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Así lo dio a conocer John Loiacono, vice presidente de Adobe Systems, la empresa desarrolladora, que presentó el Photoshop Express en el marco de “Photoshop World”, un evento que se lleva a cabo actualmente en Las Vegas y en el cual se exhiben aplicaciones para esta famosa suite de diseño.
Según Loiacono, este versión apuntará a un público de consumidores antes que a un nicho especializado, ya que contará con herramientas básicas de edición, las cuales podrán complementarse con otras aplicaciones del último suite.
“Loiacono mostró cómo es posible ajustar una imagen con tan solo darle vueltas a las diferentes versiones que se muestran en la parte superior de la pantalla, hacer una vista preliminar de los resultados y luego hacer click para seleccionar las modificaciones deseadas”, señaló John Nack de Adobe en el blog oficial de la empresa.
En una comunicado de prensa, Adobe señaló que el producto aún se encuentra en etapa de desarrollo, sin hacer referencia fechas estimadas de salida al mercado o de puesta on line, aunque se presume que pueda ser a través de terceros como los portales de fotografías compartidas por usuarios Photobucket o Flickr.
Mientras tantos vendedores de humo siguen estafando a los gestores de derechos y a la industria del entretenimiento, a base de hacerles creer en la ilusión de que los contenidos digitales son perfectamente protegibles, John Nack, director senior de Adobe Photoshop, dedica hoy una entrada de su blog a explicar cómo eso sencillamente no es posible.
La reflexión de Nack va dirigida a los usuarios de Photoshop que continúan demandando con insistencia que el programa incluya alguna forma de incorporar un sello de copyright inviolable que además no altere la imagen.
Nack no sólo les explica que eso resulta imposible desde cualquier punto de vista lógico, sino que extrapola además sus acertadas conclusiones a otros tipos de protección de contenidos persistentemente ensayados con inusitada fe por otros fabricantes de programas y sistemas...
En resumen, Nack afirma que la única forma de intentar proteger los derechos de una imagen es mediante el uso de marcas de agua, tanto más resistentes a la manipulación cuanto más visibles resultan. Cualquier intento de integrar esa protección en los metadatos está condenada al fracaso, debido a la variedad de programas con los que se eventualmente abrirá y las capacidades de editar o eliminar metadatos presentes en ese software o en cualquier otro construido específicamente con ese objeto. En resumen: si algo puede ser visualizado (o, en general, reproducido) también puede ser copiado.
La única forma de proteger la propiedad de una imagen sin interferir con ella que Nack sugiere es crear una imagen de baja resolución que se acompañe de un fichero conteniendo la imagen de alta resolución cifrada mediante el uso de contraseña (como puede hacerse en Acrobat 7 y posteriores) y aún así -insiste Nack- la seguridad del método aún reside en la fiabilidad de aquellos a quienes se haga llegar la contraseña.
Fuente: Kriptopolis.