Buscar

Mostrando entradas con la etiqueta obesidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta obesidad. Mostrar todas las entradas

2012/01/23

Un 'mensajero' contra la obesidad

Los múltiples beneficios que aporta el ejercicio apenas generan ya ninguna duda. Pero la forma en que nuestro cuerpo traduce en ventajas el movimiento es todavía bastante desconocida. Ahora, científicos de la Universidad de Harvard, en Boston (EEUU), han identificado uno de esos mensajeros y lo han bautizado con el mitológico nombre de irisina, en honor a Iris, la mensajera de los dioses griegos. Esta hormona es capaz de convertir grasa blanca (o grasa considerada mala) en grasa parda (o buena), y abre la puerta a nuevos tratamientos contra la diabetes o la obesidad.
Desde hace unos años se sabía que, con el entrenamiento, los músculos producían grandes cantidades de una molécula llamada PGC1-?, lo que los hacía mucho más eficaces y resistentes. Pero, además, los ratones que tenían grandes cantidades de esa molécula vivían más tiempo y solían estar más delgados que los demás.
Teniendo en cuenta que PGC1-? no puede salir del músculo, los investigadores dedujeron que algo tenía que estar ocurriendo fuera de él para que se consiguieran esos efectos. "Sabíamos que el ejercicio habla a varios tejidos del cuerpo", señala Bruce Spiegelman, autor principal del estudio. "Lo que no sabíamos es cómo", añade.
Los investigadores buscaron entonces a los candidatos que con más probabilidad estuvieran actuando como mensajeros o traductores y, tras numerosas pruebas y contrapruebas que ahora han sido publicadas en la revista Nature, determinaron que la irisina era la molécula que perseguían. Comprobaron que PGC1-? aumentaba la cantidad de irisina, que esta podía liberarse fuera del músculo y que cuando se aumentaba su cantidad en ratones obesos y diabéticos estos mejoraban de ambas patologías en comparación con los demás animales.
Además, los científicos observaron que el ejercicio también aumentaba esa molécula en humanos y que su acción se explicaba porque ayuda a que la grasa blanca se parezca a la grasa marrón, o grasa parda.

Quemando calorías

Y es que la grasa también tiene su contrario. El acúmulo de grasa blanca es altamente perjudicial para la salud, pero la grasa parda tiene características muy diferentes. Su finalidad es producir calor (de hecho, se activa con el frío), y para ello quema una gran cantidad de calorías, contribuyendo a adelgazar y a mejorar numerosos procesos metabólicos.
Hasta hace poco se pensaba que este tipo de grasa sólo estaba presente en los bebés, pero varios estudios publicados en 2009 demostraron que en los adultos todavía pueden existir pequeños acúmulos, especialmente alrededor del cuello. La irisina liberada por el ejercicio actuaría sobre la grasa blanca, haciendo que esta adquiriera algunas características de la grasa parda, en cierto modo, coloreándola. Esto justifica su acción adelgazante y antidiabética, y además explicaría por qué el ejercicio continúa quemando calorías incluso tiempo después de haber finalizado.
Por todo ello, los investigadores que la acaban de descubrir ya están tratando de desarrollar un fármaco a partir de ella. Este podría ayudar en casos de obesidad resistente, en el control de la diabetes o a aquellas personas imposibilitadas para realizar ejercicio físico. Y no esperan tardar mucho en obtenerlo, ya que se trata de una sustancia natural y además es idéntica a la de los ratones. Pero hay otros beneficios que aporta el ejercicio que no siguen esta vía, como los que ofrece sobre la tensión arterial, la ansiedad, la depresión o sobre los propios huesos y articulaciones, entre otros muchos. También por eso "es importante dejar claro que no estamos tratando de sustituir la dieta y el ejercicio", puntualiza Spiegelman.

2011/07/13

Fumadores, sedentarios y con sobrepeso

Aunque sigue siendo la primera causa de muerte, los fallecimientos por enfermedad cardiovascular son inferiores en España que en el norte de Europa. Hasta ahora, se pensaba que la dieta mediterránea nos protegía de los tradicionales factores de riesgo cardiacos, es decir, la hipertensión arterial, el colesterol, la diabetes y la obesidad.
Sin embargo, el primer estudio epidemiológico que ha recogido muestras biológicas de los participantes y que, por lo tanto, se podría considerar la primera radiografía real de la salud española, pone de manifiesto que los factores de riesgo son "un poco más altos que lo que correspondería al bajo riesgo cardiovascular", como apuntó ayer en la presentación del trabajo llamado ENRICA el autor principal, el especialista en Medicina Preventiva de la Universidad Autónoma de Madrid, José Ramón Benegas.
El objetivo de este ambicioso estudio es "relacionar el nivel de salud del que se parte con las consecuencias de estos factores de riesgo", señaló el profesor Fernando Rodríguez-Artalejo, otro de los autores.
De la radiografía de la salud española se derivan dos datos especialmente preocupantes. El primero, el nivel de tabaquismo, lo que más preocupa al Gobierno español, como apuntó en la presentación el secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos. De los casi 12.000 adultos estudiados para el ENRICA, un 28% se definió como fumador, de los que sólo un 13% declaró consumir tabaco ocasionalmente. Además, el 25% de la población es exfumadora, un estatus en el que se sigue manteniendo un riesgo más alto de patologías respiratorias y cáncer, aunque disminuye rápidamente el peligro de episodios cardiovasculares.

Sin impacto de la Ley

Según la última Encuesta Nacional de Salud (ENSE), la cifra de fumadores era menor, el 26,4% de la población. En cualquier caso, tal y como destacó Martínez Olmos, a ninguno de los dos estudios le ha dado tiempo a recoger el impacto de la última Ley Antitabaco, que entró en vigor en enero y que pretende reducir su consumo.
El segundo factor de riesgo que más preocupa a los expertos es la obesidad. ENRICA arroja cifras más preocupantes que la última ENSE, que afirmaba que el 40% de los adultos tenía sobrepeso y el 15 % obesidad. El nuevo trabajo, que mide objetivamente el dato, habla de un 23% de obesos y un 39% de personas con sobrepeso.
Esta situación es reflejo de los hábitos alimenticios, que no concuerdan con las recomendaciones de las sociedades médicas. Así, el estudio demostró que un 37% de las calorías que ingieren los españoles proviene de las grasas, cifra que no debería superar el 35%. La grasa saturada (la de origen cárnico) aporta el 12% de las calorías, frente al 7% recomendado, y sólo en el consumo de grasas monoinsaturadas (como la del aceite de oliva) está acorde con el 15% recomendado por losexpertos.
También contribuye a la obesidad el sedentarismo que, según el estudio, tiene niveles muy altos en España. Así, se afirma que los españoles dedican 14 horas semanales a ver la televisión y otras 15 a actividades que implican estar sentado. Sólo el 14% de los españoles puede considerarse activo. Además, comer o cenar viendo la televisión es una práctica habitual en España: dos tercios de la población se alimentan delante del televisor durante cinco o más días a la semana.

Factores de riesgo

ENRICA apunta también a la prevalencia de los factores de riesgo cardiovascular más conocidos, y los datos no son buenos. Así, la mitad de los españoles presenta colesterol elevado, mientras que uno de cada tres tiene la tensión arterial alta y un 7% padece diabetes.
El secretario de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria(SENFYC), Salvador Tranche, ajeno al estudio, advirtió sin embargo de que estos factores de riesgo aislados no suponen, en términos generales, un aumento del riesgo cardiovascular. "En algunos casos, por ejemplo si se tiene el colesterol total por encima de 320 miligramos por decilitro de sangre, sí pueden convertir a un individuo en persona de riesgo, pero no es lo normal; nosotros no nos cansamos de decir que los factores de riesgo hay que mirarlos en su conjunto", apuntó.
De opinión similar es la vicepresidenta de la Sociedad Española de Medicina General (Semergen), Paloma Casado, quien afirmó que, a la hora de valorar un factor de riesgo, hay que tener en cuenta "si existen otros".
Tranche, que valoró muy positivamente el estudio, echa en falta precisamente "saber cuántos de estos factores se presentan asociados", así como conocer "si hay cifras muy elevadas de alguno de ellos". Para este experto, lo más interesante de este trabajo sería volver a estudiar a los mismos pacientes al cabo de los años, para ver la evolución de los mismos según su cambio de hábitos o las políticas de salud pública. "En un estudio similar que hacen en EEUU, el NHANES, lo repiten cada cuatro años, pero tiene un coste elevado".
Precisamente la financiaciación del estudio mereció el agradecimiento de Martínez Olmos. Se trata de una de las primeras veces que un laboratorio farmacéutico, Sanofi, promueve un trabajo de este tipo en colaboración con organismos públicos, como la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), el Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya, el Hospital Clínic de Barcelona y la Universidad Autónoma de Madrid.
Según el director general del laboratorio, Jérôme Silvestre, la promoción del estudio al que han aportado alrededor de un millón de euros del total de tres que ha costado no tiene "nada que ver" con la utilización de sus medicamentos y se engloba dentro de la responsabilidad social corporativa de la compañía. La empresa comercializa varios fármacos para la prevención cardiovascular y la diabetes.
El control farmacológico de los principales factores de riesgo fue otro de los parámetros recogidos en el estudio. Así, ENRICA demostró que de los hipertensos que eran conscientes de su factor de riesgo y requerían de medicación, sólo el 46,3% tenía la tensión controlada. Algo similar ocurría con los afectados por el colesterol alto. Del 41,2% que requería medicación, sólo el 52,9% tenían las cifras controladas a pesar de los fármacos.

Sangre, orina e historia dietética

¿Cuál es la principal novedad de este estudio?
El Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular en España (‘ENRICA') es el primer trabajo en España que, además de encuestar a un importante número de participantes (11.991 personas), ha obtenido sus muestras biológicas (de sangre y orina) y les ha medido la presión arterial. Además, hace un estudio detallado de la historia dietética y de las conductas alimentarias de los individuos analizados.
¿Para qué sirve este tipo de estudios?
Estas investigaciones obtienen una radiografía de la situación de salud de una sociedad, asociada a unos determinados factores de riesgo. Según los autores y organismos involucrados en ‘ENRICA', lo ideal es hacer nuevos "cortes"; es decir, analizar a los mismos participantes al cabo del tiempo para ver si ha cambiado su salud o sus hábitos de vida.
¿Existen informes similares?
En España, el ‘ENRICA' es el primer estudio multitudinario que evalúa tantas características. Existen otros que han analizado hábitos alimenticios, pero con menos participantes. Sólo existen trabajos similares en EEUU, Reino Unido y en los países nórdicos, los más avanzados en cuanto a registros poblacionales.
¿Qué se utilizaba hasta ahora para analizar la salud en España?
La herramienta más utilizada hasta ahora para ofrecer cifras sobre la salud en España es la Encuesta Nacional de Salud (ENSE), que se realiza periódicamente con entrevistas detalladas a más de 30.000 ciudadanos. La principal diferencia entre la última ENSE (realizada entre 2006 y 2007 y presentada en 2008) y el ‘ENRICA' es que, en las primeras, no se observa personalmente a los entrevistados y, por lo tanto, no se obtienen muestras biológicas y antropomórficas de los mismos. En otras palabras, se confía en la buena fe del entrevistado.
¿Difieren las cifras de ‘ENRICA' de las de la ENSE?
Los datos de la última ENSE hablan de un porcentaje algo menor de fumadores que en el ‘ENRICA' (26,4% frente al 28%). También hay diferencias significativas con respecto al sedentarismo. En la última ENSE, el 60,6% de los encuestados declaró realizar actividad física en su tiempo libre; en ‘ENRICA', sólo el 14% de los españoles puede considerarse activo, según los parámetros definidos de 150 minutos a la semana de actividad física moderada o 60 minutos semanales de actividad física vigorosa.
¿Hay diferencias entre las distintas comunidades autónomas?
Ayer sólo se presentaron los resultados parciales de ‘ENRICA', aunque los autores adelantaron que sí se observan diferencias entre las distintas comunidades autónomas, un dato al que eludieron dar importancia porque "el desafío es global".

Publico

2011/05/16

"En el tema de la obesidad, somos víctimas del progreso"

Comenta Cristina Rabadán-Diehl (Madrid, 1962), que acaba de pasar esa fecha en la que "una lleva más tiempo viviendo en EEUU que fuera de ahí". Su marido la sorprendió aquel día con una cena en un restaurante que el cocinero español José Andrés tiene en Bethesda, la ciudad donde está la sede del organismo sanitario más potente del mundo, los Institutos Nacionales de la Salud de EEUU (NIH). Esta farmacéutica dirige el programa de Centros de Excelencia de uno de ellos, el de Pulmón, Corazón y Sangre (NIHBH). Para hablar de su experiencia, asistió recientemente a una jornada organizada por la plataforma española de ensayos clínicos CAIBER.
Usted participa en el programa gubernamental We Can!' para promover hábitos saludables. ¿Cómo se consigue esto en niños y adolescentes?

Ojalá lo pudiera decir, es precisamente lo que estamos investigando. El problema de la obesidad es muy complejo. No sólo tiene un aspecto biológico, sino también uno sociocultural muy importante. En parte, somos víctimas de una transición epidemiológica, del progreso. Se han unido varios factores: el hecho de que la comida basura sea asequible y se haya hecho muy atractiva a través del marketing, especialmente a los niños regalando juguetitos; el hecho de que tengamos menos tiempo, por lo que los padres no pueden dedicar tiempo suficiente a las comidas; que haya más inactividad física, algo a lo que quizás han contribuido los videojuegos; el tema de las distancias, que hace que ahora dependamos mucho más del coche; y, por último, la seguridad, que evita que los niños ahora se vayan solos a la calle como antes.
Una de las medidas que se proponen es la limitación de productos poco sanos en las máquinas expendedoras ¿Puede chocar esto con la libertad?
No me voy a meter en lo que es éticamente correcto, sí sé lo que es incorrecto. Nosotros tenemos la responsabilidad de proteger a los menores, porque ellos, por la inmadurez, no tienen una visión de futuro. Lo que está muy claro es que si empieza con unos hábitos alimenticios y de conducta que no son sanos, cuando llega a la edad adolescente tiene muchas posibilidades de convertirse en un adulto obeso y ponerse en un riesgo muy grande de enfermedades crónicas no transmisibles, como enfermedad cardiovascular, diabetes, etc. Yo creo que en las escuelas se tiene que dar una educación y esta es una manera, a través de evitar lo que científicamente se ha demostrado que es malo para ellos. Hacerlo en la escuela no inhibe la libertad del individuo; allí uno tiene que comportarse de cierta manera y tiene que ir vestido de cierta manera, porque es un entorno que se exige dentro de un ambiente cívico.

¿No se hacen demasiadas intervenciones en niños y pocas en adultos, que son los que tienen problemas?
Es mucho más complicada la intervención en adultos. Hay aspectos socioculturales que arrastramos desde la infancia e influyen en nuestras conducta. Por ejemplo, mi generación fue educada por gente que vivió la posguerra, una época en la que se pasó mucha hambre, y a nosotros nos obligaban a terminar el plato de comida. También el estrés influye muchísimo en nuestra forma de comer. Además, lo que nos lo causa y lo que internalizamos como un efecto estresante es diferente para cada uno. Se ha demostrado que, cuando estamos bajo estrés, hay una reacción fisiológica en la que uno tiende a tener antojos de comida con alto valor calórico, especialmente dulces. El problema de la obesidad adulta es más complejo, no se trata de que no haya interés. Ahora se está intentando hacer programas para acabar con la obesidad en las empresas.
Usted es responsable del programa de Centros de Excelencia del NIHBH, situados en países en vías de desarrollo. ¿Por qué han imitado lo peor de los países ricos, como los factores de riesgo cardiovasculares?



Parte de lo que está pasando es fruto del éxito en ayudar a estos países a combatir las enfermedades maternoinfantiles y las infecciosas. Antes, la gente vivía poco, porque no tenían acceso a vacunas ni a una alimentación adecuada. Otro culpable ha sido la globalización, que ha traído oportunidades económicas para el crecimiento de esta población y un valor adquisitivo y les ha pasado lo que nos pasó a nosotros. Pero nosotros hicimos una transición epidemiológica más lenta, producto de la industrialización. En los países más pobres ya se conocían las técnicas de marketing y todo ha ido más rápido. También está la hipótesis de Barker, que dice que las alteraciones en el ambiente intrauterino hacían vulnerable al bebé para desarrollar estas dolencias en la edad adulta. Y en estos países había, desde luego, lo que llamamos un ambiente obesogénico. Pensamos que esto está influyendo. También puede haber factores de riesgo desconocidos y por eso es tan importante construir puentes de investigación con estos países.

Publico

2011/03/11

La obesidad por sí misma no provoca infartos

La obsesión por la asociación entre la grasa corporal y el riesgo cardiovascular podría no estar justificada, a tenor de un estudio publicado hoy en The Lancet, que afirma que la obesidad, si no va acompañada de otros factores de riesgo, no se puede utilizar para predecir la posibilidad de sufrir un infarto u otras enfermedades coronarias.
El trabajo, en el que se han recopilado datos de estudios prospectivos (que evalúan a grupos de individuos durante mucho tiempo) con más de 220.000 participantes deja claro, así, la importancia de realizar un análisis de sangre siempre que se pueda, antes de basarse sólo en la obesidad del participante.
Además, los autores desmienten una creencia establecida por un estudio anterior: que la medida de la cintura era un mejor indicador del riesgo cardiovascular que el índice de masa corporal (IMC, el parámetro más utilizado para definir la obesidad).
Sin embargo, los propios autores se muestran cautelosos con la interpretación de sus resultados. "Hay que hacer una lectura cuidadosa", comenta el endocrino del Hospital Clínico de Madrid Miguel Ángel Rubio, coordinador de uno de los 58 estudios analizados en el trabajo, el DRECE. Para este experto, este resultado está lejos de significar que la obesidad no es importante porque, como subraya, en el 80% de los casos provoca los factores que sí son determinantes para predecir el riesgo cardiovascular, como el colesterol, la tensión arterial o la diabetes.
"Este trabajo demuestra que la obesidad en sí misma no interviene en la posibilidad de patología cardiaca, que lo hacen los factores clásicos", explica. "Esto ya se sospechaba, pero hasta ahora no se habían hecho estudios prospectivos".

Otros factores

El especialista recalca que la obesidad sigue siendo un predictor válido en el caso de no disponer de análisis de sangre porque "indirectamente" indica que ocho de cada diez personas con este problema sufrirán también alguno de los otros factores de riesgo.
Rubio apunta, no obstante, al concepto de obeso no metabólico, que es la definición que reciben aquellos obesos cuyos valores de colesterol, azúcar e hipertensión son absolutamente normales, sólo un 20% del total. Sin embargo, para el investigador del Centro de Investigación en Red de la Obesidad (CIBERobn) Javier Gómez Ambrosi, el concepto de "obeso metabólicamente sano" es algo que "hay que desmontar. No sólo está el riesgo de enfermedad cardiovascular, también sabemos que aumenta las posibilidades de sufrir distintos tipos de cáncer".
Este especialista cree que el trabajo de The Lancet tiene una pega: no tener en cuenta otra medida de obesidad, el porcentaje de grasa corporal. Dos ensayos de su laboratorio de la Clínica Universidad de Navarra han demostrado que dicha medida sí ayuda a predecir las alteraciones cardiovasculares, aún más que el IMC. Gómez Ambrosi considera, así, que el estudio publicado hoy generará "mucha correspondencia", a pesar de que los propios autores subrayen "la importancia potencial de reducir la adiposidad" para la salud.

Publico

2010/11/08

Póngase a dieta, es una orden

La aparentemente inofensiva curva de la felicidad le cuesta cada año a las empresas estadounidenses más de 73.000 millones de dólares en concepto de primas en los seguros médicos, bajas por enfermedad o en compensaciones por la muerte de sus empleados. El agujero que los michelines dejan en las arcas de las compañías equivale a lo que supondría contratar a 1,8 millones de trabajadores con un sueldo de 42.000 dólares anuales, aproximadamente el salario medio en Estados Unidos, según un estudio realizado por la Universidad de Duke. Un precio demasiado alto que los empresarios no están dispuestos a asumir, por lo que han iniciado una guerra contra el sobrepeso, poniendo a dieta a sus trabajadores e incentivándoles para hacer ejercicio.
Las fórmulas adoptadas para poner en marcha a la masa laboral son de lo más variopintas, pero todas tienen el mismo aliado contra los kilos de más, el podómetro. Este pequeño artilugio que mide los pasos de quien lo lleva se ha convertido en una herramienta más de trabajo.
La cadena de hospitales Ohio Health, cuya gran mayoría de trabajadores cuenta con sobrepeso, fue uno de los primeros en apuntarse a la nueva moda de contar los pasos. El año pasado la dirección del grupo instó a sus empleados a que llevaran podómetros y mejorasen su salud a cambio de dinero: cuanto más andasen, más ganarían. Al menos la mitad de los 9.000 empleados de la compañía se unió a la iniciativa, que repartió más de 377.000 dólares en premios.
En el caso de la entidad financiera Financial One, el empleado que adelgace 15 kilos, pierda un 15% de su peso o reduzca su grasa corporal un 15%, gana un viaje. Para ello, ha puesto a su disposición gimnasios y un programa de entrenamiento en casa, y ha convertido sus oficinas en entornos saludables en los que la fruta fresca, las barritas y los zumos sustituyen a las chocolatinas en las máquinas.

Reducir gastos sanitarios

"Odio el ejercicio, pero cuando en mi empresa recurrieron al programa, sentí un inesperado sentimiento del deber que me llevó a tratar de ayudar en la reducción de los gastos sanitarios", asegura Shirley, trabajadora de Security Service Federal Credit Union, que inició su plan en 2008 y ya ha perdido más de 20 kilos, además de ayudar a sus jefes a obtener descuentos en su seguro.
Los datos la Oficina de Presupuestos del Congreso (CBO, en sus siglas en inglés) revelan que los costes sanitarios de las personas con sobrepeso se han disparado en las dos últimas décadas de manera proporcional al incremento del número de trabajadores pasados de peso y al descubrimiento del gran número de enfermedades asociadas a la obesidad, como la diabetes. A finales de los ochenta, el gasto por adulto obeso era sólo un 8% superior al de un trabajador normal. En 2007, llegó a su tope, el 38%. Esto supone a las empresas un gasto extra de 6.500 dólares, además de los perjuicios ocasionados por los 13 días más al año por enfermedad leve que necesitan los empleados con kilos de más.
Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo en que se deba forzar a los trabajadores a que pierdan peso. La Asociación Nacional de Aceptación de la Obesidad, que lleva más de tres décadas luchando por los derechos de las personas con sobrepeso, asegura que los estudios científicos defienden que, con estos métodos empresariales, la mayoría de la gente jamás obtiene resultados de pérdida de peso a largo plazo. Además, asegura que estos programas no son más que una nueva forma de discriminación física y se preguntan porqué no se hace lo mismo con otros grupos de riesgo, como los fumadores.
La asociación recurre a un informe de la Universidad Estatal de Míchigan para desmontar el estereotipo de que los trabajadores con sobrepeso son más vagos, emocionalmente inestables y que complican el ambiente laboral. El profesor de Recursos Humanos Mark Roehlin, autor del informe, asegura que "no hay diferencias apreciables" entre un trabajador obeso y otro que no lo es, y pide a los empleadores "que no se dejen influenciar de manera negativa por unas creencias que son fruto de la ficción".

Publico

2010/07/30

La ministra británica de Salud pide llamar "gordos" a los obesos

Publico

La ministra de Salud de Gran Bretaña, Anne Milton, defiende que calificar a una persona de "gorda" en vez de "obesa" podría motivarla a adelgazar.
Médicos y trabajadores de la salud han mostrado su preocupación por el uso del término "gordo", ha dicho, pero utilizarlo podría ayudar a la gente a responsabilizarse de su estilo de vida.
"Si me miro en el espejo y pienso que estoy obesa creo que me preocupo menos que si pienso que estoy gorda. Después de todo, no puedes hacerlo por ellos. Tienen que estar informados", ha señalado la ex enfermera.
Gran Bretaña tiene uno de los índices de obesidad más altos de Europa, nivel que aumentó sin cesar en los últimos 10 años.
En el 2008, casi un cuarto de los adultos y el 14 por ciento de los niños estaban clasificados como obesos, según el Departamento de Salud.

 "La gente no quiere ofender"

Steve Field, del Colegio Real de Médicos Generales, acepta los comentarios de Milton y considera que los profesionales deberían ser más honestos con los pacientes, aunque esto implique decirles algo que no quieren oír. Sin embargo, algunos grupos de salud desaconsejaron el uso de este término.
"La gente no quiere ofender. Ser gordo provoca muchos estigmas", apunta Lindsey Davies, presidenta de la Facultad de Salud Pública del Reino Unido, que representa a los profesionales del área.
"Ser obeso es algo que ocurre a las personas, no es lo que son", agrega.

2010/07/09

La falta de ejercicio "no causaría obesidad"

Fuente: BBC Mundo.

Una investigación llevada a cabo en Inglaterra revela que el efecto es el contrario: la obesidad y el exceso de peso los hace inactivos.
El estudio, llevado a cabo durante 11 años con más de 200 niños en Plymouth, concluye que los programas para combatir la obesidad deberían enfocarse más en lo que los niños comen que en cuánto ejercicio hacen.
No todos, sin embargo, están de acuerdo con la investigación, que aparece publicada en Archives of Disease in Childhood (Archivos de Enfermedades Infantiles).
El estudio, que forma parte de una investigación más amplia sobre diabetes infantil que está siendo llevada a cabo por científicos de la Escuela Médica Peninsula, en Inglaterra, afirma que no está disputando que exista una asociación entre actividad física y grasa corporal.
Y tampoco se está sugiriendo que el ejercicio no sea bueno para los niños.
Lo que cuestiona es el valor de la actividad física como forma de atacar la obesidad.

Más grasa, menos actividad

Como parte del estudio a largo plazo, los investigadores monitorearon la grasa corporal de los niños participantes y la cantidad de ejercicio que realizan en intervalos regulares durante tres años.
Los científicos no encontraron indicios de que hacer más actividad física tenga algún efecto en el peso, pero sí descubrieron que los niños que suben de peso hacían relativamente menos ejercicio.
Los resultados indican que en un niño de siete años, un 10% de grasa corporal adicional provoca cuatro minutos menos de ejercicio moderado o vigoroso cada día.
El profesor Terry Wilkin, quien dirigió el estudio, expresa que aunque esta cifra no suene mucho, con el tiempo se vuelve significativa.
El estudio sugiere que los niños con sobrepeso quizás perciben su imagen corporal de forma negativa y como resultado prefieren no involucrarse en actividades deportivas y ejercicio.
También argumenta que los niños que suben mucho peso podrían sufrir más rápido incomodidad y dolor durante el ejercicio.
Según el profesor Wilkin, las implicaciones de estos resultados son importantes porque indican que la nutrición, más que las dosis crecientes de actividad física, es la clave para combatir la obesidad infantil.
Sin embargo, otros expertos creen que el ejercicio sí tiene un papel para ayudar a los niños a perder de peso.
El doctor David Haslam, del Foro Nacional de Obesidad del Reino Unido, afirma que no deben pasarse por alto los beneficios del ejercicio para la salud de los niños.
"Este estudio nos obliga a cuestionar nuestras ideas establecidas sobre la obesidad infantil", dice.
"Pero como especialistas no podemos tomar estos resultados al pie de la letra y permitir que los niños se vuelvan tan perezosos como les plazca. Eso sería un error catastrófico".

2010/05/14

"No hay un gordo feliz. Tenemos una baja autoestima y muchos problemas interiores"

Fuente: 20minutos.

Desde la imagen de la izquierda a la de la derecha pasaron tan sólo unos meses. En un viaje a Roma en 2006, Miguel Muñoz, un malagueño con obesidad mórbida, pesaba 197 kilos y había abandonado su gran vocación: ser bailarín profesional. Muñoz ha participado este viernes en un encuentro entre obesos y ex obesos en Barcelona.
Hicieron falta una operación para implantarle una banda gástrica (que obstruye la boca del estómago) y también mucha fuerza de voluntad para dejar atrás esa etapa, que describe como "llena de tristeza". "Somos incapaces de controlarnos. Emprendí una lucha sin sentido contra mi enfermedad pero no fui capaz de seguir en los escenarios", explica.
Miguel se define todavía como "un gordo" y matiza que "el tema no es que te llamen así, sino cuándo lo dicen, cómo y por qué, no es más que una acumulación de grasa". "Yo sé ahora que no hay un gordo feliz, es un escudo que nos estamos poniendo", explica Miguel. "Tenemos una baja estima y acumulamos muchos problemas interiores", añade.
Montse Mateu, barcelonesa de 52 años, pesa 69 Kilos. Había llegado a alcanzar los 120 Kilos. La obesidad hizo agravar los problemas que sufría en las articulaciones y pasó a tener diabetes. Un 39% de los españoles tiene problemas de obesidad.

2009/09/21

El 80% de los jóvenes obesos permanecerán así "de por vida", advierte un grupo de expertos

Fuente: Yahoo!

Los casos de obesidad en edad infantil y juvenil continúan en aumento, según alerta el Centro de Investigación Biomédica en Red sobre la Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn). Más del 80% de los jóvenes obesos permanecerán así "de por vida", sentencia el centro de forma rotunda. Seguir leyendo el arículo

Los últimos datos de la Encuesta Nacional de Salud señalan que el 27,6% de los menores de 2 a 17 años tienen sobrepeso, de los que el 9% son obesos. España presenta una de las tasas de obesidad infantil "más alarmantes" de Europa. Ante el aumento de hipertensión arterial pediátrica que conllevan estas cifras, este grupo de expertos ha colaborado en la primera Guía de Diagnóstico, Evaluación y Tratamiento de la Hipertensión Arterial en Niños y Adolescentes, en colaboración con la Sociedad Europea de Hipertensión.

El documento tiene como objetivo establecer recomendaciones ante la proliferación de enfermedades, hasta ahora asociadas a la edad adulta, en pacientes cada vez más jóvenes. La hipertensión no tratada o controlada altera la estructura y función de los denominados órganos diana, entre los que se encuentran el corazón, los riñones, las arterias periféricas y el sistema nervioso central, advierte CIBERobn.

Los expertos de CIBERobn lanzan, entre otras recomendaciones, la necesidad de fomentar las acciones preventivas para disminuir la hipertensión arterial, como aumentar la actividad física aeróbica, mantener constante un peso normal, reducir el consumo de sodio, así como consumir una dieta rica en frutas, vegetales y lácteos bajos en grasa. A esto hay que unir un menor sedentarismo, ya que un estudio reciente revela que los niños que ven la televisión menos de ocho horas a la semana tienen un riesgo menor de padecer obesidad que el resto.

CIBERobn ha colaborado, además, en la creación de la primera solución informática que motiva a los niños obesos a llevar un tratamiento adecuado para atajar la obesidad. La iniciativa, denominada ETIOBE (e-terapia inteligente de la obesidad infantil), tiene como principal objetivo la estimulación para incrementar la eficacia del tratamiento. Sus aplicaciones, que se presentan como juegos con ejercicios físicos adaptados a las necesidades de cada paciente, incentivan a los niños con mensajes positivos.

2009/07/31

La grasa de los bebés combate la obesidad

Fuente: Publico.

El tejido adiposo marrón podría ser el remedio contra la obesidad y la diabetes, según un grupo de investigadores del Insituto de Cáncer Dana-Farber, en Boston (EEUU). El estudio, publicado en la revista Nature, describe un método para producir grasa parda a través de la manipulación de células cutáneas de humanos y ratones. Este tejido graso tiene una alta presencia en recién nacidos, donde su función es la de generar calor. El aumento de la temperatura se consigue a través de la quema, altamente eficiente, de calorías.

Los científicos lograron sintetizar tejido adiposo marrón manipulando los mecanismos de las células de la piel. Posteriormente reintrodujeron el tejido en ratones adultos, donde observaron que la grasa parda eliminaba gran cantidad de calorías.

El mecanismo manipulado actúa como un interruptor molecular. Su función es la de generar tejido muscular, pero si se modifica adecuadamente, produce tejido adiposo marrón.

"Los resultados muestran la posibilidad de tratar a enfermos de obesidad y diabetes", afirma el responsable del estudio, Bruce Spiegelman. "Podría extraerse tejido cutáneo del paciente, añadirle el interruptor e introducirlo en el organismo para sintetizar grasa parda adicional", concluye Spiegelman.

2009/03/30

Por el sobrepeso, la pubertad llega antes

Fuente: La Nacion.

El riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y diabetes a edades tempranas no son las únicas consecuencias del sobrepeso y de la obesidad cada vez más frecuentes entre los chicos argentinos y de todo del mundo. Un análisis de la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud 2007, realizado por la Dirección Nacional de Maternidad e Infancia del Ministerio de Salud, revela que el exceso de peso está adelantando la llegada de la primera menstruación.

"Las niñas con sobrepeso presentan su menarca poco más de un año antes de las que no tienen sobrepeso", finaliza el estudio, cuyas conclusiones fueron presentadas en el último congreso de nutrición de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), y agrega: "Esta circunstancia debe ser tenida en cuenta en las políticas públicas de salud sexual".

Según el citado trabajo, hoy el promedio de edad para la menarca en la Argentina es de 12,39 años (0,14 años antes que hace 25 años). Pero al comparar a las chicas con sobrepeso con aquellas de peso normal se observa que, entre las primeras, la menarca ocurre a los 11,52 años, mientras que para las segundas ésta ocurre a los 12,64 años.

"Hay varios trabajos que en el nivel mundial muestran que el sobrepeso, especialmente aquel en el que la grasa se acumula en las caderas, tiende a presentar una menarca más temprana", dice la doctora Silvia Ciarmatori, del Servicio de Ginecología del Hospital Italiano.

¿Por qué el exceso de grasa corporal puede dar lugar a un adelantamiento de la menarca? "Por empezar, la grasa corporal influye sobre los niveles de estrógenos [hormonas femeninas] de las mujeres -responde Ciarmatori-. Los ovarios producen andrógenos que, al pasar por el tejido adiposo, se convierten en estrógeno. Así, una mayor cantidad de grasa se traduce en niveles más altos de estrógenos."

Esos niveles elevados de estrógenos se convierte luego en un disparador de los procesos biológicos que llevan a que se produzca finalmente la menarca.

Lo inverso ocurre en las chicas con trastornos de alimentación (bulimia, anorexia), afecciones que dan como resultado una excesivamente reducida cantidad de grasa corporal, agrega el doctor Mario Sebastiani, presidente de la Asociación de Ginecología y Obstetricia Psicosomática. "Ante la ausencia de grasa, puede retrasarse la menarca, o si ya se ha producido, la chica puede dejar de menstruar."

Una menarca precoz puede condicionar la altura final de la mujer. "Los estrógenos producen el cierre de los cartílagos de crecimiento -explica Ciarmatori-. Ante una menarca más temprana, la chica deja de crecer antes, lo que puede dar lugar a una menor estatura."

Por otro lado, un desarrollo físico más temprano no necesariamente se correlaciona con un desarrollo psíquico acorde. "Por eso es que hay que comenzar a hablar [sobre sexo] desde que son niños, desde que empiezan a preguntar sobre cuestiones que tienen que ver con la vida, tales como cómo vienen los niños al mundo -afirma la licenciada Andrea Gómez, psicóloga especialista en sexualidad del Centro Latinoamericano Salud y Mujer [www.celsam.org.ar]-. Eso ayuda a prevenir el abuso sexual y a promover el cuidado del propio cuerpo."

Lo mismo sea aplica a la prevención del embarazo adolescente. "Si los padres siguen pensando que hay que empezar a hablar sobre sexo a los 15 o a los 17 años, y las chicas cada vez se desarrollan más temprano, entonces estamos llegando cada vez más tarde", concluye Gómez.

11,5 años
Es la edad de la menarca

  • para las chicas con sobrepeso en la Argentina. Para las chicas con peso normal, la primera menstruación llega un año más tarde.

3,5 millones
De menores con exceso de peso

  • Eso equivale a que aproximadamente uno de cada tres chicos y adolescentes argentinos tiene sobrepeso u obesidad.

2007/12/14

Un proyecto europeo combate la “obesidad” del software obsoleto

Fuente: Tendencias Informaticas.

Informáticos de la Universidad de Leicester, en el Reino Unido, y de la empresa ATX Software están trabajando en el creciente problema de la evolución y la degradación del software. Ellos lo llaman software “obeso”, usando un símil médico. Este proyecto está financiado con fondos comunitarios, dentro del Sexto Programa Marco (6PM) de la UE. Su investigación se centra en metodologías y tecnologías para abordar los retos a los que se enfrentan las empresas y organizaciones a la hora de modernizar sus sistemas informáticos sin que pierdan recursos ni competitividad. Por Raúl Morales.

La obesidad no es sólo un problema que tenemos las personas. Investigaciones punteras llevadas a cabo por la Universidad de Leicester han puesto de manifiesto, usando este símil, que el software también tiene problemas de “obesidad” que le impiden trabajar correctamente, poniendo en peligro la actividad de empresas y organizaciones

Los informáticos que están trabajando en el proyecto Leg2Net consideran que, como los coches y otros equipamientos, si el software no se cuida correctamente, es decir, si no lleva una vida “sana”, se vuelve frágil y deja de funcionar correctamente. Esto pone en peligro sobre todo los sistemas operativos y pude resultar un auténtico problema para instituciones y empresas que se olvidan de modernizar sus sistemas.

Este grupo de informáticos está colaborando con la empresa ATX Software, que está especializada en desarrollar tecnologías que apoyan la actualización de sistemas obsoletos, para encontrar nuevos métodos y técnicas que puedan ser utilizados para que el software se mantenga ágil y preparado para desarrollar el trabajo para el que fue diseñado.

“Para muchas personas, el software es una cosa que nos permite utilizar un ordenador para realizar ciertas actividades (como escribir un texto)”, comenta el profesor José Luiz Fiadeiro, coordinador de Leg2Net, en un comunicado. “Sin embargo, el software no está simplemente "parado" dentro del ordenador. Tiene su propia vida y evoluciona con el tiempo.”

Leyes de Lehman

Esto es lo que pasa cuando se pide a los usuarios que se descarguen una actualización de una aplicación que acaba de ser lanzada al mercado. El hecho de que un software tenga que adaptarse constantemente para proporcionar siempre el mismo nivel de satisfacción al usuario (o incluso aumentarla), se conoce como la primera Ley de Lehman.

Estas leyes reciben el nombre del informático Meier Lehman, que fue uno de los impulsores de la “evolución del software”. Junto a sus colegas de la Universidad de Londres, identificó una serie de comportamientos a los que denominaron, precisamente, “Leyes de Lehman”.

“Con frecuencia, las actualizaciones de software se limitan a añadir capa sobre capa en el sistema existente, sin tener en cuenta la estructura global”, comenta Luis Andrade, que es el presidente de ATX Software. De esta manera, se puede decir que el software se va haciendo "obeso" a medida que permite que se acumule "grasa", por ejemplo cuando un código antiguo que ya no se necesita.

“De esta manera, las aplicaciones van perdiendo eficiencia y cada vez resulta más difícil cambiarlas. Una vez que esto ocurre, los sistemas empiezan a perder la agilidad y la flexibilidad que necesitan las empresas para afrontar la competencia feroz y la volatilidad de mercados que caracteriza a los negocios de hoy”, apunta Andrade.

Las grandes organizaciones, como los bancos, usan aplicaciones de software muy complejas. Su modernización supone una tarea extremadamente complicada.“Para empezar, no es sólo un al usuario al que hay que mantener satisfecho. Si no se tiene cuidado, la complejidad va aumentando a medida que se actualiza el software”, comenta Fiadeiro.

Soluciones

La forma de solucionar este problema es el equivalente a una “liposucción” en medicina. O sea, desarrollar una aplicación que reestructure el software y permita una arquitectura de alto nivel (“musculosa”) que sea, además, independiente del código del software.

En cualquier caso, para que un software informático funcione saludablemente, los cambios en la aplicación se realizan en la arquitectura (el músculo del que antes hablábamos) y el código es generado de manera automática, de tal manera que la arquitectura es perfectamente preservada.

Por el contrario, si los programadores juegan con el código directamente, la “grasa” se vuelve a acumular de nuevo, aseguran los investigadores.

En Leicester, el equipo Leg2Net están buscando algunas técnicas capaces de combatir estos problemas. Y, como en los humanos, el profesor Reiko Heckel, que también participa en el proyecto, hay que hacer una operación quirúrgica para quitar lo que sobra.

Para ello, en primer lugar hay que analizar el software cuidadosamente para entender qué es "grasa" y qué es "músculo", para luego reorganizar lo que sobre, de tal manera que la función original quede preservada. Estas técnicas de re-ingeniería requieren sofisticadas operaciones matemáticas, un trabajo para especialistas que está teniendo el apoyo de ATX.

Como nos ocurre a nosotros, si el software no cambia su “estilo de vida” volverá a tener el problema pasado un tiempo. En este sentido, una de las técnicas más aceptadas para mantener el software ágil es la adopción de una arquitectura orientada a los servicios, la cual no se fundamenta en sistemas monolíticos formados por componentes vinculados de forma estática, sino en una estructura dinámica.

Se trata de infraestructuras que reducen la complejidad y maximizan la flexibilidad gracias a componentes que pueden ser reconfigurados dinámicamente. De esta manera, la actualización de los sistemas es más sencilla y acumulan menos “grasa”.

“Precisamente, las metas de nuestra investigación son reacondicionar el software heredado u "obeso", dotándolo de tales arquitecturas orientadas a los servicios, y dar con maneras de facilitar la evolución dentro de dichas estructuras”, dice Heckel.

2007/09/26

Videojuego contra la obesidad infantil

Fuente: the INQUIRER.

Kaiser Permanente la principal organización estadounidense de cuidado de la salud ha lanzado el videojuego “The Incredible Adventures of the Amazing Food Detective”, ante el alarmante aumento de los índices de obesidad infantil triplicadas en los últimos 15 años.
Dirigido a niños de 9 y 10 años, el videojuego pretende educar en valores de la dieta saludable y el ejercicio físico. Para ello posee funciones que impide continuar jugando tras 20 minutos, impidiendo un nuevo uso hasta los 60 minutos.
Este videojuego se une así a otras iniciativas como las llevadas a cabo por el estado de Virginia del Este (a la cabeza del índice de la nación de obesidad infantil), incluyendo el juego de baile de Konami “Dance Dance Revolution”, en los programas de los colegios públicos.
Ray Baxter, vicepresidente de Kaiser, explicó que “Los niños estadounidenses gastan demasiado tiempo en frente de la televisión, y los mensajes que reciben sobre la comida, la actividad física y los modelos de comportamiento son todos inadecuados”. “Reñir meneando el dedo y decirle a los niños que hay que comer más verdura no funcionará. Tienes que cambiar el entorno y el mensaje”.
Nada menos que el 20% de los niños estadounidenses sufren obesidad. En España no andamos mucho mejor y el porcentaje se eleva ya a un preocupante 16%, el segundo más alto de la U.E.
Los peligros de esta tendencia suponen al niño problemas físicos (diabetes tipo II, hipertensión, triglicéridos y colesterol, trastornos hepáticos,…) y sicológicos (baja autoestima, estigma social,…), aumentando además el gasto de la sanidad pública.
Es paradójico comprobar cómo en el tercer mundo se mueren de hambre y en el primero el exceso de calorías se está convirtiendo en la pandemia de nuestro tiempo.