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2013/10/05

La London School of Economics concluye que las descargas ayudan a la industria

"Los ingresos por las ventas digitales, servicios de suscripción, streaming y actuaciones en directo compensan la disminución de los ingresos por las ventas de CDs o discos", dice el profesor titular de la London School of Economics (LSE) y uno de los autores del informe, Bart Cammaerts. La recomendación del estudio Copyright & Creation A Case for Promoting Inclusive Online Sharing al Gobierno británico es clara: que escuche menos a los lobbys y reforme la Ley de Economía Digital para que sea más equilibrada.

La LSE afirma que a la industria del entretenimiento no le está yendo tan mal: el sector de los videojuegos está creciendo, el editorial se mantiene estable y el cinematográfico –al menos el norteamericano– está batiendo sus propios récords. "A pesar de que la Motion Picture Association (MPAA) asegure que la piratería en internet está devastando la industria del cine, Hollywood logró un récord de ingresos mundiales de taquilla de 35.000 millones de dólares (unos 25.700 millones de euros) en 2012, un aumento del 6 por ciento con respecto a 2011", indica el informe, según recoge TorrentFreak.

Además de certificar que la industria cultural está lejos de sufrir una dolorosa muerte en manos de las descargas en internet, los autores del estudio afirman que el intercambio de archivos puede beneficiarle en varios aspectos. Para ello ponen ejemplos como SoundCloud, donde los artistas comparten su trabajo de forma gratuita a través de Creative Commons, o Youtube, donde se comparten canciones con derecho de autor para impulsar las ventas. También citan el dato de que quienes más productos protegidos descargan de internet son quienes gastan más dinero también en productos legales.
Generalmente, la industria suele despreciar este tipo de estudios cuando muestran un posible efecto positivo, intentando contrarrestarlos con trabajos encargados por ella misma. Habrá que ver si lo podrán hacer en este caso, dado el prestigio de la fuente.

El 'sexting' y el 'grooming' prácticas cada vez más frecuentes en la Red

 Sexting, grooming, acoso cibernético, pornografía… Son sólo algunos de los peligros actuales a los que los menores se ven expuestos en la Red con el uso de las nuevas tecnologías. La Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) organiza estos días un curso de Seguridad en la red para Centros Educativos, primero integral que aborda todas las disciplinas necesarias: jurídica, pedagógica y tecnológica básicas para comprender la identidad digital de los menores.

Carlos Represa, Profesor de UNIR y considerado como uno de los mayores expertos en el campo de la protección de menores en la Red, ha impartido la sesión sobre Sexting, la  palabra tomado del inglés que une ´sex´y ´texting´ en el que a través de un dispositivo móvil se envían fotografías y videos de cierto nivel sexual, tomadas o grabadas por el protagonista de los mismos. La voz de alarma saltó en 2008 a raíz del trágico suceso de la estadounidense Jessica Logan, que acabó con su vida tras la divulgación de sus fotos a través de la red.

En la sesión se ha debatido sobre su laxa legislación, ya que aunque en algunos países se está dando pasos específicos para la regulación jurídica del sexting, la legislación española aun no contempla una figura específica para esta práctica. Por ello, de momento se recurre a figuras de diferentes delitos aunque los menores  quedan imputables a la hora de penar este tipo de prácticas.

Según comentaba Carlos Represa, nuestros adolescentes son un reto pendiente. Han nacido en la era de las redes sociales y no lo consideran como una amenaza, no ven riesgo ni piensan que puedan actos reprochables. A esto hay que sumarle la precocidad cada vez menor en un momento de despertar sexual. A esto, el experto respondió a los asistentes que hay que atacarlo desde todos los frentes: familia y profesorado, que tienen un papel clave en la educación de los menores en la Red.

El profesor de UNIR añadía en la Masterclass cómo la Policía ha comunicado que el número de denuncias por el robo de dispositivos móviles se han disparado, ya que no poseen las medidas de seguridad adecuadas, el delincuente accederá a toda la información del móvil, por lo que tendrá vía libre a la hora de realizar este tipo de prácticas.

El curso de Seguridad en la red para Centros Educativos está dirigido tanto a profesionales de  la educación en activo, a aquellos en búsqueda activa de empleos y a futuros profesionales en formación universitaria. Todavía están a tiempo aquellos interesados ya que quedan sesiones por impartir hasta el 28 de octubre.

BlackBerry estudia salvar la compañía vendiéndola a empresas como Google

La empresa BlackBerry, que pasa por problemas debido al flojo desempeño de su negocio de teléfonos inteligentes, está en conversaciones con Cisco Systems, Google y SAP para vender partes o la totalidad de la compañía, según varias fuentes conocedoras de la situación. 
Una transacción de este tipo podría ser una alternativa al acuerdo preliminar alcanzado con un grupo liderado por Fairfax Financial Holdings, el mayor accionista de BlackBerry, para comprar la compañía por alrededor de 4.700 millones de dólares, una oferta que ha generado escepticismo por cuestiones financieras.

La firma, con sede en Ontario (Canadá), ha solicitado expresiones preliminares de interés de parte de potenciales compradores estratégicos, que también incluyen a Intel, LG  y Samsung, para comienzos de la próxima semana. No está claro si alguna de las empresas hará una oferta.

Los posibles interesados están procediendo con cautela debido a la incertidumbre sobre BlackBerry, que el mes pasado tuvo una pérdida trimestral de casi 1.000 millones de dólares por ventas mucho menores a las esperadas por los analistas.

BlackBerry fue pionera en el concepto del correo electrónico móvil, ofreciendo mensajes de email seguros para ser recibidos y transmitidos fuera de la oficina. Durante años fue el dispositivo obligatorio para gobiernos, empresas y abogados.

Pero en los últimos años perdió cuota de mercado frente al iPhone de Apple y a los dispositivos que utilizan el sistema operativo Android de Google.

"Si entendemos científicamente cómo funciona el cerebro, comprenderemos la mente humana"

La agencia de investigación médica más importante de EE UU ha concedido al español Rafael Yuste (Madrid, 1963) su premio más relevante: el NIH Director's Pionner Award . El catedrático de Ciencias Biológicas y Neurociencias de la Universidad de Columbia (Nueva York) empleará los 2,5 millones de dólares del galardón para descifrar los circuitos neuronales de la corteza visual del ratón con técnicas innovadoras, una vía para conocer mejor las enfermedades mentales y el pensamiento humano. Yuste, ideólogo de la iniciativa BRAIN del gobierno de Obama, explica los detalles.

¿En qué consiste su propuesta ganadora?

El NIH Director's Pionner Award te da 500.000 dólares anuales durante cinco años para que persigas una hipótesis arriesgada, no convencional, que pueda llegar a ser revolucionaria en tu campo. Yo les propuse descifrar las conexiones de la corteza visual del ratón para comprobar si funciona como una red neuronal.

El objetivo es visualizar cada uno de los disparos de cada neurona en un ratón vivo, mapear las conexiones en esa región cortical y manipular la actividad neuronal para entender cómo funciona el circuito. Estos datos pueden ayudan a comprender mejor la fisiopatología de enfermedades que afectan a la corteza, como la epilepsia o trastornos mentales.

¿Qué técnicas van a utilizar?

La propuesta es usar novedosos métodos ópticos en los que se emplean microscopios con láseres muy potentes para ver disparar a grupos de neuronas. Esto se consigue visualizando la concentración de calcio dentro de estas células nerviosas, que se tiñen previamente con colorantes. Cada vez que una neurona dispara, cambia el calcio dentro de su cuerpo celular; y con luz, haciendo fotos microscópicas, puedes seguir la pista a este elemento y observar cómo se encienden y apagan las neuronas. En la base está la técnica conocida como calcium imaging, que llevamos años perfeccionando.

¿Qué ventajas presenta este método respecto al uso tradicional de electrodos?
En general, los electrodos solo registran la actividad de una o dos neuronas del animal o la persona. Es como si solo pudieras ver un píxel cuando visionas una película. No te enterarías. Por eso no comprendemos todavía el cerebro, porque todavía nadie ha visto la película entera. Con el calcium imaging, sin embargo, ya podemos ver cien o varios miles de neuronas y observar cómo disparan a la vez.

¿Esta es su principal línea de investigación?

Nosotros estamos interesados en conocer la corteza cerebral, que es la parte más grande del cerebro de los humanos, la más superficial situada debajo del cráneo. En concreto estudiamos la corteza visual, donde se analizan las imágenes visuales. Nuestro modelo animal es el ratón porque tenemos la hipótesis de que el cerebro del ratón y el humano funcionan de manera muy parecida. Es verdad que los humanos tenemos mucho más cerebro que los roedores, pero consideramos que un trocito del cerebro del ratón funciona de forma similar al nuestro. A largo plazo nos gustaría descubrir las bases funcionales de los pensamientos. Cuando un animal o una persona piensan, ¿qué es lo que hacen?

Una pregunta muy profunda...

Desde luego, pero no hay magia dentro del cráneo. Deben ser neuronas las que estén disparando de una manera concreta. ¿Cómo se relaciona el disparo de las neuronas a una actividad mental esencial, un pensamiento, una idea? Siempre me ha fascinado cómo se genera la mente humana. Me interesan mucho los temas de filosofía y psicología. ¿Qué somos las personas, cómo pensamos? Me encantaría que algún día supiéramos cuáles son las bases físicas y cómo funciona fisiológicamente la mente humana por dentro.Y ese es uno de los objetivos del proyecto Brain Activity Map (BAM), del que usted es uno de los promotores.

¿Por qué ahora se llama Iniciativa BRAIN?

El proyecto BAM surge de una tormenta de ideas entre neurobiólogos y físicos en Inglaterra en septiembre de 2011. Allí planteé el problema o cuello de botella que supone ver el cerebro neurona en neurona, en lugar de todo en su conjunto. Un pequeño grupo propusimos desarrollar técnicas nuevas que nos permitan capturar y manipular la actividad de circuitos neuronales enteros. La propuesta se publicó en diversas revistas científicas y llegó hasta la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca. El Gobierno de Obama decidió apoyar el proyecto y lo escogió como uno de los grandes desafíos científico-técnicos del país para la próxima década. Ahí cambia el nombre de BAM por el de BRAIN Iniciative, para darle su propio sello y distinguirlo un poco de nuestra propuesta inicial. Nosotros teníamos una idea concreta, y ahora el enfoque es más general, que engloba a más gente e incluye más tipos de técnicas.

¿Cuál es la situación actual del proyecto?

Las tres agencias federales implicadas (el NIH -National Institutes of Health-, la National Science Fundation -NSF- y el departamento de Defensa -DARPA-, que en conjunto aportan 100 millones de dólares en el año fiscal que comienza ahora en octubre) están decidiendo cuáles van a ser las prioridades de la Iniciativa BRAIN. Se espera que en enero o febrero de 2014 se hagan públicos estos objetivos y se abra la competición para que los grupos de investigación presenten sus proyectos. Supongo que se decidirán en tres o cuatro meses y los fondos se otorgarán a final de la primavera.

¿Y cuál es su papel actual en el proyecto?
Mi rol como impulsor del proyecto ha terminado y no estoy involucrado en administrarlo. Ahora estoy trabajando en coordinar un equipo de varios laboratorios de la universidad para podernos presentar a esas competiciones con una sola solicitud. En este sentido el NIH Director's Pionner Award -que también han recibido este año otros once investigadores- supone todo un estímulo, porque la propuesta premiada es como hacer un ‘mini-BAM' enfocado exclusivamente a la corteza visual del ratón.

En cualquier caso, ¿qué aspectos destacaría de la iniciativa general?

Desde un punto de visto científico, esperamos que con las nuevas técnicas puedan surgir datos que cristalicen en la teoría general que nos falta en neurobiología sobre cómo funciona el cerebro. Esto también nos ayudará a entender el problema de base de las enfermedades mentales y neurológicas. Por otra parte, está el gran impacto económico, como el que ha tenido el proyecto del genoma humano. Aunque para mí lo más relevante es que si entendemos científicamente cómo funciona el cerebro, comprenderemos la mente humana por primera vez. Nuestra especie se define por nuestras habilidades intelectuales. Somos nuestras mentes. Sería un gran momento histórico, como girar la esquina y vernos a nosotros por primera vez.

¿De verdad cree que algún día podremos conocer y manipular la actividad de cada una de las millones de neuronas del cerebro?

En el cerebro humano lo veo difícil, pero en el de animales es muy factible. Este mismo año se ha publicado un estudio que revela cómo se ha mapeado la actividad del 80% de las neuronas de la larva de un pez cebra. Se pueden desarrollar técnicas, sobre todo ópticas, que permitan recoger la actividad de grandes grupos de neuronas, en animales o en partes del cerebro humano. En nuestro caso, la corteza visual del cerebro del ratón tiene unas 180.000 neuronas, y veo factible que en cuestión de una década podamos medir la actividad de cada una de ellas. Aunque es verdad que de ahí a todo el cerebro humano hay un gran salto, y existen cuestiones técnicas que en este momento no sabemos cómo se van a resolver.

Final para las aplicaciones de Symbian y MeeGo

El camino de Symbian y MeeGo está, finalmente, llegando a término. Nokia ya había anunciado en 2011 que abandonaría estas dos plataformas en favor de Windows Phone.

Y en junio de este año se dejó de fabricar el último modelo presentado, el 808 PureView.

Quienes estén todavía usando un teléfono con Symbian o MeeGo deberán tener en cuenta que desde el 1ro de enero de 2014 la compañía ya no aceptará más aplicaciones en su tienda: ni nuevas ni actualizaciones de las ya disponibles, según dice un texto oficial dirigido a los desarrolladores (y que les recomienda, lógicamente, llevar sus aplicaciones a Windows Phone y Asha).

En ambos casos es posible cargar las aplicaciones en forma manual (la práctica conocida popularmente como sideloading ), y hay muchos sitios que permiten a los desarrolladores ofrecer sus aplicaciones para estos dos sistemas operativos.

La decisión tiene su lógica (más allá de la promesa original de darle soporte al sistema operativo hasta 2016) pero aún así le pone una nota triste -aunque ineludible- al final de una época.

EE.UU. cierra Silk Road, un mercado negro de armas y drogas en la Red

Agentes del FBI cerró Silk Road, un mercado negro en Internet que permitía comprar armas y drogras en todo el mundo usando bitcoins, la moneda virtual usada en la Red.

Además, detuvieron a un hombre, Ross William Ulbritch, en San Francisco, California, acusado de funcionar la web.

El joven de 29 años, conocido en la web como "Dread Pirate Roberts", fue detenido por el FBI el martes por su participación este mercado "online" y está acusado de tráfico de narcóticos, conspiración, conspiración por piratería informática y conspiración para lavado de dinero, según el investigador del bureau federal, Brian Krebs.

"La investigación del gobierno ha revelado que, durante sus dos años y medio de operación, Silk Road ha sido usado por varios miles de traficantes de drogas y otros vendedores ilegales para distribuir cientos de kilos de drogas ilegales y otros bienes y servicios ilícitos a más de cien mil compradores, y para lavar cientos de millones de dólares derivados de estas transacciones ilegales", según el agente del FBI, Christopher Tarbell.

"Silk Road se ha convertido en el mercado criminal más sofisticado y extenso en Internet hoy en día", según el FBI.

Además, los fiscales dicen que Ulbricht solicitó a un usuario de Silk Road en marzo de este año el contacto con un asesino a sueldo.

La potencial víctima del asesinato, según el FBI , era otro usuario del sitio web que "amenazó con liberar las identidades de los miles de usuarios del sitio".

De acuerdo con la denuncia, Ulbricht finalmente accedió a pagar un asesino a sueldo en línea el equivalente unos 150.000 dólares para ejecutar el usuario que amenazaba con filtrar los datos.

Durante la operación se confiscaron bitcoins por un valor de 3.6 millones de dólares.

Facebook mejora los anuncios de aplicaciones móviles

Después de haber puesto en marcha los anuncios de aplicaciones móviles para ayudar a los desarrolladores a difundir sus productos, ahora Facebook anuncia nuevas funcionalidades para estos anuncios que pueden ayudar a las empresas a conseguir mayor interacción y conversiones con sus aplicaciones.

Con el creciente número de aplicaciones, las empresas tienen una mayor necesidad de llegar a las audiencias precisas, a escala. En 2013, miles de empresas, desde Target y eBay a HotelTonight o Kabam, utilizaron anuncios de aplicaciones móviles para generar más de 125 millones de instalaciones desde el App Store de Apple y Google Play.

Sin embargo, las empresas también se enfrentan al reto de que los usuarios  se mantengan activos y vuelvan a utilizar sus aplicaciones. De acuerdo con un estudio realizado por Localystics, uno de los socios de Facebook en medición móvil, el 66% de los usuarios de aplicaciones abren aplicaciones entre una y 10 veces. Se trata, por tanto, de aumentar esa cifra.

Para ayudar a generar interacción y conversiones, Facebook ha lanzado nuevas funcionalidades a los anuncios de aplicaciones móviles que están diseñadas para ayudar a las empresas a llegar a las personas adecuadas, una vez que ya se han descargado sus aplicaciones, y dirigirlas a acciones específicas dentro de la aplicación.

Las empresas pueden ahora invitar a participar en acciones concretas con anuncios de aplicaciones móviles. Entre ellas, “Abre el link” o “Utiliza esta aplicación”, así como otras más específicas como “Compra ahora”, “Jugar a un juego”, “Reserva ahora”, “Escucha ahora” o “Mira este vídeo”. Estas invitaciones a participar en acciones concretas pueden estar vinculadas a áreas específicas de la aplicación, como el contenido, las ventas o la promoción.

Entre los ejemplos citados por Facebook de empresas que pueden utilizar los nuevos anuncios y generar mayor interacción, están la app de un comerciante que quiere dirigir a sus usuarios existentes a promociones y descuentos, un juego que quiere llevar a jugadores existentes a nuevos niveles, una aplicación de música que planea atraer a usuarios a una nueva lista de reproducción, o una aplicación de viajes que quiere promocionar tarifas descuento para una escapada.

Facebook ofrece además a los anunciantes la posibilidad de definir una audiencia personalizada para la segmentación de sus anuncios, para llegar a usuarios de aplicaciones ya existentes. Cuando un usuario hace clic en un anuncio, el dispositivo del usuario determina si la aplicación está ya instalada, y en tal caso, dirige a tal aplicación. Si no, el dispositivo dirigirá al usuario a la tienda de aplicaciones donde se puede descargar.

“Baby blue”, la canción que sonó al final del último capítulo de “Breaking Bad” aumenta sus reproducciones en Spotify un 9.000 %

Ha sido una serie de televisión que ha generado una enorme expectativa pero la repercusión, además de en audiencia frente a la caja tonta se ha podido medir en Internet, no tanto por las descargas del último episodio (que también) como por la cantidad de veces que se ha escuchado y descargado la canción con la que finalizaron las aventura de Walter White

“Baby blue ” fue la melodía elegida para acompañar musicalmente los últimos instantes de la serie “Breaking Bad”, y la respuesta de los espectadores no se hizo esperar, elevando hasta un 9.000 % el número de reproducciones habituales de dicho tema a través de la plataforma musical Spotify, que probablemente jamás había enviado tantas veces una única canción en un lapso de tiempo tan reducido.

Porque además, en la estadística de la plataforma de difusión de música en streaming, consta que en el mismo minuto en el que finalizó la emisión por televisión del último capítulo de la serie de la cadena AMC fue cuando se produjo el espectacular pico de demanda de dicha canción en los servidores de Spotify.

Además de la canción de marras también batió records de “audiencia” en Internet (léase bajadas ilegales) el propio capítulo titulado “FeLiNa“, debido a las nomenclaturas de los elementos químicos hierro (presente en la sangre), litio (en la metanfetamina que elaboraba el protagonista) y sodio (presente en las lágrimas). En las primeras 12 horas tras concluir la emisión del capítulo más de 500.000 personas piratearon el mismo a través de la Red, especialmente en Australia, Estados Unidos y Reino Unido, por orden de cantidad de aficionados a Walter White y sus manejos con la química.

Un índice elevado pero aún lejos de la casi inalcanzable marca establecida por el primer capítulo de la tercera temporada de “Juego de Tronos”, que llegó a descargarse 5.200.000 veces a través de BitTorrent.

Google apuesta por la tecnología gestual

Google ha comprado la compañía Flutter, una interfaz que utiliza los gestos de las manos para detectar el movimiento. En la industria se le conoce como la “Kinect para OS X”, ya que su tecnología es principalmente para el software de Apple.

Sin embargo, con esta operación Google podría introducir nuevas capacidades en sus aplicaciones nativas o quizás para Android, tal y como apunta The Next Web.

Lo cierto es que Flutter había manifestado su intención de añadir soporte para Netflix y YouTube, y esto es lo que probablemente haya despertado el interés de Google.

Cabe destacar que el gigante de Internet está explorando nuevas maneras de interactuar más con los ordenadores, más allá de la mera utilización del teclado y el ratón.

La empresa cuenta con Gmail Motion, donde los usuarios pueden hacer pruebas para controlar su correo electrónico simplemente usando el movimiento del cuerpo.

Un portavoz de Google ha confirmado la compra manifestado que Flutter contribuirá y apoyará los esfuerzos de investigación de Google. “Estamos muy impresionados con la capacidad de su equipo para diseñar nuevas tecnologías basadas en la investigación de vanguardias”.

El CEO de la compañía, Naveet Dalal, ha declarado que el equipo continuará con sus investigaciones dentro del gigante de las búsquedas.

Por el momento, no hay detalles sobre el precio o los términos del acuerdo.

¿Está acabando Google con nuestra memoria?

Lo que sigue son unos fragmentos del libro de Clive Thompson Smarter Than You Think: How Technology Is Changing Our Minds for the Better, que acaba de publicar Penguin Press.

¿Está acabando internet con nuestra capacidad de recordar datos? Si alguna vez se ha lanzado a su smartphone durante una discusión de bar (“Cantante que solo tuvo un éxito y hoy es el padre de una estrella del pop que hace bailes obscenos”, ¡Billy Ray Cyrus!), entonces seguro que siente un persistente temor a estar perdiendo la memoria. Y, seamos sinceros, a medida que surjan herramientas de búsqueda cada vez más alucinantes y poderosas --desde el Watson que juega a Jeopardy! de IBM hasta la “búsqueda predictiva” de Google Now--, esa inquietud no va a hacer más que aumentar.

¿Es verdad? ¿Cada vez que echamos mano al ratón porque se nos han olvidado los ingredientes del Tom Collins o la capital de Arkansas estamos perdiendo la capacidad de retener conocimientos?

La respuesta rápida es que no. Las máquinas no están destrozando nuestra memoria.

La respuesta más larga es que ¡se trata de algo muchísimo más extraño!

Lo que sucede en realidad es que hemos empezado a adaptar las máquinas a una vieja técnica que desarrollamos hace miles de años, la “memoria transactiva”. Es decir, el arte de almacenar información en las personas que nos rodean. Hemos empezado a tratar los motores de búsqueda, Evernote y los smartphones como siempre hemos tratado a nuestros cónyuges, amigos y colegas. Son los cómodos dispositivos que utilizamos para compensar nuestra escasa capacidad de recordar detalles.

Porque, francamente, a nuestro cerebro siempre se le ha dado muy mal recordar detalles. Sabemos retener la información esencial. ¿Pero los datos concretos y engorrosos? No tanto. En un estudio de 1990, mucho antes de que las redes corroyeran nuestras mentes como se piensa, el psicólogo Walter Kintsch llevó a cabo un experimento en el que los sujetos leían varias frases. Cuando les preguntaba 40 minutos después, solían poder de recordar las frases al pie de la letra. Cuatro días después, eran totalmente incapaces de recordar la formulación exacta de la frase, pero aún sabían describir su significado.
La excepción es cuando alguien está obsesionado con un tema. Si una persona es muy aficionada a algo concreto --fútbol, la Guerra de Secesión, Pokémon--, suele tener gran facilidad para absorber y retener detalles. Cuando uno es experto en algo, no le cuesta nada aprender datos nuevos sobre la materia. Pero eso solo pasa con cosas que nos apasionan. Los aficionados al béisbol pueden recitar las estadísticas de sus jugadores favoritos y en cambio olvidar cuándo es su propio cumpleaños.

La humanidad, pues, siempre ha recurrido a dispositivos para averiguar esos detalles. Hace mucho que almacenamos conocimiento en libros, papeles, notas de Post-it.

¿Y cuándo necesitamos obtener información sobre la marcha, en cualquier momento y a toda velocidad? Entonces no utilizamos documentos tanto como creemos. No, recurrimos a algo mucho más inmediato: otras personas.

El psicólogo de Harvard Daniel Wegner y sus colegas Ralph Erber y Paula Raymond iniciaron el estudio sistemático de la “memoria transactiva” en los años ochenta. Wegner se dio cuenta de que los cónyuges, muchas veces, se reparten las tareas. El marido se sabe los cumpleaños de los familiares políticos y dónde están las bombillas de repuesto; la mujer, el número de la cuenta bancaria y cómo programar el DVD. Si se le pregunta al marido el número de cuenta, se encoge de hombros. Si se le pregunta a la mujer cuándo cumple años su cuñada, nunca se acuerda. Juntos, saben mucho. Por separado, un poco menos.

Wegner sospechó que ese reparto de tareas se produce porque tenemos una buena “metamemoria”. Somos conscientes de nuestras cualidades y limitaciones mentales podemos intuir la capacidad de recordar de otras personas. Después de mucho tiempo con un colega o una pareja, sabemos que, mientras que nosotros no conseguimos recordar la hora de nuestra reunión, o una noticia, o cuánto mide un kilómetro en relación con una milla, ellos sí. A unos les encanta el tema X; a otros, el tema Y. Así que cada uno empieza a delegar subconscientemente la tarea de recordar esos datos en el otro, a tratarlos como si fueran un cuaderno de notas o una enciclopedia, y ellos hacen lo mismo. En muchos aspectos, indicó Wegner, las personas son mejores que los cuadernos y las enciclopedias, porque responden con mucha más rapidez: no hay más que gritar una pregunta vagamente formulada al cubículo de al lado (¿Dónde guardamos el cacharro que usamos para ese asunto?) y obtenemos una respuesta en cuestión de segundos. Compartimos el trabajo de recordar, destacó Wegner, porque hace que, como colectivo, seamos más inteligentes.

Los experimentos han corroborado la teoría de Wegner. Un grupo de investigadores estudió a parejas de ancianos que llevaban décadas juntos. Cuando los separaba y les preguntaba de forma individual sobre cosas que habían pasado hacía años, a veces se equivocaban con los detalles. Cuando les preguntaba juntos, los recordaban sin problemas. ¿Por qué? Porque se daban mutuamente pistas, una forma de despertar los recuerdos del otro. Así recordaba una pareja un espectáculo que habían visto durante su viaje de novios, 40 años antes:

Mujer: Y fuimos a ver dos obras, ¿te acuerdas de cómo se llamaban?

Hombre: Sí. Una era un musical, ¿o lo eran las dos? No… no… una…

Mujer: Actuaba John Hanson en ella.

Hombre: Canción del desierto.

Mujer: Canción del desierto, eso es, no me acordaba del título, pero sí, sabía que actuaba John Hanson.

Hombre: Sí.

En cierto sentido, estaban googleándose uno a otro. Otros experimentos han dado resultados similares. En uno de ellos, se enseñaba a unas personas a hacer una cosa difícil --montar una radio-- y se les examinaba una semana después. Los que habían aprendido en grupo y se examinaban con ese mismo grupo lo hacían mucho mejor que los que trabajaban a solas; juntos, recordaban más detalles y cometían menos errores. En 2009, unos investigadores observaron a 209 estudiantes universitarios en un curso de empresa, divididos en pequeños grupos para llevar a cabo un proyecto semestral. Los grupos que más utilizaban la memoria transactiva --es decir, los grupos cuyos miembros más recurrían unos a otros para recordar información-- sacaron mejor nota que los que no la empleaban. No es solo que los grupos trasactivos recuerden mejor: es que además analizan mejor los problemas y comprenden mejor sus principios fundamentales.

No recordamos de forma aislada, y eso está muy bien. “Simplemente, parece que grabamos tantos datos fuera de nuestra mente como dentro de ella”, escribe Wegner. “Las parejas que pueden recordar cosas de forma transactiva ofrecen a los individuos que la componen una capacidad de almacenamiento y acceso a una variedad mucho más amplia de informaciones que en caso contrario”. Estamos, según la deliciosa definición de Wegner, ante “los procesos mentales de la díada íntima”.

Y resulta que eso mismo es lo que hacemos con Google, Evernote y las demás herramientas digitales. Las tratamos como a unos amigos de memoria alucinante y que suelen estar a nuestra disposición. Nuestra “díada íntima” incluye hoy un cerebro de silicio.

Hace poco, una alumna de Wegner --la científica de la Universidad de Columbia Betsy Sparrow-- llevó a cabo varios experimentos que están entre los primeros que demuestran esta tendencia. Ofreció a sus sujetos frases con datos aleatorios (como “El ojo de un avestruz es más grande que su cerebro”, o “El transbordador espacial Columbia se desintegró al entrar en la atmósfera sobre Texas en febrero de 2003”) y les dijo que las escribieran en un ordenador. En algunos casos, les dijo claramente que la información no se iba a guardar. En otros, la pantalla les decía que se había guardado en una de cinco carpetas con nombres poco significativos, como DATOS, ASUNTOS o PUNTOS. Cuando Sparrow examinó a los estudiantes, los que sabían que el ordenador había guardado la información, en general, la recordaban peor que los que creían que los datos no se habían guardado. Es decir, si sabemos que una herramienta digital va a recordar un dato, es algo menos probable que lo recordemos.

Sin embargo, estamos bastante seguros de dónde podemos encontrar ese dato dentro del ordenador. Cuando Sparrow pidió a los estudiantes que recordaran si un dato se había guardado o se había borrado, se acordaban mejor de los casos en los que el dato se había guardado en una carpeta. Como explicó en un ensayo para Science, “pensar que uno no va a tener acceso a la información en el futuro refuerza la capacidad de recordar la información en sí, mientras que creer que la información se ha guardado en otro sitio refuerza la capacidad de recordar que es posible acceder a ella”. Cada situación refuerza un tipo diferente de memoria. Otro experimento llegó a la conclusión de que a los sujetos se les daba verdaderamente bien recordar los nombres concretos de las carpetas que contenían el dato exacto, pese a que los nombres de las carpetas eran de lo más anodino.

“Igual que mediante la memoria transactiva aprendemos quién sabe qué en nuestra familia y en nuestra oficina, estamos aprendiendo lo que ‘sabe’ el ordenador y cuándo debemos acudir al sitio en el que hemos almacenado la información en nuestras memorias informáticas”, escribió Sparrow.

Podría decirse que eso es precisamente lo que más miedo nos da: ¡nuestra capacidad mental está disminuyendo! Pero, como de indicó Sparrow cuando hablamos sobre su trabajo, ese pánico es exagerado. Llevamos siglos almacenando una gran parte de lo “sabemos” en las personas que nos rodean. No solemos ser conscientes de ello porque preferimos vernos como unos cerebros aislados y cartesianos. A los novelistas, en especial, les encanta ensalzar las glorias de la mente solitaria; es lógico, dado que su trabajo les exige estar sentados a solas en una habitación durante años y años. Pero los demás, en general, pensamos y recordamos de manera social. Somos más tontos y tenemos una mente menos ágil si no estamos con otras personas; y ahora, otras máquinas.

De hecho, como interlocutores transactivos, las máquinas tienen varias ventajas sobre los humanos. Por ejemplo, si les hacemos una pregunta, podemos acabar obteniendo mucha más información de la que creíamos. Si estoy tratando de recordar qué parte de Pakistán ha sido blanco de toneladas de bombas arrojadas por aviones no tripulados y le pregunto a un colega informado sobre los asuntos internacionales, me contestará que “Waziristán”. Pero cuando hice la pregunta en internet, me enviaron a la página de Wikipedia sobre “Ataques con aviones no tripulados en Pakistán”. Acabé leyendo sobre el asombroso aumento de los ataques con aviones no tripulados (de uno al año a 122 al año) y varias informaciones muy interesantes sobre la sorprendente división de opiniones entre los residentes de Waziristán. Es evidente que era una forma de perder tiempo --pasé alrededor de 15 minutos echando un vistazo a distintos artículos de Wikipedia sobre tamas relacionados--, pero también aprendí más cosas y mejoré mis conocimientos generales y “esquemáticos” sobre Pakistán.

Imaginemos que mi colega se hubiera comportado como un motor de búsqueda y me hubiera dado una conferencia de cinco minutos sobre Waziristán. Lo más probable es que yo le hubiera interrumpido bruscamente. “¡Venga, tío!, que tengo que volver al trabajo”. Cuando las personas nos sueltan información sin que se la hayamos pedido, resultan hasta groseros. Cuando lo hacen las máquinas, resultan fascinantes. Y hay muchas oportunidades de comprobarlo. Se podría pensar que los motores de búsqueda se utilizan sobre todo para responder preguntas, pero algunas investigaciones han descubierto que hasta el 40% de todas las búsquedas son para recordar. Estamos intentando refrescar los detalles de algo que ya sabíamos.

Si utilizar el ordenador para despertar la memoria transactiva tiene algo de peligroso, no es que nos vaya a volver más tontos o más desmemoriados. Es que su mecánica es inescrutable. La memoria transactiva es más eficaz cuando una persona sabe cómo funciona la mente de su interlocutor: qué se le da bien, qué se le da mal, si tienen algún prejuicio. Son cosas que es posible saber de la gente a la que conocemos bien. Pero con las herramientas digitales es más difícil, sobre todo con los motores de búsqueda. Son empresas privadas que protegen sus algoritmos como si fueran las joyas de la corona. Y en ese sentido son distintas a todas las formas anteriores de memoria transactiva mecánica. Una biblioteca pública, un cuaderno, un montón de papeles, no guardan secretos intencionados sobre sus mecanismos. Un motor de búsqueda sí, y muchos. Necesitamos aprender sobre estas herramientas del mismo modo que enseñamos a los niños a leer y escribir; tenemos que ser escépticos cuando las empresas de búsqueda aseguran que son árbitros “imparciales” de la información.

Además, la memoria transactiva no es un cheque en blanco cognitivo. Alumnos de bachillerato, lo siento por vosotros: seguís teniendo que aprenderos de memoria montañas de datos, por razones cívicas, culturales y prácticas, porque una sociedad necesita bases comunes de conocimientos. Y, a nivel personal, porque sigue siendo importante estudiar despacio y aprender a fondo los temas, entre otras cosas, porque el pensamiento creativo --los hallazgos más innovadores-- nace de una reflexión profunda y a menudo inconsciente, la labor del cerebro que da vueltas a todas las informaciones que ha absorbido.

Ahora bien, dejemos de preocuparnos por que el iPhone nos vaya a arrebatar la memoria de nuestro cerebro. Hace tiempo que la memoria no está ahí y, sin embargo, sigue a nuestro alrededor.

Clive Thompson es desde hace muchos años colaborador de The New York Times Magazine y columnista en Wired. Es autor de Smarter Than You Think: How Technology Is Changing Our Minds for the Better.