A pesar de que la investigación sobre atentados de Londres del 7 de julio de 2005 aún intenta reconstruir los acontecimientos ocurridos ese día, poco se ha indagado en lo que pasa por la mente de los atacantes suicidas,
Tratar de descubrir exactamente por qué un atacante se suicidaría es, por razones obvias, una tarea imposible.
Sin embargo, un estudio de la Universidad de Tel Aviv se ha esforzado en investigar si los bombarderos suicidas poseen características o rasgos comunes de personalidad.
Para ello, han entrevistado y analizado a hombres que intentaron llevar a cabo un ataque suicida, pero que no lo consiguieron por defectos técnicos –la bomba no explotó– o porque fueron capturados antes de cometer el atentado.
La investigación descubrió un patrón de incapacidad para manejar situaciones estresantes y ver el panorama general, además de una tendencia a dejarse intimidar por personas en posiciones de autoridad.
Mientras que los organizadores –los responsables de coordinar atentados suicidas- resultaron tener mayores egos y estar nejor preparados para manejar estrés mental, a pesar de que casi ninguno estaría dispuesto a realizar un ataque suicida.
Acceso íntimo
Ariel Merari, profesor retirado y experto en terrorismo, tuvo acceso a 15 aspirantes a atacantes suicidas que fueron encarcelados por intentar perpetrar ataques relacionados con el conflicto palestino-israelí.Cinco de ellos fueron enviados por Hamas, cinco por la Jihad Islámica Palestina y cinco por las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa.
Además, el profesor Merari y su equipo entrevistaron a organizadores de ataques suicidas, todos de los mismos grupos.
Junto a los organizadores y a los suicidas fallidos había un grupo de control: 12 hombres que habían sido juzgados y encarcelados por diversas actividades de violencia política de todo tipo.
El primer reto para el equipo del profesor Merari fue convencer a los sujetos para que hablaran, puesto que los prisioneros insistían en que para hacerlo debían conseguir el respaldo de miembros de alto rango de su organización.
"Hubo una vívida discusión. Al final decidieron participar y esa fue la clave para lograr el consentimiento del resto de los organizadores".
En los últimos años, los ataques suicidas han aumentado. Entre 1981 y 2000, 17 países habían sido víctimas de ataques suicidas. Entre 2001 y 2008, lo han sido 32.
Los ataques suicidas frecuentemente están ligados a la percepción de fanatismo religioso de su autor. Sin embargo, esta última investigación sugiere que existen factores de más peso para tomar la decisión de llevar a cabo un ataque suicida.
Miedo
El profesor Merari constató que la "humillación nacional", es una razón que importa más a la hora de cometer un ataque."No trataban de arreglar de asuntos personales, sino vengar el sufrimiento de sus comunidades. Ellos mencionaron eventos que vieron en televisión y no acontecimientos que les ocurrieron personalmente".
Los hombres entrevistados como parte del grupo de los organizadores, resultaron ser en promedio mayores, más educados y con poco interés en llevar a cabo ataques suicidas.
"Nueve de catorce admitieron que no estarían dispuestos a cometer ataques suicidas porque tenían miedo", dijo el profesor Merari, a pesar de que los entrevistados no utilizaron esa precisa palabra, sino frases como "no todo el mundo puede llevar a cabo actos de ese tipo".
Tampoco resultó probada la visión de los aspirantes a atacantes como individuos "muy resueltos".
"Resultaron ser muy distintos: el 66% de ellos admitió haber sentido miedo. En total, el 36% de los 61 casos los atacantes se retiraron del plan por decisión propia", indicó el experto.
Lo más cerca posible
El profesor Merari reconoce que como todos estos sujeros "fallaron" en su misión, el estudio no puede ofrecer la representación exacta de un atacante suicida. Sin embargo, considera que sus hallazgos llegaron lo más cerca posible.Sus resultados concluyen que se pueden tomar medidas basadas en los rasgos comunes de personalidad, para prevenir ataques suicidas, señala el reportero Dave Lee.
"Cualquier tipo de impedimento podría aumentar la probabilidad de que el aspirante a suicida cambie de opinión en su camino hacia la meta", asegura el profesor Merari.
"Necesitan cualquier tipo de excusa para mantener su autoestima".
BBC Mundo