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2010/10/02

Aliens vs. Predator

Cope

Con desiguales resultados, aliens y depredadores han sido llevados al cine. Después se hizo un versus, ampliado en una segunda parte, anunciada la tercera, y por último se ha resucitado el clásico con Predators. Alien ha tenido cuatro películas. Y también hay videojuegos. Ahora Rebellion, de la mano de SEGA, ha vuelto a retomar la franquicia donde el humano es la raza más débil. En A cielo abierto analizamos si el retorno ha merecido la pena.
Aunque un redactor se decanta por los Depredadores, lo cierto es que es un placer poder encarnar a cualquiera de las tres razas en tres campañas que, si bien por separado no son largas, las tres en conjunto sí son extensas. Marines, Depredadores y Aliens se enfrentan en un juego hecho y pensado para los fans, técnicamente algo escaso, pero muy jugoso en el modo cooperativo.
Lo primero que llama la atención es la intro: si uno deja el menú quieto unos segundos, accederá a un vídeo que promete acción, mucha acción, y muchísima violencia. Y damos fe de que sí, todo ello está presente, de hecho AvP ha levantado grandes polémicas en otros países, a pesar de que está explícitamente recomendado para mayores de 18 años.

A la hora de elegir raza y dificultad, no tenemos límite: las tres están disponibles en niveles de dificultad muy variados, por lo que tanto los novatos como los más expertos jugadores tienen aseguradas sus horas de diversión. Cada una cuenta con su propia historia, independiente de las demás, y al comienzo tendremos el agradecido tutorial donde aprenderemos los movimientos principales, aunque durante el desarrollo de la historia se nos recordarán los esenciales.

Analizando cada raza en profundidad, tenemos:

- Depredadores: los cazadores por excelencia. Enormes criaturas de 2,5 metros de alto, fuerza descomunal y un grandísimo sentido del honor: cazan por diversión, pero sólo cazan a personas con armas o a amenazas para su integridad. Su avanzadísima tecnología les permite tener camuflaje óptico (no funciona en el agua), un potentísimo cañón de plasma y unas mortales cuchillas de un material desconocido. Además son muy veloces y les gusta acabar con sus enemigos uno a uno, exactamente como en una caza. Como decía la segunda película: "Silenciosos, invisibles, invencibles". Aunque esto último no se cumple, los Depredadores no sólo son difíciles de matar, sino que poseen medicinas para poder recuperarse al instante. Al contrario que en las películas, sí tendremos limitaciones a la hora de usar el cañón. Cuanto más lo hagamos, más energía perderemos y la tendremos que recargar si no queremos recurrir a un peligroso mano a mano con los humanos y sus terribles armas o, más aún, con los Aliens, denominados "Serpientes" por nuestros cazadores. ¿Recordáis el horrible final al que someten los Depredadores a los humanos arrancando ciertas partes del cuerpo de éstos? Pues ese mismo movimiento es el que veremos, en todo su esplendor, si decidimos acabar con ellos silenciosamente por la espalda. Por cierto, también están los diferentes modos de visiónpara poder localizar humanos y Aliens, aunque el mejor es de los humanos por poder ver todo por su emisión de calor y el absolutamente magnífico efecto sonoro que se aplica sobre sus voces, idéntico al de las películas.

- Aliens: asesinos despiadados, sin ningún tipo de código moral ni ético. "La criatura perfecta", decían en "Alien", de Ridley Scott. Si bien pueden morir, seguramente sea la raza más peligrosa porque mata indiscriminadamente, seas lo que seas. Su sangre es ácido y su segunda boca tiene una potencia enorme, la cual usan para matar. Extremadamente rápidos, su principal ventaja para sorprender a sus contrincantes es su capacidad para colarse por cualquier conducto, por pequeño que sea, gracias a su flexibilidad y su agilidad. Seguramente tenga el control más difícil de todos por el tipo de movimientos que son capaces de hacer.

- Humanos: podremos ser fuertes, y algunos muy altos, pero nada comparado a la brutalidad y tamaño de nuestros contrincantes. No tenemos ácido en la sangre ni contamos con invisibilidad, pero sí disponemos de mortíferas armas para poder hacer frente a estas razas de asesinos. Localizarles será más fácil gracias a un sensor de proximidad, el cual se volverá loco cuando muestre a los Aliens, puesto que casi nunca atacan solos.

Obviamente, y aunque la elección es libre, el atractivo del juego es ponerse en la piel de los extraterrestres, sean Aliens o Depredadores. ¿Por qué? Porque si en algo se ha hecho énfasis es en trasladar la experiencia de las películas al videojuego. Así, podremos escuchar los míticos sonidos, realizar los grandiosos movimientos y realizar los "fatalities" que vimos en el cine en su momento (o ahora en DVD/Blu-ray), y eso no tiene desperdicio alguno. Los fans deben estar satisfechos porque la experiencia es realmente grata. Es una gozada ver a través de la máscara del Depredador, usar su cañón de plasma y saltar enormes distancias. Igualmente, la velocidad y capacidad de movimientos del Alien es increíble, así como el uso de la segunda boca.

El modo multijugador es, igualmente, toda una experiencia, ya que podremos dejar de lado los patrones que rigen a los jugadores informáticos y nos enfrentaremos a gente real conectada por Internet, y aquí es donde el festival de disparos, decapitaciones y demás tiene lugar en todo su esplendor.

Técnicamente Rebellion ha hecho un buen esfuerzo, especialmente a nivel sonoro (y SEGA ha doblado todo al español, muy bien hecho), pero se ha quedado muy corto en los gráficos, demasiado sencillos y animaciones más propias de un videojuego de hace varios años. En un título hecho para PC, PS3 y Xbox 360, donde las imágenes tienen que entrar por los ojos, no dan la talla. Cumplen, sí, pero no pasan de ello.

Además, la inteligencia artificial es poco menos que absurda. Aunque los humanos reaccionan a la mínima nada más verte, es increíble que, como Depredadores, nos inyectemos nuestra medicina, soltemos un increíble grito de dolor, y los humanos ni se enteren estando a 10 metros. Peor aún es que pongamos un señuelo en un lugar, y estando tres o cuatro marines cerca, sólo se mueva uno, diga sin emoción "voy", y acuda con toda tranquilidad, como si la cosa no fuera con él. Pero el colmo es usar nuestro cañón de plasma, acabar con una persona, que otra esté a su lado y ni se inmute. Comportamientos así quitan toda la emoción a la acción y le dejan a uno preguntándose si razas tan míticas como el Alien o el Depredador pueden dar de sí todo lo que deben, porque precisamente en las películas lo que se resaltaba era eso: la capacidad para diezmar grupos enteros de la élite de los soldados, todos ellos en máxima alerta. Y sólo con un bicho.

En cualquier caso, AvP resulta estimulante e invita a cumplir con las tres campañas para poder manejar en casi todo su esplendor tanto a los extraterrestres como a los humanos. No pasará a la historia como el título que haga justicia a las sagas, pero sí que supone una buena base. Si Rebellion pule los defectos técnicos (en especial los gráficos), ajusta la IA a un buen nivel y entrega unas buenas historias que aporten algo que no sabemos a las sagas oficiales, AvP 2 podría ser el título que los fans, de verdad, merecemos.

2009/07/04

Alien, el monstruo que desafió a Darwin

Fuente: La Informarcion.

Los grandes iconos del cine de terror sufren de envejecimiento prematuro. Drácula o el monstruo de Frankenstein inspiran ya más compasión que miedo, e incluso el reestreno de El exorcista (William Friedkin, 1973) hace nueve años se saldó con más risas que pánico en las butacas. Pero que levante la mano quien no sienta un hormigueo nervioso en el estómago cada vez que se enfrenta a Alien, el octavo pasajero (1979). En el Festival de Sitges lo saben bien. Por eso, coincidiendo con su trigésimo aniversario del estreno de la película, le rendirán un homenaje en su nueva edición, que este año se celebra del 2 al 12 de octubre.

¿Por qué nos sigue inspirando pánico Alien? No es por la novedad. En realidad, el eficaz matrimonio entre ciencia-ficción y horror que propone, un reverso tenebroso de la imaginería pop de Star Wars, ya había sido ensayado por Mario Bava en Terror en el espacio (1964). Si nos seguimos retrepando en el asiento cada vez que la vemos es por culpa de su criatura protagonista, un gigantesco insectoide antropomórfico.

Las grandes productoras de Hollywood rechazaron el guión de Alien, porque lo consideraban demasiado mórbido y explícito, hasta que llegó a manos de la Fox. El storyboard diseñado por Scott (sustituto de un Walter Hill que se apeó del proyecto al verse incapaz de manejar tal artillería de efectos visuales) convenció a sus ejecutivos incluso para doblar el presupuesto inicial hasta los 8 millones de dólares. El aterrador aspecto de la criatura se decidió en las primeras semanas de la pre-producción. Scott recurrió a los servicios del artista suizo Hans Ruedi Giger, tras enamorarse de la imaginería de sus obras Necronomicón IV y V.

Giger, considerado el padre de la biomecánica, está seguro de que la fusión de elementos biológicos y tecnológicos llevará al ser humano a la próxima escala evolutiva. En su diseño del alien aplicó a fondo esta máxima. Construyó la parte frontal de la cabeza de la criatura a partir del molde de una calavera de ser humano real, a la que serró la mandíbula y dotó de un cráneo fálico (todas sus obras rezuman un componente sexual explícito que ha dado lugar a no pocas lecturas freudianas de su trabajo). Para el cuerpo de latex del alien utilizó a partes iguales plastilina y componentes mecánicos, entre ellas las piezas del motor de un Rolls-Royce. Con el tiempo se añadieron más detalles, como esos temibles tendones que muestra el alienígena al abrir sus fauces y que no eran sino preservativos desgarrados.

Mediante el fabuloso diseño de la bestia extraterrestre, Alien proyecta nuestro miedo subsconsciente a vernos atrapados en metal, una de las imagenes recurrentes de las novelas distópicas de la época como Crash (J.G. Ballard, 1973) y nos transporta a un futuro deprimente en el que la unión entre tecnología y biología nos retrotrae a un estado primario. La criatura de Alien es una bestia depredadora que se limita a satifacer sus necesidades alimenticias y reproductivas, y con la que no cabe razonar. Para reforzar esta poderosa imagen de animal frío y sin emociones, Giger decidió extirparle los ojos, que sí tenía en los primeros bocetos.

Ridley Scott decidió afrontar Alien como un inteligente ejercicio de suspense y claustrofobia que juega con el ancestral miedo humano a lo desconocido. Tomando ideas de La matanza de Texas (Tobe Hopper, 1974), uno de sus referentes declarados, rodó a la criatura desde ángulos inverosimiles, nunca de frente, y muy pocas veces en su totalidad. Con todo, este macabro lirismo se alternaba con algunas secuencias brutalmente explícitas (¿cómo olvidar al parásito que se pega amorosamente a la cara de Kane o el bebé alien que nace posteriormente de su pecho) que le valió la calificación de X en Gran Bretaña y de paso la convirtió en un éxito de taquilla. La película ha recaudado más de cien millones de dólares en todo el mundo.

Darwinismo alienígena

Aliens (James Cameron, 1986), la primera secuela de la película, tardó siete años en estrenarse. Para entonces, la criatura había ganado en movilidad. Ya sabía gatear y saltar hacia sus víctimas, olvidándo la sigilosa coreografía de la primera entrega. La película mantenía la claustrofobia y los tonos oscuros de Alien, así como algunos de sus personajes principales, pero ya planteaba un escenario de guerra hipertecnológica a gran escala salpimentado por alucinantes niveles de testosterona. Desilusionado por no poder participar en el diseño de la criatura para la secuela, Giger ofreció directamente sus servicios para Alien3 (1992), el irregular estreno cinematográfico de David Fincher. La criatura ya no tenía tuberías orgánicas en su espalda y había desarrollado labios más pronunciados (el suizo incluso propuso que la bestia acabase con sus víctimas a base de besos de ácido). Otros de sus diseños, como ese alien en forma de puma con afiladas garras, fueron desechados a las primeras de cambio.

La última entrega de la saga hasta la fecha, Alien: resurrección (Jean-Pierre Jeunet, 1997) ya ni contaba con Giger en los títulos de crédito. Probablemente el suizo no hubiera aceptado que la cola de su criatura hubiera mutado para permitirle nadar, o que su cabeza y mentón fueran más picudos para hacerla parecer aún más viciosa y mortífera. Claro que en el despropósito argumental de la cinta de Jeunet las estrellas de la función ya no eran las criaturas de Giger, sino el híbrido xenoformo al que da a luz una reina alien. Originalmente concebida como un engendro cuadrúpedo que lucía gruesas venas rojas a ambos lados de la cabeza, en su aspecto final lucía ojos, nariz y unos enormes genitales que fueron debidamente liquidados en la pos-producción.

La prole bastarda de Alien
La criatura de Giger y Scott ha ejercido una notable influencia en el cine y el cómic de las tres últimas décadas. Títulos como Species (el diseño de la criatura, por cierto, también corrió a cargo de Giger) profundizaron en la delgada línea que une sexo y horror, aunque en esta ocasión el híbrido alienígena protagonista se camuflaba bajo el aspecto de una escultural modelo con el objetivo de aparearse con humanos y perpetuar su especie. Otros homenajes fueron aún más bastardos. En 1980 se estrenó en España Alien 2, pero el título era sólo un reclamo para incautos. En realidad, se trataba de un subproducto de serie Z, firmado por el italiano Ciro Ippolito, que ni siquiera se ambientaba en el espacio, sino en una caverna. Ese año también llegó Contaminación: Alien invade la tierra (Luigi Cozzi), otro infame ejercicio de exploitation, en el que, para colmo, aparecían unos gigantescos huevos verdes que plagiaban al original de Ridley Scott.

Los aliens también han visitado el terreno del cómic, en una longeva y exitosa franquicia de la editorial Dark Horse, y en los últimos años los hemos podido ver en chapuceros productos de serie B como las dos entregas de Alien Vs. Predator, que actualizan el concepto del cocktail de monstruos de la Universal de los años 40. Ahora Fox baraja un remake de la película. Difícil tarea. En sus treinta años de vida el Alien original ha sido manipulado, modificado y desvirtuado, pero nunca mejorado. Y es el que nos sigue mantando de miedo.