimiento que tienen nuestros clientes de nuestros postres y pueden responder acertijos -o identificar fotos- de nuestros postres, con lo que ganan puntos" dijo Paul Conforti, un co-fundador de Finale.
Los puntos se usan para obtener descuentos o postres gratis, lo que funciona mejor para Finale, dijo, que un servicio que podría requerir grandes descuentos en un período corto. Conforti dijo que la información aportada por Scvngr le permitió rastrear la cantidad de gente que viene a comprar pasteles o comer postres.
"Cada cliente vino alrededor de 2,4 veces en los últimos dos meses" dijo de los usuarios de Scvngr. "Eso es más frecuente que nuestros otros clientes que pueden venir cinco o seis veces al año". Atribuye el incremento a usuarios de celulares que vienen a comprobar o intercambian información usando una aplicación que les permite "chocar" teléfonos.
Foursquare, un rival de Scvngr, mejoró su programa luego de que gente que frecuentaba un establecimiento comenzara a preguntar que recibían a cambio de ello, dijo Eric Friedman, su director de servicios al cliente. Se da la designación de "alcalde" a aquellos que más visitan un negocio.
Cuando los bares y restaurantes se inscriben en Foursquare, pueden optar por ofrecer servicios digitales, como descuentos o, en el caso de locales caros, un masaje en un spa, dijo.
Aún así, usar recursos digitales para aumentar la clientela aún no se ha generalizado. Melissa Parrish, principal autora del estudio de Forrester Research, señaló que los usuarios registrados "son aún una gota en el balde" comparado con la gente a la que se llega con textos u otras conexiones móviles.

La Nacion

2010/09/17

Los trapos "sucios" de los restaurantes

BBC Mundo
Los trapos que se utilizan en restaurantes y locales de comida rápida son refugio de bacterias desagradables y peligrosas, advirtieron las autoridades sanitarias británicas.
La Agencia de Protección de la Salud (HPA, por sus siglas en inglés) visitó 120 cocinas en el noreste de Inglaterra y concluyó que el 56% de los trapos utilizados se encontraban en condiciones inaceptables.
La suciedad incluía bacterias de heces e incluso microorganismos peligrosos como la listeria.
Un experto en salud medioambiental señaló que "de pura suerte" los clientes se han salvado de enfermedades.

Opine: ¿sacando los trapos sucios?

Los trapos podrán servir para quitar comida de distintas superficies, pero tienden a conservar parte de ella incluso cuando se los enjuaga. Eso los convierte en un caldo de cultivo ideal para todo tipo de bacterias.
Las bacterias se desparraman luego por la superficie que se "limpie" a continuación.

"Inaceptable"

La recomendación habitual para los restaurantes es que se usen trapos desechables, y que se los descarte con frecuencia, así como utilizar trapos diferentes para las superficies que están en contacto con carne cruda.
El equipo de HPA examinó un total de 133 trapos y descubrió que 86 de ellos arrastraban bacteria fecal, 21 tenían E. coli, seis estaban infectados de estafilococo dorado y cinco tenía listeria.
Aunque no es seguro si las cepas de E. coli halladas eran lo suficientemente dañinas como para enfermar a un comensal, los trapos con estafilococo dorado y listeria sí caían en la categoría de "peligrosos" para la salud, especialmente para los ancianos y los niños.
Varios de los restaurantes investigados además fueron pobremente puntuados en prácticas de higiene, y 24 de los trapos estaban siendo utilizados en superficies donde se procesaba carne y comida para llevar.
Apenas un tercio de los comercios examinados utilizaba trapos desechables; el resto, reutilizaba los mismos, y de este total, en un 15% de los establecimientos no se sabía con certeza con qué frecuencia se cambiaban.

Problemas

El Dr. John Pigott, del laboratorio de HPA en la ciudad de Leeds, explicó que a todos los restaurantes inspeccionados se les hicieron recomendaciones. También aseguró que volvería a visitarlos para comprobar que sus condiciones hayan mejorado.
"Aunque muchos desinfectaban sus trapos con hipoclorito u otros productos, la inmersión no quita los restos de comida donde crecen las bacterias", agregó.
El también médico Paul Cosford, de la HPA, añadió que "los hallazgos revelan problemas que tienen origen en malas prácticas de higiene".
"La exposición a estas bacterias peligrosas puede provocar envenenamiento o indigestión, que es algo desagradable para la mayoría pero que además para algunos -como los más pequeños, los muy mayores y las mujeres embarazadas- puede tener consecuencias serias", dijo.
Jenny Morris, encargada de políticas del Instituto de Salud Medioambiental, dijo que muchos restaurantes y locales de comida rápida estaban cumpliendo requerimientos de higiene complejos, y sin embargo fallaban en cuestiones simples, como limpiar los trapos.
El problema es que si fallan en lo básico, explica, "libran al azar que suceda algo malo a tus clientes".

Y usted: ¿saca los trapos sucios?

2009/10/21

Del glamour al bar de tapas

Fuente: BBC Mundo.

Es imposible no ver las cocinas en El Bulli.

Una ventana gigante a la entrada del recinto ofrece a los comensales una vista de decenas de cocineros trabajando.

En cuanto entras a la cocina, no te invade una ola de calor, no hay ruido de ollas contra los fogones, no hay gritos. Apenas si se siente algún olor.

Es aquí donde el chef catalán Ferrán Adrià -reconocido por críticos y colegas como uno de los chef más influyentes en muchas generaciones- ejerce sus dominios.

El Bulli encabeza la lista de los mejores restaurantes durante los últimos cinco años, pero no es sólo el menú de Adrià, con sus crujientes de orejas de conejo, sus anémonas fileteadas o su aceite de avellana en agua, lo que hace destacar a este restaurante gastronómico español.

Quizás lo más sorprendente de este establecimiento es que a pesar de que su suculento menú de 230 euros (US$344) más vino, El Bulli no sólo permanece lleno, sino que utiliza un sistema de lotería que decide entre un millón de solicitudes quiénes ocuparan los 8.000 asientos disponibles cada año.

Recorte de presupuesto

El rendimiento de El Bulli contrasta con las experiencias de muchas otras empresas de alta cocina a ambos extremos del cinturón pirenaico, de San Sebastián en el oeste a la Costa Brava en el este.

Aquí, una riqueza de restaurantes con estrellas Michelin dan albergue a algunos de los nombres más importantes de la gastronomía global. Un hecho que solía atraer a comensales de todos los rincones del planeta.

Sin embargo, en estos días la mayoría de los restaurantes sufren una caída en su clientela.

Algunos hasta han decidido dejar de servir almuerzos en la medida que la afición en España por las dos horas de la comida se ha visto suprimida por recortes de presupuesto.

Clientes cautelosos

La cocina de Adrià en El Bulli podría ser un espejo de la economía española, en el sentido de que nada es lo que parece.

En la mayor zona comercial de Barcelona, sigue habiendo tanta gente como siempre pero difícilmente se aprecian bolsas de compras.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, en el mes de agosto se registró el primer incremento anual en el índice de precios al consumidor desde julio de 2008, a pesar de que el gasto en ropa y calzado cayó un 0,8%, comparado con el mes anterior.

Son tiempos difíciles para grandes cadenas como Zara y El Corte Inglés, pero es todavía peor en la zona de la ciudad vieja de Barcelona, con sus calles angostas llenas de comercios.

En Orolíquido, un pequeño paraíso gastronómico, la gerente maría Antonia Espinall mece con suavidad una botella de aceite de oliva, de 70 euros (US$104) el medio litro.

Espinall recuerda con melancolía cómo hace no mucho la gente ni siquiera se molestaba en mirar el precio. "Ahora todo el mundo es cauteloso".

Menos gasto en comida

En España, comer fuera es un pasatiempo arraigado, un asunto familiar.

En 2007 los españoles gastaron en promedio 2.700 euros (US$4.043) en bares, cafés y restaurantes.

Este año la gente se está apretando el cinturón.

El grupo de investigación de mercado, Euromonitor Internacional, hizo una temprana predicción de que las ventas en el sector de la alimentación caerían en un 1,3%.

Ahora la especialista Ingrid Vergel cree que la cifra podría rondar el 5% para finales de año.

No obstante esto no significa que los españoles hayan dejado de salir. Sólo que ahora lo hacen más a comedores más económicos.

El boom de las tapas

Los bares de tapas representan el 70% de los servicios de comida en España.

Populares entre locales y turistas, son más baratos que comer en restaurantes y son más atractivos que las cadenas de comida rápida.

En la mayoría de los casos sirven comida muy simple y tradicional, muchos se han beneficiado de los cambios de hábito de las personas.

Si los perdedores durante la recesión son los restaurantes de alta cocina, los ganadores pueden encontrarse aquí, alineados en las calles de Barcelona donde muchos bares de tapas están a la cabeza de la gastronomía creativa, pues han atraído a algunos de los chef más innovadores de la ciudad.

A juzgar por la larga fila que todavía se mantiene un lunes a las 23:45 fuera de Tapac 24, pareciera que vale la espera.

Hacerlo o morir

Los almuerzos de 60 euros (US$90) por cabeza se han visto muy golpeados por la crisis, de acuerdo con Sergi Ferrer-Salat, dueño de Monvinic, el que podría ser el bar de vino y restaurant más innovador de Barcelona.

"El negocio ha bajado un tercio. La gente está cuidando el bolsillo", explica.

Aunque le duele admitirlo, los clientes también están recortando en el vino.

Como muchos otros chef de prestigio de la ciudad, Ferrer-Salat, respondió a la crisis abriendo bistros que ofrecen menús mucho más económicos sin perder en demasía el estilo y finura que se consigue en un restaurant de estrella Michelin.

En una hora de comida se adapta lo esencial para que cualquiera pueda sobrevivir a la recesión. "El negocio y los clientes tienen que crecer", añade.

Adrià está de acuerdo con Ferrer-Salat. "En período de crisis es cuando necesitas ser más creativo y mirar formas de seguir adelante y no estancarte, porque esto puede empeorar".

2009/02/13

Las ratas huyen del restaurante de lujo...sin pagar la cuenta

Fuente: ABC.es.

Hace poco en los restaurantes de lujo de Estados Unidos se podían ver escenas como esta, contada a The New York Times por la esposa de un adinerado ejecutivo: cuando se juntaban con otros adinerados ejecutivos y sus señoras para salir a cenar, al llegar la cuenta jugaban todos a la “lotería de la tarjeta de crédito”. Cada uno saca una tarjeta de crédito y la deja encima de la mesa. Llaman entonces al camarero y le piden que elija una tarjeta sin mirar. Cuando ya la ha elegido debe leer el nombre del titular de la tarjeta en voz lo suficientemente alta para que lo oiga todo el restaurante. Aplausos y risotadas en la feliz mesa, donde el “afortunado” ganador de la lotería paga la totalidad de la cuenta, así suba de 1.000 dólares para arriba, propina no incluida.

¡Qué tiempos! La mujer del ejecutivo que es la “garganta profunda” del Times se moría de vergüenza, pero todos los demás se lo pasaban bomba, en la línea de los Amos del Universo retratados por Tom Wolfe en “La hoguera de las vanidades”. Y a los restaurantes les iba de cine.

Ágoras gastronómicas como las braserías Wolfgang, con sede en Nueva York y en Los Angeles, o Michael’s con sus vistas panorámicas del midtown de Manhattan tanto de ventanas para afuera como para adentro –hay quien va a desayunar para dejarse ver por la mitad de lo que cuesta almorzar-, cabalgaban sobre la cultura de la ostentación de las comidas de empresa o directamente del ego.

Para entender lo que pasa hay que partir de la base de que a los norteamericanos en general no les gusta comer; no como a un español, por lo menos. Para ellos un vinito bueno pero barato no es un hallazgo sino un timo. Su idea de comer bien no pasa tanto por disfrutar la comida como por pagar mucho por ella. El prestigioso Pew Research Center acaba de publicar un estudio, hecho completamente en serio, donde divide el país entre amantes de Starbucks y amantes de McDonald’s. Starbucks se impone entre los progresistas, las mujeres, la gente joven y las personas con mayores ingresos. Prefieren McDonald’s los conservadores, los hombres, los viejos y los pobres. Globalmente McDonald’s arrastra a su campo al 43 por ciento de los encuestados, mientras Starbucks tiene el 35 por ciento.

No es raro entonces que la comida tenga un valor social más importante que el nutritivo, sobre todo para personas cuyo trabajo consiste en gran medida en la constante exhibición de poderío y de estatus: ejecutivos no sólo de Wall Street sino de grandes estudios de cine o de televisión o de multinacionales. Un ejecutivo de Verizon se quejaba por ejemplo de la dificultad de mantener los contactos bien engrasados con periodistas cuyos códigos deontológicos empresariales no les permiten aceptar invitaciones a comer, es decir, que si van a comer con una “fuente” tienen que pagar ellos. Lo cual en estos momentos les fuerza a elegir entre la información de primera mano y la ruina. O el McDonald’s, claro.

Hay quien sustituye entonces la comida de sonsaque por el café, que es más económico y más digno, sobre todo tomado a pie de máquina en la propia oficina. Pero claro, no es la misma complicidad. Aún así sigue siendo preferible al papelón de estar comiendo un ejecutivo de televisión, un productor y una actriz, que traigan la cuenta y que todo el mundo se quede mirando al techo...en un país donde no se concibe la larga sobremesa.

La crisis altera códigos de etiqueta muy arraigados, tales como que los señores invitaban a las señoras, los ejecutivos a los clientes, los jefes a los empleados y los que piden un favor a aquel que se lo va a hacer. Un desempleado reciente quedó a comer con un colega para pedirle consejo. El ágape salió por un importe relativamente discreto -40 dólares-, con lo cual el colega en mejor situación pensó en invitar él al más apurado. Cuál no sería su sorpresa al rechazar este la oferta: prefería pagar cada uno lo suyo pero guardarse la factura, para así poderla pasar in extremis a la empresa que acababa de despedirle.