El banco más grande de Estados Unidos, JP Morgan
Chase, logró el apoyo de sus accionistas después de revelar un gran
error de inversión en derivados financieros que le costó US$2.000
millones.
Jamie Dimon, presidente ejecutivo de la
institución, se reunió con los accionistas, no en Nueva York, donde el
banco tiene su sede, sino en la ciudad de Tampa, en Florida.
Los votos a favor fueron mayoritarios, aunque casi todos fueron emitidos antes del anuncio de la pérdida.
Dimon pidió disculpas por el "error terrible y
atroz" y admitió haber estado equivocado por desestimar las
advertencias, particularmente las provenientes de las oficinas en
Londres.
El asunto trae a la luz el tema de la reforma financiera en EE.UU. a raíz de la crisis de 2008.
¿Regular o no regular?
Jennifer Erickson, directora de competitividad y
crecimiento económico del Center for American Progress, señaló a BBC
Mundo "la importancia de tener buenas regulaciones para un sector
financiero fuerte y estable lo más pronto posible".
Erickson explicó que "han pasado casi cuatro
años del colapso de Lehman Brothers, casi dos años de la aprobación de
una legislación histórica -el Acta Dodd-Frank de Protección al
Consumidor y Reforma de Wall Street- encaminada a fortalecer al sector
financiero y proteger a los consumidores y contribuyentes, pero tantas
de esas importantes normas todavía no han sido implementadas y creo que
el error de JP Morgan demuestra la importancia de aprender las lecciones
de 2008 y asegurarnos que tengamos las regulaciones correctas en
vigor".
Marc Calabria, director de estudios de regulación financiera del
Instituto Cato, cree que "mucha gente no aprendió la lección o tal vez
aprendió la lección equivocada".
En entrevista con BBC Mundo, Calabria comentó:
"no creo que estemos hablando de los mismos errores de la vez pasada.
Primero hay que empezar por la observación de que esto fue una pérdida
que no es sistémica ni dejará insolvente a JP Morgan".
"A diferencia de la situación en la que la
mayoría del sistema financiero invirtió en propiedades e hipotecas,
cuando todos cayeron como una cascada, eso no ocurrió esta vez y de
hecho no hubo pérdida neta para el sistema", afirmó. "Los bancos deben
esperar pérdidas".
Sin embargo, Erickson recuerda que "los bancos
son de alguna manera especiales: si se meten en problemas
significativos, vemos que mientras las ganancias son privadas, las
pérdidas se convierten en públicas".
"Lo vimos en Estados Unidos en 2008 y en otros
países", agrega Erickson. "El asunto es que cuando las actividades de
una empresa privada puedan en algún momento incurrir en un riesgo que
involucre otro rescate público, está bien que el público esté preocupado
y que los reguladores actúen y se aseguren que los riesgos son
apropiados".
En contraste, Calabria menciona como ejemplo la
caída de la bolsa en 1987, "cuando la Reserva Federal inundó la ciudad
de liquidez, creo que fue la reacción exagerada de los reguladores y la
Reserva Federal a cada contratiempo lo que llevó a un área de
complacencia, en el sentido de que los reguladores siempre vienen a
protegernos".
Las bondades del sistema
"Me parece que si hay un contratiempo ocasional que no ponga al
sistema de rodillas, realmente fortalece al sistema a largo plazo",
agrega Calabria.
"Enfocarse en la regla Volcker y cosas así en
relación con este caso de JP Morgan está fuera de lugar. Hay fallas en
nuestro sistema financiero mucho más grandes. Lo que ocurrió entre 2002 y
2005, con tres años de una tasa real de fondos federales negativa,
esencialmente pagando a la gente para pedir prestado, fue en mi opinión
la receta para el desastre, y la estamos repitiendo".
La regla Volcker, parte del Acta Dodd-Frank,
impone restricciones mercantiles a instituciones financieras, sobre todo
en el campo de las especulaciones que no benefician a sus clientes,
para evitar catástrofes como la de 2008. Jamie Dimon es uno de sus más
fervientes críticos.
¿Pero se hubiera evitado el error de JP Morgan
con más regulación? "Hasta cierto punto se puede evitar todo con más
regulación, pero un sistema bancario que no sufre pérdidas ni comete
errores no es válido para nosotros", dice Calabria.
"Estoy en desacuerdo con la presunción implícita
de que el objetivo sea un sistema a prueba de errores. Todos los
sistemas humanos cometen errores, la cosa es limitarlos. En este caso,
JP Morgan hizo una apuesta y la perdió, pero el sistema financiero
continúa. Me preocupa que se piense que la regulación limpiará el
sistema de riesgos, lo cual es ridículo, pues esa actitud crea más
riesgos y nos hace más vulnerables".
Jennifer Erickson defiende la regulación en el
contexto del proceso electoral en EE.UU.: "El pueblo estadounidense
tiene una opción real en términos de diferencias de política. Mitt
Romney dijo que revocaría Dodd-Frank, mientras que Barack Obama expresó
que lo ocurrido la semana pasada muestra la necesidad urgente de
reforma. Creo que aquí el pueblo recuerda agudamente el dolor de 2008 y
2009 y que gran parte del país sigue viviendo ese dolor y entiende por
qué debemos tener un sector financiero fuerte".
En ese sentido, el portavoz de la Casa Blanca,
Jay Carney, dijo que el presidente Obama había luchado mucho para
aumentar la supervisión de los bancos estadounidenses y las casas de
inversión y que los sucesos en JP Morgan demostraron la importancia de
aplicar plenamente una reforma en Wall Street.
"Este es uno de los bancos mejor administrados",
declaró el propio Obama en una entrevista por televisión. "Si hubiera
ocurrido con un banco no tan fuerte ni tan lucrativo, tendríamos que
haber intervenido".
Crimen y castigo
El FBI, el Buró Federal de Investigación de
EE.UU., ya anunció una investigación sobre las pérdidas de JP Morgan, la
cual podría conllevar a una acusación penal.
Este lunes el banco confirmó la dimisión de una
alta ejecutiva implicada en las pérdidas, Ina Drew, la jefa de la
Oficina de Inversiones del banco y quien llevaba más de 30 años con la
institución y a quien se había asignado una jugosa bonificación.
Las pérdidas se originaron en una pequeña unidad
del banco en Londres. Según informes, Achilles Macris, responsable del
departamento de
inversiones, y Javier Martín-Artajo, de la misma
unidad, serán despedidos, al igual que el corredor Bruno Michel Iksil,
conocido como "la ballena de Londres" y responsable directo de la
fallida operación.
"Entiendo que todavía están examinando si darán o
no los bonos a los empleados que se van", indica Marc Calabria,
refiriéndose al caso de Ina Drew. "Despidieron a personas. En muy poco
tiempo echaron a por lo menos tres empleados. Yo contrastaría eso con
que ningún regulador ha perdido su empleo a pesar de repetidas fallas.
Me resisto a pensar que deberíamos castigar a la gente simplemente por
hacer una mala apuesta".