Google Francia
paga en Irlanda el grueso de los impuestos que genera su negocio
europeo. Lo mismo ocurre en España y el resto de países. Alemania,
Francia e Italia no están dispuestos a permitirlo por más tiempo. La
Dirección de Finanzas del Ministerio de Hacienda francés ha enviado una
declaración complementaria a Google por los últimos cuatro ejercicios y
reclama al gigante estadounidense 1.000 millones de euros en impuestos
no pagados. La noticia la publica el semanario satírico Le Canard Enchaîné.
Google niega haber recibido ninguna comunicación, y Hacienda se ha
limitado a decir que no puede confirmar ni desmentir la noticia para
guardar el deber de “confidencialidad fiscal”.
El lunes, el presidente francés François Hollande se reunió con el presidente ejecutivo de Google, en el Elíseo, Eric Schmidt, flanqueado por la ministra de Cultura, Aurelie Filipetti, y la viceministra para la Economía Digital, Fleur Pellerin.
Bajo las sonrisas de cortesía flotaba en el ambiente un clima de guerra soterrada, muy similar al que se respira en Berlín y Roma, cuyos Gobiernos también intentan forzar a la empresa estadounidense a que pague sus tributos en los países donde opera en vez de hacerlo en Irlanda, donde tiene su sede europea el consorcio de Mountain View, Irlanda tiene un impuesto de sociedades mucho más bajo (12,5%) que el que rige en el resto de Europa, y ha sido acusado a menudo de dumping –competencia desleal- fisca’.
El Elíseo desmiente que Hollande metiera “presión fiscal” al primer ejecutivo de Google, y matiza que el presidente se limitó a expresar su deseo de que Internet contribuya a “financiar los contenidos en cada territorio” donde opera, y que también exhortó a Schmidt a negociar con los editores de la prensa francesa para llegar a un acuerdo “antes de fin de año”.
Hollande advirtió a Schmidt que, si en dos meses Google no alcanza un pacto con las asociaciones de editores, el Gobierno aprobará una ley para regular la actividad empresarial y la fiscalidad de las empresas de Internet.
Google se ha defendido diciendo que su página de Noticias, que enlaza a las informaciones de los distintos periódicos franceses, no tiene publicidad, y afirmando que de hecho no contrata a agentes comerciales en Francia. El motor de búsqueda sostiene que sus actividades comerciales –la gestión de sus anunciantes- se hace directamente desde Irlanda.
El problema es que el fisco francés ha descubierto que Google ha publicado ofertas de empleo buscando, precisamente, reclutar agentes comerciales en Francia.
La reclamación de Hacienda parece seria. Según Le Canard Enchaîné, la declaración complementaria formalizada por la Dirección General de Finanzas resume las conclusiones de una investigación llevada a cabo en los últimos meses sobre los llamados "precios de transferencia" entre la filial francesa del buscador y el consorcio domiciliado en Irlanda.
Durante los cuatro años objeto de las pesquisas, Google obtuvo entre 1.250 y 1.400 millones de euros anuales por su actividad en Francia, pero sólo declaró 138 millones y únicamente pagó cinco millones a cuenta del impuesto de sociedades, según el semanario.
La filial francesa de Google ha afirmado que seguirá cooperando con las autoridades francesas como ha venido haciendo hasta ahora, y ha añadido que respeta la legislación de todos los países donde está presente, así como las reglas europeas.
En Estados Unidos, la compañía de Mountain View se enfrenta a una investigación similar, ya que los beneficios tampoco cotizan en su país de origen. Los agudos asesores fiscales de Google son admirados por sus técnicas de “optimización fiscal”.
El lunes, el presidente francés François Hollande se reunió con el presidente ejecutivo de Google, en el Elíseo, Eric Schmidt, flanqueado por la ministra de Cultura, Aurelie Filipetti, y la viceministra para la Economía Digital, Fleur Pellerin.
Bajo las sonrisas de cortesía flotaba en el ambiente un clima de guerra soterrada, muy similar al que se respira en Berlín y Roma, cuyos Gobiernos también intentan forzar a la empresa estadounidense a que pague sus tributos en los países donde opera en vez de hacerlo en Irlanda, donde tiene su sede europea el consorcio de Mountain View, Irlanda tiene un impuesto de sociedades mucho más bajo (12,5%) que el que rige en el resto de Europa, y ha sido acusado a menudo de dumping –competencia desleal- fisca’.
El Elíseo desmiente que Hollande metiera “presión fiscal” al primer ejecutivo de Google, y matiza que el presidente se limitó a expresar su deseo de que Internet contribuya a “financiar los contenidos en cada territorio” donde opera, y que también exhortó a Schmidt a negociar con los editores de la prensa francesa para llegar a un acuerdo “antes de fin de año”.
Hollande advirtió a Schmidt que, si en dos meses Google no alcanza un pacto con las asociaciones de editores, el Gobierno aprobará una ley para regular la actividad empresarial y la fiscalidad de las empresas de Internet.
Google se ha defendido diciendo que su página de Noticias, que enlaza a las informaciones de los distintos periódicos franceses, no tiene publicidad, y afirmando que de hecho no contrata a agentes comerciales en Francia. El motor de búsqueda sostiene que sus actividades comerciales –la gestión de sus anunciantes- se hace directamente desde Irlanda.
El problema es que el fisco francés ha descubierto que Google ha publicado ofertas de empleo buscando, precisamente, reclutar agentes comerciales en Francia.
La reclamación de Hacienda parece seria. Según Le Canard Enchaîné, la declaración complementaria formalizada por la Dirección General de Finanzas resume las conclusiones de una investigación llevada a cabo en los últimos meses sobre los llamados "precios de transferencia" entre la filial francesa del buscador y el consorcio domiciliado en Irlanda.
Durante los cuatro años objeto de las pesquisas, Google obtuvo entre 1.250 y 1.400 millones de euros anuales por su actividad en Francia, pero sólo declaró 138 millones y únicamente pagó cinco millones a cuenta del impuesto de sociedades, según el semanario.
Paraíso fiscal
El resto del dinero viajó, a través de una serie de complicados montajes financieros, hasta Irlanda, y desde allí fue transferido hasta las islas Bermudas –un conocido paraíso fiscal- mediante una sociedad intermediaria en Holanda, de acuerdo con la información del semanario francés.La filial francesa de Google ha afirmado que seguirá cooperando con las autoridades francesas como ha venido haciendo hasta ahora, y ha añadido que respeta la legislación de todos los países donde está presente, así como las reglas europeas.
En Estados Unidos, la compañía de Mountain View se enfrenta a una investigación similar, ya que los beneficios tampoco cotizan en su país de origen. Los agudos asesores fiscales de Google son admirados por sus técnicas de “optimización fiscal”.