Hace 20 años, Amazon vendía su primer libro, creaba
su primera tienda de libros online y pasaba a convertirse en una
altamente rentable superpotencia de internet. El miércoles celebró el
aniversario con el Amazon Prime Day, 24 horas de ofertas especiales.
Bueno,
en realidad borren ese primer párrafo: casi todo lo que dice es
impreciso. ¿Qué cumpleaños? Tres meses antes Amazon ya había probado sus
sistemas y en abril de 1995 había vendido un trabajo académico de un
científico que versaba sobre inteligencia artificial. Y además no era la
primera tienda de libros online, ya que el año anterior un británico
llamado Darryl Mattocks, vendió un primer libro de su Librería de
Internet, una empresa pronto eclipsada por Amazon.
Amazon Prime
Day es una inteligente idea de marketing, pero no estará a la escala del
Black Friday o el Single Day de China. También es improbable que dé un
gran impulso a la ventas de la empresa. Y llegamos así a la mayor
falsedad del primer párrafo: Amazon es sin duda una potencia de Internet
pero definitivamente no es "altamente rentable".
De hecho, su
historia es una de desprecio descarado por lo que puede considerarse la
primera regla del capitalismo, es decir, que una compañía consiga las
máximas ganancias para sus accionistas. A lo largo de su historia,
Amazon ha visto cómo sus ingresos escalaban pero sus beneficios caían inexorablemente, acercándose a cero o incluso cayendo por debajo de ese umbral.
Ingresos y pérdidas
El
año pasado sus ingresos fueron de US$ 88.000 millones, pero supusieron
unas pérdidas de US$ 240 millones. No es que Amazon no haya hecho
dinero: primero con la venta de libros, después de otro tipo de bienes y
finalmente sirviendo de plataforma para que otras empresas vendan sus
productos.
Lo que sucede, sin embargo, es que se ha empleado en gastos de
capital de la firma, dirigido sobre todo a mejorar la infraestructura de
las entregas, verdadero corazón de su negocio. Todo esto significa que
ha sido capaz de satisfacer los deseos de los consumidores cada vez con
mayor diligencia.
Y tiene innovaciones como
el botón Amazon para comprar sin necesidad de una computadora o teléfono,
el altavoz Echo, que es un asistente que resuelve dudas y te ayuda a comprar hablándole, y su plan de
servir los pedidos con drones.
Un
servicio más rápido significa que los compradores graviten en torno a
Amazon en cualquier mercado en el que entre, generando nuevos ingresos
que a su vez se emplean en nuevas conquistas en lugar de llegar a los
accionistas.
En los últimos años, la liquidez de la empresa se ha dirigido a un nuevo negocio,
un servicio de computación y almacenamiento en la nube llamado AWS.
Ahora está generando importantes ingresos -y para sorpresa de muchos,
resulta ser rentable- aunque una vez más es probable que el superávit
sea dirigido hacia un mayor crecimiento.
Los inversores, a dieta
Ahora
los inversores parecen aceptar esta dieta que promete que podrán comer
el pastel mañana, aunque nunca acaba llegando. Pero en la primera década
de su compañía, el fundador de Amazon, Jeff Bezos, tuvo que desafiar el
mercado, negándose a cambiar de rumbo cuando Wall Street decía que el
negocio se dirigía a la quiebra.
Bezos se alinea así junto a figuras como Bill Gates o Steve Jobs, no
sólo en la longevidad sino en su férrea determinación para perseguir sus
objetivos a su manera, no importa lo que los críticos o la sabiduría
convencional puedan decir. Aunque se muestre amable, no parece
importarle hacer enemigos.
La empresa tampoco está exenta de polémicas
por los pocos impuestos que paga
o los intentos de boicot de consumidores para salvar a las librerías
independientes. Pero parece que hay pocas cosas que puedan detener la
imparable expansión del gigante de Seattle.
Aunque no todo lo que
toque se haga oro (ahí está el escaso éxito de su teléfono Fire Phone o
la batalla costosa que tiene con Netflix por su servicio Primer Instant
Video), la idea de Bezos se ha cumplido con creces de momento.
Es
difícil imaginar que Amazon no estará presente en nuestras vidas dentro
de 20 años y, quién sabe, puede que para entonces consiga importantes
beneficios e, incluso, pague un montón de impuestos.