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2011/03/09

Cambios genéticos hicieron al hombre perder las espinas del pene

El pene del hombre debería tener púas. Sus parientes vivos más cercanos en el árbol de la vida, los chimpancés, tienen espinas en el falo. De hecho, los miembros erizados han sido  un rasgo compartido por ratones,  perros, gatos y muchos otros mamíferos durante millones de años de evolución, aunque no se ha podido demostrar para qué sirven ni por qué el hombre las perdió.
Ahora, un estudio aporta un catálogo de ADN perdido durante la evolución y que ayudó al hombre a perder las púas y posiblemente a desarrollar un cerebro más grande “El hombre perdió sus púas en algún momento entre su divergencia con los chimpancés hace, seis millones de años, y antes de hace 600.000 años, cuando nuestro linaje se separó de los neandertales”, explica David Kingsley, uno de los investigadores de la Universidad de Stanford (EEUU) que detalla hoy en Nature las razones de esa pérdida de aspereza.

La respuesta está donde menos se la esperaba, en regiones de ADN antes conocido como basura y que hasta hace poco parecía no tener ninguna función. Sin embargo, el estudio muestra hasta 500 de estas regiones que están presentes en chimpancés y ausentes en humanos. Esto incluye también a los neandertales, cuyo genoma se ha estudiado en este trabajo junto al de humanos modernos y chimpancés.
“Los neandertales parecen haber perdido los mismos interruptores genéticos que nosotros, por lo que tampoco tenían espinas en el pene”, asegura Kingsley, aportando una prueba más de lo parecidos y cercanos que eran los neandertales, hoy extintos, y los humanos modernos. De hecho, la similitud de los genitales de estas especies habría facilitado su cruce, demostrado recientemente por otros estudios gtenéticos, apunta Kingsley.
Su equipo ha demostrado en ratones que las regiones de ADN ausentes en humanos bloquean la acción de un gen relacionado con la producción de hormonas necesarias para que crezcan espinas en el falo.

Daño vaginal

Hay muchas teorías sobre los beneficios del falo espinoso.  La púas ayudarían a asegurar y alargar la cópula, a retirar tapones de fluidos dejados por otros machos en la vagina de las hembras para dificultar su acceso a otros machos o incluso para arrancar parte de la piel y reducir la capacidad reproductiva tras una coyunda exitosa.
En todos los casos tenen que ver con la intensa competencia de muchos machos por una sola hembra fértil, durante unos cuántos días en los que está receptiva, un escenario que no se de entre humanos.

Publico

2010/08/16

Las operaciones para alargar el pene se disparan

Publico

Para muchos hombres la felicidad es directamente proporcional al tamaño de su pene. Prueba de ello es que el número de varones que pasa por quirófano para engrosar y alargar unos centímetros su miembro se ha disparado en los últimos tres años. La inmensa mayoría no tiene un problema entre las piernas, sino en su cabeza: tienen un pene normal, pero necesitan un falo más grande para mejorar su autoestima.
La presidenta de la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva (Asesa), Ana Puigvert, calcula que la cifra de hombres que se operan para tener un falo más grande se ha triplicado desde hace "tres o cuatro años". Puigvert define la situación como "dramática" .
A falta de cifras oficiales sobre cuántas intervenciones de este tipo se hacen en España, los únicos datos que muestran su auge son los cálculos que realizan los profesionales del sector. Cada año, entre 1.000 y 5.000 hombres pasan por quirófano por este motivo, coinciden los médicos consultados. El alargamiento y el engrosamiento de pene son las operaciones estrella de las intervenciones para mejorar estéticamente los genitales. En menor medida, hay hombres que se operan el escroto o el prepucio, para armonizarlos con el tamaño del resto de los genitales.
Las operaciones para alargar y engrosar el pene son sencillas y se hacen en el día. Generalmente, se realiza de forma conjunta y cuestan alrededor de 4.000 euros.

Por detrás de las mujeres

Pese al auge de la cirugía estética genital en los hombres, continúa siendo más numeroso el grupo de mujeres que se somete a este tipo de operaciones. De cada cuatro mujeres que disminuyen el tamaño de sus labios vaginales o se reconstruyen el himen, sólo un hombre pasa por quirófano para retocar sus órganos sexuales, apunta el cirujano plástico Romaní Oliver, de la Sociedad Española de Cirugía Plástica y Estética (Secpre).
Si el número de intervenciones de cirugía estética genital en hombres se ha disparado, el incremento de los que han pasado por consulta ha sido mucho mayor. "De cada 10 que preguntan, se acaban operando dos", explica Oliver.
Por ejemplo, por la consulta de la doctora Puigvert, en el Instituto de Andrología y Medicina Sexual de Barcelona, pasan dos o tres personas cada semana con la intención de entrar en quirófano para tener un pene más grande. Al año, opera a unos cinco hombres.
Puigvert se muestra preocupada por el incremento del número de hombres que decide operarse para tener un falo más grande. "Desgraciadamente el número se ha disparado", recalca. "A los médicos nos gusta hacer cirugía y nos queremos ganar la vida, pero ejercemos la honradez", defiende.
Según recuerda Puigvert, la cirugía para alargar el pene no garantiza que el miembro ganará un número determinado de centímetros. Puigvert indica que la longitud suele aumentar uno o dos centímetros, "difícilmente más". También recuerda que "hay que evaluar el conjunto de los órganos. A veces, se lo ven pequeño porque la bolsa escrotal es muy grande, o porque tiene muchos pliegues", explica.
Si esto se tuviera en cuenta, asegura Puigvert, muchos menos hombres se operarían para tener un pene más grande. La andróloga insiste en que estas operaciones no se deberían hacer a menores de 22 años, porque "no han completado la madurez hormonal y podrían alterar su anatomía". Tampoco están indicadas para personas que sufren alteraciones psicológicas, como la esquizofrenia o la depresión, ni para quienes abusan de las drogas, si no lo indica un psicólogo o psiquiatra, destaca Puigvert. El incremento de operaciones revela que no todos los profesionales tienen en cuenta esto, denuncia la doctora.

Obsesión por el tamaño

El jefe clínico del Servicio de Urología del Hospital de Galdakao-Usansolo de Bilbao, Ander Astobieta, destaca que estas intervenciones son para corregir "un problema estético". "Se supone que debería ser para corregir un pene pequeño, de menos de ocho centímetros de longitud, pero la gente lo que quiere es alargarlo más", explica.
Uno de los datos sorprendentes que los médicos destacan es que la cirugía de alargamiento de pene sólo cambia la longitud del falo en reposo. El pene erecto será tan largo como lo era antes de pasar por quirófano. "La erección depende de la cantidad de sangre y de la presión de esta", explica González-Nicolás.

Se considera que un pene normal mide entre 12 y 16 centímetros en erección. Los miembros de menos de seis centímetros se consideran micropenes, en cuyo caso sí requerirían una intervención como tratamiento, explican los profesionales.
"El 90% de los que se operan no lo necesita", denuncia Puigvert. El perfil de quienes se operan para aumentar el tamaño del falo es de personas que sienten complejo, que se angustian porque otros hombres les observen desnudos. Su problema de autoestima incluso les puede llevar a necesitar tratamiento psicológico. "Antes de someterse a la intervención, nosotros le aconsejamos que vaya al psicólogo", explica el doctor Oliver. Además, paradójicamente, la mayoría son hombres apuestos. "Para que te hagas una idea, ya han venido unos cuantos Mossos d'Esquadra", revela Puigvert.
El perfil de estos pacientes ha cambiado radicalmente. Hace un decenio, cuando se empezaron a hacer este tipo de intervenciones, los pocos hombres que se operaban para tener un pene más grande o eran homosexuales o eran personas que machacaban su cuerpo en el gimnasio, recuerda José Antonio González-Nicolás, cirujano plástico de la clínica Instimed.

Tamaño y placer

"Cada vez más hombres relacionan el tamaño de su pene con la satisfacción que pueden dar a una mujer", cuestiona Astobieta, que recuerda que ningún estudio científico lo demuestra. "El tamaño importa si me mide seis centímetros y no puedo introducirlo en la vagina, pero entre 12 y 15 centímetros, es lo mismo", insiste.
"Hasta las mujeres muestran ahora abiertamente más interés por el tamaño del pene, lo que hace que los hombres también se preocupen más e incluso genera en muchos jóvenes disfunción eréctil, al sentirse presionados", critica.

Cortar un ligamento en el pubis

El alargamiento
La operación consiste en la disección del ligamento suspensorio, que une la base del pene con el hueso del pubis. Para ello, se hace un pequeño corte en el pubis y el pene sale hacia afuera entre dos y tres centímetros, dependiendo de la longitud de este ligamento. “Hay pacientes que lo tienen muy largo y otros que apenas tienen”, destaca la presidenta de Asesa, Ana Puigvert. Este ligamento proviene de cuando el hombre caminaba a cuatro patas, para mantener la base del pene fija a la pelvis, pero hoy en día apenas es funcional. Tras la intervención, se debe colocar un aparato llamado distractor durante unos 10 o 12 meses, que estira el pene hacia abajo para impedir que al cicatrizar se retraiga y acorte, explica el cirujano plástico de la clínica Instimed José Antonio González-Nicolás.
El engrosamiento
El engrosamiento del pene consiste en la inyección de grasa entre la piel del pene y el tejido que envuelve los cuerpos cavernosos. La grasa generalmente se extrae del cuerpo del propio paciente, en la mayoría de los casos del abdomen. Se puede conseguir un centímetro de diámetro más. La intervención es rápida y sencilla. La mayoría de pacientes optan por engrosar y alargar su pene en la misma intervención. Aunque la doctora Puigvert advierte de que se pueden dar complicaciones: “El relleno no se absorbe ni reparte de forma uniforme y el pene queda deforme, con una base abultada o con protuberancias”. En un año ha operado a 15 hombres para solucionar estos problemas. Puigvert opta por otra técnica, que consiste en introducir una “membrana que permite que crezca tejido propio”.

2009/11/11

Un autotrasplante regenera el pene

Fuente: Publico.

Un estudio en conejos ha demostrado que se puede trasplantar el tejido cavernoso que hace posibles las erecciones, después de crearlo en el laboratorio a partir de las propias células del receptor. El logro, conseguido por uno de los equipos más avanzados en medicina regenerativa, ha permitido que los animales tratados recuperen la función sexual y se reproduzcan.

La técnica podría mejorar los tratamientos contra la impotencia en hombres con órganos sexuales dañados por accidentes o enfermedades como el cáncer, señalan los autores. "La escasez de tejido eréctil para trasplantes impide a estos pacientes recuperar la función sexual", detalla el médico Anthony Atala, el experto en medicina regenerativa de EEUU que ha dirigido el trabajo.

Vejigas humanas

En 2006, el equipo de Atala en el Instituto Wake Forest de Medicina Regenerativa fue el primero en trasplantar con éxito un órgano previamente compuesto en el laboratorio a partir de células de un paciente. Se trataba de vejigas para niños con malformaciones congénitas debidas a la espina bífida. Atala reconstruyó los órganos a partir de un trozo de vejiga de cada donante. Extrajo células de la muestra, las cultivó y después dejó que se multiplicasen sobre una estructura tridimensional que reproduce la forma del futuro órgano. Una vez el andamio celular está cubierto con tejido, se implanta de nuevo en el paciente. La técnica puede regenerar multitud de órganos y el equipo de Atala estudia su aplicación para regenerar hasta 20 tejidos especializados.

El caso del pene es muy complejo. El tejido esponjoso que compone sus cuerpos cavernosos permite a este órgano hincharse una vez que sus células dan la señal para la entrada de sangre. Aunque existen varios tipos de implantes que pueden remedar sus funciones, hasta ahora no se ha conseguido devolver a un paciente la capacidad de tener una erección de manera natural, señala Atala en su estudio, publicado ayer en PNAS.

En 2002, su equipo ya logró trasplantes parciales en conejos, pero los animales sólo recuperaban el 50% de la funcionalidad del pene. En esta ocasión se propusieron crear cuerpos cavernosos en el laboratorio para hacer un trasplante completo que permitiera a los animales reproducirse.

Primero, los científicos extrajeron tejido de los cuerpos cavernosos de los conejos y aislaron sus dos pilares básicos: células de músculo liso y endoteliales que tapizan los vasos sanguíneos. Los investigadores dejaron que las células se multiplicasen en un cultivo que reproduce las condiciones corporales y que permite obtener millones de copias en pocas semanas. Después inyectaron las células en una estructura orgánica vacía que sirve de andamio para recrear la forma de los cuerpos cavernosos.

Buen funcionamiento

Doce conejos a los que previamente se habían extraído los cuerpos cavernosos recibieron el implante. Los animales tenían una circulación adecuada en la zona y su tejido respondía bien al óxido nítrico, la sustancia que hace que el músculo de los cuerpos cavernosos se relaje y deje entrar la sangre al pene para permitir una erección.

Los animales comenzaron a copular con hembras un mes después del trasplante. La mayoría consiguió eyacular normalmente y cuatro de ellos lograron dejar preñada a su compañera.

"Son necesarios más estudios, pero estos resultados son prometedores", destaca Atala. "Esperamos que, en el futuro, esta tecnología ayude a pacientes con malformaciones, cáncer de pene, amputaciones y algunos tipos de disfunción eréctil", concluye.

2009/06/13

La falta de higiene eleva el riesgo de cáncer de pene

Fuente: Yahoo!

La falta de higiene incrementa el riesgo de desarrollar cáncer de pene, enfermedad que en el 90 por ciento de los casos se da en pacientes con fimosis, en los que precisamente resulta más complicado el aseo en esta zona, según han señalado varios expertos en el 34º Congreso Nacional de la Asociación Española de Urología (AEU), que se celebra hasta el próximo 15 de junio en Feria Valencia con la presencia de más de un millar de especialistas.

A pesar de estos datos, en las culturas en las que se circuncida a los niños nada más nacer, como los judíos y los árabes, la incidencia del tumor es mínima. En los países desarrollados, como es el caso de España, este tumor apenas alcanza el 3 por ciento de los varones frente a zonas más desfavorecidas del planeta con escasa higiene en las que el cáncer del pene llega hasta el 20 por ciento de la población masculina.

Por ello, el doctor Bernardino Miñana, coordinador del Grupo de Urología Oncológica de la AEU, consideró recomendable la circuncisión en pacientes con fimosis tanto por motivos funcionales como para prevenir este tumor si se realiza en recién nacidos ya que en los varones que conserven el prepucio, el riesgo parece incrementarse debido a la irritación crónica producida por la retención de una sustancia denominada esmegma, que suele acumularse en el espacio balanoprepucial, entre el prepucio y l glande. "De ahí que sea imprescindible el aseo diario y adecuado es esta zona", recalcó.

Además, destacó que al tratarse de un órgano externo es "más fácil" detectar a simple vista cualquier anomalía lo que favorece un diagnóstico precoz en el caso de que haya un tumor. POr lo que general, esta enfermedad suele producir un crecimiento anormal o una lesión enrojecida permanente en el peno. Los expertos recomiendan acudir al urólogo si aparecen llagas, heridas o enrojecimiento del glande para determinar si se trata de un tumor o de problemas menos grave. Así, la mayoría de los diagnóstico del cáncer se dan en varones de más de 55-60 años, pero "todavía nos encontramos con tumores diseminados en persones de edad avanzada que, por miedo o vergüenza, no consultaron ante los primeros signos".

En ese sentido, explico que en la mayoría de las veces se diagnostica cuando el tumor se encuentra en la superficie del glande o del prepucio y que en estos casos la prioridad terapéutica es cura el cáncer "intentado conservar la función del pene". Pero si está en fase poco avanzada el objetivo es curar la lesión siendo necesario extirpar también la zona que rodea el tumor para evitar que se vuelva a desarrollar, mientras que en un tumor más avanzado se extirpa parte del pene con márgenes adecuados intentando mantener la máxima longitud posible.

Por último aunque más infrecuente, si el tumor se infiltra en más profundidad o en estructuras vecinas se requiere una penectomía total o emesculación (ablación total de todos los elementos genitales masculinos, es decir, tanto del pene como de los testículos).