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2013/03/09

¿Todavía quiere saber quién visita su perfil? ¡Es usted todo un clásico!

Empecemos el día reivindicando nuestra condición de humanos, y por tanto de cotillas. Y para ello voy a citar  a un célebre antropólogo de la Universidad de Oxford, Robin Dunbar, que sostiene: "El cotilleo nos une y cohesiona como grupo y nos permite socializar. Somos cotillas por naturaleza, pues el 65% del tiempo que dedicamos a hablar, lo ocupamos en chismorrear sobre la gente que conocemos".

 Dicho esto, quejémonos a Mark Zuckerberg por no haber cumplido su promesa estrella: dejarnos saber quién nos mira el muro de Facebook, y con qué frecuencia.  Saberlo sería un arma de doble filo, pero somos amantes de la razón y el conocimiento. Vaya por delante que Zuckerberg no cumple porque no quiere, no creo que le falten algoritmos y manejos aritméticos zafios para hacernos felices.

 Con los trasiegos que llevamos en Internet han brotado infinidad de leyendas urbanas que intentan hacernos creer que la tecnología es todopoderosa (recordemos el drama del doble click de Whatsapp que llegó a ser Dios).

Otro drama,  ¿Alguien sabe con qué criterio aparecen las fotos del cuadro de amigos de Facebook? ¿Por qué aparecen unos contactos más que otros? ¿Los que salen insistentemente en ese cuadro son los que nos espían o a los que  espiamos? ¿O todo es absolutamente aleatorio?

Más de una tragedia se ha tejido en torno a las fotos que aparecen intempestivamente en ese cuadro.  Y sí, ya sabemos que en estas plataformas el azar no existe y absolutamente todo está sujeto a algoritmos. Pues bien, queremos entenderlos.

Probablemente estemos entrando en la zona sórdida del espionaje industrial, y cualquiera que haya vivido una temporada en la zona de la bahía de San Francisco sabe cómo se  vigilan entre sí estos chicos superdotados, con sus proyectos en beta y sus prototipos.

¿Recuerdan aquella época en que uno solía recibir dos o tres ofertas diarias, anónimas todas, que prometían informar quiénes eran los mirones de nuestro muro de Facebook? La tentación era enorme, pero más falsa que Judas. En realidad, Facebook no está por la labor. Lo único que se puede saber es quién te acepta y quién te elimina. Facebook solo mantiene un secreto: la gente no sabe si has ocultado sus sandeces para que no manchen tu inmaculado muro.

 De las redes sociales globales, la única que desvela parte del pastel es Linkedin, pero solo te deja ver uno o dos nombres. Para saber más, tendrías que convertirte en usuario de pago. Sin embargo, otras redes sociales pequeñas se valen de argucias para competir con los grandes, y su arma de seducción no es otra que ofrecerle al usuario información minuciosa de quién mira su página: Cuándo entra, qué hace, qué fotos mira …  

Los que aseguran que a Facebook le quedan dos telediarios, sostienen que su giro a lo políticamente correcto, el exceso de celo con los ajustes de privacidad y el secuestro de la red social por el autobombo personal y profesional, le ha quitado todo el morbo y la diversión al asunto.

Deje de suspirar por saber si el Sr. o la Sra. X  espía su perfil de Facebook y pruebe en ecosistemas más pequeños, humanos y cotillas.

Así lo ve, con su mente cartesiana de ingeniero y habitante de Silicon Valley, nuestro invitado de los viernes Juan Pablo Puerta:

Mixi, la red social más popular de Japón, permite al usuario saber quién ha visitado su  perfil con una exactitud exasperante para un occidental (pero fue tremendamente útil durante el terremoto que sacudió ese país).

Las normas de comportamiento de una sociedad AFK (away from keyboard, o fuera del teclado, en español) se refleja en Internet, y viceversa. He escuchado varias veces que la razón de que Mixi permita a sus usuarios cotillear perfiles ajenos es para ‘hackear’ el decoro japonés que les impide devolver las muestras de afecto virtuales.

La arquitectura social de las aplicaciones, la manera en que las interacciones están definidas por sus creadores, definen no sólo su uso, sino el modo en que nos comportaremos en ellas.

Una de mis mejores amigas tiene un elaborado sistema de cuentas falsas para espiar a posibles amantes en OkCupid (una web de contactos, que nos notifica quien nos mira el perfil), y que ella usa en modo navegación privada del Chrome. Sus perfiles anónimos no son simples cuentas falsas, sino exageraciones de varios rasgos de su compleja personalidad para sacar más información de su objeto deseado. Si el pardillo pica el anzuelo y devuelve la visita a uno de sus, ella sabrá si el caballero las prefiere rubias, empollonas, altas, bajas, tatuadas o abiertamente salvajes en la cama.

 Es un nuevo campo donde las redes sociales imitan a la realidad: todos en nuestra adolescencia pre-Facebook hemos tenido a un amigo o amiga a la que enviábamos a espiar lo humano y lo divino de nuestro objeto de deseo. LinkedIn, Okcupid, Mixi o clones de Facebook cómo VK están empezando a indicar quién nos visita el perfil con nombres, apellido, foto y enlace de vuelta al perfil del mirón, y nos horroriza porque nos están quitando algo precioso que teníamos en Internet: la habilidad de espiar a destajo a quien se nos cruzara por la red sin dar cuentas a nadie.

 Estas redes sociales menos conocidas están aprovechando estas visitas como excusa para ponerse delante de nuestros ojos. No son ya solo los emails que nos recuerdan que nuestros amigos aún están esperando que los agreguemos o las insistentes notificaciones al móvil, sino que están refugiándose en actos de personas que conocemos y que entran en nuestro perfil con un objetivo específico. Son acciones que quieren provocar  una respuesta visceral en nosotros. Son excusas que las pequeñas redes sociales usan para decirnos que existen, que aunque no seamos muy activos, hay alguien allí que nos quiere y nos mira. Unos tanto y otros tan poco: Facebook aprendiendo cómo reducir y clasificar las acciones de nuestros cientos de amigos en burbujas de información personalizada y otras redes intentando sacar provecho de la interacción social mínima: la mirada.

 Hace veinte años en este chiste publicado en The New Yorker dos perros se animaban a conectarse a Internet: “Aquí nadie sabe que eres un perro. Nostalgia de otros tiempos. En nuestra época se sabe que eres un perro, y por supuesto, la raza y el color, si te gusta la comida seca o en lata, las pulgas que tienes, cuándo te han comprado el último collar y cuántos perros están mirando las fotos de la última borrachera de tu dueño en este momento.

Desarrollan una aplicación que identifica a las personas según cómo se visten

La semana pasada se realizó la conferencia tecnológica HotMobile y ahí se presentó un software llamado "InSight" que busca ayudar a identificar personas dentro de una multitud. La diferencia es que no lo hace mirando sus caras, sino su ropa.

El programa que desarrollado con apoyo de Google y usando Glass, el dispositivo de realidad aumentada que está fabricando la compañía del buscador.

Según explica New Scientist, un teléfono inteligente captura una serie de imágenes mientras el usuario navega por Internet o usa el equipo. Con esas fotos, crea un archivo que determina la distribución espacial de colores, textura y patrones en su ropa.

Uno en una multitud
De acuerdo con Emol, la aplicación (usando la tecnología de Glass) puede identificar a la persona en una multitud, sin que sea necesario que esté mirando a la cámara o que su rostro esté visible.

El programa tiene ciertas utilidades prácticas, como encontrar a amigos en conciertos, pero no posible que sea usado como una herramienta policial, ya que la "huella" de cada individuo queda invalidada cada vez que la persona se cambia de ropa.

Un error permite saltarse el bloqueo de pantalla en el Samsung Galaxy S3

A mediados de febrero un fallo permitía en el iPhone saltarse el bloqueo del PIN para llamar. Ahora, se supo esta semana otro error en la seguridad de un teléfono de alta gama, el Samsung Galaxy S3.

Un fallo que permite a los usuarios saltarse la pantalla de bloqueo del terminal y acceder a las funciones del teléfono.

Este error permite ingresar desde la pantalla de llamada de emergencia a las funciones completas del "smartphone".

Este acceso es permitido por el terminal tras pulsar el botón de inicio físico seguido rápidamente del botón de encendido.

A través de este proceso, el equipo pasa a estar desbloqueado completamente sin permitir volver a la pantalla LockScreen a pesar de pulsar el botón de bloqueo hasta que el terminal no esté completamente reiniciado.

Según medios especializados, aprovechar este error no es del todo sencillo aunque sí posible, lo que indica que cualquier persona armada de paciencia podría acceder a la pantalla de cualquier Galaxy S3 para ver los datos personales guardados en el terminal.

Este problema fue detectado en los terminales que corren en las versiones del sistema operativo de Android, Jelly Bean 4.1.2 y 4.1.1.

Este error es considerado como una continuación del detectado el martes en los Galaxy Note 2.

En esta ocasión, los terminales de este modelo permiten el acceso por unos instantes a la pantalla de inicio del equipo por lo que quien accede a través de este error puede ver las aplicaciones de acceso directo instaladas en el "smartphone".

Samsung fue informado acerca de estos errores en la seguridad de sus dispositivos aunque aún no ha habido respuesta oficial por parte de la compañía coreana.

De esta manera, los usuarios deberán esperar a la próxima actualización para comprobar si se solucionan dichos errores.

El móvil, cada vez más usado para acceder a Internet

El teléfono móvil se ha convertido en un instrumento cada vez más usado para conectarse a Internet. Ya son casi cuatro de cada cinco usuarios los que usan este dispositivo, lo que equipara al móvil con el ordenador portátil o el de sobremesa, según el tradicional estudio Navegantes en la Red elaborado por la Asociación de Investigación de Medios de Comunicación (AIMC) presentado hoy.

Junto a este ascenso imparable del móvil, el informe destaca la necesidad de los usuarios de estar "permanentemente conectados". De hecho, el 66% de quienes se conectan por el móvil afirman que acceden varias veces al día, frente al 58% del año anterior.

Entre las actividades más comunes que se realizan en Internet con el móvil destaca el uso de la mensajería instantánea. Aunque el fuerte incremento en los dos últimos años se debe a la popularización del sistema WhatsApp, usado ya por el 69,4% (+29,4 en un año). Otras actividades que presentan notables incrementos son ver vídeos, que aumenta más de 8 puntos en solo un año (51,3% frente al 43,0% de 2011), subir fotos (40,6% frente al 33,7%) y las consultas/transacciones bancarias (que pasa del 30,8% al 37,9%).

Por su elevado uso, destaca el correo electrónico (85,2%), navegar por la web (83,1%), uso de redes sociales (65,4%), lectura de noticias de actualidad (53,9%), escanear códigos QR/BIDI (35,5%) y escuchar la radio por Internet (23,4%).

Respecto a las tabletas, su uso se duplica respecto a 2011 (pasando del 14,3% al 30,7% de los encuestados en 2012) aunque su utilización, en promedio, es algo menor, seguramente debido a la creciente generalización de este fenómeno, que incorpora a gente no tan activa en Internet. De acuerdo con los resultados del estudio, entre los tablenautas, quienes se conectan a Internet a través de dicho aparato “varias veces al día” han bajado en 2012 del 54,9% al 44,7%, y los que utilizan este dispositivo “más de una hora al día” también han descendido del 43,2% al 31,2%.

Entre las actividades más comunes realizadas con la tableta destacan: navegar (86,3%), consultar el correo electrónico (77,4%), leer noticias de actualidad (66,3%), ver vídeos tipo Youtube (65,5%) y el acceso a las redes sociales (61,3%). La televisión también dobla sus cifras (de 6,0% a 11,7% de internautas), aunque todavía no alcanza números muy altos.

La popularización del uso de teléfonos móviles y de tabletas se ha visto favorecida también por el acceso que proporcionan estos dispositivos a atractivas aplicaciones, tanto para el uso privado como profesional y que, de acuerdo con los resultados de este estudio, son utilizadas varias veces al día por el 59,1% de los que acceden a Internet mediante estos dispositivos.

El fenómeno de la “multitarea” es también bastante habitual entre los usuarios de Internet. Así, un 35,5% escuchan a menudo la radio mientras navegan, mientras que un 38,1% utiliza con frecuencia los servicios que ofrece Internet con el televisor encendido.

Sin embargo, para el caso de la televisión, la mayoría de las ocasiones el uso que hacemos de la Red tiene poco que ver con el programa o la serie que se está viendo en ese momento, de acuerdo con lo que afirma el 49,9% de los que realizan simultáneamente estas dos tareas.

En cuanto a los periódicos, los internautas que leen únicamente la versión electrónica suben algo más de cinco puntos respecto a 2011 situándose en el 37,7%, mientras que descienden 1,4 puntos los que leen exclusivamente la versión en papel, con casi el 8%. En esta misma línea, el consumo diario de periódicos en papel tiende a la baja con un 37,7% (-4,5 puntos). En cuanto a la lectura de los periódicos electrónicos se mantiene constante con un 72,8%, siendo el dispositivo de lectura mayoritariamente seleccionado el ordenador (89,6%). El teléfono móvil gana terreno y crece casi 7 puntos hasta alcanzar el 41,3% en 2012, junto con la tableta que, con el 23,6%, aumenta más de 10 puntos.

Escuchar la radio por Internet o conectarnos para ver la televisión son también actividades en aumento entre los navegantes.

Alternativas al 0,89 de WhatsApp

Miles de personas han descubierto estos días que WhatsApp es de pago. No es ninguna novedad, aunque tal vez sí sorpresa, ya que al darse de alta del servicio se aceptaban las condiciones de la aplicación, entre las que se incluía el pago anual de 89 céntimos en el caso de los Android (tras un primer año de gratuidad) o el pago de por vida, en el caso de los iPhone. El coste, 0,89 euros.

“Es una oferta fantástica por lo que ofrecemos (chat, audio, vídeo, foto en el perfil, bloqueo para preservar la intimidad...)”, explicaba en la sede de la empresa su cofundador Brian Acton, en una entrevista a EL PAÍS, en julio del pasado año.

A diferencia de otros servicios similares, WhatsApp ni se anuncia ni permite anuncios en su aplicación. “Te fías más de un amigo que de cualquier otra fuente, ¿no?”, decía Acton. “Todo va ligado a nuestro rechazo a la publicidad”, añadía su compañero Jan Koum. “La experiencia siempre es mejor si no tienes molestos banners que te distraen”.

Las operadoras no parecen contentas con la proliferación de este tipo de aplicaciones, que han rebajado considerablemente el envío de SMS (a 15 céntimos de euro). El primer movimiento de las telefónicas para contrarrestar WhatsApp consistió en regalar mensajes de texto ilimitados a sus clientes que contratasen tarifa de conexión a Internet. No ha sido suficiente y se han unido para crear su propia versión con Joyn, una aplicación anunciada a bombo y platillo durante la edición 2012 del Mobile World Congress. Inicialmente Joyn llegó instalado en los móviles que subvencionan los operadores. Poco a poco ha ido languideciendo, hasta el punto de ser irrelevante. Tanto que ni aparece entre las más descargadas.

Apple dio una vuelta de tuerca a los SMS del iPhone. iMessage unifica los mensajes cortos de texto o multimedia tanto en iPad como ordenadores Apple. La ventaja es que entre dos poseedores de un iPhone los envíos son al estilo WhatsApp, usando la tarifa plana de datos. Con el resto de móviles sí es de pago.

Samsung ha hecho un planteamiento algo más ambicioso. Su programa se llama ChatOn, Funciona como WhatsApp, pero añade detalles estéticos y guiños parecidos a Line y, además, no es imprescindible tener un móvil de esa marca, aunque sí de Android.

Facebook, con más de mil millones de usuarios registrados y la conquista del móvil como reto, ha creado Messenger. Acaban de añadir conversaciones en grupo y llamadas de voz gratis entre usuarios de la aplicación en EE UU y Canadá.

En España hay dos intentos por entrar en el negocio de la mensajería instantánea. Uno viene de la mano de la red social Tuenti. Su propuesta quiere generar tanta adición en la pequeña pantalla como tuvo en su momento en el ordenador.

También es producto nacional SpotBross, gratis tanto en Apple como en Android; con 10 trabajadores acaba de superar en cuatro meses de vida el primer millón de usuarios.

Su ritmo de crecimiento es superior al que tuvieron Facebook y Twitter en sus inicios. Según los creadores, el 71% de las descargas proceden de España, un 14% de México, un 8,2% de Venezuela y un 4% de Colombia. Su punto fuerte es la privacidad, pues borran todo el historial de sus servidores a los 30 días del envío.

Todos ellos son alternativas al WhatsApp, si alguien se ha sentido engañado por el anuncio del cobro. Aunque todos gratuitos, algunos insertarán publicidad y otros solo se entenderán entre móviles de un mismo sistema. Que cada cual sopese si WhatsApp se merece 0,89 euros al año.

Las televisiones pueden prohibir difundir sus emisiones en internet

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea aseguró ayer que las emisoras de televisión pueden prohibir la retransmisión de sus programas por otra sociedad a través de internet. En una sentencia, la Corte con sede en Luxemburgo considera que tal retransmisión constituye, “en ciertas condiciones, una comunicación al público de las obras que debe ser autorizada por su autor”.

Los jueces europeos recordaron que la Directiva de 2001 sobre la armonización de determinados aspectos de los derechos de autor en la sociedad de la información pretende garantizar una compensación a los autores por el uso de sus obras, de forma que tengan el “derecho exclusivo” de autorizar o prohibir toda “comunicación” de las mismas “al público”.

En esta ocasión, el Tribunal analizó el caso de la empresa de difusión de emisiones de televisión en internet TVCatchup (TVC), que ofrece a sus usuarios en el Reino Unido la posibilidad de recibir en directo, a través de internet, emisiones televisivas en abierto.

TVC comprueba –a través del número IP del ordenador del usuario, que indica dónde está ubicado– que sus abonados solo obtengan el acceso a un contenido si ya disponen legalmente del derecho a verlo en su domicilio gracias a su licencia de televisión.

Varias emisoras de televisión comercial británicas denunciaron a TVC en el Reino Unido por difundir sus emisiones a través de la red, al considerar que infringía los derechos de autor sobre sus programas y películas.

La Corte europea respondió con esta sentencia a una pregunta prejudicial del tribunal británico que tramita el caso, sobre si tal actividad es conforme a la Directiva comunitaria.

En primer lugar, el tribunal determinó que, cuando una obra concreta es objeto de múltiples utilizaciones, cada transmisión o retransmisión “debe ser autorizada en principio de manera individualizada por su autor”.

Especificó que la retransmisión por internet de una emisión de televisión terrestre “no puede estar exceptuada de la autorización de los autores de las obras retransmitidas cuando estas se comunican al público”. En segundo lugar, el tribunal comprobó si las obras protegidas se han comunicado efectivamente a un “público”.

En ese contexto, confirmó que la retransmisión de las obras por internet se dirige a un número indeterminado de espectadores residentes en Reino Unido, que disponen de una conexión a la red y de una licencia de televisión en ese Estado miembro.

WhatsApp empieza a cobrar a los usuarios de Android

Algunos usuarios de Android y otras plataformas como Windows Phone o Blackberry han comenzado a recibir una notificación en WhatsApp que les advierte de que su licencia gratuita ha expirado y que para ello tendrán que pagar, al igual que los usuarios de iPhone hicieron nada más descargarse la aplicación de la App Store. Sin embargo, pocos conocerán las diferencias entre iPhone y el resto de ecosistemas.

Cuando la compañía lanzó su aplicación WhatsApp Messenger hacía una distinción entre los usuarios del sistema iOS y el resto de sistemas operativos móviles. Para iOS, la aplicación se clasificó como 'app' de pago desde el primer momento, ya que para su descarga los usuarios tenían que desembolsar 0,89 euros (0,79 en el momento del lanzamiento). Sin embargo en otras plataformas como Android, Windows Phone, Blackberry y Nokia la descarga era gratuita.

Sin embargo el "gratuito" de esta aplicación de mensajería tiene un matiz, puesto que su uso era gratuito durante un tiempo determinado, pero no para siempre. Esto era algo que la compañía advertía en las condiciones de uso y que se puede consultar en la configuración en la opción 'Información de pago'. En el caso de Android, Windows Phone o Blackberry al cabo de un año aproximadamente los usuarios tienen que desembolsar algo menos de 1 euro para poder seguir disfrutando del servicio.

En el caso de todos los ecosistemas, excepto iPhone, este pago no es único. En el blog de WhatsApp, la compañía explica que los usuarios de sistemas distintos a iOS tendrán que pagar esa cantidad cada año para poder seguir teniendo acceso al servicio. Sin embargo, al descargarla en iPhone, se adquiere el derecho a utilizarla a posteriori en este o en cualquier otro dispositivo y de por vida; aunque sea en un terminal Android.

WhatsApp ha utilizado este modelo de negocio teniendo en cuenta los distintos tipos de usuarios de cada plataforma. Android es un sistema operativo de código abierto donde gran parte de las aplicaciones disponibles son gratuitas y, por lo tanto, a sus usuarios les cuesta más pagar. BlackBerry y Windows Phone llegaron más tarde a este mercado y parece que les sucede algo parecido con sus usuarios.

En cambio, los usuarios de Apple, que marcó el camino a seguir en el terreno de las tiendas digitales, son más propensos a pagar por las aplicaciones que descargan. En este sentido, un informe de Newzoo publicado en 2012 aseguraba que los usuarios de iPhone e iPad gastan 5 veces más en videojuegos que los usuarios de Android.

Es posible que de esta fuese la causa de que WhatsApp lanzase su WhatsApp Messenger de forma distinta en cada plataforma. En el caso de iOS los usuarios sí están más dispuestos a pagar por una aplicación cuyo precio amortizarían con tan solo utilizar el servicio más de cinco minutos seguidos.

En cambio, ¿estarían dispuestos a pagar los usuarios de Android por una aplicación de mensajería teniendo más opciones gratuitas? Al parecer, según las quejas de muchos usuarios que están siendo informados ahora de que deben pagar, no demasiado. De ahí que WhatsApp decidiese lanzar su aplicación gratuita durante el primer año, para ganar clientes, y después cobrar por el servicio, una vez que ha demostrado lo útil que es.
 De esta forma, a pesar de que la puerta de entrada en iOS era más complicada en un primer momento -cobrar "a ciegas" sin que el usuario tuviera claro hasta qué punto la aplicación le iba a ser útil-, al final el cobro por la aplicación es más razonable en iOS que en Android, ya que con el SO móvil de Apple los usuarios solo pagan una vez y para toda la vida, mientras que en Android, Windows Phone, Nokia y BlackBerry tendrán que hacerlo cada año tras el primer año gratuito.

Está claro que esta decisión de WhatsApp se tomó teniendo en cuenta los perfiles de usuario de cada tienda de descargas y ahora puede parecer injusto para los usuarios de los ecosistemas que no son iOS. Al fin y al cabo, dentro de cinco años, si han decidido pagar, los usuarios de WhatsApp que no utilicen iPhone habrán pagado más. En cualquier caso, dejemos claro que las cantidades parecen razonables, teniendo en cuenta lo útil y popular que ha demostrado ser WhatsApp. ¿Acaso resulta descabellado querer cobrar 4 euros en un plazo cinco años por un servicio de mensajería útil y funcional, que se cae en contadas ocasiones?

Por otro lado, no queremos dejar de abordar una cuestión: ¿Hay "trampa" para esquivar de alguna manera el pago anual en Windows Phone, Android, BlackBerry o Nokia, por supuesto sin entrar en piratear? Sí. Tan solo habría que comprar WhatsApp en un iPhone, con un AppleID y un número propio y después iniciar sesión en otro terminal con otro sistema operativo. En ese caso, el 'Información de pago' veremos que aparece un 'De por vida', aunque estemos usando un Samsung Galaxy Note II con Android, como el que ha servido para ilustrar este artículo. Además, adjuntamos otra captura de otro número en el que la licencia está a punto de caducar