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Desde el siglo XV, Europa ha buscado una ruta marítima que acorte el viaje a Asia. Las opciones se resumen en el pasaje del Noreste, bordeando las costas de Siberia, y el pasaje del Noroeste, que circula paralelo a las costas de Canadá y Alaska. Cualquiera de las dos opciones supone adentrarse en las aguas del océano Glacial Ártico, donde las condiciones meteorológicas dificultan enormemente el viaje y donde el hielo cierra estos dos pasos durante buena parte del año.
Estas dificultades pueden estar desapareciendo gracias al calentamiento global de la Tierra. El deshielo que se produce en el Ártico en verano es cada vez mayor y, tal y como han
mostrado las imágenes de satélite de este año 2010, ha facilitado que se encuentren abiertos los dos pasajes por primera vez.
De hecho, el pasado 19 de septiembre se registró el mínimo anual de superficie helada observada en el Ártico, cuando la extensión de hielo se redujo hasta los 4,6 millones de kilómetros cuadrados, según los datos del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo de EEUU (NSIDC). Esta cifra supone el tercer récord más bajo desde 1979, cuando se iniciaron las observaciones de los casquetes polares a través de la red de satélites. Los dos récords anteriores corresponden a los años 2007 y 2008, cuando la extensión fue aún menor, hasta 470.000 km2 y 37.000 km2 menos, respectivamente. La cuarta posición en la lista de récords mínimos de extensión de hielo en el Ártico
quedará para el año 2009, con 5,1 millones de km2.
Subida de temperaturas
En conjunto, estos datos confirman la subida de temperaturas que afecta a esta zona del planeta y que se produce a un ritmo mayor que en el resto de la Tierra. Por eso, la extensión mínima de hielo de este año es claramente más baja que la media de los últimos 30 años, hasta 2,11 millones de km2 menos que la media 1979-2000, y 1,74 millones de km2 menos que la media 1979-2009. El balance final también incluirá datos del espesor y de la antigüedad de la capa de hielo, así como comparaciones de los datos de este año con registros de las últimas décadas. Según el científico jefe del NSIDC, Ted Scambos, "es probable que durante algún tiempo persista una banda de hielo grueso a lo largo del norte de Groenlandia y el norte de Canadá, pero en los próximos 10 o 15 años puede haber una
extensión importante de aguas abiertas en el Ártico durante el verano".
Los científicos también observan al detalle la distribución de la masa helada en el conjunto del océano Glacial Ártico. Al comparar los datos de este año 2010 con los registrados en 2007, cuando se midió la superficie mínima de hielo jamás observada, se perciben algunas diferencias. La cantidad de hielo en el mar de Siberia es mayor este año, pero, en cambio, es mucho menor en el mar de Beaufort, al este del mar de Groenlandia y al oeste del mar de Laptev.
Tanto el pasaje Noroeste como la ruta del mar del Norte, que bordea las costas de Eurasia, se encuentran abiertos este año, mientras que el hielo bloqueaba las costas de Rusia en el año 2007.
La situación actual, con los dos pasos abiertos, permitiría la navegación desde el Atlántico al Pacífico bordeando el extremo norte de América o de Europa, sin necesidad de utilizar rompehielos. La utilización de estos pasos supondría reducir considerablemente la distancia de algunas rutas marítimas (ver gráfico), así como un ahorro notable en el combustible y en la duración del trayecto.
Viaje alrededor del polo
Para demostrar que los dos pasos se encuentran abiertos, dos expediciones han estado circunnavegando el Ártico durante este verano. Se trata, por un lado, del barco ruso
Peter I y, por otro, de un trimarán (catamarán de tres patines) tripulado por los noruegos Borge Ousland y Thorleif Thorleifsson.
El 23 de junio pasado partieron de Oslo con la intención de recorrer 18.000 kilómetros desde la costa noruega pasando por el litoral ruso, el estrecho de Bering, la costa de Alaska y de Canadá, Groenlandia e Islandia, para retornar a la capital noruega el pasado sábado. El respeto por el medio ambiente es una parte indispensable de esta expedición noruega, que intenta aprovechar al máximo la fuerza del viento. Hasta mediados de septiembre,
un 90% de su viaje se había realizado utilizando únicamente sus velas.
Un viaje de estas características sólo tiene un precedente similar, protagonizado por Roald Amundsen, el explorador noruego que fue el primero en alcanzar el polo Sur. Amundsen consiguió cruzar el
pasaje Noroeste y Noreste en un viaje que inició en 1903 con su velero Gjoa, pero necesitó tres años para completar su viaje. En cambio, otras expediciones acabaron en tragedia, como los 129 marineros dirigidos por el capitán John Franklin que fallecieron atrapados por el hielo a bordo de los barcos
Terror y
Erebus en 1845.
El pasado 21 de septiembre, las dos expediciones alcanzaron el estrecho de Lancaster, el extremo final del paso del Noroeste. Se convirtieron así en las dos primeras embarcaciones que han circunnavegado el Ártico en tan sólo un verano. Para Borge y Thorleif, este logro no es un mérito deportivo, sino "un viaje que simboliza el dramatismo y la rapidez de los cambios que se están produciendo en el polo Norte, que afectarán al clima del resto de la Tierra, además de la vida animal, especialmente osos polares y focas, que dependen de la presencia del hielo".
Reunión de Rusia y la OTAN sobre seguridad ártica
Militares, políticos y científicos occidentales y rusos se
reunieron la semana pasada en la Universidad de Cambridge (Reino Unido) para debatir qué hacer ahora que el Ártico se está derritiendo y será navegable de forma estacional.
Cuatro países de la OTAN (Noruega, Dinamarca, EEUU y Canadá), además de Rusia, tienen costa en el Ártico. Expertos de los cinco países, junto a investigadores del Instituto Scott de Investigación Polar (SPRI) de la universidad, han reconocido que el calentamiento está creando un escenario nuevo y potencialmente peligroso.
"El Océano Ártico esta siendo testigo del mayor cambio medioambiental de la Tierra, lo que está introduciendo inestabilidades políticas, económicas y culturales que implican a varios estados con capacidad nuclear", dijo el jefe del Programa de Geopolítica del océano Ártico del SPRI, Paul Berkman.