Hace tres años el alcalde de Alcorcón, un
ayuntamiento del área metropolitana de Madrid, la capital de España, se
embarcó en un proyecto muy ambicioso.
El equivalente a US$124 millones iban a ser
invertido en un centro de las artes y la cultura de rango mundial, con
nueve edificios, tres niveles subterráneos e, incluso, un circo.Pero la idea no funcionó.
El área donde se desarrollaba el proyecto muestra ahora un espectáculo lamentable.
Edificios futuristas a medio terminar están cubiertos de graffiti tras una valla de hierro.
Un proyecto que estaba destinado a poner la zona en el mapa, por razones loables, terminó convirtiéndola en un símbolo del gasto regional excesivo en España.
Muchas comunidades autónomas deben miles de millones de euros, en parte debido a que algunos políticos locales construyeron desde aeropuertos hasta las piscinas durante los tiempos de bonanza.
Algunos de esos proyectos ahora se encuentran sin terminar, vacíos o inactivos. Otros se completaron según lo previsto.
Sin embargo, muchos de ellos tiene algo en común: han dejado grandes agujeros en las finanzas públicas locales.
Un ejemplo es la Ciudad de las Artes y las Ciencias, inaugurada en Valencia, en el este de España, en 1998. La iniciativa cultural se terminó, está plenamente operativa y es impresionante.
Sin embargo, su déficit presupuestario sigue siendo de unos US$745, y medios locales que afirman que los costos se duplicaron a casi US$1.615 millones.
Agujero negro
Alcorcón, en las afueras de Madrid, tiene nuevo alcalde desde hace un año.David Pérez García está a cargo de la ciudad, donde viven unas 180.000 personas.
Él dice que los honorarios legales y los costos fuera de control pueden haber disparado el precio final del centro de las artes y la cultura hasta los US$211 millones.
Eso, afirma Pérez, ha consumido todos los recursos de la ciudad, la cual ha quedado con US$760 millones de deudas.
Ni las facturas de electricidad pueden ser pagadas en la municipalidad, de acuerdo con el alcalde.
Todo el dinero se lo engulle un sólo edificio.
Si lo tiene mi vecino...
De acuerdo con Llàtzer Moix, autor del libro "Arquitectura Milagrosa", el éxito del Museo Guggenheim de Bilbao, en el País Vasco, que atrae a casi un millón de visitantes cada año, dio a otras ciudades españolas una "envidia cultural".Creó una especie de mentalidad de "mi vecino tiene esa instalación nueva y maravillosa, así que quiero una como la suyo, o probablemente incluso mejor".
Al igual que los grandes proyectos culturales, la infraestructura de transporte en España creció exponencialmente durante los años del auge.
La construcción de un nuevo aeropuerto que costó unos US$186 millones en la Comunidad Autónoma de Valencia terminó en marzo del año pasado.
Pero ni un solo avión ha aterrizado en su pista.
En Ciudad Real, a un corto trayecto en tren de Madrid, hay otro aeropuerto vacío.
"Un aeropuerto en Ciudad Real, ¿para qué?", dice Celestino Suero, Consejero Delegado de C.E. Consulting, una empresa de asesoramiento integral a empresas y profesionales en España.
Proyectos que no funcionan deben cancelarse, insiste Suero, quien pide más control del gobierno central sobre las finanzas de las comunidades autónomas.
Construya ahora, "pague" después
El aumento este año del déficit presupuestario de España hasta del 8,9% del PIB desde el 8,5% del año anterior, se ha atribuido en parte al endeudamiento regional.Como resultado, el gobierno central de Madrid ha puesto un objetivo del 1,5% de déficit presupuestario para todas las comunidades autónomas en el año en curso.
El gobierno también ha dicho que proporcionará préstamos a bajo interés para que los gobiernos regionales puedan pagar sus deudas.
Con esto se espera apaciguar a la Comisión Europea, que recientemente dijo que estaba dispuesta a conceder a España hasta 2014 para situar su déficit público por debajo del 3% del PIB.
Gran parte de la deuda de los gobiernos regionales de España es con pequeñas empresas locales que han realizado obras y no las han cobrado.
Enrique Martín es propietario de Distripaper, una compañía de impresión y relaciones públicas en Alcorcón.
La anterior administración municipal le debía casi US$100.000 por una campaña de marketing.
Debido a que el trabajo no se pagó, la firma tuvo que despedir a cinco de sus 11 empleados.
Martín cree que la idea de construir un centro cultural de las dimensiones del que se planeó en la municipalidad estuvo errada desde el principio.
"Era demasiado grande para una ciudad como la nuestra", dice.
"El costo era demasiado alto".