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2011/02/18

Una rara mutación protege del cáncer y la diabetes

Una mutación en el receptor de la hormona del crecimiento que provoca un raro tipo de acondroplasia (enanismo), llamado síndrome de Laron, podría ser la clave para prevenir el cáncer y la diabetes, según los resultados de un estudio publicado en Science Translational Medicine.
Los autores han estudiado a un grupo de 99 parientes de las provincias de Loja y de El Oro, en el sur ecuatoriano, que sufren esta condición, causada por un déficit del factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1). En los 22 años que el director del Instituto de Endocrinología, Metabolismo y Reproducción (Iemyr), Jaime Guevara-Aguirre, lleva observando a estas personas, ninguna de ellas ha desarrollado diabetes y sólo una tuvo cáncer, del que no murió.
"Siempre me han interesado las condiciones raras y llegué a estos pacientes porque me llamó la atención su composición corporal y descubrir, en 1987, que aun siendo obesos y con exceso de grasa, no tenían diabetes, algo impensable para un sujeto de estatura normal", relata Guevara-Aguirre. La observación continuó y, en 1994, el endocrino notó también la ausencia de cáncer. "Lo difundí por todas las vías", explica el investigador, pero el caso no despertó la atención de la comunidad hasta casi 20 años más tarde. En 2005, Valter Longo, especialista en envejecimiento de la Universidad del Sur de California (EEUU), invitó a dar una charla a Guevara-Aguirre y le dijo: "Vamos a estudiar a esta población".
Fruto de este trabajo es la investigación publicada en Science, que explica científicamente lo que los protagonistas han atribuido históricamente a la acción divina, según contaron en un documental de la cadena estadounidense ABC. Los 99 ecuatorianos son un tercio de todos los afectados por el síndrome de Laron en el mundo, cuyo origen se sitúa en España, ya que lo sufren descendientes de judíos conversos que abandonaron el país hace más de 200 años.
Un investigador israelí, Zvi Laron, fue el que identificó el síndrome hace más de 40 años, en una docena de pacientes de su país y de otros de Europa del Este, todos judíos. Laron acaba de publicar en European Journal of Endocrinology un estudio que demuestra que la deficiencia congénita de IGF-1 protege de los tumores malignos. "El trabajo es interesante, pero está basado en encuestas, mientras que el nuestro se ha basado en la observación directa", comenta Longo.
Este investigador italiano es muy optimista con respecto a las implicaciones prácticas del estudio y cree que se debe avanzar para "establecer el exceso de IGF-1 como factor de riesgo". No lo es tanto el artífice de la historia. "Yo soy más prudente y creo que lo que se puede decir es que ahora sabemos más sobre el cáncer", comenta.
Longo considera que, en menos de un año, podría empezar un ensayo clínico en enfermos de cáncer para evitar los efectos tóxicos de la quimioterapia ya que, en el laboratorio, se ha demostrado que el déficit de IGF-1 reduce el daño químico. Un fármaco, el pegvisomant, aprobado para el tratamiento de otra enfermedad asociada al gigantismo, reduce los niveles de esta hormona. Longo opina que, a largo plazo y si ese estudio demuestra que el fármaco es seguro, sería factible diseñar otro para evaluar la posible prevención del cáncer y la diabetes con la reducción del IGF-1. "Sería como las estatinas para la prevención cardiovascular", concluye.

Publico

2009/12/18

Cada 15 cigarrillos, una mutación en un fumador

Fuente: El Pais.

Las huellas del tabaco y de la luz ultravioleta, en forma de miles de mutaciones, se han encontrado claramente en los primeros genomas completos del cáncer de pulmón y del cáncer de piel, respectivamente, que se acaban de presentar. El número de mutaciones encontradas en el cáncer de pulmón indica que el fumador adquiere una mutación cada 15 cigarrillos fumados, aproximadamente.

Todos los cánceres están causados por mutaciones en el ADN de las células que se vuelven cancerosas, mutaciones que se van adquiriendo a lo largo de la vida. Los estudios, que publica la revista Nature, revelan por primera vez prácticamente todas las mutaciones correspondientes a cada uno de los dos cánceres estudiados, así como los esfuerzos del organismo para reparar las mutaciones y evitar la progresión hacia el cáncer sintomático. Para ello se han utilizado técnicas de secuenciación masivamente paralelas y se han comparado los genomas de tejidos cancerosos con los de tejidos sanos.

En el genoma del cáncer de pulmón estudiado, correspondiente a una célula de la metástasis en la médula ósea de un varón de 55 años, se han hallado más de 22.000 mutaciones, mientras que en el del melanoma maligno, procedente de un varón de 43 años, el número de mutaciones es de más de 33.000.

"Estos son los dos cánceres más importantes en el mundo desarrollado cuya causa principal conocemos", explica Mike Stratton, del Proyecto Genoma del Cáncer del Instituto Sanger de Wellcome Trust , institución que ha dirigido ambos estudios. "Para el cáncer de pulmón, es el humo del cigarrillo y para el melanoma maligno es la exposición a la luz del sol. Con las secuencias genómicas obtenidas hemos podido explorar profundamente el pasado de cada tumor, y descubrir con notable claridad las huellas de estos mutágenos ambientales, que se depositaron años antes de que el tumor fuera visible".

"También podemos", añade este científico, "ver los intentos desesperados de nuestro genoma para defenderse del daño causado por los 60 compuestos químicos mutágenos del humo del cigarrillo o por la radiación ultravioleta. Nuestras células luchan desesperadamente para reparar el daño, pero frecuentemente pierden la batalla".

La acumulación de mutaciones no da lugar automáticamente a un cáncer, y todavía falta saber cuáles son las decisivas. "En la muestra del melanoma podemos ver una gran firma de la luz del sol", dice Andy Futreal, del mismo equipo. "Sin embargo, en ambas muestras, como hemos producido catálogos prácticamente completos, podemos ver otros procesos más misteriosos que actúan sobre el ADN. En algún sitio entre las mutaciones que hemos encontrado están las que hacen que las células se conviertan en cancerosas. Hallarlas será nuestro desafío para los próximos años".

"A los casi 10 años de la primera secuencia completa del genoma humano todavía estamos obteniendo beneficio de ella, y nos queda mucho por hacer para comprender los escenarios modificados que significan los genomas del cáncer", señala Peter Campbell, director del estudio del cáncer de pulmón. "El conocimiento que extraigamos en los próximos años tendrá efecto sobre los tratamientos y cuando identifiquemos todos los genes del cáncer podremos desarrollar nuevos medicamentos que tengan como diana los genes mutados y saber qué pacientes se beneficiarán de estos nuevos tratamientos".

"Éste es el primer vistazo del futuro de la medicina del cáncer, no sólo en el laboratorio sino en la aplicación clínica", asegura por su parte Mark Walport, director de Wellcome Trust, la gran institución benéfica británica.

Un consorcio internacional

Dado el gran tamaño del genoma humano y que existen más de 100 tipos diferentes de tumores, así como el gran coste de la secuenciación de los genomas, se ha creado el Consorcio Internacional para la Investigación del Genoma del Cáncer (ICGC), sobre el modelo del proyecto Genoma Humano, para coordinar la secuenciación de los genomas en el mundo. España participa en el consorcio y trabajará en una primera fase en el genoma de la leucemia.

El cáncer de pulmón causa alrededor de un millón de fallecimientos anuales en todo el mundo. El melanoma maligno significa sólo un 3% del número total de casos de cáncer de piel pero causa tres de cada cuatro fallecimientos por esta causa.

2007/10/10

El bipedismo surgió de una mutación genética hace 21 millones de años

Fuente: El Mundo.

Descubre que un simio del Mioceno ya era capaz de caminar erguido, por lo que pudo ser un ancestro humano.
ROSA M. TRISTÁN
MADRID.- Los orígenes de uno de los rasgos que caracterizan al ser humano, el bipedismo , podrían retroceder hasta hace 21 millones de años, 15 millones más de lo que se pensaba hasta ahora, a tenor de los resultados de un exhaustivo estudio sobre la espina dorsal de más de 200 fósiles de mamíferos que vivieron a lo largo de 250 millones de años.
El estadounidense Aaron G. Filler, que trabaja en el Museo de Zoología Comparada de Harvard y el Centro Médico Cedars Sinaí, ha descubierto que un antiguo simio, el 'Morotopithecus bishopi', encontrado en Uganda en los años 60, habría sido el primero en enderezar la columna para caminar erguido debido a una mutación genética. Filler denomina a estos bípedos como 'hominiformes' y los considera los antepasados comunes de chimpancés y humanos.
Para llegar a esta conclusión, que publica en la revista 'PLoS ONE', el autor se ha aprovechado de los avances de la genética homeótica, una mutación en los genes de los embriones por la cual se producen transformaciones en las vértebras.
Una de estas mutaciones habría sido la que permitió poner el cuerpo vertical en un individuo de un ancestro humano. "Lo que ocurrió a nivel embriológico es literalmente impresionante", ha señalado Aaron Filler, experto en biología espinal.
Filler explica en su trabajo que este defecto de nacimiento fue el que cambió la disposición de las vértebras. Aquel individuo habría sido el primer ser bípedo de la historia en una familia de cuadrúpedos.
El mejor ejemplo de este tipo de organismo sería el 'Mortopithecus', hoy extinguido, pero hay otros. Entre ellos, según recuerda Filler, están los 'Oreopithecus', los 'Pieralopithecus catalaunicos' (encontrado en Barcelona), el 'Orrorin', y el 'Sahelanthropus'.
"Además, el bipedismo es común entre todos los simios, pero es el método de locomoción en tierra dominante entre los gibones, por ejemplo. También se ha sabido que los orangutanes lo practican. Hoy ya no es posible decir que mi teoría es imposible. La denomino el modelo Humanian, frente al troglodita, el de un ancestro que caminaba con los nudillos", defiende el investigador en declaraciones a elmundo.es.
"Creo que el origen del bipedalismo surgió en un sola generación por una mutación genética en el Mioceno», añade Filler. El científico, que dedicó su tesis a la evolución de la espina dorsal en mamíferos, asegura: "Aceptamos que el 'Australopithecus' es humano aunque su cerebro es como el de un simio y decimos que los humanos nos separamos de los chimpancés hace seis millones de años, pero si un antepasado común fue bípedo, entonces esa criatura también debería ser llamada humano y no simio. Así que varios simios modernos deberían ser calificados como humanos", concluye.
Pero la teoría de la mutación de Filler es polémica y muchos paleontólogos no están convencidos. Entre ellos José María Bermúdez de Castro, director del Centro Nacional para la Investigación de la Evolución Humana. "Si aquel simio de hace 21 millones de años fuera un ancestro humano, los chimpancés también serían bípedos", explica el paleontólogo.
El especialista español sí cree que el bipedimo pudo haber aparecido antes de lo que ahora sabemos con certeza. "Quizás surgió y luego desapareció porque en aquel momento, por el entorno y el clima, no generaba ventajas andar erguido. Sin embargo, hace unos seis millones de años sí que puedo ser ventajoso andar sobre dos patas porque había menos bosques", explica. De hecho, el éxito del bipedismo como modo de locomoción se atribuye a la expansión de la sabana, puesto que evitaría el calor, permitía liberar las manos y significaba un ahorro de energía en momentos de escasez de alimentos.